Cata­lun­ya. De la amnis­tía no se pue­de ni hablar

Por José Antich. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 12 de mayo de 2021.

Uno tie­ne la impre­sión que el Esta­do espa­ñol ha peri­me­tra­do bien cua­les son sus fra­gi­li­da­des ‑bási­ca­men­te, dos: el inde­pen­den­tis­mo cata­lán y la corrup­ción de la monar­quía- y ha deci­di­do apli­car­les la mis­ma rece­ta: de estos temas ni se habla. Antes pagar el pea­je de ser tra­ta­do como un esta­do que impi­de la liber­tad de expre­sión y coar­ta el deba­te par­la­men­ta­rio que, una sema­na tras otra, se evi­den­cie la des­com­po­si­ción del sis­te­ma y la este­la de corrup­ción eco­nó­mi­ca que envuel­ve al ante­rior jefe del Esta­do y a su fami­lia. Por cier­to que, Juan Car­los I, des­pués de sema­nas de publi­car­se noti­cias sobre sus ganas de vol­ver a Espa­ña, ha caí­do en el olvi­do de los siem­pre ama­bles medios madri­le­ños cuan­do se han cum­pli­do ya los nue­ve meses de su fuga a los Emi­ra­tos Ára­bes Unidos.

Con esta acti­tud un pun­to chu­les­ca e ina­mo­vi­ble, la Mesa del Con­gre­so de los Dipu­tados se ha nega­do a acep­tar a trá­mi­te la ley de amnis­tía para los pre­sos polí­ti­cos, exi­lia­dos y repre­sa­lia­dos inde­pen­den­tis­tas. No es que el pleno de la Cáma­ra Baja espa­ño­la haya recha­za­do la amnis­tía, que, sin duda, lo hubie­ra hecho sin nin­gún matiz. Es algo mucho más ruin y des­car­na­do. EL PSOE, el PP y Vox han impe­di­do la tra­mi­ta­ción con ale­ga­cio­nes jurí­di­cas varias, que siem­pre que se quie­re exis­ten si lo que se pre­ten­de es recha­zar al pre­cio que sea cual­quier deba­te. El PSOE y Vox, toda una curio­sa pare­ja de bai­le cuan­do se tra­ta de abor­dar temas que tie­nen que ver con deman­das que lle­gan des­de la mayo­ría inde­pen­den­tis­ta de Cata­lun­ya y que cuen­tan con una mayo­ría aún más amplia del Parlament.

Lo cier­to es que los par­ti­dos espa­ño­les no se con­fun­den nun­ca cuan­do tie­nen que iden­ti­fi­car cual es real­men­te su adver­sa­rio y un típex borra la línea ideo­ló­gi­ca has­ta hacer­la des­apa­re­cer. Ya no hay ni dere­cha extre­ma, ni extre­ma dere­cha. Hay una uni­dad y con­ver­gen­cia de intere­ses alre­de­dor de una Espa­ña uni­da. Estos días que los par­ti­dos inde­pen­den­tis­tas nos están obse­quian­do con un ejer­ci­cio de gran inma­du­rez y, difí­cil­men­te jus­ti­fi­ca­ble, de arran­car­se en direc­to las entra­ñas, hay que mirar más que nun­ca a lo que hace Madrid. Al uso que hace del poder que tie­ne y que uti­li­za ‑lle­va siglos hacién­do­lo- para medrar siem­pre que pue­de y para mover sus peones.

En el caso de Pedro Sán­chez se aña­de una habi­li­dad inna­ta para ges­tio­nar el pre­sen­te y gene­rar expec­ta­ti­vas. Una de ellas son los indul­tos, el plan B del gobierno fren­te a las deman­das de amnis­tía. Con esta even­tua­li­dad lle­van meses jugan­do en la Mon­cloa y man­dan­do men­sa­jes de que esta vez va en serio. Y es pro­ba­ble que algu­na vez lo sea. Son varios los incum­pli­mien­tos des­de el pasa­do oto­ño y aho­ra se insis­te en que será en junio. A los pre­sos polí­ti­cos de Lle­do­ners ya se les ha hecho lle­gar este men­sa­je des­pués de las elec­cio­nes de Madrid. Escép­ti­co como soy ante todo lo que Sán­chez pro­me­te, esta vez tam­po­co me lo aca­bo de creer, aun­que algu­na vez será ver­dad. Jugar con la liber­tad de unas per­so­nas no es de reci­bo, máxi­me tras la con­de­na que tuvie­ron des­pués de un jui­cio injus­to. Pero de eso nadie pare­ce acor­dar­se, como del nue­vo espo­lio que está a la vuel­ta de la esqui­na del Tri­bu­nal de Cuen­tas y que afec­ta a una trein­te­na de diri­gen­tes que ten­drán que depo­si­tar una fian­za, según se espe­cu­la, no infe­rior a los 25 millo­nes de euros. Es como lo de la amnis­tía: se deci­den los temas de los que se pue­de hablar y de los que no.

Fuen­te: El nacio​nal​.cat

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