La victoria del SNP y el reforzamiento de la mayoría absoluta de los partidos independentistas en las elecciones de este 6 de mayo en el Parlamento escocés da más fuerza a la reivindicación del gobierno de Escocia para la celebración de un segundo referéndum de autodeterminación. Pero la negativa del gobierno británico a negociar y la amenaza de la judicialización del asunto hacen poco plausible una votación a corto plazo.
¿Ha aumentado mucho el apoyo a los partidos independentistas?
Ligeramente. Los dos partidos independentistas han ganado 72 escaños de los 129 que hay en el Parlamento escocés: 64 el SNP y 8 los Verdes. En 2016, en consiguieron tres menos: 69 (63 + 6). En porcentaje de voto, también han crecido: en 2016, el conjunto de partidos independentistas consiguieron el 47% de los votos en la urna de distritos y el 49% en la regional. Ahora, los porcentajes han sido respectivamente del 49% y del 51%.
¿Qué ha dicho la primera ministra escocesa?
Nicola Sturgeon afirmó que, a la luz de los resultados, la cuestión ya no es si el referéndum se hará, sino cuándo. El viceprimer ministro, John Swinney, especificó que Escocia estará “lista” para la votación una vez la situación de la pandemia sea “estable” y la prevalencia del virus esté “contenida”, lo que según los cálculos del gobierno escocés podría pasar en 2022 como muy pronto. El programa del SNP recoge el compromiso de hacerlo durante “la primera mitad de la legislatura”, es decir, antes de final de 2023.
¿Y lo podrá hacer?
En estos momentos, no lo sabe nadie. El primer ministro británico, Boris Johnson, ha insistido en que no dará permiso para el referéndum y en alguna ocasión ha dicho que, a su juicio, no se debería hacer ninguna hasta el 2045 . Esto, en teoría, aleja la posibilidad de que se pueda acordar un referéndum como se hizo en 2011 entre los entonces primeros ministros Alex Salmond y David Cameron.
¿El gobierno de Escocia puede buscar entonces un referéndum unilateral?
Sin acuerdo, Sturgeon dice que igualmente llevará al Parlamento escocés una Ley del referéndum que, previsiblemente, preverá una votación con la misma pregunta que en 2014: “Escocia debería ser un país independiente?”. Aquí se abren dos escenarios. El primero, que el gobierno británico lleve la ley al Tribunal Supremo del Reino Unido, y que sean los jueces quienes decidan si el referéndum se puede hacer. Esto alargaría los plazos ‑y, tal vez, podría favorecer un entendimiento entre ambos gobiernos mientras tanto. El segundo, que Londres se inhiben: tras la victoria del SNP, el ministro de la Oficina del Gabinete del gobierno británico, Michael Gove, dijoque el Ejecutivo no llevaría una eventual ley escocesa del referéndum a los tribunales. ¿Qué quiere decir? Londres podría buscar simplemente ignorar la convocatoria y dejar el referéndum sin campaña del “no”, lo que probablemente abocaría la consulta al fracaso.
¿Qué dicen las encuestas actualmente?
Ha habido bastante igualdad entre partidarios y detractores de la independencia desde que comenzó 2021. Los resultados de las encuestas varían de mes en mes, y la mayoría coinciden en que ahora mismo los indecisos decantarían el resultado hacia un lado o el otro. Sin embargo, el valor de estas encuestas es relativo, dado que nadie ‑ni siquiera el gobierno escocès- no prevé que la cuestión pueda resolverse a corto plazo.
¿Hasta cuando se puede arrastrar el debate?
Es del todo imposible que se vote en 2021 y muy improbable que la fecha sea 2022. Esto lleva la cuestión a 2023 como muy pronto, y dependerá del curso de los acontecimientos: judicialización o no del proceso, cambios de prioridades o de perspectivas en el gobierno británico que puedan favorecer un acuerdo para el referéndum … Todo ello podría ‑pese a lo que diga el programa de la SNP- aplazar la cuestión hasta 2024 o más allá, después de las siguientes elecciones británicas.
Vale la pena recordar, por ejemplo, que entre el acuerdo Cameron-Salmond y la celebración del primer referéndum de independencia pasaron dos años, y que las campañas a favor y en contra de la independencia estuvieron activas durante 27 meses. Parece improbable, así, que pasen menos de dos años entre un eventual luz verde ‑venga donde venga- al referéndum y su celebración.
Fuente: Nationalia.