Por Martín Suárez, Resumen Latinoamericano, 25 de mayo de 2021.
La cifra fue confirmada por Arnaldo Dubin, el jefe de Terapia Intensiva del Hospital Otamendi quien realizó un análisis profundo de la situación de colapso sanitario por la que atraviesa todo el sistema de salud especialmente en el AMBA. «Las condiciones laborales del sector son malas, los salarios son insuficientes, y la resultante esperable es esta fatiga».
El especialista quien además es miembro de la Sociedad Argentina de terapia Intensiva afirmó a Tiempo Argentino que muere casi el 70% de los internados por COVID en terapia intensiva. De esta manera, Arnaldo Dubin confirma los datos difundidos hace unos días por el Ministerio de Salud de la Provincia de Buenos Aires. La cifra oficial advierte que existe una mortalidad del 67% de los pacientes que ingresan a terapia intensiva y representan a 2 de cada 3 personas internadas por Coronavirus.
Entre los principales motivos del crecimiento de la mortalidad se encuentran: Las condiciones en las que el personal sanitario está trabajando en este momento, el estrés que tuvo el sistema de salud, la fatiga que existe en las terapias intensivas, y las internaciones de pacientes fuera de las terapias por falta de camas. “Hay que hablar sin eufemismos porque en realidad el sistema ya está colapsado”, sentenció.
–¿Cómo están trabajando los médicos y médicas intensivistas en este contexto?
-Lo que nosotros vivimos en las terapias intensivas es que estamos trabajando en situaciones de zozobra. En la mayoría de los hospitales públicos y privados del AMBA la ocupación es mucho más del 100%, porque en realidad en las habitaciones comunes hay un montón de pacientes que en otras circunstancias hubiesen estado internados en terapia intensiva, pero ahora no tenemos lugar. Cada día estamos intubando y ventilando mecánicamente a pacientes fuera de las terapias intensivas.
-¿Esto ocurre todos los días?
-Sí, es la práctica más cotidiana y es la práctica más compleja de la terapia intensiva que se está haciendo en lugares que no son adecuados y con personal que tampoco tiene entrenamiento suficiente. A eso se le suma la fatiga terminal del conjunto de los médicos. Esto influye directamente en los resultados de los pacientes internados en terapia.
–¿Qué quiere decir esto doctor?
–La fatiga en el personal médico se refleja en que lamentablemente crece el porcentaje de muertes de quienes están en terapia intensiva. Hay dos factores determinantes de la mortalidad en pacientes en UTI: La intubación fuera de las salas de terapia, algo que esto hoy ocurre todos los días por falta de camas, y son aquellos pacientes que están intubados afuera de las condiciones que ofrece una cama UTI, esto implica que esos pacientes sufren un porcentaje más alto de mortalidad. El otro factor es la tensión que sufrió el sistema de salud. Antes con la aparición de una enfermedad nueva lo habitual es que la mortalidad de los internados vaya disminuyendo según el mes que se internaban, porque los equipos médicos adquieren más conocimientos, entrenamiento y porque aparecen nuevos tratamientos. Pero con el COVID pasó al revés, fue cada vez mayor. Si usted se internaba en septiembre, octubre o noviembre, le iba mejor que en abril o mayo del año siguiente, y esto tiene que ver con la tensión brutal que tuvo el sistema aún sin haber llegado a la saturación total del mismo.
-¿Llegaron tarde las medidas restrictivas para la segunda ola?
-Sí, me hubiera gustado que las medidas aparecieran antes. Pero igualmente sentí un alivio enorme cuando el presidente Alberto Fernández informó las restricciones que iba a tomar. Yo se lo dije al Presidente cuando estuve reunido con él hace cuatro semanas, que estábamos decepcionados porque considerábamos que las medidas eran no solamente tardía sino insuficientes, pero finalmente tomó algunas de ellas.
–¿La suspensión de las clases presenciales llegó a tiempo?
-También un poco tarde. A mí me parece que era una nimiedad que en medio de todo este desastre epidemiológico pusiéramos el eje de la discusión en la presencialidad, como si fuera más importante el eventual daño psicológico que a los chicos les puede provocar la suspensión de unos días de clases, que las secuelas que le van a generar de por vida la pérdida de padres y abuelos, como si pudiéramos contrastar este eventual daño con la patética realidad de miles de argentinos y argentinas que mueren cada mes.
–En todos estos meses el sistema de salud se mejoró pero sin embargo parece que no alcanzó
–Lo que limita el funcionamiento del sistema de salud, es decir, el cuello de botella somos nosotros los intensivistas, enfermeros, kinesiólogos y médicos; y lamentablemente parecemos una especie en extinción porque somos cada vez menos. Y a eso sumale que estamos en peores condiciones después de más de un año de trabajo luchando contra el COVID, con muchos colegas y compañeros que se contagiaron, otros que fallecieron y algunos que lamentablemente ya no quieren trabajar más en terapia intensiva por las consecuencias propias del trabajo. Las condiciones laborales del sector son malas, los salarios son insuficientes, y la resultante esperable es esta fatiga que te estoy contando. Algo que hay que tener en cuenta es que formar un médico intensivista lleva por lo menos cuatro años, no es algo que se pueda resolver de un momento para otro.
–Los comités de ética en hospitales públicos y clínicas privadas ante la falta de camas ¿ya deciden a quién salvar y a quién no?
–Indudablemente esto ya existe, en la medida de que hay muchos pacientes que están en una habitación común intubados, y otros que están en UTI. Estamos viviendo una notable situación de colapso. No tenemos que esperar a que se muera la gente en la calle, por eso celebro las medidas tomadas.
-¿Qué le parece el rol que están jugando algunos sectores que no tienen responsabilidad de gestión en el gobierno?
-Yo creo que las medidas adoptadas por Nación fueron insuficientes, pero desde la oposición se oponen a todo. A las medidas sanitarias, a las vacunas. Desde el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires fueron brutalmente criticadas, hablaron de Estado de sitio, judicializaron la emergencia sanitaria, dieron argumentos absurdos para no respetar el DNU, y luego de una semana después, con la abrumadora contundencia de los hechos, los mismos sectores negacionistas afortunadamente se pliegan a estas medidas. Pero sin lugar a dudas todo esto ha costado vidas. Es por eso que ahora de aquí en adelante hay que ser muy respetuosos de estas medidas, cumplirlas y hacerlas cumplir.
Fuente: Tiempo Argentino