Resumen Latinoamericano, 2 de mayo de 2021-.
Se habla de tropas y guarniciones militares, pero se calla sobre los equipos de operaciones especiales y de la CIA
Ricardo Arenales
En el mismo despacho en que el presidente George W. Bush anunció la invasión a Afganistán, en octubre de 2001, con el pretexto de que los talibanes eran responsables de los ataques a las torres gemelas de Nueva York, dos décadas después el presidente Joe Biden anunció el retiro de las tropas norteamericanas de ese teatro de operaciones, con la promesa de que antes del 11 de septiembre próximo habrá salido el último soldado americano.
El anuncio lo hizo el 14 de abril pasado, y dijo categóricamente: “soy el cuarto presidente estadounidense que ha tenido que mantener a nuestras tropas en Afganistán. No le pienso pasar esa responsabilidad a un quinto. No podemos seguir en este interminable ciclo.”
Como ha sucedido con el presidente demócrata en los pocos meses de gobierno que lleva, cada anuncio suyo es secundado por una operación mediático de largo aliento, y e en esta ocasión se presenta como el gesto bondadoso de un demócrata bondadoso e indulgente.
No un anuncio sino un retraso
Cuando el anterior gobernante, Trump, anunció los términos de un acuerdo con los talibanes para el retiro de tropas, la prensa fustigó al mandatario, que no consultó la opinión de los altos mandos, que consideraban precipitada la determinación. Ahora que lo hace Biden, el suceso es trascendental.
Los términos del acuerdo suscrito entre representantes del gobierno Trump y los talibanes obligan a que, a más tardar, el primero de mayo de este año, las tropas norteamericanas abandonarían completamente Afganistán. Por esta circunstancia, lo que ha hecho Biden no es en realidad un anuncio de retiro de tropas sino un retraso de cuatro meses de esa retirada, al indicar que esta se realizará a más tardar el 11 de septiembre. Un retraso semejante no es en realidad un motivo de celebración.
Por el contrario, esa es una forma de resistirse al retiro de las tropas de Afganistán. Dicho de otra manera, es una forma de prolongar el martirio de ese pueblo. Durante dos décadas de ocupación norteamericana, han muerto en el conflicto más de 100.000 civiles afganos; unos 45.000 miembros del ejército y la policía de ese país y al menos 3.500 soldados norteamericanos y de la coalición.
Una fuerza de paz de la ONU
Zaher Wahab, un profesor universitario afgano, especialista en Educación, que conoce de cerca la invasión norteamericana, dijo recientemente al portal Democray Now!: “la invasión, la ocupación y el consiguiente derramamiento de sangre, han destruido el país, su economía, sus instituciones, su infraestructura, su educación, sus formas de vida y las relaciones entre los diferentes grupos étnicos. Esta ocupación ha sido lisa y llanamente una catástrofe”.
“Estados Unidos y sus aliados nunca debieron haber atacado y ocupado Afganistán. Estuvo mal. Fue ilegal. Es posible que para Estados Unidos esta guerra termine, pero no así para Afganistán. El conflicto se intensificará. Es por esto que es necesario construir de inmediato una fuerza de paz de la ONU”, precisa el profesor Wahab.
La conformación de una fuerza de paz de la ONU es una idea que aún no se discute con fundamento. Lo que sí está claro es que los talibanes exigen el retiro total y completo de las fuerzas extranjeras antes del primero de mayo, tal como se pactó con la administración norteamericana.
Unas tropas por otras
Ese acuerdo habla de tropas, guarniciones militares. No menciona a miles de personas que hacen parte de los equipos de operaciones especiales de Estados Unidos y de la OTAN, ni de los equipos de la CIA. ¿Qué pasará por ejemplo con los bombarderos y aviones de combate no tripulados?
“La probabilidad de que Estados Unidos siga militarmente involucrado en el conflicto es bastante alta, aun en el caso de que se retiren los 3.500 efectivos estadounidenses y las tropas de la OTAN”, dijo Matthew Hoh, un exmiembro del Cuerpo de Infantes de la Marina de Estados Unidos, que participó en la invasión a Irak y luego ocupó un importante cargo del Departamento de Estado en Afganistán.
Fuentes de inteligencia declararon al New York Times que la administración Biden “probablemente” se limitará a sustituir las tropas oficiales norteamericanas por espías, fuerzas especiales y “contratistas” militares privados. Otras fuentes indican que al término de la salida, Washington redoblará la presencia de fuerzas especiales estadounidenses en los países limítrofes con Afganistán de donde es fácil desplegar aviones no tripulados para matar a los “sospechosos”, como lo hace ahora en Oriente Medio.
Fuente: semanariovoz. com