Por Alexander Kots. Resumen Latinoamericano, 27 de abril de 2021.
Cuatro días después de la propuesta de Vladimir Putin de discutir los asuntos bilaterales entre los dos países, el presidente ucraniano se ha pronunciado finalmente al respecto y ha dado orden de buscar, a la mayor brevedad, un lugar y una fecha para dicha reunión. Eso sí, la propuesta de Zelensky es para negociar, no sobre cuestiones bilaterales, sino sobre la guerra en Donbass, algo que, según el presidente ruso y según los acuerdos firmados por Ucrania, debería hacerse directamente con las Repúblicas Populares. Siempre dispuesto a repetir las ideas que Ucrania lleva años tratando de imponer, el líder ucraniano ha apelado una vez más a la modificación de los acuerdos de Minsk y la introducción de más aliados de Ucrania en el formato de negociación preferido por Kiev, el formato Normandía, en el que no tiene que lidiar con la incómoda presencia de su oponente en la guerra. Siempre con el objetivo de monopolizar la conversación y marcar los temas de la agenda.
En el contexto del empeoramiento en la situación en Donbass, el presidente de Ucrania ha vuelto a realizar declaraciones que claramente no buscan estabilizar la situación en la región. En una entrevista concedida al Financial Times, Zelensky volvió a hablar del fracaso del formato de negociación que todas las partes salvo Ucrania consideran imprescindible.
Según Zelensky, el contenido de los acuerdos de Minsk no contribuye a finalizar el conflicto, ya que sirven a “los objetivos del pasado, no los del presente”. En realidad, su contenido no puede contribuir a nada. Solo puede hacerlo por medio de la implementación de las provisiones del documento, algo que Ucrania lleva seis años exitosamente evitando hacer.
Para el líder de Ucrania es precisa “mayor flexibilidad” de los puntos del documento, ya que en su actual versión es casi imposible ponerlos en práctica. Y ahí está la clave, en el “casi”. Porque es posible cumplir con esos puntos, solo que la minoría nacionalista, contra la que Zelensky no tiene el coraje político de imponerse, no lo entendería. Después de eso, levantarían la voz. Y, por algún motivo, flexibilidad en Kiev significa primero tomar el control de la frontera y después todo lo demás. A juzgar por el hecho de que, en lugar de una ley de amnistía, en Ucrania se ha aprobado una ley del colaboracionismo, “todo lo demás” significa una caza de brujas a gran escala.
“Hay dos opciones: podemos cambiar el formato de Minsk o ajustarlo. O podemos usar algún otro formato. La velocidad importa. El ritmo del proceso es importante porque perdemos gente a diario”, explicó Zelensky para justificar su postura.
El presidente ucraniano cree además que Estados Unidos, Gran Bretaña y Canadá deben estar involucrados en el proceso de negociación. Apela directamente a todos los “amigos” de Rusia. Al mismo tiempo, Zelensky dice estar dispuesto a discutir la cuestión de Donbass con Vladimir Putin en cualquier lugar. Pero no está dispuesto a discutir absolutamente nada con los líderes de la RPD y la RPL. A pesar de que, según recuerdo, durante la campaña electoral, prometió, en una entrevista con Dmitry Gordon, que dialogaría “hasta con el mismísimo diablo” para detener los disparos. En aquel momento, por cierto, el nivel de disparos era mucho más bajo. La batalla en la línea de contacto no se intensificó hasta la llegada del nuevo presidente.
Fuente: Slavyangrad
Fuente original: Komsomolskaya Pravda