El monólogo de Pamela Palenciano es una amenaza… para el fascismo
La creadora del proyecto de pedagogía teatral ‘No solo duelen los golpes’ está sufriendo una campaña de odio y hostigamento desde que la diputada fascista Alicia Rubio Calle tuiteó un vídeo descontextualizado para criminalizarla.
Este texto iba a ser una reseña sobre ‘No solo duelen los golpes’, el exitoso y, precisamente por eso, vetado y difamado monólogo autobiográfico de la comunicadora y actriz feminista Pamela Palenciano Jódar; un recurso educativo de referencia en el trabajo de prevención de las violencias machistas con adolescentes. Se iba a titular ‘Sobrevivimos a Antonio, pero casi nos convertimos en él’, en alusión a uno de los elementos más interesantes e incómodos que aporta su texto: reconocer que las supervivientes de violencias machistas podemos terminar reproduciendo actitudes de control.
Pero este texto no va a ser una reseña, porque estos días Palenciano está siendo objeto de la enésima campaña de desprestigio y hostigamiento en redes sociales. La acusan de llevar a las aulas un discurso basado en el odio a los hombres, acusación fácilmente refutable para quienes vean su monólogo, disponible en YouTube, en el que aporta una visión precisamente compleja y poliédrica de las relaciones de poder.
El martes pasado, la diputada fascista en la Asamblea de Madrid Alicia Rubio Calle tuiteó un fragmento descontextualizado de la representación de Pamela Palenciano hace dos años en Linares, un municipio de su provincia natal, Jaén. La diputada calificó su proyecto pedagógico de “monólogo-basura adoctrinador”. En el vídeo que viralizó se ve cómo Antonio (el alter ego de Palenciano, basado en su primer novio) acompaña a abandonar la sala a tres chavales, retratado y parodiando con su lenguaje verbal y corporal ciertos códigos de la masculinidad hegemónica. Después, Palenciano siguió haciendo comentarios irónicos sobre la actitud de estos chicos. En el vídeo se ve que les dedicó un improperio, “pero lo que no se ve es que llevaban más de cuarenta minutos siento irrespetuosos y violentos”, afirma la comunicadora y actriz feminista. Añade que por eso el público aplaudió cuando se fueron de la sala y que por eso en estos dos años no ha recibido ninguna queja por parte de la comunidad educativa y las familias presentes ese día.
Palenciano tiene claro que estas “críticas artificiales, oportunistas y antifeministas” forman parte de una estrategia del partido de extrema derecha para defender su llamado pin parental, que permitiría a las familias excluir a sus hijas e hijos de actividades extraescolares que promuevan, a su juicio, la “ideología de género”. Que la diputada haya tuiteado ahora ese fragmento de una función de 2019 demuestra que hay personas buceando en sus vídeos para encontrar alguna metedura de pata que les permita usarla como “arma arrojadiza” en su campaña por el veto parental, añade Palenciano en una conversación telefónica con quien escribe estas líneas.
Los cachorros del fascismo
Esta situación no es nueva para Pamela Palenciano, quien ha enfrentado campañas de desprestigio, amenazas y comentarios violentos en redes sociales en 2017 y 2019. En 2019 los ataques continuados empezaron cuando se difundió en ciertas páginas web que una asociación la había denunciado por “incitación al odio”. En 2017 alguien interpuso una denuncia por “apología del maltrato”, pero no fue admitida a trámite. En esas ocasiones, los comentarios difamatorios se concentraron en Twitter. “Son comentarios sobre mi persona, físico, mi manera de hablar, de pensar… luego hay algunos que piden que me tiren a un pozo y que me muera, que me metan en la cárcel”, le explicó entonces la monologuista a Patricia Reguero en una entrevista publicada en El Salto. Esta vez, en cambio, la campaña ha sido más masiva y tanto sus vídeos de YouTube como sus publicaciones en Facebook y en Instagram están inundadas de comentarios agresivos; ha interpuesto denuncias policiales contra los más fuertes. Además, youtubers machistas le han dedicado vídeos con títulos como “FEMINISTA INSULTA a los ALUMNOS de INSTITUTO en su CHARLA ADOCTRINADORA”. También ha recibido dos llamadas insultándola desde números que no se pueden rastrear.
Hay otro cambio sustancial respecto a los años anteriores: en 2021 la extrema derecha goza de mayor visibilidad, apoyo y participación en las instituciones. “La diputada ha tirado la piedra y han aparecido todos sus cachorros”, interpreta Palenciano. Cuenta a Pikara Magazine que esta vez sí que ha sentido miedo a una agresión física, y también le preocupa que le cancelen bolos. “Me encuentro un poco más fuerte que la anterior vez, pero estoy muy cansada de estar en el ojo del huracán siempre. Y la que está más asustada es mi hija, que tiene 15 años. Ha leído las barbaridades que me dicen en Tik-Tok; ese es su mundo y le está afectando un montón”, reconoce por teléfono.
Esta campaña de acoso se ha iniciado el mismo mes en el que los machistas están celebrando la orden de ingreso en prisión de Juana Rivas, en el que se está dando un fuerte debate en torno al documental de Rocío Carrasco, y en el que se han registrado más asesinatos machistas, nueve según Feminicidio.net. “Eso de que son cuatro gatos… Qué va. Veo una respuesta violenta cada vez mejor orquestada, y da miedito”, alerta Palenciano.
En el vídeo que ha compartido en sus redes, relaciona su situación con la de otras muchas comunicadoras y defensoras de derechos humanos: “Cuando las mujeres creamos discurso, denunciamos violencia, cuestionamos roles y privilegios, cuando aportamos contenido sobre los derechos de las mujeres, sexualidad, deconstrucción de las masculinidades, y empujamos la transformación, siempre recibimos violencia por los sectores que se sienten amenazados por la potencia de nuestra acción”.
Compañeras como Irantzu Varela, Andrea Momoitio o Anita Botwin llevan tiempo advirtiendo de que las violencias virtuales son muy reales y que tienen un impacto directo en quienes las sufren; en su participación social o en su salud mental y emocional. Que quienes la ejercen no son unos trols sino unos agresores, con todas las letras, que siguen siendo agresores cuando apagan el ordenador o guardan el móvil y que probablemente se relacionen también de forma violenta con las mujeres de su vida “real”.
Disección de las relaciones de poder
Cuando este artículo iba a ser una reseña, arrancaba así: Pamela Palenciano traza en ‘No solo duelen los golpes’ un dibujo amplio, certero y profundo de las relaciones de poder y nos invita no solo a sanar las heridas del machismo sino a asegurarnos de que no estamos reproduciendo violencia con otras personas. En la trepidante hora y media en la que recrea la relación de maltrato que vivió con su primer novio, Antonio, hace alusiones constantes a otras violencias normalizadas, como los abusos sexuales en la infancia, el falso síndrome de alienación parental o la violencia obstétrica. Pero también advierte del riesgo de reproducir el maltrato, de convertirnos en Antoñitas. Además, reserva buena parte del final del monólogo para hablar del colonialismo y del racismo institucional, a partir del hecho de que su actual compañero, Iván Larreynaga, es salvadoreño, y de que su hija mayor está expuesta a una desigualdad administrativa respecto al pequeño por no tener nacionalidad española.
También dedica muchos minutos a sensibilizar a las y los espectadores mayores sobre el adultismo y relaciona esos abusos de poder de madres y padres hacia las criaturas con la normalización de la violencia machista. Explica que si de pequeñas aprendemos que quien más nos quiere a veces nos puede trata mal y asustarnos, esa lección temprana allana el camino del maltrato en nombre del amor romántico.
La comunicadora lleva 18 años trabajando en el proyecto artístico y pedagógico ‘No solo duelen los golpes’, que ha ido evolucionando con ella, especialmente en esta profundización en el análisis interseccional de las opresiones y los privilegios. Cuando dice que esta es la tercera campaña de desprestigio que enfrenta, no cuenta los vetos por parte de sectores feministas transexcluyentes que le han retirado su apoyo por lo que llaman su “deriva queer”, refiriéndose a que en la obra menciona las desigualdades entre personas trans y cis.
“Me han llegado a decir que mezclo cosas, ¿cómo no voy a mezclar cosas? Estoy hablando del origen del poder, de todo lo que nos atraviesa”, comenta por teléfono. Todas esas capas hacen que la obra sea imprescindible para acompañar a adolescentes “en la comprensión crítica de la violencia y de los roles de género”, según condensa su creadora, pero también para que hasta la feminista más concienciada, formada y politizada profundice en esa comprensión.
La manipulación y criminalización se han viralizado, pero también las muestras de apoyo, incluidas las de compañeras como La Psicowoman, Nerea Pérez de las Heras, Elisa Coll o Ianire Estébanez, que conocen de primera mano la factura que pasa dedicarse a la pedagogía feminista ahora que el negacionismo de la violencia machista ha conquistado tribunas y escaños.
Ojalá este acuerpamiento le dé el calor suficiente para seguir desnudándose en las aulas y en los escenarios, para seguir desnudando nuestras heridas, para seguir desnudando a los Antonios, y también a las Antoñitas.
Fuente: June Fernandez/pikaramagazine.com