Por Miriam Muñiz Varela*, Resumen Latinoamericano, 9 de abril de 2021.
“Tenemos detrás de nosotros un siglo que nos permite afirmar que la guerra y el fascismo son las fuerzas políticas y económicas necesarias para la conversión de la acumulación de capital, algo que no era obvio en la época de Marx. Sin la guerra civil y el fascismo, sin la “destrucción creativa”, no hay reconversión de dispositivos económicos, jurídicos, estatales y gubernamentales. Desde 2008, hemos entrado en una nueva secuencia de este tipo”. –Mauricio Lazzarato [1] El domingo 28 de junio de 2015 el Gobernador de Puerto Rico Alejandro Garcia Padilla en una entrevista al New York Times declaraba: Puerto Rico se encuentra en una espiral de muerte, la deuda es impagable”, no es un asunto de política sino de matemática.[2]
Empiezo citando a García Padilla porque no creo que sea sospechosa la cercanía de lo que aquí voy a plantear. Veamos.
Al rechazar el Tribunal Supremo de Estados Unidos la aprobación de la ley de quiebra criolla, el reclamo se dirigió al Congreso de Estados Unidos para que el Tesoro rescatara a Puerto Rico. Sin embargo, aunque pudo hacerlo, en los planes de la metrópoli no estaba salvarnos. Sucedió todo lo contrario, el Congreso aprobó la ley PROMESA[3] e impuso una Junta de Control Fiscal que, a cambio de detener las demandas legales con la declaración de quiebra en 2017 (por $74 mil millones, la mayor bancarrota municipal de EE.UU.)[4] , les aseguraba a los acreedores mejores acuerdos para el cobro de la deuda. El ejemplo de esto es COFINA (Corporación del Fondo de Interés Apremiante), un acuerdo que atado al IVU prolongaría la deuda por 40 años y que en muy corto tiempo el pago alcanzaría $1,000 millones del presupuesto del país. Razón por la cual algunos ya anuncian una segunda bancarrota.
El gran negocio de usura legal permitió que unos bonos que se compraron en su variante chatarra por 0.35 centavos, con este acuerdo el pueblo de Puerto Rico les pagará el mismo bono a 0.93 centavos de dólar. Bastarían estos ejemplos para desenmascarar lo que quieren decir cuando recurren a la frase: “salvar la economía”[5]. La misión de PROMESA y la Junta, no es solo asegurarse del pago de la deuda a los acreedores, sino que tiene incorporado un motor expreso (no tienen que dar cuenta a nadie y gozan de impunidad) para llevar a buen término la agenda de recortes y medidas de austeridad contra el bienestar de la población y que el credo neoliberal viene cumpliendo desde hace varias décadas en Puerto Rico[6]. Con las cuales, y es de conocimiento general, se ha generado una sociedad caracterizada por una extrema desigualdad, ocupando el tercer lugar a nivel mundial.
Es oportuno recordar que el economista Tomas Piketty, en sus difundidos libros, ha demostrado que la desigualdad social es como el ADN del capitalismo y que ha acompañado toda su historia y señala como base de esa desigualdad a las formas de la propiedad privada que lo acompaña[7]. Si esto siempre ha sido así pues solo cabría enfatizar que el neoliberalismo, que impone la desregulación, flexibilización y privatización que se implantan con las crisis desde la década del setenta, sirve para llevarla a su mayor extremo. Se trata desde hace casi medio siglo de eficaces mecanismos para el traspaso cada vez mayor a manos privadas de la riqueza común, a la vez que propulsan el ataque a la sociedad, sus derechos e instituciones, especialmente las que aseguraban garantías sociales heredadas del “nuevo trato keynesiano”.
En el inicio del nuevo siglo el diseño económico neoliberal ya dejaba el saldo de una clase media empobrecida, la precariedad generalizada y la expulsión de la población del país[8]. El que cerca de la mitad de los hogares de la Isla se registren bajo el nivel de pobreza, no era suficiente para verla cercana. Podríamos seguir hablando de la crisis, de la economía y sus retos y nada de eso los toca. Podríamos apostar que ni la producción, ni el crecimiento, ni el trabajo, ni la productividad, como lenguaje propio de los expertos para enfrentar los retos económicos tienen mucho que ver con la vida que realmente se vive en esos hogares, más podría interesarles las tarifas de Jetblue. Sin embargo, algunos acontecimientos se precipitaron e hicieron visible esa desigualdad, entre un Puerto Rico muy rico y arropado en lujos y otro pobre y sin garantías de servicios básicos. Los huracanes Irma y María en 2017, además de habernos dejado la tristeza de la muerte de más de cuatro mil personas y en medio de la larga y terrible oscuridad que en esos días nos arropó, sacó a flote la corrupción del gobierno y el abandono a que es sometida la mayoría que aquí vive. No olvidemos los escándalos de Whitefish, Cobra.[9] FEMA incluído y el más reciente y leonino contrato de LUMA Energy, que aumentará el volumen del saqueo[10] . Digamos, que a la corrupción hay que añadir la ineficiencia o mejor el desmantelamiento gubernamental y la falta de servicios públicos, que no solo mostró la pobreza a la que está destinada la Isla, sino la alta rentabilidad del capitalismo de catástrofe [11].
Ya no se pueden ocultar los verdaderos dramas y las heridas profundas que atraviesan el tejido social de Puerto Rico. Posteriomente, los terremotos en 2020 y la pandemía del COVID-19 lo hizo todavía más trágico. Nada se había reconstruído, seguían los toldos azules, y las escuelas, entre las destruídas, las vendidas y eliminadas, dejaban al descubierto el poco aprecio por la educación en un país que ya de por sí la tenía segregada… la pública es para los pobres[12].
Finalmente, el COVID-19 nos mostró, y no solo a nosotros, la carencia de un sistema de salud. Este se había privatizado y habían florecido las aseguradoras millonarias. Ahora bajo la pandemia, el gobierno con dinero suficiente para posibilitar fraudes y corruptelas. Ahí está la estafa de las pruebas del COVID-19, la realizada y la descubierta, y hasta ahora sin consecuencias. La agenda neoliberal ya tenía un amplio recorrido desmantelando el gobierno, limitando derechos salariales y sociales, privatizando infraestructura y servicios públicos, y continuó con el ataque de la educación pública superior recortando el presupuesto de la UPR, además de la amenaza a la reducción de las pensiones. Todos ajustes que entran en el discurso bajo la lógica dineraria de pagar la deuda[13]. Esta síntesis breve pero dramática permite la apertura a eso que he propuesto como un ajuste gramatical sobre la crisis económica y el capitalismo neoliberal en Puerto Rico.
Volvamos a la cita. Uno podría interpretar como correcta la cita del exgobernador. Y es que, en el neoliberalismo, ni las legislaturas, ni tampoco el ejecutivo, obedecen al pueblo ni al interés social general, sino que sigue las órdenes del capital y la propiedad. Esto se aplica tanto a la Troika en Grecia, como también para el extremo colonial que representa Puerto Rico con la Junta de Control Fiscal. De manera que el mandato de los números se cumplió. Los acreedores propietarios de la deuda tenían el poder, para que lo que se pretendía impagable, se pagara. Pusieron a funcionar a través de la ley PROMESA un comando armado de números, como la Junta, para imponer su racionalidad letal: la deuda o la vida.
El diseño económico neoliberal organiza otros ataques y destrucciones, algunos autores lo han asociado a una guerra social, contra el trabajo, el salario, el Estado y los servicios públicos. Los despidos, las privatizaciones, la reapropiación territoritorial y la expropiación de riquezas colectivas forman parte de su agenda[14]. La Junta siguió con el tratamiento y llevó al extremo la medicina amarga, que unos años antes había sido la receta de Fortuño[15] y que por cierto García Padilla tampoco detuvo, y posteriormente Ricky y Wanda perfeccionarían con variadas corrupciones añadidas.
La situación anterior la he analizado en otros textos, en los que he planteado el dominio de lo económico sobre lo político y he planteado las formas de acumulación que se sostienen a partir del concepto de bioeconomía. Con el cual pretendo recoger no solo las nuevas valoraciones extraídas del trabajo asalariado, sino de la conquista de todas las capacidades de la vida, a las que se dedican las innovaciones tecno-orgánicas y psico-técnicas. Las nuevas implantaciones biotecnológicas, informáticas y comunicacionales realizan una de las mayores mutaciones del capitalismo, que no es otra que la que lo ubican en completo dominio y mercantilización sobre la vida, tanto por la hegemonía del capital financiero como por las grandes corporaciones globales, sobre todo las norteamericanas, como lo son las pharmas y las tecnodigitales[16] . De modo, que uno podría repetir “¡es la economía, estúpido!”, sino fuera porque sería la aceptación de la infamia de un sistema económico que no está ahí para cuidar la vida a menos que no sea por la vía farmacológica de ganancias. Para explicarlo, he planteado que su operar se da al modo del fármacon, lo que te cura también te mata. De ahí que no solo se destaque el poder de creación e innovación, que está muy claro en las últimas cuatro décadas sino también la destrucción que genera. Se trata de una manera de la necroeconomía, que también se beneficia de las catástrofes, las desgracias, los desastres, las emergencias, y por supuesto las guerras[17].
Los estados de emergencia que se decretan con las crisis son también aprovechados por un tipo de capital, de corporaciones y organizaciones, con lucro o sin lucro, que están, como los buitres, al acecho de su presa. Se ha acuñado por la teórica y ecologista Naomi Klein, el término capitalismo de catástrofe, para designar a ese que obtiene sus ganancias extraodinarias a partir de agenciarse parte del botín que viene con los fondos de reconstrucción. Puerto Rico es un caso de libro donde se despliega el capitalismo de catástrofe. Los exhibit son abultados desde el huracán María, los terremotos y el COVID-19[18]. Aquí, hasta el gobernador, cuando era candidato mencionaba cada vez que podía y con mucho entusiasmo, la enorme cantidad de dinero (se hablaba de $80 mil millones) que se esperaba y lo importante que sería para la economía. Curiosamente, muchas de las determinaciones de la Junta a favor de los acreedores, en sus planes de acuerdos para el pago de la deuda, se cobijan en esa promesa billonaria, para la reconstrucción, y que sin embargo no se ha cumpido.[19] Tampoco debemos olvidar, que bajo esas expectativas se manejaron turbias contrataciones y posibles fraudes con apropiaciones millonarias, por personajes de la clientela político partidista que apostaban por quedarse con una buena parte del pastel.
Ahora bien, si asociamos el presente y el futuro de Puerto Rico con una “espiral de muerte”, como en la frase citada, no solo basta con recurrir al dominio de los números por los propietarios de la deuda. Se requiere ir al origen violento de las medidas neoliberales que se impusieron desde la década del setenta con su fase primera de experimentación en el Chile de Pinochet y que continúa con las expropiaciones, destrucciones que la violencia de la economía ejecuta sobre la vida.
Mauricio Lazzarato, en su más reciente libro El capital odia a todo el Mundo, citado en el epígrafe, señala y lo parafraseo, que una tradición de análisis asociada con Michel Foucault en la cual se describía al neoliberalismo con una racionalidad organizada como gubermentalidad, a un asalariado tansformado en capital humano y al surgimiento del empresario de sí mismo, “había ignorado por completo la genealogía oscura, sucia y violenta del neoliberalismo, donde los torturadores militares se codean con los delincuentes de la teoría económica”[20].
Nos recuerda Lazzarato, que fue en Chile donde se ensayó por primera vez las políticas económicas neoliberales construídas sobre los muertos y atrocidades en el derrocamiento del presidente legítimo Salvador Allende, pero con el beneplacito de Milton Friedman y de Friedrich Hayek, ambos exponentes prominentes del neoliberalismo. Se trataba de asegurar por medios violentos el poder económico, cito a Lazzarato: “hacer que alguien detentara el poder absoluto para impedir o limitar cualquier otro poder alternativo en el futuro”[21]. No parece desacertado ver algunas de las manifestaciones de ese objetivo en las tendencias fascistas mostradas por el expresidente Donald Trump y sus seguidores.
Los economistas neoliberales gozaron de condiciones ideales con el gobierno de los militares chilenos y trataron de replicar en otros lugares las reducciones masivas de los salarios, recortes del gasto social, y la puesta en marcha de la privatización de la educación, la salud, las jubilaciones, entre muchas otras. Estas políticas fueron inmediatamente reconocidas y adoptadas por el Banco Mundial con el nombre aséptico de “ajustes estructurales” y se le impusieron al mundo como receta para la crisis. Algunas de esas instituciones reconocieron las consecuencias nefastas que tuvo su aplicación en Europa después de la crisis financiera del 2008. No hay nada más que girar la mirada hacia Puerto Rico para corroborar como el neoliberalismo y la destrucción de la vida social sigue aquí su camino trazado, sin importar que esas medidas no hayan funcionado.
Mirado en una perspectiva histórica el tiempo transcurrido entre la crisis del petróleo de 1973 y la caída del Muro de Berlín en 1989, año en que se da a conocer el documento que será bautizado como el Consenso de Washington, considerado uno de los manifiestos del neoliberalismo, constituye un periodo crucial. Esto es así no solo porque se van a dar las transformaciones del capitalismo que venimos destacando y que surgen a partir de esta crisis, sino porque es el período en que la matriz de las relaciones entre economía, politica y sociedad, se rearticula a nivel planetario. En el libro Adiós a la Economía del 2013 ya sosteníamos que era la economía la que dominaba la dinámica social y secuestraba la dialéctica política tradicional, sometiéndola a la hegemonía del capital financiero. El énfasis lo poníamos, en describir cómo el poder bioeconómico reemplazaba al biopolítico foucaultiano. Ese debate, en el que no me extenderé aquí, proponía el dominio del capital financiero sobre la vida y el papel que juega la deuda, en una matriz de dominio económico en las formas del poder neoliberal. No es desacertado señalar que estos cambios, que ya advertía, han ido registrándose e incorporándose en los análisis de mayor actualidad, como es el que realiza Lazzarato en el libro antes citado, por lo que la continuidad del debate parece no estar agotada[22].
A este relato histórico habría que añadirle otras dimensiones a partir de la crisis financiera desatada por la caida de Lehman Brothers (2008). Se abre el período, en que no sólo se muestran con mayor crudeza los efectos de expropiación, exclusiones y explotaciones, sino que éste ya no puede invisibilizar que forma parte de una matriz global de poder colonial racista, sexista, clasista, que el sociólogo Anibal Quijano nos había adelantado[23]. Además, es también el período donde aparecen múltiples movilizaciones sociales en distintas ciudades del mundo. Desde la Primavera Árabe y el Occupy Wall Street de 2011, pasando por los Indignados de España en 2015. En 2019 estas manifestaciones tienen un recorrido más amplio que incluye a Puerto Rico, (Verano del 19), pero también Chile, Ecuador, Perú, Irak, Hong Kong, Francia y, terminando el 2020, con las amplias manifestaciones contra el machismo y el racismo en Estados Unidos, como fueron las movilizaciones del MeToo y las del Black Lives Matter.
Lo anterior me lleva a preguntar ¿es qué después de transcurridas dos décadas del siglo XXI, las nuevas generaciones aceptarán estas miserias y violencias y no se cuestionarán este particular modo de producción y de vida? Quisiera pensar que las señales del fracaso y ruinas del neoliberalismo se encuentran por todas partes. No podemos normalizar, como hubiera querido Margaret Thatcher que esta economía nos colonizara el corazón y el alma. Algo está muy mal en las entrañas del capitalismo mundial y cada vez se hace más evidente. ¿Será posible leer estos procesos como los de la ruina del capitalismo o será solo de su forma particular neoliberal?
La guerra estaba declarada y no es distinta a la que aparece a través de las pantallas, tan reciente como el seis de enero con la casi toma del Capitolio en Washington. Allí la colonialidad capitalista y sus jerarquias raciales y sexuales históricamente dominantes y armadas pretendían, y no parece que cedan frente al avance que habían sostenido los cuatro años de Trump, imponer el derecho a secuestrar y matar[24]. Ya no se oculta la violencia fascista que está puesta en este tiempo que parece también querer secuestrar el futuro. De esta cancelación del futuro se alimenta la deuda y el crecimiento de la economía norteamericana. Recuerden que en Estados Unidos crecimiento y endeudamiento van de la mano. Sin embargo, a nosotros nos hacen primero pagarla para después crecer. Algo de locura hay en estos discursos tan circulares y contradictorios pero ventajosos para la propiedad del capital a la vez que nos expropian la riqueza común.
Habría que dirigirse al umbral límite que las políticas neoliberales han impuesto, y que llevan a plantear, ya no solo una crisis permanente del capitalismo sino de su fin. Eso no es nuevo. La idea de que las crisis son parte de la propia dinámica del capitalismo ha formado parte del pensamiento económico. Podemos mencionar, aunque en polos opuestos, a dos de sus exponentes más destacados: Karl Marx y Joseph Schumpeter. Al primero se le asocia con las crisis que por sus propias contradicciones internas lo llevarían a su final. No voy a exponer la complejidad del pensamiento de Marx sobre esas contradicciones, sabemos que la más difundida es la asociada con su fin a partir del cambio tecnológico y su efecto en la caída de la tasa de ganancia. Lo que ha servido para señalar, no solo lo fallido de su pronóstico, sino también, haber alimentado la visión teleológica, lineal y progresiva de la historia. Su determinismo económico generó debates importantes en el seno del marxismo de la década del sesenta y setenta (Althusser y Poulantzas) donde la autonomía de lo político podía advertirse, tanto en la teoría como en la praxis. Sin embargo, estos son otros tiempos, que parecen mostrar el declive de esa instancia. Esa es una reflexión abierta que dejaré aparcada, aunque en ella se nos va la vida.
Solo apuntaré, desde otra lectura y volviendo a Marx, que el capital es una relación social y como tal está sometido a la lucha de clases. Lo cual me hace pensar que esa lucha a la que Marx se refería no puede ser otra que la que imponga la voluntad de lo político sobre lo económico. Aunque ya no restringida esas luchas y conflictos a una visión restrictiva de las clases.
Y es que el neoliberalismo ha sido muy eficaz en subordinar la política a la economía, que a la vez ha servido para describir este tiempo como uno pospolítico. De ahí la importancia de este reclamo: no se puede despolitizar las condiciones violentas y miserables que se imponen desde la economía a las condiciones de la vida humana a nivel planetario. Defender la vida incluye no solo otro modo de producción y reproducción de las condiciones sociales de vida, sino asegurarla también para todas sus formas, no limitada a la humana, de ahí la importancia de atender la emergencia climática que hoy muestra la crisis ecológica global. De manera que restituir la voluntad y el actuar desde “lo político”, en el sentido gramsciano del término, será la vía para cambiar el curso de la destrucción total al que parece estaríamos destinados.
Sin duda, una transformación radical e incluso revolucionaria no puede en el Siglo XXI repetir los contenidos que se ensayaron bajo estos términos de ruptura, en los Siglos XIX y XX. Serán otras las formas y el contenido de esos procesos que hoy no parecen estar en el horizonte, aunque como ya señalamos, las manifestaciones que han recorrido las grandes ciudades del mundo nos obligan a reflexionar y a preguntarnos ¿de qué voluntad política se trata a la hora de querer cambiar la economía? ¿Cómo puede darse continuidad a esas múltiples demandas sociales y nuevas formas democráticas que aparecieron con esos acontecimientos? Es dudoso en este momento ver su expansión como también la continuidad de esos movimientos[25]. Puede ser ilusorio cualquier optimismo, pero tampoco sería adecuado cancelar la voluntad política hacia esa transformación. Pensemos, por ejemplo, en una revolución solar desde la concepción de los bienes comunes para Puerto Rico que, junto al Green New Deal en Estados Unidos, podrían iniciar el camino de otra economía. Tampoco seamos ingenuos, sabemos las astucias que el capital despliega para capturar todo lo que sea valorizable y mercantilizable en contra de lo común. La apropiación de la energía por el capital ha sido es y será parte de la continuidad de la guerra. Esas que también se realizan por otros medios, con el mismo objetivo de asegurar sus ganancias, a costa de la extracción de riquezas colectivas, la depredación del planeta y de la explotación y desigualdad global.
Por otro lado, para finalizar, a Schumpeter le corresponde la explicación de las crisis, esa que se ha institucionalizado, y no es otra, que la de la dinámica de destrucción creativa. Su combinatoria aparece como positiva en ese discurso, ya que una sirve para la expansión mediante la innovación y la otra a deshacerse de lo que falla, o de lo que ya se muestra que no es competitivo.
Por ejemplo, Mervyn King, exgobernador del Banco de Inglaterra concedió una entrevista reciente al periódico español El País, donde señala “las crisis financieras son cada vez más frecuentes. Pero con el Covid quizás pase una cosa buena, que los recursos pasen de sectores y empresas inviables a sectores y empresas con futuro”[26]. De esta manera King parafrasea a Schumpeter y a su “destrucción creativa” mostrando la frialdad del que sabe usar el bisturí. Pero además el importante personaje también anuncia la crisis de endeudamiento que llegará pronto. Y la explica así:
“La deuda global está por encima de los niveles de 2007 y empresas y Estados la han aumentado aún más con la pandemia. Cuando se retiren las muletas del Estado habrá quiebras de empresas, y muy probablemente crisis de deuda soberana en los países emergentes.”
Si seguimos este pronóstico para Puerto Rico, tal parece que lo peor sigue estando por venir. Porque después de la quiebra y los acuerdos nefastos de la Junta, el objetivo es volver al mercado, restablecer la deuda, bajo la promesa del crecimiento. Muy difícil creer en este discurso. La estrategia de esta intervención es desenmascararlo y apelar a esa voluntad política puesta para transformar el orden normalizado de las cosas. Ya sabemos que la economía parece tener un motor autónomo, solo necesita al Tesoro y la Reserva Federal con su dinero fiat, no parece necesitar nada más. Con ello sigue su curso de creación destrucción y no solo le declara la guerra al trabajo sino a la vida[27]. Y aunque todas están amenazadas como en la actual crisis ecológica y epidemiológica, sabemos que hay unas que son prescindibles, más proximas a la enfermedad y a la muerte. Esas ya vienen marcadas por la matríz global de poder colonial, racista, sexista y clasista. Puerto Rico sigue siendo un laboratorio donde esa violencia de la economía se reproduce y encubre. Esa es la verdadera espiral de muerte. Apostemos por una economía para la vida.
*Texto de ponencia presentada en el Foro virtual, “La crisis económica actual: retos hacia el futuro en Puerto Rico”. UAGM-Carolina, 26 enero 2021.
____________[1] Lazzarato, Mauricio, El capital odia a todo el mundo.Fascismo o revolución. (2020), Traducción por Fermín A. Rodríguez, Argentina: Eterna Cadencia. p. 25.
[2] CNNMoney (2015) “Gobernador de Puerto Rico: “La deuda es impagable” 29 junio, www.cnnespanol.cnn.com.
[3] Díaz Sánchez, Grecia, (2016) P.R.O.M.E.S.A.: “Una derogación del gobierno de Puerto Rico”. El Congreso de USA aprueba la ley P.R.O.M.E.S.A. (Puerto Rico Oversight Management Economic Stability Act) que dispone la creación de la Junta de Supervisión Fiscal (Financial Oversight & Management Board for Puerto Rico). Revista Juridíca de la UPRRP, www.revistajuridica.uprrp.edu.
[4] “Puerto Rico pide acogerse a la ley de quiebra” (2017), amp.france24.com. También en Sin comillas (2021) “Desde que el gobierno se declaró en quiebra se han pagado más de $858 millones en gastos legales”, 23 de enero www.sincomillas.com.
[5] Espacios Abiertos (2019) “El diablo está en los detalles…el acuerdo”. www.espaciosabiertos.org, 17 de enero.
[6] De León Soto, Eric, (2018) “así fueron las privatizaciones más recientes, han generado millones a privatizadores,” 20 de febrero www.noticel.com. También , AP. (2018) “Junta anuncia más austeridad para Puerto Rico”, 30 de junio www.elvocero.com.
[7] Piketty, Thomas (2019), Capital e Ideología, Trad. Daniel Fuentes, Argentina: Planeta. pp. 130 – 159.
[8] Muñiz Varela, Miriam, (2013), Adiós a la Economía. Seis ensayos sobre la crisis, San Juan: Callejón, pp. 213 – 235. También, Muñiz Varela, M, (2016) “Dossier sobre la deuda de Puerto Rico”, www.observatoriomovil.com.
[9] Serrano, Oscar, (2020) “Auditoría federal sobre Whitefish y Cobra revela AEE pagó de más y no supervisó trabajos” NOTICEL, 30 de julio, www.noticel.com.
[10] TELEMUNDO PR (2021) “Realizan amplios cuestionamientos al contrato de LUMA Energy, 23 de febrero telemundopr.com.
[11] Muñiz Varela, Miriam (2020), “Dossier sobre el capitalismo de catástrofe”. Instituto Violencia y Complejidad, www.observatoriomovil.com. También, Muñiz Varela, M (2016), op.cit.www.observatoriomovil.com.
[12] Ibid.
[13] Muñiz Varela, M, (2017), “Economía de la deuda”. La deuda en Puerto Rico, Revista Umbral, # 13. Universidad de Puerto Rico. Recinto de Río Piedras. www.umbral.uprrp.edu.
[14] Torres, Rosanna, (2020), “PROMESA, cuatro años más tarde”. En este importante análisis sobre la ley y la problemática con la Junta, la autora también incluye unas expresiones de una de sus miembros, Ana Matosantos , sobre su desacuerdo con las medidas de austeridad llevadas a cabo por la Junta, que merecen ser citadas, dice: “las medidas de austeridad que generan superavits a corto plazo pero que pueden muy bien conducir a otro abismo fiscal, no son lo mejor para Puerto Rico, sus personas retiradas, bonistas o su futuro” y añade “no puedo apoyar tanto dolor con muy pocas promesas”, Centro para una Nueva Economía, 30 de septiembre, www. https://grupocne.org/2020/09/30/promesa-cuatro-anos-mas-tarde/.
[15] Noticel, (2011) “La ley 7 ha sido la más nefasta”. 10 de marzo, www.noticel.com.
[16] Muñiz Varela, Miriam (2013) Op. Cit., pp. 129 – 166.
[17] Mbenbe, Achille, (2020), “La Pandemia democratiza el poder de matar”, La Vorágine, tomado del original en Gauchazh, 31 de marzo, en esa entrevista sigue desarrollando su concepto de necropolitica ejemplificado con la guerra. En mi caso también lo aplico a la necroeconomía. www.https://lavoragine.net/la-pandemia-democratiza-poder-de-matar/.
[18] Muñiz Varela, Miriam (2021) “Puerto Rico y el Capitalismo de Catástrofe” El Nuevo Dia, 1 de febrero, elnuevodia.com. También Muñiz Varela, Miriam, (2020) “Dossier sobre el capitalismo de catástrofe”, op.cit. www.observatoriomovil.com.
[19] Torres, Rosanna, Op. Cit.
[20] Lazzarato, M, Op. Cit. p. 20.
[21] Ibid.
[22] Lazzarato, Mauricio, (2020), “Si Foucault fue el que más renovó la categoría de poder también es el que más se alejó de su funcionamiento real dentro del neoliberalismo, al ocultar, a través del concepto de gubermentalidad, la violencia que ejerce directamente sobre las personas y las cosas “. Ibid, pp. 70 – 71.
[23] Quijano, Anibal, (1992) “Colonialidad y Modernidad/Racionalidad” Lima: Perú Indígena, No.29, vol. 13.
[24] Feuer, Alan, (2021) “The Capitol Attack Aftermath”, The New York Times, 6 de febrero, www.nytimes.com.
[25] Robinson, Andy, (2021) “Un estudio del FMI prevé una oleada de estallidos sociales tras la pandemia”, La Vanguardia Internacional, 2 de febrero www.lavanguardia.com.
[26] Pérez, Claudi (2021), “Se avecina una nueva crisis de endeudamiento”, entrevista a Mervin King, exgobernador del Banco de Inglaterra, 17 de enero. www.elpais.com.
[27] Marazzi, Christian (2011), The Violence of Financial Capitalism, Translated by Kristina Lebedeva and Jason Francis McGimsey, Mass and London: MIT Press.
*Fuente: 80grados