Una vasta red de ONG ha sido desplegada en las últimas décadas en todo el planeta, muchas de ellas bajo la directa influencia de las fundaciones de George Soros, no sólo para imponer relatos que sirvan a las mediocracias locales e intereses foráneos en un país, sino incluso para influir en las leyes que operan en las estructuras judiciales de las democracias representativas.
En Venezuela, la organización no gubernamental más mediatizada, con la tinta afilada para crear expedientes, es el Programa Venezolano de Educación-Acción, mejor conocida por sus siglas Provea. Desde Misión Verdad se ha denunciado suficientemente las acciones de esta ONG tanto a lo interno como internacionalmente.
¿Cuáles son sus intenciones, disfrazadas de filantropía en su versión de pajaritos preñados? Habría que conocer al personaje en cuestión.
Quién es George Soros
Resaltaremos algunos aspectos del perfil de Soros para dar paso a su prontuario.
Húngaro de nacimiento, y nacido con el nombre Gyorgy Schwartz, vivió hasta la adolescencia en este país de Europa, con la «dicha» de que la Wehrmacht invadiera Hungría en 1944 para colaborar con los nazis, entregando judíos para trasladarlos a los campos de concentración, ayudar a robarlos y catalogar sus propiedades. Contaba tan sólo con 14 años.
Luego de la victoria soviética contra los nazis en 1945, Soros fue a Londres para cursar estudios de Economía a mediados de la década de 1950. Allí conoció al filósofo Karl Popper, quien influiría en su visión libertariana de la política para rellenar el vacío teórico de sus ambiciones financieras. Entró en acción con el banco Singer & Friedlander de Londres, y luego se mudó a Estados Unidos para trabajar con F.M. Mayer de Nueva York. Luego hizo su jugada maestra financiera con su propia fundación especulativa, Quantum Fund, que sigue siendo su principal vía de operación, pero que sirvió sobre todo para quebrar la libra esterlina y así Soros llevarse su primer billón debido a la aplicación de su máxima:
«Encuentra una tendencia cuya premisa sea falsa, y apuesta tu dinero contra ella».
El despliegue de sus ONG va en consonancia con sus ambiciones de expansión financiera, por lo que ha basado su proyecto en conceptos de sociedad y economía en lo pregonado por Popper, odas a las democracias representativas por su capacidad para desarrollarse hasta el mínimo de Estado y el máximo de mercado.
En 1993 fundó el Open Society Institute, cuyó sistema de financiamientos pasó a ser una estructura global y denominarse Open Society Foundations. La sociedad abierta (open society) tomó forma de movimiento financiero, y detrás de la cortina se ha estado moviendo lobbys de bancos y fondos de inversiones con sus instituciones que los legalizan: el FMI y el Banco Mundial bajo las órdenes de Washington y Wall Street. A fin de cuentas es miembro del Carlyle Group, un cartel de ricos que quieren hacerse más ricos.
El concepto open society
El mismo Soros ha escrito y publicado un libro en el año 2000 llamado Open Society: Reforming Global Capitalism, donde habla sobre las sociedades abiertas que fomenta con el movimiento oenegero. La sociedad abierta «tiene el gran mérito de asegurar la libertad de pensamiento y de expresión dándole amplio espectro a la experimentación y la creatividad». Se refiere, por supuesto, a aquellas sociedades en las que la penetración capitalista ha sido sin mayores fisuras ni resistencias en ciertos territorios, en las que las condiciones ideales están sujetas a lo que los tecnócratas llaman «libre mercado».
Soros sugiere que «los Estados Unidos, la Unión Europea, y muchas otras partes del mundo se acercan a clasificarse de sociedades abiertas». Es más, «los conceptos de sociedad abierta y economía de mercado están íntimamente conectados, y el capitalismo global nos ha brindado lo más cercano a una sociedad global abierta». La sociedad abierta ideal «está abierta al cambio y al mejoramiento». En pocas palabras, el turbocapitalismo financiero como dogma de fe.
Las ONGs que financia a través de su fundación serían los pilares políticos y jurídicos para aplacar cierto «fundamentalismo de mercado», como él mismo lo llama. La democracia sin Estado proteccionista sería una imagen para crear «las leyes e instituciones que fueran necesarias para la coexistencia de la plétora de individuos y la multiplicidad de comunidades, podría arribar una sociedad global».
Aparte de todos los escollos que trae consigo la invasión capitalista en un territorio «virgen», destinado exclusivamente a la extracción de materia prima como los países latinoamericanos o de semifeudos industrializados como las naciones de Europa del Este, que los conocemos bien, la retórica propagada en aquellas zonas infectadas de ONGs con cheques de Open Society Foundations es que el pueblo de Soros tiene esta «ética» del mal Estado contra el buen civismo, y la separación de poderes, típicos espejitos ideológicos de los defensores de la democracia representativa, o de lo que queda de ella en el mundo.
Una sociedad que incluya individuos sin escrúpulos, abiertos al mercado (controlado por corporaciones y bancos anglosajones, nada que ver con los Brics u otras alternativas) y con el culturicidio de pueblos y regiones enteras detrás como paisaje roto. Esa es la imagen real de la sociedad abierta.
El alcance estructural de las ONG financiadas por Open Society
No por casualidad Putin expulsó de suelo ruso a la fundación de Soros en 2003. Debido a que la meta del especulador serial es la de «fortalecer una sociedad global abierta», que para eso tiene sus organizaciones estrellas International Crisis Group, un think-tank reconocido por sus informes sobre situaciones límite y de caos en zonas de guerra, y Human Rights Watch, el hermano mayor de Provea.
Dice Soros que las sociedades tienen que homologarse a una única mundial, «tiene que ser global en su alcance y tiene que ser capaz de tener impacto en cómo los gobiernos y las instituciones internacionales se conducen a sí mismos». El beneficio, por supuesto, no va hacia el 99% de la población, sino a los pocos restantes.
Open Society, un grupo de fundaciones y organizaciones autónomas en más de 50 países, es el antecedente institucional de las «ayudas» de Soros por tratar de implosionar los antiguos países soviéticos y de Europa del Este (Hungría, Checoslovaquia, Polonia), y cuyas ONG se incrustarían en países como Letonia y Georgia, como relata el investigador Phil Butler, donde las fundaciones de Soros «operan como cualquier fondo de inversiones de Soros. Blanco, inversión, y reunir más inversores, para controlar hasta que el proyecto madure».
La revolución de color en Macedonia, los intentos de instaurar una Ucrania nazi para invadir por debajo de la mesa a la Rusia de Putin, e incluso el uso de ONG ‑con que Soros sostiene grandes negocios, cuyo pilar es Natural Resoruce Governance Institute– para detener la construcción de oleoductos y represas que convienen a China y Myanmar y no a sus inversores, son algunos ejemplos históricos en curso de cómo operan las organizaciones no gubernamentales con esta visión de la sociedad abierta.
Luego de que Soros donara una millonada a Human Rights Watch, esta institución buscó judicializar a nivel internacional al Coronel Gaddafi, así como lo hizo con Milosevic por «crímenes de guerra» y «crímenes contra la humanidad» por el caso Kosovo. Una amplia campaña fue desplegada y ambos países, Libia y Yugoslavia, fueron minadas y bombardeadas por la OTAN.
Open Society tiene un proyecto común para Latinoamérica y el Caribe, con una oficina única en Brasil a cargo de coordinar el despliegue de sus ONG en toda la región. El objetivo se afinca en la neoliberalización desde el Cabo de San Román hasta la Tierra del Fuego con las inserciones financieras de Soros: una sociedad abierta a los bolsillos de los financistas del caos mundial. No en balde el «venezolano» Moisés Naím, un fascista globalizado, quien pregona el «fin del poder» como eufemismo para nombrar la inserción globalista en todo el planeta, forma parte de la directiva internacional.
Por lo que la balcanización del mundo es un leit motiv para Soros. Por eso su alianza demostrada con la CIA para desestabilizar Europa, envuelto en la denominada «crisis de refugiados». Junto a sus think-tanks, con el concepto de «fronteras abiertas» bajo el brazo, Soros ha sido financista del Plan Merkel para el problema de migración que enfrenta Europa desde hace años.
Soros, ante la grave decadencia del mundo financiero, da patadas de ahogado y redefine sus políticas en pro del caos, allí donde se siente seguro para generar más ganancias, y apoyado por estas ONG que él mismo las define desde sus movimientos financieros. A fin de cuentas, es un especulador con bolsillo holgado, un manipulador de monedas falsas.
Fuente: Insurgente
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