Bra­sil. Se cal­cu­la que casi 1 millón de per­so­nas están impli­ca­das en con­flic­tos rurales

Por Maria­na Cas­tro. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 4 de junio de 2021.

La Comi­sión Pas­to­ral de la Tie­rra (CPT) pre­sen­tó el pasa­do lunes (31) el infor­me «Con­flic­tos en el Cam­po Bra­sil – 2020». El docu­men­to reve­la la mayor cifra de con­flic­tos por tie­rras, inva­sio­nes de terri­to­rios y ase­si­na­tos en con­flic­tos por agua jamás regis­tra­da por la CPT des­de 1985.

El núme­ro de inci­den­tes pasó de 1.903 en 2019 a 2.054 en 2020, lo que impli­ca a casi un millón de per­so­nas. De este total, 1.576 casos están rela­cio­na­dos con con­flic­tos por la tie­rra, lo que equi­va­le a una media dia­ria de 4,31 con­flic­tos por tie­rra, que suman 171.625 fami­lias bra­si­le­ñas, en un con­tex­to extre­mo de la pan­de­mia en el país.

Según Pau­lo César Morei­ra, miem­bro de la CPT que for­ma par­te del Cen­tro de Docu­men­ta­ción Don Tomás Bal­duíno (CEDOC), el infor­me repre­sen­ta un esfuer­zo para des­ve­lar la dimen­sión de la reali­dad agra­ria brasileña.

«El obje­ti­vo fun­da­men­tal del infor­me es reve­lar las injus­ti­cias en el cam­po en Bra­sil, y ade­más de los ata­ques con­tra las comu­ni­da­des y los pue­blos, tam­bién expo­ner las heri­das que el poder eco­nó­mi­co y polí­ti­co han cau­sa­do al país. Y aho­ra, duran­te el gobierno de Bol­so­na­ro, tenien­do en cuen­ta la pro­fun­da nega­ción de la ver­dad, que ocul­ta datos a la pobla­ción, cree­mos que este infor­me es de ines­ti­ma­ble impor­tan­cia para noso­tros y para la socie­dad», expli­ca Moreira.

Inva­sión de terri­to­rios indígenas

En el caso de las fami­lias cuyos terri­to­rios fue­ron inva­di­dos, hubo un aumen­to del 102,85% de 2019 a 2020. Se esti­ma que de las 81.225 fami­lias cuyas tie­rras y terri­to­rios fue­ron inva­di­dos en 2020, 58.327 de ellas son indí­ge­nas, es decir, el 71,8%.

Los pue­blos indí­ge­nas tam­bién des­ta­can en rela­ción con el núme­ro de ase­si­na­tos regis­tra­dos. Entre los 18 ase­si­na­tos regis­tra­dos en el mar­co de los con­flic­tos en el cam­po, sie­te fue­ron de indí­ge­nas, el 39% de las víc­ti­mas. Entre las 35 per­so­nas que sufrie­ron inten­to de ase­si­na­to u homi­ci­dio, 12 eran indí­ge­nas, el 34% de las víc­ti­mas. En cuan­to a las ame­na­zas de muer­te, entre las 159 per­so­nas ame­na­za­das, 25 son indí­ge­nas, es decir, el 16% de las víctimas.

La Comi­sión Pas­to­ral de la Tie­rra reve­la que la mayor par­te de los suce­sos que invo­lu­cran a los pue­blos indí­ge­nas tuvie­ron lugar en la Ama­zo­nía legal, inclu­yen­do terri­to­rios que ya habían sido demar­ca­dos hace años. Bajo el dis­cur­so de «pasar la boya­da» (sic) [en refe­ren­cia a la expre­sión uti­li­za­da por el minis­tro de Medio Ambien­te en Bra­sil, que sig­ni­fi­ca des­man­te­lar la polí­ti­ca ambien­tal], según Morei­ra, el gobierno con­so­li­da la región como una nue­va fron­te­ra agrí­co­la e inten­si­fi­ca los conflictos. 

«La Ama­zo­nía legal con­cen­tra el 90,8% de la defo­res­ta­ción ile­gal, es decir, vemos el ciclo cons­tan­te de gri­la­gem [méto­do que uti­li­za docu­men­tos fal­si­fi­ca­dos para for­jar la titu­la­ri­dad y rei­vin­di­car la tenen­cia de la tie­rra], con defo­res­ta­ción, incen­dio, expul­sión de las comu­ni­da­des para cul­ti­var soja o para el gana­do. Ade­más de la defo­res­ta­ción ile­gal, no pode­mos olvi­dar las acti­vi­da­des dañi­nas de las empre­sas mineras».

Entre los esta­dos de la Ama­zo­nía legal bra­si­le­ña, Pará se des­ta­ca como un polo de con­flic­tos y, no por casua­li­dad: en 2020 se ubi­có en el pri­mer lugar en expor­ta­cio­nes de mine­ra­les entre los esta­dos de Bra­sil, según el Sin­di­ca­to de Indus­trias Mine­ras de Pará (Simi­ne­ral).


En el Terri­to­rio Indí­ge­na Mun­du­ru­ku, los habi­tan­tes rea­li­zan una ins­pec­ción autó­no­ma de la zona inva­di­da por la mine­ría ile­gal (Archi­vo Movi­mien­to Mun­du­ru­ku Ipe­reğ Ayũ)

Es pre­ci­sa­men­te en el sur­oes­te de Pará don­de se ubi­ca el Terri­to­rio Indí­ge­na Mun­du­ru­ku, que reúne a unas 145 aldeas en medio de un com­ple­jo pro­ble­ma de mine­ría ile­gal de oro en las ori­llas del río Tapajós.

Des­de la aldea Mun­du­ru­ku Katõ, el caci­que José Emi­liano Kiri­xi denun­cia la ofen­si­va de la mine­ría aurí­fe­ra que pone en ries­go el buen vivir de los pue­blos ori­gi­na­rios, los pue­blos ribe­re­ños y otras comu­ni­da­des tradicionales.

Para el caci­que, la inva­sión de los terri­to­rios indí­ge­nas es la res­pon­sa­ble del aumen­to de las enfer­me­da­des, los nive­les de vio­len­cia, el nar­co­trá­fi­co y el acce­so a las armas de fuego.

«Si el hom­bre blan­co quie­re tra­ba­jar en la mine­ría, que tra­ba­je en su tie­rra. Deje que el indio sobre­vi­va en su terri­to­rio. Que no alqui­len las cabe­zas de los indí­ge­nas, eso no lo acep­ta­mos. Nues­tro pro­to­co­lo está ahí, no es res­pe­ta­do por Bol­so­na­ro, por dipu­tados, sena­do­res, gober­na­do­res y muni­ci­pios. Eso incre­men­ta las enfer­me­da­des, la delin­cuen­cia, el trá­fi­co y no que­re­mos eso, ¡que­re­mos vivir mejor!

Ade­más de la cues­tión indí­ge­na, otros aspec­tos des­ta­ca­dos del infor­me que ela­bo­ra anual­men­te la CPT son los datos rela­ti­vos a la vio­len­cia con­tra las muje­res en el cam­po, el avan­ce de la COVID-19 en los terri­to­rios y el récord de ase­si­na­tos en los con­flic­tos por el agua. 

En el aná­li­sis de una déca­da, se pue­de eva­luar que hubo un sal­to en los núme­ros a par­tir de 2016, el año del gol­pe que des­ti­tu­yó a Dil­ma Rous­seff de la pre­si­den­cia y lle­vó a la asun­ción de Michel Temer. Y en los últi­mos dos años, bajo el gobierno de Bol­so­na­ro, han alcan­za­do récords históricos.


Des­de 2016 se nota una mayor ofen­si­va con­tra la pobla­ción rural en Bra­sil /​Datos: CPT

En 2011 se regis­tra­ron 1.390 casos de con­flic­tos, cifra que se man­tu­vo prác­ti­ca­men­te esta­ble o inclu­so en des­cen­so has­ta 2015, cuan­do se regis­tra­ron 1.329 casos.

Des­de 2016, tras la des­ti­tu­ción de Rous­seff, hay un sal­to expo­nen­cial de 1.329 casos a 1.607. Si antes la dife­ren­cia corres­pon­día a unos seis casos res­pec­to al año ante­rior, ese año ha sido de 278 casos. 

Sin embar­go, la situa­ción se vol­vió aún peor en 2019, el pri­mer año del gobierno de Bol­so­na­ro. El núme­ro de ocu­rren­cias pasó de 1.547 en 2018 a 1.903 en 2019, una dife­ren­cia his­tó­ri­ca de 356 casos res­pec­to al año anterior.

Según la CPT, los datos seña­lan la urgen­cia de imple­men­tar y defen­der los órga­nos de con­trol, fis­ca­li­za­ción y com­ba­te a la vio­len­cia en el cam­po con­jun­ta­men­te con las comu­ni­da­des tradicionales.

Otro lado

Bra­sil de Fato con­tac­tó a la ase­so­ría de pren­sa del Minis­te­rio de Medio Ambien­te (MMA) y espe­ra una decla­ra­ción sobre el incre­men­to de los con­flic­tos en el cam­po en los últi­mos dos años del gobierno de Jair Bolsonaro.

Edi­ción: Vivian Virissimo

Fuen­te: Bra­sil de Fato

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