Licen­cia para matar: las leyes con­tra el dere­cho a la pro­tes­ta en EE.UU. ampa­ran a los con­duc­to­res que atro­pe­llen manifestantes

Por Amy Good­man y Denis Moynihan

Esta­dos Uni­dos pare­ce estar avan­zan­do len­ta­men­te hacia la nor­ma­li­dad a medi­da que aumen­ta la admi­nis­tra­ción de vacu­nas con­tra la COVID-19 y lue­go de las recien­tes reco­men­da­cio­nes de los Cen­tros para el Con­trol y la Pre­ven­ción de Enfer­me­da­des que indi­can que las per­so­nas vacu­na­das pue­den hacer acti­vi­da­des al aire libre sin nece­si­dad de usar mas­ca­ri­lla. Sin embar­go, muchas legis­la­tu­ras esta­ta­les del país están inten­tan­do que un aspec­to de nues­tra socie­dad no vuel­va a la nor­ma­li­dad: la pro­tes­ta social. Sacu­di­das por la poten­cia y la inten­si­dad de las pro­tes­tas con­tra el racis­mo sis­té­mi­co y la bru­ta­li­dad poli­cial que esta­lla­ron a raíz del ase­si­na­to de Geor­ge Floyd a manos de la poli­cía de la ciu­dad de Mineá­po­lis en 2020, las legis­la­tu­ras esta­ta­les con­tro­la­das por los repu­bli­ca­nos están apro­ban­do leyes espe­cí­fi­ca­men­te diri­gi­das a cri­mi­na­li­zar la pro­tes­ta y res­trin­gir el dere­cho a disen­tir. Al mis­mo tiem­po, y de mane­ra esca­lo­frian­te, muchas de estas leyes inclu­yen dis­po­si­cio­nes que lega­li­zan el uso de la vio­len­cia con­tra los mani­fes­tan­tes y otor­gan inmu­ni­dad a las per­so­nas que atro­pe­llen con sus vehícu­los a los manifestantes.

“Estas son leyes real­men­te extre­mas”, expre­só Nick Robin­son, ase­sor legal del Cen­tro Inter­na­cio­nal de Dere­cho sin Fines de Lucro, en una entre­vis­ta con Demo­cracy Now!. “Por ejem­plo, en el esta­do de Flo­ri­da, con­for­me a esta nue­va ley, si estás con 25 o más per­so­nas o si estás obs­tru­yen­do el trá­fi­co, esta­rías come­tien­do un deli­to gra­ve o un deli­to de des­or­den públi­co agra­va­do y podrías enfren­tar has­ta 15 años de cár­cel… Y cin­co años en pri­sión si cau­sas daño a un monu­men­to. De acuer­do a la ley de Flo­ri­da, el solo hecho de man­char un monu­men­to con­fe­de­ra­do impli­ca un car­go suma­men­te grave”.

“Están anun­cian­do el comien­zo de la tem­po­ra­da. Es una licen­cia para cazar”, dijo Susan Bro a Demo­cracy Now! La hija de Bro, Heather Heyer, fue ase­si­na­da el 12 de agos­to de 2017 mien­tras se mani­fes­ta­ba de for­ma pací­fi­ca con­tra la mar­cha supre­ma­cis­ta blan­ca “Uni­te the Right” rea­li­za­da en la ciu­dad de Char­lot­tes­vi­lle, esta­do de Vir­gi­nia. James Alex Fields Jr., un neo­na­zi de 24 años, arre­me­tió con su auto con­tra la mul­ti­tud de mani­fes­tan­tes anti­rra­cis­tas, y mató a Heather e hirió al menos a otras 35 per­so­nas. Susan Bro diri­ge aho­ra la Fun­da­ción Heather Heyer, crea­da en memo­ria de su hija, una fun­da­ción que pro­por­cio­na becas a estu­dian­tes que tra­ba­jan por la jus­ti­cia social.

El ase­sino de Heather Heyer cum­ple actual­men­te en pri­sión dos sen­ten­cias de cade­na per­pe­tua. Susan Bro dijo que revi­ve el ata­que letal a su hija todos los días:

“Los ami­gos de Heather vola­ron por el aire. El joven cuyo zapa­to ter­mi­nó col­ga­do del para­cho­ques delan­te­ro del auto­mó­vil era uno de los ami­gos de Heather, Mar­cus Mar­tin. Mar­tin esta­ba detrás de ella, pero había dos per­so­nas entre ambos. Al momen­to del inci­den­te, ati­nó a alar­gar la mano y a apar­tar a [su pro­me­ti­da], Maris­sa, del camino. [El joven] se ha lamen­ta­do una y otra vez de no haber podi­do hacer lo mis­mo con Heather. Yo le dije siem­pre: ‘Mar­cus, no podías ayu­dar en eso’. Ten­go una foto­gra­fía que mues­tra la frac­ción de segun­do pre­via al momen­to en el que [el con­duc­tor] atro­pe­lla a Heather. He vis­to imá­ge­nes de él embis­tien­do a Heather, pero mi cere­bro no lo pue­de asi­mi­lar, ni siquie­ra aho­ra. Es increí­ble decir que eso no es un cri­men, que no es un deli­to… ¿Des­de cuán­do per­mi­ti­mos que la gen­te se con­vier­ta en juez, jura­do y ver­du­go? Por­que eso es lo que esto sig­ni­fi­ca: vamos a cazar manifestantes”.

La serie actual de leyes con­tra el dere­cho a mani­fes­ta­ción sigue la mis­ma línea de las leyes que cobra­ron impul­so a raíz de las masi­vas pro­tes­tas lide­ra­das por comu­ni­da­des indí­ge­nas con­tra el oleo­duc­to Dako­ta Access en 2016. Deses­pe­ra­dos por evi­tar otras pro­tes­tas masi­vas de ese tipo, muchos esta­dos han pro­mul­ga­do leyes de “pro­tec­ción de oleo­duc­tos”, que cri­mi­na­li­zan el tipo de des­obe­dien­cia civil no vio­len­ta que está en el cen­tro de la resis­ten­cia de la tri­bu sioux de Stan­ding Rock. Pero no son solo los repu­bli­ca­nos los que están impul­san­do este tipo de leyes. La gober­na­do­ra demó­cra­ta de Kan­sas, Lau­ra Kelly, pro­mul­gó recien­te­men­te una ley que prohí­be el ingre­so a áreas pró­xi­mas a tube­rías y a otras “ins­ta­la­cio­nes de infra­es­truc­tu­ra crí­ti­ca”. Kan­sas es uno de los 16 esta­dos don­de los repu­bli­ca­nos tie­nen una mayo­ría a prue­ba de veto en la legis­la­tu­ra estatal.

La agen­cia Asso­cia­ted Press infor­mó que el pro­yec­to de ley de Kan­sas “fue pre­sen­ta­do a pedi­do de la Aso­cia­ción Esta­dou­ni­den­se de Pro­duc­to­res de Com­bus­ti­bles y Petro­quí­mi­cos (AFPM, por sus siglas en inglés)”. Las indus­trias del petró­leo, el gas y otras indus­trias con­ta­mi­nan­tes, así como tam­bién algu­nos otros gru­pos empre­sa­rios, están impul­san­do muchas de estas leyes anti­pro­tes­ta, con la ayu­da del Con­se­jo Esta­dou­ni­den­se de Inter­cam­bio Legis­la­ti­vo, o ALEC, por sus siglas en inglés, uno de los prin­ci­pa­les gru­pos de lobby de dere­cha del país.

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