Kir­guis­tán-Tayi­kis­tán. Algo más que una gue­rra por el agua

Por Gua­di Cal­vo*, Resu­men Latinoamericano,11 de mayo 2021-.

Mien­tras en Afga­nis­tán, el tali­bán gol­pea a dies­tra y sinies­tra a las fuer­zas mili­ta­res y de segu­ri­dad en que apo­yan, al cada vez más ende­ble pre­si­den­te Ash­raf Gha­ni, para lle­var­lo a la mesa de nego­cia­cio­nes lo más debi­li­ta­do posi­ble, al tiem­po que ellos, se han afir­ma­do en la ofen­si­va post pri­me­ro de mayo, que inclu­so, de pro­lon­gar­se con el mis­mo éxi­to, se corre el ries­go de que para el pro­pio mullah Hiba­tu­llah Akhund­za­da, le sea difí­cil dete­ner a sus muyahi­di­nes. Lo que pre­ci­pi­ta­ría una nue­va eta­pa de la gue­rra civil, a la que el Daesh Kho­ra­san, un juga­dor menor en el con­flic­to, pero con muchas con­di­cio­nes para pro­fun­di­zar­lo, apues­ta fuer­te, por aque­llo de a río revuel­to… Por lo que se cree es el ver­da­de­ro res­pon­sa­ble de la acción que el pasa­do sába­do ocho, a la sali­da de la escue­la Sayed ul-Shuha­da, en Dasht-e-Bar­chi, un subur­bio al oes­te de la ciu­dad Kabul, habi­ta­do mayo­ri­ta­ria­men­te por miem­bros de la comu­ni­dad chií, étni­ca­men­te haza­ras, don­de murie­ron unas 65 per­so­nas y más de 130 resul­ta­ron heri­das, la mayo­ría alum­nas de la institución.

A pesar de que Gha­ni, inten­tan­do una mez­qui­na ven­ta­ja, cul­pó a los tali­ba­nes, estos han nega­do su res­pon­sa­bi­li­dad. No hay que ser un exper­to en la gue­rra afga­na, para encon­trar la fir­ma del Daesh en el recien­te ata­que, ya que los tali­ba­nes no ope­ran en la capi­tal, lo que si hace y con mucha fre­cuen­cia la orga­ni­za­ción fun­da­da por Abu Bakr al-Bagh­da­di, que des­de hace más de dos años ha incre­men­ta­do sus ope­ra­cio­nes en Kabul, de mane­ra direc­ta y en algu­nos casos finan­cian­do a la cada vez más con­fu­sa Red Haq­qa­ni. Una de sus últi­mas accio­nes había sido en mayo del año pasa­do, con­tra la mater­ni­dad de Dasht-e-Barch, don­de mata­ron a cer­ca de 25 per­so­nas entre pacien­tes y per­so­nal sani­ta­rio, ade­más de des­truir valio­so ins­tru­men­tal médico.

Mien­tras Afga­nis­tán se revuel­ve en el lodo pre­cio­sa­men­te ama­sa­do por los Esta­dos Uni­dos duran­te vein­te años, a pocos kiló­me­tros de sus fron­te­ras, una nue­va esca­la­da, esta­lló esta últi­ma sema­na en el vie­jo con­flic­to entre Kirguistán-Tayikistán.

Los enfren­ta­mien­tos que se pro­du­je­ron entre el 28 y 29 de abril, incen­ti­van­do en su ori­gen, por la cada vez más angus­tian­te y gra­ve esca­sez de agua, deja­ron cer­ca de sesen­ta muer­tos, un impor­tan­te núme­ro de heri­dos, cer­ca de 50 mil des­pla­za­dos y la des­truc­ción de cen­te­na­res de vivien­das, loca­les comer­cia­les y edi­fi­cio públi­cos a uno y otro lado de la fron­te­ra. con­vir­tién­do­se en la más san­grien­ta que se ha pro­du­ci­do des­de la sepa­ra­ción de ambas nacio­nes de la Unión Sovié­ti­ca en 1991.

Los com­ba­tes, se habrían ini­cia­do, tras el inten­to de los kir­gui­ses de ins­ta­lar cáma­ras de videos, para con­tro­lar el uso del agua por par­te de la comu­ni­dad tayi­ka, lo que pro­vo­có ini­cial­men­te una dispu­ta a gol­pes de puños y pie­dras entre civi­les, que deri­vó casi de mane­ra inme­dia­ta a la inter­ven­ción de las fuer­zas de segu­ri­dad de ambos paí­ses, des­ple­ga­das en el área. Que, des­de un tiro­teo ini­cial con fusi­le­ría, se con­ti­nuó con fue­go de mor­te­ros. Kir­guis­tán, acu­só a Tayi­kis­tán de la uti­li­za­ción de un heli­cóp­te­ro de asal­to Mi-24, con­tra uno de sus pues­tos fron­te­ri­zos y varias aldeas.

Si bien a par­tir del día 30 de abril, se alcan­zó a esta­ble­cer un alto el fue­go, se teme que has­ta que no se resuel­va el acce­so al agua, inevi­ta­ble­men­te los enfren­ta­mien­tos esta­lla­ran en cual­quier momen­to. Los que pon­drán a prue­ba a Rusia, que no ha deja­do de tener una fuer­te pre­sen­cia en ambas repú­bli­cas, don­de tam­bién dis­po­ne de bases militares.

La cues­tión estri­ba en la con­fu­sa demar­ca­ción fron­te­ri­za, unos mil kiló­me­tros, de los cua­les más de la mitad no han sido defi­ni­dos des­de 1991. El sis­te­ma en la era socia­lis­ta de “nacio­nes, nacio­na­li­da­des y pue­blos”, que no impo­nía nin­gu­na tra­ba al trán­si­to, ni al uso común de los bie­nes públi­cos, como tam­bién suce­día en Abja­sia y Ose­tia del Sur en Geor­gia, y Nagorno-Kara­baj en Azer­bai­yán, se con­for­ma­ban encla­ves étni­cos o tri­ba­les de una repú­bli­ca en otra, y cuya admi­nis­tra­ción per­te­ne­cía a la de ori­gen, creán­do­se ver­da­de­ras islas de una nación den­tro de otra veci­na. Este es el caso de Bat­ken, una pro­vin­cia de Kir­guis­tán, don­de exis­ten dos regio­nes, Kay­ra­gach y Vorukh, pobla­das casi en su tota­li­dad por tayi­kos, las que son admi­nis­tra­dos por Tayikistán.

Fue Vorukh, el pun­to calien­te, don­de se cen­tra­ron los cho­ques de fina­les de abril. Un terri­to­rio fér­til, para los pará­me­tros de la región, que se encuen­tra rodea­do por una de las pro­vin­cias más ári­das de Kir­guis­tán, lo que pone el con­trol de los recur­sos hídri­cos, en el pun­to en discusión.

Si bien los recien­tes enfren­ta­mien­tos, entre estas dos nacio­nes han sido los más impor­tan­tes de la épo­ca post sovié­ti­ca, no son los pri­me­ros, ya en 2013, pobla­do­res de Vorukh, qui­sie­ron impe­dir la cons­truc­ción de una ruta alre­de­dor de su encla­ve, pro­vo­can­do una pelea que invo­lu­cró a cien­tos de per­so­nas. En 2015, nue­vas dis­cu­sio­nes entre civi­les lle­va­ron a la inter­ven­ción ambos ejér­ci­tos. En 2019 otra vez pobla­do­res de Vorukh, pre­ten­die­ron impe­dir la cons­truc­ción de una ruta. La dispu­ta se con­vir­tió en cho­que arma­do entre los aldea­nos, en la que murie­ron dos tayi­kos. Pre­vió a los últi­mos enfren­ta­mien­tos de abril, en mar­zo habían sur­gi­do nue­vas reyer­tas, que apun­ta­ban a ir en aumen­tó has­ta eclo­sio­nar a fina­les del mes pasado.

El refle­jo afgano.

Habría que con­si­de­rar que el con­flic­to kir­guí-tayi­ko, no está para nada des­pren­di­do de la reti­ra­da de Esta­dos Uni­dos de Afga­nis­tán, ya que Washing­ton ha anun­cia­do su volun­tad de esta­ble­cer bases mili­ta­res en Asía Cen­tral, para seguir “moni­to­rean­do” al terro­ris­mo en la región en la que obvia­men­te Rusia tie­ne pre­va­len­cia, por lo que no sería para nada extra­ño que agen­tes pro nor­te­ame­ri­ca­nos hayan esta­ba ope­ran­do en la con­cre­ción del últi­mo estallido.

Esta­dos Uni­dos de nin­gu­na mane­ra quie­re per­der argu­men­to para man­te­ner su inje­ren­cia en la región, y enci­ma ceder esa amplia y estra­té­gi­ca área, con sus infi­ni­tos recur­sos natu­ra­les par­ti­cu­lar­men­te gas y petró­leo, a sus dos gran­des com­pe­ti­do­res Rusia y Chi­na, muy pró­xi­mos físi­ca, cul­tu­ral, polí­ti­ca y económicamente.

Por lo que la lla­ma­ti­va viru­len­cia de recien­te esca­la­da, podría tener que ver más con una acción retar­da­da de Washing­ton que por el agua, ya que tan­to el pre­si­den­te de Kir­guis­tán, Sadyr Zha­pa­rov­te, como su par tayi­ko Emo­ma­li Rah­mon, son hom­bres muy pró­xi­mos al Krem­lin. Ade­más de que ambos paí­ses, son miem­bros de la Orga­ni­za­ción del Tra­ta­do de Segu­ri­dad Colec­ti­va (OTSC) en la que Mos­cú en un acti­vo inte­gran­te y a su vez Kir­guis­tán tam­bién es miem­bro de la Unión Eco­nó­mi­ca Euro­asiá­ti­ca (EAEU) de la que tam­bién Rusia es par­te de la orga­ni­za­ción a la que Tayi­kis­tán, tie­ne mar­ca­do inte­rés en unirse.

Por lo que qui­zás, amplian­do el zoom, para dar con­tex­to a estas ano­ta­cio­nes, habría que inte­re­sar­se en qué Mos­cú, que debe con­si­de­rar la cues­tión en Ucra­nia, don­de los Esta­dos Uni­dos des­de 2013 están jugan­do muy fuer­te, por lo que, a lo lar­go de la fron­te­ra ucra­nia­na, Mos­cú ha esta­cio­na­do impor­tan­tes con­tin­gen­tes mili­ta­res, al tiem­po que efec­ti­vos rusos deben moni­to­rear el alto el fue­go entre Arme­nia y Azer­bai­yán, por la cues­tión Nagorno-Kara­baj; lo que un enfren­ta­mien­to de enver­ga­du­ra entre Kir­guis­tán y Tayi­kis­tán, obli­ga­ría a el pre­si­den­te Vla­di­mir Putin, a dis­po­ner más fuer­zas para con­tro­lar la ten­sión en otra de sus exten­sas fron­te­ras, las que pare­cie­ran que algu­na “volun­tad” pode­ro­sa inten­ta­ría cercar.

Fren­te a la per­di­da de ese por­ta­avio­nes que sig­ni­fi­có, a pesar de todo, Afga­nis­tán estos últi­mos vein­te años, Esta­dos Uni­dos bus­ca abri­go para sus tro­pas en la región. En pro­cu­ra de encon­trar ese lugar Zal­may Kha­lil­zad, el Repre­sen­tan­te Espe­cial de Esta­dos Uni­dos para la Recon­ci­lia­ción de Afga­nis­tán, des­de prin­ci­pios de mayo está hacien­do una gira por Uzbe­kis­tán, Kazajs­tán y Tayi­kis­tán, lo que no es del agra­do Tali­ban. Aun­que el hecho no es una nove­dad para nadie ya que el 14 de abril Biden, había expre­sa­do su volun­tad de per­ma­ne­cer en la región, para evi­tar el resur­gi­mien­to del terro­ris­mo en Asia Cen­tral, como si los tali­ba­nes fue­ran Her­ma­nas de la Cari­dad.

Washing­ton, ya había ocu­pa­do en octu­bre de 2001, la anti­gua base sovié­ti­ca de Karshi Kha­na­bad (K‑2), en Uzbe­kis­tán, nación, que, tras el colap­so sovié­ti­co, fue la pri­me­ra en ofre­cer su terri­to­rio y espa­cio aéreo para ope­ra­cio­nes de la OTAN, tras los ata­ques a Nue­va York. Esta­dos Uni­dos debió aban­do­nar 2005, esa base des­pués de la matan­za Andi­ján, una ciu­dad en el este de ese país don­de fue­ron ase­si­na­das 700 per­so­nas por orden del enton­ces pre­si­den­te Islom Kari­mov, en el poder des­de 1991 has­ta su muer­te en 2016, matan­za que muchos vie­ron a los Esta­dos Uni­dos, detrás de la ope­ra­ción, por lo que aban­do­na­ron Karshi Kha­na­bad en 2005. Washing­ton tam­bién con­tro­ló la base de Manas, pró­xi­ma a la Bish­kek, la capi­tal kir­gui­sa, des­de diciem­bre de 2001 a junio de 2014.

Con un ojo pues­to en el Tali­ban y otro en Mos­cú, Esta­dos Uni­dos pre­ten­de per­du­rar en la región como si estos últi­mos vein­te años no hubie­ra apren­di­do nada.

*Gua­di Cal­vo es escri­tor y perio­dis­ta argen­tino. Ana­lis­ta Inter­na­cio­nal espe­cia­li­za­do en Áfri­ca, Medio Orien­te y Asia Cen­tral. En Face­book: https://​www​.face​book​.com/​l​i​n​e​a​i​n​t​e​r​n​a​c​i​o​n​a​lGC.

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