José Luis Aliaga Pereira* /Resumen Latinoamericano, 21 de mayo de 2021
Para germinar una publicación popular no basta con escribir su contenido, diseñarla e imprimirla. Es necesario llevarla al encuentro de su lectoría.
Para esto es necesario hacerla caminar y alumbrar su camino para que llegue a su feliz destino: la conciencia y la sensibilidad de sus lectores.
Esta labor la realiza un grupo de celendinos que edita la revista “Fuscán”, un pequeño pero combativo órgano periodístico fundado en 1971, en Celendín, por el artista Alfredo Rocha Segarra.
Hoy la revista la dirige el pintor Jorge Antonio Chávez Silva y es impulsada y editada por el colectivo cultural Celendín Pueblo Mágico.
En la siguiente crónica José Luis Aliaga Pereira nos cuenta la experiencia de distribuir la publicación mediante las «caminatas sociales y ecoculturales».
Se trata de una sana y lúdica práctica que permite interactuar y promover la lectura de artículos, cuentos y poemas de reconocidos y premiados escritores e intelectuales nacidos en Celendín.
“A las personas que reciben la revista y se toman una foto se las damos gratis. Y sino, la vendemos a un sol, y juntamos para la siguiente impresión”, cuenta José Luis Aliaga Pereira.
Para la reciente edición se imprimieron 500 ejemplares que vienen siendo distribuidos en los poblados de Celendín.
Los que deseen pueden descargar las 24 páginas de la revista en el siguiente enlace de descarga: https://bit.ly/3hsdOTu
Como lo hemos hecho antes, el profesor Willy y mi persona, salimos en caminata ecosocial turística y cultural, desde el Jr. Junin, del barrio San Isidro, Celendín. Esta vez mi mochila no llevaba naranjas, ni plátanos, ni agua mineral como lo hice en las dos anteriores ya que las podemos adquirir a lo largo de camino. Cargo sobre mi espalda más de cien revistas Fuscán para distribuirlas entre las personas, que gustan de la lectura, de los distritos vecinos de Sucre y José Gálvez.
La Institución Educativa N° 402, en Bellavista, donde se exhibe el criticado y alabado sombrero hecho de fierro y cemento, fue el primer centro educativo en el que entregamos algunos ejemplares (fuscanes), al Auxiliar de Educación señor Santos Abanto Urquia.
Después de pasar frente a la iglesia y el parque del caserío El Tingo, bajamos a la catarata LANGASCOCHA, ubicada en territorio josegalvino a 20 minutos de la capital de la provincia; de allí, haciendo camino al andar, una lomita de fácil acceso y ascenso, nos condujo al caserío de Chaquil, en Huacapampa, capital del distrito de José Gálvez. Un hermoso paisaje se divisa desde este lugar. Las campiñas de Sucre, José Gálvez y Jorge Chávez hacen que nuestros pechos se agiten de orgullo. Si las llamadas autoridadedes apreciaran, en su real magnitud, el potencial turístico que tienen los pueblos serranos, otro sería el cantar de nuestras afónicas gargantas; pero, lamentablemente, la realidad es otra.
Willy Sánchez es claro en su apreciación al respecto: «Es solo cuestión de trabajar con la intención de favorecer a la población en general y generar entradas propias sin pensar en las fáciles y ociosas regalías mineras que destruyen para siempre el medio ambiente –asegura nuestro acompañante – . Ejemplos cercanos que podríamos enumerar fácilmente, existen. ‑reflexiona Willy, quien es sociólogo de profesión y ha recorrido gran parte de la zona norte de la región Cajamarca.
Pensando en el paisaje de múltiples chacras de maíz con sus enormes choclos, las que observamos desde que empezamos a pisar la zona rural de la provincia, una esperanza se vislumbra en el firmamento peruano, con la postulación a la presidencia de la república del profesor de educación primaria, Pedro Castillo Terrones. Estamos seguros que la agricultura cambiará el destino del país. «Si –afirma Willy refiriéndose a la segunda vuelta de las próximas elecciones – , el 6 junio todo cambiará, si es que no recurren al fraude los que manejan, hace más de 200 años, nuestro país».
Metidos en el centro mismo del paisaje, saltando las piedras, como churgapes, que lugareños han colocado entre sus aguas, cruzamos el riachuelo que riega las pampas verdes de Chaquil; más allá, a pocos metros del bosque de piedras, en la falda del cerro Lanchepata, al costado del sitio llamado La Totora, el arisco paisaje se ve invadido por una casa de cemento y estructura inadecuada. Al fondo, en el cerro Huisquimuna, cercana parece la cruz que lo adorna A esta altura, la conversación trata de la fiesta patronal de Sucre, lugar antes llamado Huauco. Otro año más paaaea el pueblo, sin poder celebrar su fiesta en honor a San Isidro Labrador. Eran la una de la tarde del martes 11 de mayo, y doña Lucinda, en el corazón de Sucre, distrito en el que también el virus está dejando su huella letal, nos esperaba con un exquisito plato de ollucos revueltos y papas, y otro de sopa de arroz con yuca y de refresco una jarrita de chicha de maní. Luego del almuerzo recorrimos la Plaza Mayor de Sucre y sus calles principales, obsequiando el número 26 de la revista Fuscán que fundara, hace más de 30 años, el polifacético artista Alfredo Rocha natural de este pintoresco distrito. Ya de regreso, caminamos por la carretera La Misionera hasta llegar a José Gálvez en el que también entregamos algunas revistas. Llegamos a Celendin, aproximadamente, a las seis de la tarde. Casi ocho horas de caminata que lo rematamos con chocolate caliente y pan con queso fresco.
Aquí, algunas fotografías de esta especial caminata:
* José Luis Aliaga Pereira (1959) nació en Sucre, provincia de Celendin, región Cajamarca, y escribe con el seudónimo literario Palujo. Tiene publicados un libro de cuentos titulado «Grama Arisca» y «El milagroso Taita Ishico» (cuento largo). Fue coautor con Olindo Aliaga, un historiador sucreño de Celendin, del vocero Karuacushma. También es uno de los editores de las revistas Fuscán y Resistencia Celendina. Prepara su segundo libro titulado: «Amagos de amor y de lucha».
FUENTE: SERVINDI