Cul­tu­ra. Roque Dal­ton, 86 años

Por Daniel Gar­men­dia /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano /​17 de mayo de 2021 – El 14 de mayo el poe­ta y revo­lu­cio­na­rio sal­va­do­re­ño hubie­ra cum­pli­do 86 años. Fue ase­si­na­do por sus com­pa­ñe­ros de armas un 10 de mayo de 1975
y sus res­tos per­ma­ne­cen des­apa­re­ci­dos. Apa­ga­ron el fue­go de su “imper­ti­nen­cia” pero en sus ver­sos aún que­dan las bra­sas de la vida intensa.

Roque Anto­nio Dal­ton Gar­cía nació un 14 de mayo de 1935 en San Sal­va­dor. Fue poe­ta, ensa­yis­ta, perio­dis­ta y mili­tan­te polí­ti­co. Fun­dó el Círcu­lo Lite­ra­rio en la Uni­ver­si­dad de El Sal­va­dor y dejó una obra poé­ti­ca que ha sido cata­lo­ga­da como una de las más impor­tan­tes de Amé­ri­ca Latina.

“Uno hace ver­sos y ama/​la extra­ña risa de los niños,/ el sub­sue­lo del hombre/​que en las ciu­da­des áci­das dis­fra­za su leyenda,/ la ins­tau­ra­ción de la alegría/​que pro­fe­ti­za el humo de las fábricas./

En 1961 debió exi­liar­se en Méxi­co, lue­go pasó a Che­cos­lo­va­quia y tam­bién vivió en Cuba. En 1964 vol­vió a su país, fue dete­ni­do e “inte­rro­ga­do” por un agen­te de la CIA. En 1969 retor­nó a Cuba don­de ganó el Pre­mio de Poe­sía Casa de las Amé­ri­cas por el libro Taber­nas y otros luga­res. Allí mis­mo enta­bló amis­tad con Julio Cor­tá­zar quien dijo: “En Roque la risa era uno de sus men­sa­jes más direc­tos y más her­mo­sos, se reía como un niño, echán­do­se hacia atrás […] Nun­ca lo escu­ché refe­rir­se a su pro­pia per­so­na sal­vo cuan­do se tra­ta­ba de dar tes­ti­mo­nio sobre la his­to­ria de su país. Nin­guno
de sus ami­gos olvi­da­rá las his­to­rias de sus ante­pa­sa­dos, las aven­tu­ras de los miem­bros de su fami­lia; y otras veces sin mayor deseo pero obli­ga­do por la nece­si­dad de defen­der un pun­to de vis­ta, el recuer­do de las pri­sio­nes, de la muer­te ron­dan­do, de la fuga al alba, de los exi­lios, de las vuel­tas, la saga del com­ba­tien­te, la lar­ga mar­cha del militante”.

Al retor­nar a El Sal­va­dor defi­ni­ti­va­men­te, se invo­lu­cró en la lucha arma­da inte­grán­do­se al Ejér­ci­to Revo­lu­cio­na­rio del Pue­blo (ERP) en 1973. Tras quin­ce meses de mili­tan­cia jun­to a las filas del ERP y un enfren­ta­mien­to interno con la direc­ción de la orga­ni­za­ción, fue acu­sa­do, sin prue­bas, de per­te­ne­cer a las filas del enemi­go. Fue reclui­do en una casa ope­ra­ti­va a par­tir de abril de 1975 has­ta que el 10 de mayo de ese año fue ase­si­na­do. Esta­ba a cua­tro días de cum­plir 40 años.

Uno tie­ne en las manos un peque­ño país,/ horri­bles fechas,/ muer­tos como cuchi­llos exigentes,/ obis­pos venenosos,/ inmen­sos jóve­nes de pie/​sin más edad que la esperanza,/ rebel­des pana­de­ras con más poder que un lirio,/ sas­tres como la vida,/ pági­nas, novias, espo­rá­di­co pan,/ hijos enfermos,/ abo­ga­dos traidores/​nie­tos de la sen­ten­cia y lo que fueron,/ bodas des­per­di­cia­das de impo­ten­te varón,/ madre, pupi­las, puentes,/ rotas foto­gra­fías y programas./

La cúpu­la diri­gen­te del ERP, inte­gra­da por Ale­jan­dro Rivas Mira, prin­ci­pal­men­te, secun­da­do por Joa­quín Villa­lo­bos, Jor­ge Melén­dez y Vla­di­mir Rogel, encar­na­ba la fac­ción “mili­ta­ris­ta” que bus­có liqui­dar a la fac­ción “polí­ti­ca”, que defen­día Roque Dal­ton. Esta dife­ren­cia estra­té­gi­ca, suma­da a los res­que­mo­res hacia la popu­la­ri­dad del poe­ta, des­en­ca­de­na­ron el final trá­gi­co. Un final que a la luz de los años evi­den­cia un capri­cho ancla­do en el ego y las ambi­cio­nes per­so­na­les, más que una dispu­ta por los méto­dos de acción.

Nin­guno de los seña­la­dos diri­gen­tes ha con­fe­sa­do dón­de deja­ron los res­tos de Dal­ton. En la actua­li­dad con­ti­núa sien­do la heri­da abier­ta de fami­lia­res y seres queridos.

Pero los ver­sos del poe­ta están en todos lados; bro­tan de las bocas de las nue­vas gene­ra­cio­nes, se espar­cen con el vien­to y se tor­nan tes­ti­mo­nio vivo y por la vida. La poe­sía de Roque Dal­ton, como dijo Cor­tá­zar, habla siem­pre del futu­ro, por la vita­li­dad, el sen­ti­do del jue­go, la bús­que­da del amor en todos los pla­nos, la duda antes que el dog­ma.
De for­ma pós­tu­ma el Esta­do sal­va­do­re­ño le ha otor­ga­do el títu­lo de Hijo y Poe­ta Meri­tí­si­mo de la Nación.

A 86 años de su naci­mien­to, la figu­ra del poe­ta revo­lu­cio­na­rio de aquel país tan cas­ti­ga­do vuel­ve siem­pre a estar vigen­te, pese a la muer­te y sus emi­sa­rios. Uno se va a morir,/ mañana,/ un año,/ un mes sin péta­los dormidos;/ dis­per­so va a que­dar bajo la tierra/​y ven­drán nue­vos hombres/​pidien­do panoramas./ Pre­gun­ta­rán qué fuimos,/ quié­nes con lla­mas puras les antecedieron,/ a quié­nes mal­de­cir con el recuerdo./ Bien./ Eso hacemos:/ cus­to­dia­mos para ellos el tiem­po que nos toca”.

Itu­rria /​Fuen­te

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