Ucra­nia. Tur­bu­len­ta agen­da política

Por Colo­nel Cas­sad. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 13 de abril de 2021.

El vier­nes, Serhiy Ster­nen­ko, el radi­cal de Odes­sa con­de­na­do a sie­te años de pri­sión por asal­to y secues­tro, fue envia­do a arres­to domi­ci­lia­rio. Ster­nen­ko había entra­do en pri­sión ante la sor­pre­sa de la pobla­ción, que no se podía creer que este indi­vi­duo, tenien­do en cuen­ta su par­ti­ci­pa­ción en las orga­ni­za­cio­nes nacio­na­lis­tas, pudie­ra siquie­ra correr el ries­go de reci­bir una con­de­na seria. Por supues­to, la sor­pre­sa de algu­nos vino acom­pa­ña­da de la indig­na­ción de otros, que, con­si­de­rán­do­se a sí mis­mos “la mejor repre­sen­ta­ción de la nación”, no podían com­pren­der cómo las auto­ri­da­des se habían atre­vi­do a dar seme­jan­te paso. Antes, Ster­nen­ko había que­da­do impu­ne por par­ti­ci­par en el ase­si­na­to masi­vo del 2 de mayo de 2014 en Odes­sa y por ase­si­nar a una per­so­na más ade­lan­te, así que, para el radi­cal, una sim­ple acu­sa­ción de secues­tro no pare­cía gran cosa.

Pro­tes­tas masi­vas, pogro­mo y un ata­que a la Ofi­ci­na del Pre­si­den­te: es lo que el actual gobierno ha teni­do que sufrir, pero no ha segui­do el lide­raz­go de los nacio­na­lis­tas y ha segui­do man­te­nien­do ence­rra­do a Ster­nen­ko, ya con­de­na­do, en una cel­da. El vier­nes ocu­rrió lo ines­pe­ra­do. Sin nin­gu­na pre­sión de los radi­ca­les, sin asal­to al cen­tro de deten­ción ni a los edi­fi­cios admi­nis­tra­ti­vos, Ster­nen­ko salió de pri­sión. No, el vere­dic­to sigue en pie, pero las auto­ri­da­des han toma­do una deci­sión sin pre­ce­den­tes: has­ta que se con­si­de­re la ape­la­ción al vere­dic­to, Ster­nen­ko pue­de salir de la cár­cel, don­de debe estar, y ha sido envia­do a arres­to domiciliario.

¿Se ha ple­ga­do a la situa­ción Zelensky, cuya ofi­ci­na pin­ta­ron los nacio­na­lis­tas, y ha vuel­to a demos­trar quién mar­ca la direc­ción de la polí­ti­ca del país? Esta es la expli­ca­ción más sim­ple de por qué Ster­nen­ko, que ya ha sido con­de­na­do por una cau­sa penal y está sien­do juz­ga­do por otra, de repen­te ha aban­do­na­do la incó­mo­da cel­da y se ha mar­cha­do a casa. Pero la reali­dad es más compleja.

Per­so­nas cono­ce­do­ras de la situa­ción afir­man que Ster­nen­ko no ha reci­bi­do la liber­tad con­di­cio­nal gra­cias a las acti­vi­da­des de sus com­pa­ñe­ros en armas sino de los “socios occi­den­ta­les” y que ha sido Chris­ti­ne Queen, encar­ga­da de nego­cios de la emba­ja­da de Esta­dos Uni­dos, quien ha inter­ce­di­do en su nom­bre. Podría haber sido el acuer­do entre los dos paí­ses el que haya dado como resul­ta­do la pues­ta en liber­tad del héroe de Ucra­nia, que ha libra­do “una altruis­ta lucha con­tra el sepa­ra­tis­mo” y que ha podi­do irse a casa por tiem­po indefinido.

El acto sin pre­ce­den­tes de poner en liber­tad a un cri­mi­nal con­de­na­do afec­ta fun­da­men­tal­men­te a la repu­tación del actual gobierno. A día de hoy, pocos ciu­da­da­nos ucra­nia­nos com­pren­den que cam­biar las medi­das pre­ven­ti­vas de Ster­nen­ko es un acto fun­da­men­tal­men­te polí­ti­co, una espe­cie de cor­te­sía a los socios occi­den­ta­les, que últi­ma­men­te no han sido espe­cial­men­te par­ti­da­rios de Zelensky y su equi­po. La pobla­ción cree que la sali­da de pri­sión de Ster­nen­ko es una prue­ba más de la debi­li­dad de Kiev, que otra vez se ha ple­ga­do a la volun­tad de los nacio­na­lis­tas y ha acep­ta­do las con­di­cio­nes del ulti­má­tum que plan­tea­ron. Eso es lo que pare­ce, pero mere­ce la pena apar­tar­se un momen­to de lo obvio y pre­gun­tar­se por qué Esta­dos Uni­dos sigue nece­si­tan­do a los radi­ca­les, que juga­ron el papel que se les asig­nó en 2014.

En este sen­ti­do, todo es sim­ple. Ster­nen­ko y los demás per­te­ne­cen a la cate­go­ría de ucro­pa­trio­tas que nun­ca per­mi­ti­rán un acer­ca­mien­to a Rusia ni una reso­lu­ción pací­fi­ca al con­flic­to en Don­bass. Quie­ren san­gre, defien­den el esce­na­rio mili­tar para resol­ver la cues­tión de las Repú­bli­cas no reco­no­ci­das, son la prin­ci­pal fuer­za de la des­co­mu­ni­za­ción y sir­ven como herra­mien­ta que pue­de influir en las auto­ri­da­des ucra­nia­nas en cual­quier momen­to. Por eso, Esta­dos Uni­dos hace lo posi­ble para garan­ti­zar que los bri­llan­tes y odio­sos líde­res de los gru­pos nacio­na­lis­tas de Ucra­nia sigan libres y para que ten­gan los recur­sos nece­sa­rios y una base que poder reac­ti­var, en el momen­to opor­tuno, su ya tur­bu­len­ta agen­da polí­ti­ca.

Si lo pien­san, si no hubie­ra tan­tos faná­ti­cos radi­ca­les en Ucra­nia, la situa­ción que se dio en 2014 habría decaí­do en 2015. Por sí mis­ma, las emo­cio­nes decaen y la pobla­ción, gen­te nor­mal mar­ca­da por la racio­na­li­dad, habría vuel­to a sus vidas nor­ma­les, ponien­do en mar­cha unos pla­nes para los que la ima­gen del enemi­go ya no sería nece­sa­ria. Y eso no bene­fi­cia­ba a Esta­dos Uni­dos, que ve a Ucra­nia como una herra­mien­ta para crear difi­cul­ta­des para Rusia. Todos están satis­fe­chos con ello y has­ta que Esta­dos Uni­dos encuen­tre un des­tino dife­ren­te para Ucra­nia, per­so­nas como Ster­nen­ko, Yarosh, Biletsky y otros como ellos serán nece­sa­rios para su país, o, mejor dicho, para Esta­dos Uni­dos. Y por eso esta­rán por enci­ma de la ley has­ta el mis­mo momen­to en que ya no sean necesarios.

En el con­tex­to de este pozo sin fon­do, el régi­men de Yanu­ko­vich pare­ce un ejem­plo de impe­rio de la ley. Pero nin­gu­na de estas deci­sio­nes sor­pren­de ya. Sería sos­pe­cho­so que pasa­ra lo con­tra­rio. Así es como fun­cio­na la nue­va nor­ma­li­dad. Los fas­cis­tas que han sido inte­gra­dos en el Esta­do están por enci­ma de la ley y son per­se­gui­dos solo cuan­do ya no son nece­sa­rios o cuan­do comien­zan a mor­der la mano que les da de comer.

Fuen­te: Slavyangrad

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