Por Lourdes Álvarez Nájera. Resumen Latinoamericano, 8 de mayo de 2021.
La voz de alarma se ha propagado en Asunción Mita, Jutiapa, debido a que el proyecto minero Cerro Blanco pretende ser reactivado bajo una serie de maniobras que sectores religiosos y organizaciones sociales catalogaron como fraudulentas. Según se sabe, realizarán encuestas durante este mes, para que la población valide la acción.
No se les ha consultado como lo establece el convenio 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) ni se les ha informado de manera transparente los impactos de esa actividad, que ahora cambiaría de minería de túneles a una de cielo abierto.
El sacerdote Víctor Ruano Pineda, de la Diócesis de Jutiapa, dijo en el programa radial Realidades de Iglesia y Sociedad, en una transmisión para Emisoras Católicas del Grupo Radial ECA, que “un monstruo empieza a despertar y rugir desde la pequeña aldea de Asunción Mita. Con el objetivo de enriquecer a unos pocos y dejar en pobreza a esa población”.
Ruano Pineda también comparó al proyecto minero Cerro Blanco con un “Goliat” que la empresa Entremares S.A. vendió a Bluestone Resources, que ahora realizaría actividades a cielo abierto o a tajo abierto, como también se le conoce.
Según el sacerdote, esas actividades pondrían en grave peligro a la población de esa localidad y de El Salvador, que se encuentra cercana.
“El grito de no a la minería en Asunción Mita, se debe seguir escuchando con toda su fuerza en nuestro país y sobre todo en las comunidades cristianas, aunque parezca que enfrentamos una lucha desigual entre el Goliat de las empresas mineras y el David de nuestros pueblos”, añadió el religioso.
Alertan acciones de reactivación
Desde el pasado 1 de mayo, Madre Selva, alertó sobre una reunión que se pretendía realizar con la población de Asunción Mita, para informarles de la reactivación del proyecto, además que durante la primera semana de mayo se realizarían encuestas con la población.
Según Julio González, de Madre Selva, ese proyecto minero se aprobó de manera fraudulenta hace 14 años, cuando la empresa Entremares S.A., subsidiaria de la empresa canadiense Goldcorp Inc. logró que durante el gobierno de Óscar Berger se admitieran los estudios de impacto ambiental y el Ministerio de Energía y Minas (MEM) reconociera las licencias de operación.
Según González nunca fue rentable, porque no se pudo extraer ni un gramo de oro y, al contrario, generó graves focos de contaminación y problemas para los trabajadores debido a que el calor que se generaba en los túneles era tan alto que no podían permanecer más allá de media hora.
El giro comercial que ahora pretende dar la mina busca aprovechar la licencia que le fue otorgada por 25 años y que culminaría en 2032 sobre una extensión de unas 174 hectáreas. Según reportó el Centro de Medios Independientes (CMI) en 2012, el MEM reportó la suspensión de ese proyecto porque “supuestamente la empresa prefirió esperar a que el mercado internacional del metal precioso mejorara a nivel internacional”.
Atropello contra la dignidad
En diversas ocasiones, la población, las iglesias y las organizaciones han denunciado que debido a la actividad minera en esa comunidad de Jutiapa, las fuentes de agua se han secado y en El Salvador se ha contaminado el río Lempa, sin que las autoridades gubernamentales o municipales realicen verificaciones o pronunciamientos.
La actividad minera de esa zona pondría en peligro a unas 650 mil personas que están distribuidas en 45 municipios de Guatemala, El Salvador y Honduras, como se indicó en un pronunciamiento de 2013, por la Mesa Nacional Frente a la Minería Metálica.
“Asunción Mita es una aldea pequeña pero enriquecida por el Dios de la vida y ahora está amenazada por la fuerza destructora del capital, que va detrás del cerro de oro, atropellando la dignidad de las familias que viven en esa zona de Jutiapa que se sienten impotentes y con miedo, porque el Estado no los defiende”, enfatizó el sacerdote Ruano Pineda.
A los males de la pandemia y a lo complicado del proceso de vacunación, se suma el empobrecimiento de la población, el asalto a un sistema de justicia ya frágil y corrompido por la élite gobernante y el incremento de los migrantes y ahora el intento de poner en marcha un proyecto minero en el oriente guatemalteco, puntualizó el sacerdote.
Fuente: Prensa Comunitaria