Por Sebastián Soler, Resumen Latinoamericano, 4 de mayo de 2021.
Todas las miradas en Colombia se dirigen a la ciudad de Cali convertida en símbolo de la resistencia. En el sexto día de protestas contra la ya retirada reforma tributaria exigen la renuncia del presidente Iván Duque. En su mayoría jóvenes, se organizan para resistir y combatir la brutal represión de la Policía y el Ejército.
Cali, capital del departamento del Valle del Cauca, se ha convertido en el centro de la escena de la rebelión en Colombia. La destrucción de la estatua de Sebastián de Belalcázar, un conquistador español del siglo XVI, sintetiza el significado de la resistencia y bronca acumulada en Cali que tiene profundas raíces en las rebeliones de esclavos que devinieron en la independencia del país en el siglo XIX, el levantamiento de los movimientos estudiantiles en los 70, que posteriormente dieron lugar en los 80 y 90 a movimientos sociales y estudiantiles que fueron referentes claves en las luchas de esas décadas.
Las manifestaciones que comenzaron el 28 de abril de este 2021 contra la Reforma Tributaria, se han realizado simultáneamente en diferentes zonas, principalmente en las salidas de la ciudad. A estos puntos de encuentro llegan a diario miles de personas para expresar su rechazo a la represión brutal de la policía (que dejó un número indeterminado de muertos y desaparecidos desde el miércoles pasado) y también exigen la salida del presidente Iván Duque del Gobierno. Uno de estos puntos de encuentro es Puerto Resistencia, cuyo nombre era Puerto Rellena pero cambiaron su nombre en 2019 luego de los levantamientos del 21 de noviembre.
Las barricadas y bloqueos han impuesto en los hechos una parálisis del transporte y la actividad económica en Cali, como lo expresan distintos medios. La resistencia está firme. Ni el retiro de la reforma tributaria, ni la renuncia del odiado ministro de Hacienda, ni la brutal represión que se cobró la vida de decenas de manifestantes ha frenado la rebelión obrera y popular que vive Colombia.
«Ya se ha derramado demasiada sangre aquí en Cali, en el país, necesitamos que se vaya (el presidente Iván Duque)», dice a Efe Maritza, nombre ficticio de una mujer que prefiere no revelar su verdadero nombre por temor.
Tras el anuncio del retiro de la reforma tributaria el domingo, las movilizaciones y bloqueos continuaron en las principales ciudades enfrentando la represión conjunta de la Policía y el Ejército, siendo Cali una de las ciudades donde los manifestantes más resistieron los embates de las fuerzas represivas, en combates callejeros día y noche.
Esta resistencia y la determinación de asambleas locales y comités de paro departamentales, obligó a las centrales sindicales que se nuclean en el Comité de Paro Nacional a hacer un llamado este lunes para mantener las movilizaciones y convocar a una jornada nacional de lucha para el miércoles 5.
La organización de los jóvenes en Cali se destaca frente a lo que intenta mostrar la prensa internacionalsobre el «desabastecimiento». Jenny, corresponsal de La Izquierda Diario, comentó que «En Cali la universidad del valle lidera marchas y recolecta insumos para los marchantes». Allí están albergando a manifestantes de distintos sectores sociales, como trabajadores e indígenas, esta organización supone una amenaza para el Gobierno, como agrega Jenny, «ayer fue atacada la Universidad por esto, pero también rodó un vídeo en el que logran sacar el Esmad».
Esta bronca con la policía, íntima con el negocio del narcotráfico y la violencia estructural del país, podemos verla con el incendio del martes por la noche del tradicional Hotel La Luna, como comenta el periódico El Tiempo, «En varios videos se observa cómo las llamas consumen el primer piso del Hotel La Luna, donde se hospedaban algunos policías». Esa misma noche en la llamada Batalla de La Luna hicieron retroceder a la policía del Esmad a pesar de que usaron armas de fuego y gran cantidad de gases lacrimógenos.
Parte del arrastre de la bronca en Cali es que el año pasado más de 375 mil caleños entraron al rango de pobreza extrema según el Departamento Administrativo Nacional de Estadística. Con esto, Cali tiene más de 934 mil personas en esta condición. A esto se suma que en los primeros tres meses de 2021, la tasa de desocupación en Cali pasó de 14% a 18,7%.
Según la Defensoría del Pueblo, la represión a las protestas ha dejado al menos 19 muertos en toda Colombia, así como 254 civiles y 457 policías heridos, pero otras fuentes, como la ONG Temblores, señalan que esas cifras se quedan cortas y aseguran que hay 26 víctimas mortales por la brutalidad policial.
La continuidad de las protestas y los llamados de los comités departamentales, como de distintas organizaciones a seguir la lucha, hacen urgente la preparación de una verdadera huelga general, paralizando toda la producción y los servicios como el transporte, hasta derrotar todo el plan de Duque.
Esta lucha debe incluir las demandas de castigo a todos los responsables de la represión, tanto los integrantes fuerzas represivas como los responsables políticos. Junto a esto la exigencia del fin de los acuerdos con Estados Unidos que militarizaron el país con la excusa de la lucha contra el narcotráfico y la disolución de la policía que es la principal herramienta de represión y sostén de los negocios del «narcoestado». La organización que vemos en la Universidad de Cali levantando las demandas del pueblo trabajador pueden ser un motor para continuar la lucha contra al Gobierno.
fuente: La Izquierda Diario