3 euros la hora y aco­so sexual

La explo­ta­ción labo­ral lle­va­da a los extre­mos de semi­es­cla­vi­tud es una prác­ti­ca que no la tene­mos tan lejos: aquí, en Anda­lu­cía, empre­sa­rios sin escrú­pu­los sacan pro­ve­cho de la extre­ma nece­si­dad de per­so­nas migran­tes. Las denun­cias son muy pocas debi­do al mie­do de las per­so­nas migran­tes a ser depor­ta­das por denun­ciar, como está ocu­rrien­do en muchos casos de depor­ta­ción tras denun­ciar abu­sos labo­ra­les y sexua­les en las comisarías.

La Poli­cía Nacio­nal ha dete­ni­do en Vícar (Alme­ría) al due­ño de un inver­na­de­ro que pre­sun­ta­men­te aco­só labo­ral y sexual­men­te a una de sus emplea­das, quien por su nece­si­dad eco­nó­mi­ca tuvo que acep­tar tres euros por cada hora de trabajo.

La Comi­sa­ría Pro­vin­cial de Alme­ría ha infor­ma­do en una nota de que la víc­ti­ma, de ori­gen magre­bí, rela­tó a la Poli­cía Nacio­nal en su denun­cia que, movi­da por la pre­ca­rie­dad eco­nó­mi­ca que sufría, deci­dió bus­car tra­ba­jo a pesar de care­cer de auto­ri­za­ción de resi­den­cia o trabajo.

La mujer, de ori­gen magre­bí, adu­ce que acep­tó la ínfi­ma paga por su nece­si­dad de dinero

Fue una com­pa­trio­ta suya quien le puso en con­tac­to con el dete­ni­do, espa­ñol de 48 años, ya que pre­sun­ta­men­te era habi­tual que ofre­cie­se tra­ba­jo a extran­je­ros caren­tes de auto­ri­za­ción admi­nis­tra­ti­va y sin con­tra­to, a cam­bio de una “remu­ne­ra­ción ínfima”.

Fue hace dos años apro­xi­ma­da­men­te cuan­do la mujer aco­sa­da se pres­tó a tra­ba­jar para el dete­ni­do. La jor­na­da labo­ral se desa­rro­lla­ba de lunes a domin­go, con una dura­ción de ocho horas, y a razón de tres euros la hora tra­ba­ja­da. Los emplea­dos que sí poseían su con­tra­to de tra­ba­jo eran remu­ne­ra­dos con una can­ti­dad muy superior.

Duran­te la decla­ra­ción rati­fi­ca­da en la Comi­sa­ría de Alme­ría el pasa­do 19 de abril, la víc­ti­ma tam­bién rela­tó cómo fue some­ti­da a toca­mien­tos no con­sen­ti­dos cuan­do esta­ba tra­ba­jan­do en el inver­na­de­ro, tenien­do que huir hacia otra par­te de la explo­ta­ción o alzar la voz para que el arres­ta­do depu­sie­se su actitud.

La denun­cian­te ase­gu­ra que sufrió toca­mien­tos y otras for­mas de abu­so labo­ral y sexual

“Este pro­ce­der las­ci­vo del dete­ni­do” lle­gó al extre­mo de coac­cio­nar­la con el des­pi­do si no acep­ta­ba sus insi­nua­cio­nes y reite­ra­das pro­pues­tas para man­te­ner rela­cio­nes sexuales.

Al negar­se la tra­ba­ja­do­ra, supues­ta­men­te fue cam­bia­da de pues­to de tra­ba­jo, sien­do obli­ga­da a rea­li­zar tra­ba­jos reser­va­dos para otras per­so­nas con una mayor for­ta­le­za física.

Tras un perio­do de inves­ti­ga­ción pre­li­mi­nar, la Poli­cía Nacio­nal, jun­to con la Ins­pec­ción de Tra­ba­jo y Segu­ri­dad Social en Alme­ría, dis­pu­so lle­var a cabo una com­pro­ba­ción en la explo­ta­ción agrí­co­la denun­cia­da, y el pasa­do 28 de abril el empre­sa­rio fue arres­ta­do por agen­tes de la UCRIF de la Comi­sa­ría Pro­vin­cial de Alme­ría en el inver­na­de­ro de su propiedad.

Pese a man­te­ner en todo momen­to una acti­tud “agre­si­va y poco cola­bo­ra­ti­va con la auto­ri­dad”, los ins­pec­to­res de tra­ba­jo rea­li­za­ron la ins­pec­ción per­ti­nen­te, gra­cias a la cual aflo­ra­ron tres varo­nes de ori­gen sub­saha­riano, desem­pe­ñan­do un pues­to de tra­ba­jo sin con­tra­to y sin la auto­ri­za­ción admi­nis­tra­ti­va requerida.

El dete­ni­do ha pasa­do a dis­po­si­ción judi­cial acu­sa­do de los deli­tos de aco­so sexual y con­tra los dere­chos de los trabajadores.

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