Resumen Latinoamericano, 15 de abril de 2021.
El gobierno constitucional de Nicolás Maduro dio fin a las especulaciones sobre el affaire Covax en Venezuela, un capítulo del bloqueo estadounidense contra la República Bolivariana, cuando la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez informó en rueda de prensa que el Estado había abonado poco más del 50% del pago correspondiente a las dosis que el mecanismo prevé para el país.
Los detalles del acuerdo serán expuestos a continuación, pero debemos recalcar que en el proceso de inclusión de Venezuela al mecanismo Covax hubo elementos mediáticos y políticos antichavistas que intentaron pivotear el asunto en una operación de extorsión humanitaria desde el principio.
Cuando publicaron que el Gobierno Bolivariano había llegado a un acuerdo con el «proyecto Guaidó» para la compra de las dosis del mencionado sistema internacional, el mismo ex diputado de Voluntad Popular había declarado estar «dispuesto a canalizar fondos» del dinero de la República congelado y secuestrado en el exterior, cuestión que fue usado como objeto publicitario ya que al final no hubo tal coordinación, delatándose el hecho de que recientemente declarara que el pago a Covax se logró gracias al fruto de la «presión» ejercida sobre el chavismo.
Lo que asimismo nos dice que nunca gestionó ante el gobierno de los Estados Unidos «canalización de fondos» alguna, puesto que fue el Gobierno Bolivariano el que hizo el desembolso a pesar de tener en contra el bloqueo ante el sistema financiero dolarcéntrico. Este dato no debería pasar por debajo de la mesa si tomamos en cuenta que los enemigos (locales y foráneos) de Venezuela se publicitan a sí mismos como los actores ideales para solventar el expediente armado de la «crisis humanitaria» en el país.
Pero la verdad es que el anticipo de pago a Covax corresponde a un acuerdo suscrito en septiembre de 2020 para adquirir un total de 11 millones 374 mil 400 dosis de vacunas. La operación antichavista resultó de la misma forma que la mayoría de sus acciones: en la deslegitimación de la vocería opositora «en el exilio» y el socavamiento político del «proyecto Guaidó», cada vez más encarroñado por la realidad venezolana y las expectativas de la población, que en su mayoría está dipuesta a salir de la crisis pandémica vía inmunización inoculada.
Sortear el bloqueo
La vicepresidenta venezolana Delcy Rodríguez informó este fin de semana que el Estado había procedido a pagar 59,2 millones de francos suizos, es decir, unos 64 millones de dólares de un total de 119 millones 999 mil 920 dólares, sin detallar cómo pudo hacerlo a pesar del bloqueo financiero a cuestas. Desde hace años el presidente Maduro ha denunciado ante la comunidad internacional la persecusión financiera y el bloqueo de pagos a la importación de materiales y equipos médicos.
A lo que se agrega la negativa por parte del gobierno estadounidense de levantar las medidas coercitivas unilaterales (MCU) que impiden a la República negociar la compra de vacunas con cualquier entidad, pública o privada, sin temor a que terceros pudieran ser objeto asimismo de «sanciones».
Aunque el Estado se ha visto impedido a hacer pagos o recibir dinero a través de los sistemas y mecanismos relacionados al dólar y, más recientemente, y el euro, además de habérsele confiscado dinero público por el orden de los 7 mil millones de dólares en bancos internacionales, los principales voceros del gobierno chavista han anunciado que el país no se amilana ante las circunstancias y han desarrollado otros esquemas más sigilosos junto con aliados euroasiáticos (principalmente, China y Rusia) para poder honrar los compromisos financieros de la República.
Recordemos que el presidente Maduro había ofrecido públicamente intercambio de petróleo por vacunas como una manera de esquivar los obstáculos financieros que imponen las MCU contra el país.
Visto de esta manera, el ingreso de Venezuela a Covax significa un paso más en el sorteo de la continua agresión estadounidense contra el país, integrando al Estado a un mecanismo legitimado por entidades multilaterales y que representan a buena parte del mercado corporativo farmacéutico estadounidense-europeo.
Dentro del esquema de vacunación venezolano
Para este año, el Gobierno Bolivariano estima inmunizar al 70% de la población a través de las dosis correspondientes a Covax y los convenios bilaterales con China, Cuba y Rusia, hasta los momentos.
La vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez detalló que las más de 11 millones de dosis de vacunas sirven para inmunizar al 20% de la población venezolana, lo que dejaría el 50% restante a merced de los acuerdos que hayan llegado el gobierno chavista y los otros países antiimperialistas.
Lo que vendrá a través de Covax sirve para vacunar, con dos dosis, a un poco más de 5 millones de personas en Venezuela.
No se pueden adquirir más dosis de Covax debido a que el mecanismo establece un máximo de cantidades vacunales por país. La Alianza Gavi para las Vacunas (GAVI) informa, para el 9 de abril, que Covax ha enviado hasta ahora más de 38 millones de vacunas contra la covid a 104 países participantes.
Aunque la importación de vacunas a China y Rusia serán claves para abastecer las necesidades del esquema de vacunación nacional implementado por las instituciones públicas, el objetivo principal de Venezuela será la plena producción de la candidata cubana Abdala en los laboratorios biotecnológicos de la Ciudad Universitaria de Caracas, pues se prevé que para julio ya el Estado podrá tener dicha vacuna a disposición para la inmunización de la población que hace vida en el país.
De esta manera Cuba y Venezuela se encontrarían a la vanguardia en la cooperación regional, prevista por la línea política del ALBA-TCP, del desbloqueo de patentes para la producción y distribución de vacunas ante el panorama pandémico actual, un dato no menor si tomamos en cuenta que el negocio de las vacunas se ha convertido en un lucrativo drama que expresa la desigualdad mundial, en la que los países con mayores recursos acaparan más del 70% de las dosis vacunales contra la covid producidas en el mundo mientras los periféricos, dependientes y subdesarrollados apenas cuentan con ayuda internacional para abastecerse de muy pocas dosis.
Covax, en todo caso, complementaría lo planificado por el directorio ejecutivo venezolano. La base del esquema de vacunación del país cuenta con las alianzas estratégicas de Venezuela en el plano internacional de principal base para cumplir con sus objetivos.
Otra vez: Astrazeneca, no
Por último, una de las polémicas con las que se intoxicó mediáticamente el proceso de ingreso de Venezuela a Covax fue el anuncio de que el Gobierno Bolivariano no aprobaría el uso de la vacuna producida por Oxford/AstraZeneca a la población residente, representante de 90% del stock a distribuir por el mecanismo.
Primero se debe explicar que el esquema está dirigido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y también involucra a la Alianza Global de Vacunas (GAVI) y la Coalición para Innovaciones en la Preparación para Epidemias (CEPI), con el propósito de «acelerar el desarrollo y la fabricación de vacunas contra la COVID-19 y garantizar un acceso justo y equitativo a ellas para todos los países del mundo».
Se prevé que el plan logre hacer llegar unas 2 mil millones de dosis a todos los países del mundo, sobre todo los que tengan dificultades económicas para la compra de dosis ante el mercado internacional. Sin embargo, algunos han arrojado críticas sobre su lento desempeño.
Un miembro de la junta de la OMS, el Dr. Clemens Martin Auer, de Austria, citado por la BBC, dijo que Covax había sido lento para asegurar acuerdos de vacunas y entregar dosis a los países. Y a fines de marzo, el CEO de GAVI, Seth Berkley, expresó su decepción por los retrasos en el suministro de un fabricante clave en India.
GAVI dice que tiene un acuerdo para 340 millones de dosis de la vacuna Oxford/AstraZeneca y alrededor de 1.2 millones de dosis de la vacuna Pfizer-BioNTech, que decidió nada más disponer del 2% de su producción al esquema.
Los informes recientes de la aparición de coágulos de sangre muy raros relacionados con la vacuna de AstraZeneca han provocado preocupaciones de seguridad. Varios países involucrados en Covax han suspendido el uso de la vacuna, citando posibles efectos secundarios. Otros gobiernos, luego de haber suspendido temporalmente su aplicación, volvió a aprobar su inoculación en las poblaciones.
A pesar de que el panel asesor de seguridad de vacunas de la OMS dijo que, aunque un vínculo entre un coágulo de sangre y dicha vacuna era «plausible», «no estaba confirmado» y los casos eran «muy raros» entre los 200 millones de personas vacunadas con la Oxford/AstraZeneca en todo el mundo.
Sin embargo, Venezuela pasa de las vacunas de esa empresa pues cuenta con un presupuesto limitado y no puede darse el lujo de inocular a la población en el país con un producto que se sospecha pueda causar efectos adversos luego de su inyección. El control de calidad del esquema de vacunación venezolano toma en cuenta esta realidad.
Lo que sienta como una buena noticia que la Sputnik V acaba de ser aprobada por Covax para su distribución. Es de suponer que el Gobierno Bolivariano optaría por adquirir más dosis de la vacuna rusa a través de dicho esquema, en vista de que la producida por Oxford/AstraZeneca no formará parte del sistema público de vacunación masiva.
Fuente: Misión Verdad