Argen­ti­na. Des­igual­da­des, vacu­nas len­tas y défi­cits sani­ta­rios se pagan

Por Juan Guahán, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 27 de junio de 2021.

Tan­ta des­igual­dad, pro­ble­mas de vacu­na­ción y défi­cits sani­ta­rios no salen gra­tis, los esta­mos pagan­do en vidas huma­nas. Elec­cio­nes: La con­sig­na “Meter pla­ta en el bol­si­llo de la gen­te”: ¿alcan­za­rá…? Pagan­do las “deu­das” y zig­za­guean­do en mate­ria de polí­ti­ca inter­na­cio­nal.  

Due­le escri­bir estas líneas, pare­cen repe­ti­ti­vas, no qui­sie­ra hacer­lo, pero con­si­de­ro que lo peor es callarlo.

Los datos son con­clu­yen­tes, las cifras del COVID que exhi­ben Argen­ti­na y los paí­ses de Nues­tra Amé­ri­ca son malos, en algu­nos casos de los peo­res del pla­ne­ta. En esta región se están pro­du­cien­do las tasas de mor­ta­li­dad dia­rias más altas. Solo uno de cada 20 pobla­do­res de la tie­rra resi­de en la región lati­no­ame­ri­ca­na; pero uno de cada 4 de los falle­ci­mien­tos que ‑en estos días se están pro­du­cien­do- resi­de en esta zona.

Den­tro de los 10 paí­ses que tie­nen los peo­res núme­ros del pla­ne­ta 7 (Argen­ti­na, Bra­sil, Colom­bia, Ecua­dor, Méxi­co, Para­guay y Perú) pro­vie­nen de esta zona.

Los datos de la Argen­ti­na son sufi­cien­te­men­te cla­ros. Las esta­dís­ti­cas, que fue­ron uno de los refu­gios don­de más cómo­do se sen­tía el Pre­si­den­te en sus pre­sen­ta­cio­nes tele­vi­si­vas en los ini­cios de la pan­de­mia, aho­ra le jue­gan en con­tra. En efec­to, en nues­tro país habi­ta el 0,57% de la pobla­ción del pla­ne­ta, pero allí –según datos de la sema­na pasa­da- se pro­du­jo el 2,27% de las muer­tes tota­les por COVID. En los ini­cios de la pan­de­mia –abril 2020- el Pre­si­den­te sos­te­nía, para jus­ti­fi­car su polí­ti­ca: “Pre­fie­ro un 10% más de pobres y no 100 mil muer­tos”. Hoy esta­mos en camino a ambos extre­mos, el cre­ci­mien­to de la pobre­za y el temi­do núme­ro de fallecidos.

Cabe pre­gun­tar­se por las cau­sas de esos núme­ros. Los pro­ble­mas con la vacu­na­ción, las des­igual­da­des socia­les y los défi­cits sani­ta­rios pare­cen estar a la cabe­za de sus causales.

LOS PROBLEMAS VACUNATORIOS

Nues­tro país, con el 33,5% de la pobla­ción vacu­na­da con la pri­me­ra dosis y 8,5% de la segun­da, figu­ra en el pues­to 48 de los índi­ces mun­dia­les sobre vacu­na­ción. Ante la gran dife­ren­cia entre los vacu­na­dos entre 1° y 2° dosis, la Minis­tra de Salud, Car­la Viz­zot­ti, anun­ció que se estu­dia com­bi­nar vacu­nas para mejo­rar el sumi­nis­tro de la 2° dosis, par­ti­cu­lar­men­te de la 2° dosis de la Sput­nik V, que es “com­ple­men­ta­ria” y no “refuer­zo” de la 1°. En la Sput­nik el défi­cit entre la apli­ca­ción de una y otra dosis es de 6 millo­nes de vacu­nas y el gobierno de Rusia aca­ba de avi­sar que su prio­ri­dad es la vacu­na­ción de su pro­pia pobla­ción, rati­fi­can­do su volun­tad de cum­plir con los com­pro­mi­sos asumidos.

El gobierno argen­tino está pagan­do el pre­cio de no haber pres­ta­do la sufi­cien­te aten­ción a la geo­po­lí­ti­ca que hay detrás de la ven­ta y dis­tri­bu­ción de las vacu­nas. Por momen­tos cre­yó que todo era más sen­ci­llo. Tra­tó –correc­ta­men­te- de con­se­guir vacu­nas don­de se pudie­ra. Pero el mun­do es un poco más com­ple­jo y olvi­dó que la Astra-Zéne­ca es pro­du­ci­da por un labo­ra­to­rio Inglés, que la Pfi­zer res­pon­de a los intere­ses nor­te­ame­ri­ca­nos, que la Sput­nik V y las Sinopharm y Sino­vac tie­nen igual­men­te por detrás a los gobier­nos de Rusia y Chi­na. Aun­que se pre­ten­da negar­lo, no hay dudas que estas barre­ras geo­po­lí­ti­cas de raíz ideo­ló­gi­ca y de poder exis­ten y están fun­cio­nan­do. Así es como ‑por ejem­plo- la Unión Euro­pea no reco­no­ce, has­ta el día de hoy, a la Sput­nik V. Eso gene­ra varia­dos pro­ble­mas que habrá que ver cómo la evo­lu­ción de la situa­ción va resol­vien­do. Eso expli­ca que una de las vacu­nas cuba­nas lle­ve por nom­bre “Sobe­ra­na”. Nues­tros deca­den­tes gobier­nos, des­de hace años, no pien­san en la nece­si­dad de tal soberanía. 

LAS DESIGUALDADES SOCIALES

Es común escu­char que “Esta región es la más des­igual del pla­ne­ta”. Esto es así, en tér­mi­nos generales.

Dicha afir­ma­ción se fun­da­men­ta en la rela­ción exis­ten­te entre nues­tros saquea­dos o blo­quea­dos paí­ses y los reco­no­ci­dos como “desa­rro­lla­dos”. Una situa­ción, aún más gra­ve, se da al inte­rior de cada una de nues­tras sociedades.

Si bien la acti­tud de algu­nos gru­pos o per­so­nas irres­pon­sa­bles favo­re­ce la cir­cu­la­ción del virus, es obvio que la masa de tra­ba­ja­do­res que viven de chan­gas hace impres­cin­di­ble que sal­gan a tra­ba­jar y ello faci­li­ta los con­ta­gios, agra­va­dos en las per­so­nas mal alimentadas. 

Orga­nis­mos inter­na­cio­na­les, como PNUD y CEPAL, ava­lan la exis­ten­cia de esta ten­den­cia en mate­ria de dife­ren­cia de ingre­sos. Obvia­men­te que las carac­te­rís­ti­cas del mode­lo eco­nó­mi­co actual gene­ran las con­di­cio­nes para que se den estas dis­pa­ri­da­des que lue­go se tras­la­dan a la vida coti­dia­na. Joseph Sti­glitz, ‑el men­ta­do eco­no­mis­ta- padrino del actual Minis­tro de Eco­no­mía, Mar­tín Guz­mán, seña­la que «un alto nivel de des­igual­dad eco­nó­mi­ca crea sis­te­mas polí­ti­cos que ayu­dan a per­pe­tuar esa eco­no­mía». Da la impre­sión que Guz­mán no escu­cha esa adver­ten­cia de su maestro. 

LA SITUACIÓN SANITARIA

En lo que hace a la cues­tión sani­ta­ria habría que con­si­de­rar dos cues­tio­nes: El sis­te­ma de salud pre­ce­den­te a esta pan­de­mia y las res­pues­tas pro­por­cio­na­das a la misma.

El sis­te­ma de salud argen­tino es caro y poco efi­cien­te. Un par de datos indi­can que, según la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS), nues­tros gas­tos en salud ‑per cápi­ta- son supe­rio­res a los que tie­nen los veci­nos Chi­le y Uru­guay. Sin embar­go, los resul­ta­dos –por ejem­plo- en mate­ria de mor­ta­li­dad infan­til y mater­na, en esos paí­ses son mucho mejo­res que los nues­tros. La reali­dad pare­ce con­fir­mar que recur­sos des­ti­na­dos a salud ‑en la Argen­ti­na- se van por inson­da­bles agujeros.

En cuan­to al tra­ta­mien­to sani­ta­rio de la pan­de­mia, ella tuvo ‑en la pri­me­ra olea­da- una efi­caz res­pues­ta, evi­den­cia­da en un mejo­ra­mien­to de la infra­es­truc­tu­ra y la capa­ci­ta­ción del per­so­nal afec­ta­do al sis­te­ma de salud. No pasó lo mis­mo ante la segun­da olea­da. Los com­pro­mi­sos ante los orga­nis­mos finan­cie­ros deman­da­ban un pre­su­pues­to con el menor défi­cit posi­ble. Eso hizo que prác­ti­ca­men­te no hubie­ra pre­vi­sio­nes para esta segun­da olea­da, a pesar de saber –por el pre­vio invierno euro­peo- de su lle­ga­da. Eso, más las modi­fi­ca­cio­nes en las cepas que lle­ga­ron, hizo que el núme­ro de falle­ci­dos cre­cie­ra y que se pro­du­je­ra una noto­ria reduc­ción en la edad pro­me­dio de con­ta­gia­dos y muertos.

Res­pec­to al sis­te­ma de salud exis­ten­te al momen­to de ini­ciar­se la pan­de­mia cabe des­ta­car un hecho que se pro­fun­di­zó con la ins­ta­la­ción de este virus. Se tra­ta del desin­te­rés de gran par­te del Esta­do por la aten­ción pri­ma­ria. Es allí don­de la salud tie­ne que ver con la pre­ven­ción. Es el sec­tor de salud que, más fácil­men­te, podría ser admi­nis­tra­do por la pro­pia comu­ni­dad. Pero, por la pre­sión de médi­cos y labo­ra­to­rios, ese sec­tor se sigue aban­do­nan­do. Esta pan­de­mia hubie­ra podi­do con­tri­buir a su relan­za­mien­to. Allí podrían haber­se mejo­ra­do las con­di­cio­nes físi­cas de la infra­es­truc­tu­ra e ins­ta­lar­se los vacu­na­to­rios y pres­tar­se las tareas de aten­ción inme­dia­ta. De ese modo se hubie­ra evi­ta­do la ten­ta­ción de poli­ti­zar los luga­res don­de se admi­nis­tra la vacu­na y hubie­ra ayu­da­do a redu­cir la pre­sión sobre los hos­pi­ta­les y demás efec­to­res. Pero es muy poco lo hecho en esa direc­ción y eso tam­bién lo esta­mos pagan­do con vidas huma­nas y en el ago­ta­mien­to del con­jun­to del per­so­nal sanitario.

ELECCIONES, PAGO POR “DEUDAS”, MÁS CONSUMO Y POLÍTICA INTERNACIONAL

Ante los ini­cios de la cam­pa­ña elec­to­ral, el gobierno no tie­ne mar­gen para come­ter muchos erro­res. Resol­ver la cues­tión de las vacu­nas; acti­var el mer­ca­do; poner pla­ta en el bol­si­llo de la gen­te; evi­tar que se le esca­pe el dólar o la infla­ción; mos­trar­se ante los acree­do­res como un buen admi­nis­tra­dor, son difí­ci­les tareas. Algu­nos obje­ti­vos, para sus nece­si­da­des elec­to­ra­les, apa­re­cen como con­tra­dic­to­rios. Habrá que ver cómo hace para compaginarlos.

Evi­tan­do los ries­gos (elec­to­ra­les) de algún cam­bio de polí­ti­ca, en mate­ria de pagos de las “deu­das” que nos recla­man des­de los cen­tros de poder, el gobierno logró que los arre­glos con el FMI pasen para el pró­xi­mo año. Algo más com­ple­ja se pre­sen­ta­ba la situa­ción res­pec­to al ven­ci­mien­to ya pro­du­ci­do con el Club de París. El default que tenía como últi­ma fecha al mes de Julio se evi­tó median­te una nego­cia­ción y el pago de 430 millo­nes de dóla­res. Sali­mos del pro­ble­ma pagan­do… como siem­pre! De ese modo la pla­ta que entra, en este caso por las expor­ta­cio­nes del cam­po, sale rápi­da­men­te hacia las arcas del poder finan­cie­ro mun­dial. De gene­rar empleo con las nece­sa­rias inver­sio­nes… ¡ni hablar! Para ese sec­tor solo está el asis­ten­cia­lis­mo de los lla­ma­dos “pla­nes sociales

Res­pec­to a las difi­cul­ta­des para lograr ‑con estas polí­ti­cas eco­nó­mi­cas- los votos nece­sa­rios, el gobierno tie­ne la res­pues­ta a la que nos tie­ne acos­tum­bra­do. Es la que pro­mue­ven bajo el lema de: “Meter pla­ta en el bol­si­llo de la gen­te”. Ésta cada vez dura menos y pasa­das las elec­cio­nes vol­ve­mos a lo de siem­pre. Así se cons­tru­ye la deca­den­cia Argen­ti­na. Se tra­ta de esti­mu­lar el con­su­mo, aun­que este sea efí­me­ro y nos ter­mi­ne dejan­do peor que antes. Ante la fal­ta de volun­tad polí­ti­ca de pro­du­cir trans­for­ma­cio­nes reales, como ya fue seña­la­do res­pec­to al pago de las “deu­das” que nos recla­man. Se ape­la a res­pues­tas efec­tis­tas e inme­dia­tas, dejan­do sin modi­fi­car a los pro­ble­mas estruc­tu­ra­les y de lar­go plazo. 

Para los tra­ba­ja­do­res en blan­co espe­ran apro­ve­char la regla­men­ta­ción del Míni­mo No Impo­ni­ble de Ganan­cias, ele­va­do a 150 mil pesos. Para la otra mitad, que vive de chan­gas, habrá algún bono o algo más modes­to que el IFE del año pasa­do. Para todos, como un sím­bo­lo de la lucha con­tra la infla­ción, con­fían en que se pue­da vol­ver al “asa­di­to” ‑median­te el tema de los pre­cios máxi­mos para 7 cor­tes popu­la­res- aun­que sea por un tiem­pi­to. Es bueno recor­dar que el con­su­mo de car­ne pasó, en dos años, de 69 a 49 kilo­gra­mos anua­les per cápita.

El zig­za­gueo, en polí­ti­ca inter­na­cio­nal, es el modo que tie­ne el gobierno para abor­dar esta cues­tión. De esa mane­ra se mue­ve en la polí­ti­ca inter­na­cio­nal. Mejo­ra las rela­cio­nes con Euro­pa, man­tie­ne los fuer­tes víncu­los eco­nó­mi­cos con Chi­na y Rusia y per­ma­ne­ce aten­to al giro que Joseph Biden le quie­re dar a la polí­ti­ca de EEUU en esta región, siem­pre ava­lan­do la situa­ción que nos encon­tra­mos en el “área de influen­cia” de esa poten­cia del Norte.

La polí­ti­ca de Biden des­can­sa sobre dos pila­res: Uno, que no se rom­pa la con­ti­nui­dad ins­ti­tu­cio­nal en la región, aun­que para ello haya que repri­mir tor­tu­ran­do y ase­si­nan­do, como ocu­rre en Colom­bia, o vio­len­tan­do la volun­tad popu­lar, como lo están inten­tan­do en Perú. El otro pilar es con­te­ner la cre­cien­te influen­cia chi­na y rusa en la región.

Den­tro de esos pará­me­tros y pro­cu­ran­do res­pon­der a su crí­ti­ca situa­ción tra­ta de mover­se el gobierno argentino. 

En ese sen­ti­do Ser­gio Mas­sa es la expre­sión de la polí­ti­ca más cer­ca­na a los EEUU, del mis­mo modo que el cris­ti­nis­mo sin­te­ti­za las posi­cio­nes y accio­nes más pró­xi­mas a Chi­na y Rusia. El apo­yo al pro­gre­sis­mo es uno de los pun­tos de con­fluen­cia de ambas polí­ti­cas y es la que le per­mi­te a Alber­to pre­sen­tar­se como una posi­bi­li­dad de diá­lo­go entre los EEUU y este tipo de gobier­nos o líde­res polí­ti­cos del sur de la región. Esa fue la pro­pues­ta que lle­vó y acor­dó Mas­sa en su recien­te viaje.

De allí que este zig­za­gueo es el efec­to lógi­co de los con­tra­dic­to­rios obje­ti­vos e intere­ses de nues­tro país en la actual coyun­tu­ra internacional.

Itu­rria /​Fuen­te

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