Amaru /Resumen Latinoamericano, 5 de abril de 2021
Empresa de seguridad encabezada por ex Carabineros llega a prestar servicios a empresarios del sur de Chile. Se especializan en operaciones tácticas y de inteligencia. Además del numeroso destacamento de guardias de choque, poseen un equipamiento tecnológico de avanzada, similar al utilizado por la policía y militares.
VIP Seguridad es el nombre de la empresa privada que está ofreciendo sus servicios a grandes empresas que operan en la Araucanía, además de las regiones del Biobío, Los Lagos y Aysén.
Su llegada a la zona responde a la creciente demanda del empresariado por seguridad, para intentar contener la agudización de los procesos de recuperación territorial por parte de un gran número de comunidades mapuche y, al mismo tiempo, frenar la protesta en contra de grandes proyectos que atentan contra el medioambiente, tal como hidroeléctricas y forestales, entre otras.
Esta policía privada de la patronal, que en su mayoría la componen ex miembros de las Fuerzas Armadas y de Orden, está encabezada por Ralph Wladdimiro, quien es su gerente general. Este personaje es un oficial de Carabineros en retiro, ex GOPE , que se desempeñó como escolta Presidencial en los tres primeros gobiernos de la ex Concertación (Aylwin, Frei y Lagos). Su pergamino represivo destaca que recibió entrenamiento en Estados Unidos, nada menos que en el Departamento de Estado de aquel país, un currículum que incluye técnicas de Protección de Personas Importantes (escolta), análisis, control y combate de guerrillas con mención en neutralización y desactivación de explosivos.
Lo secunda en el emprendimiento, el Gerente de Operaciones, Paulo Bustos, ex oficial de Carabineros (GOPE), experto en Seguridad y Operaciones Especiales, con servicio en Bosnia & Herzegovina, Kosovo, Albania y Entrenamiento Táctico en Iraq.
Pero el negocio de la seguridad no es nuevo en el país. Generalmente estas empresas son de propiedad de ex carabineros y militares (incluidos ex CNI), que encontraron un nicho creciente en la demanda de guardias privados para empresas del ámbito comercial y que experimentaron un crecimiento sostenido desde la rebelión del 18 de octubre de 2019. Lo novedoso y a la vez peligroso, es que esta empresa es la primera en entrar al rubro de la represión e inteligencia desde el mundo privado (por lo menos legal y abiertamente), convirtiéndose en una especie de policía privada con atribuciones que antes sólo eran de competencia de las policías.
VIP Seguridad fue creada hace 10 años y ofrece servicios especializados para la seguridad pública y privada. Su oferta – además de personal de seguridad táctico – se centra en actividades propias de la “inteligencia policial”, como análisis y monitoreo de personas, actividades y redes sociales (que ellos denominan inteligencia social). Para tal efecto, cuenta con drones, helicópteros y tecnología electrónica de punta.
Se iniciaron prestando servicios a la gran minería del norte del país, luego ampliaron su giro a guardias tácticos para el negocio del retail, con personal distinto a los guardias comunes, equipados y capacitados a la usanza de las ex Fuerzas Especiales de Carabineros, hoy rebautizadas como unidades de Control de Orden Público (COP). En sus operaciones también incluyen perros amaestrados para el ataque, entre otros recursos. Así define su Gerente General, Ralph Wladdimiro, el servicio que presta su personal:
“Los guardias tácticos es un servicio innovador que ofrecemos, que sacamos al mercado justo cuando ocurrió el estallido social. Se trata de personal de seguridad que están por sobre los guardias normales, que tienen más capacidades, más entrenamiento y, además, con un equipamiento específico, pueden cumplir funciones donde el guardia convencional no actúa”.
En cuanto a su oferta en el delicado trabajo de inteligencia, su Gerente General señala:
“Hay muchas fuentes de información abiertas y que son útiles, en la medida en que se analizan con un objetivo. Las redes sociales en nuestro país hablan y dicen muchas cosas. Por ejemplo, cuando se convoca a una marcha o a otras acciones, el analizar esas redes permite poder estar prevenidos. Así, se le entrega servicio de contención al cliente, si se requiere”.
En el mismo tenor, declara el uso de elementos tecnológicos sofisticados: “El dron es un elemento tecnológico que para nosotros fue innovador hace unos años, cuando algunos clientes nos hicieron determinados requerimientos. Por ejemplo, en sectores de minería o de generación de energía, requerían hacer seguimiento a sus líneas de transmisión para evitar que fuesen susceptibles a algún delito o daño, y les ofrecimos estos equipos que vuelan en determinados horarios y se hace toda la revisión online”.
Sus capacidades son equivalentes a las que poseen las distintas policías, tal como drones equipados con cámaras infrarrojas, térmicas, lectura de patentes de vehículo e incluso detección de rostros.
Al parecer el negocio está en marcha y abre un nuevo ciclo represivo, esta vez legalizado y no en las penumbras como se manejaba hasta hoy. La policía privada llegó para quedarse, otro signo de esta especie de nueva dictadura del siglo XXI.
FUENTE: Diario Venceremos