Barcelona, Palma, València, Tarragona, A Coruña y Vigo han protagonizado movilizaciones ciudadanas bajo el lema #StopCruceros para pedir al Gobierno español que reactive la restricción a los cruceros y paralice las ampliaciones de sus puertos por razones sanitarias, de protección a la salud pública y en cumplimiento de los compromisos climáticos.
España es el segundo país europeo con más emisiones de gases de efecto invernadero procedente de los barcos y el primero más contaminado por cruceros hasta que el sector cesó su actividad por la pandemia en 2020.
En 2019, 11 millones de cruceristas llegaron a bordo de 4.236 cruceros al Estado español, concentrándose especialmente en las principales ciudades de la costa mediterránea y de Canarias. Hasta que cesó su actividad por la pandemia en 2020, España era el segundo país europeo con más emisiones de gases de efecto invernadero procedente de los barcos y el primero más contaminado por cruceros. Estas son algunas de las razones por las que la población de seis ciudades costeras ha salido esta mañana a la calle a decir #StopCruceros.
Ante la reciente resolución del Gobierno central que ha levantado el veto a los cruceros desde el 7 de junio, las organizaciones convocantes, entre ellas Ecologistas en Acción, han salido a la calle de Barcelona, Palma, València, Tarragona, A Coruña y Vigo para pedir al Gobierno que rectifique y mantenga la restricción por razones sanitarias, de protección a la salud pública y en cumplimiento de las obligaciones climáticas.
Las organizaciones vecinales, sociales y ambientales consideran que el turismo de masas, y especialmente el de cruceros, constituye un elemento de alto riesgo para la propagación y los rebrotes de la COVID-19. Asimismo piden al Gobierno central que actúe sobre el sector con la misma determinación que lo ha hecho a raíz de la crisis sanitaria del coronavirus, “para hacer frente a la pandemia de contaminación que sufre la población directamente expuesta a las emisiones de los megacruceros y a la emergencia climática”.
A la luz de los datos, la actividad de cruceros resulta incompatible con la protección del clima, la salud y el medioambiente. Se trata de un un turismo de masas de altas emisiones contaminantes (CO2, carbono negro, SOx, NOx y partículas ultrafinas) y extractivista en el uso intensivo de recursos naturales, que genera enormes desigualdades e impactos sobre las poblaciones destinatarias y sobre los ecosistemas marinos y litorales.
Las organizaciones denuncian asimismo “la operación de maquillaje verde de los cruceros y los puertos con falsas soluciones tecnológicas como el gas natural licuado, el biometano o el hidrógeno verde, que además de ser inviables, tendrían enormes impactos climáticos, sociales y ecológicos”.
Por todo ello, en las movilizaciones ciudadanas se ha instado también a las administraciones autonómicas y locales a situarse al lado de la ciudadanía y el interés común, en virtud de sus competencias sobre medio ambiente, salud y turismo. Piden que utilicen todos los medios a su alcance para oponerse a las ampliaciones portuarias y al turismo de cruceros en nuestras ciudades.
Al mismo tiempo, las organizaciones hacen un llamamiento especial a la ciudadanía para que tomen conciencia de los impactos del turismo de cruceros y en general, del turismo de masas, centrado en la hipermovilidad. No solo por constituir un elemento de riesgo para la propagación y los rebrotes de la COVID-19, sino también por los impactos irreversibles sobre nuestra salud y la del territorio. En su lugar, proponen un tipo de vacaciones cercanas, de bajo impacto, que favorezcan la economía local y sean respetuosas con el medio ambiente.
María García, portavoz de Ecologistas en Acción: “El turismo de megracruceros y turismo de masas en un contexto de profunda crisis ecosocial y energética, se convierte en una actividad sin sentido. Solo favorece a los cuatro oligopolios que controlan el mercado global que acumulan beneficios astronómicos cada año a costa de evasión fiscal, la salud, el planeta y la explotación laboral. Podemos cambiar la forma de hacer las cosas. El impulso a la economía local, la generación de empleo digno y la sostenibilidad están en el extremo opuesto de este modelo. Por eso decimos no a los cruceros, no a la ampliación de los puertos, y sí al clima, la salud y la vida”.
El turismo de cruceros y ampliación de puertos, en cifras
En 2019 encabezaron la lista de cruceristas Barcelona y las Baleares, con 3,1 y 2,6 millones de pasajeros; y las Palmas y Santa Cruz de Tenerife con 1,4 millones y 1 millón de pasajeros respectivamente. Les siguieron ciudades como Cádiz y Málaga con más de 470.000 cruceristas y València, con 435.600. En el caso de València se proyecta además la ampliación norte del puerto para barcos contenedores y una nueva terminal para cruceros y ferries en el muelle de Levante, junto al barrio de Nazaret.
El Puerto de Barcelona acaba de otorgar una concesión a MSC para construir una nueva terminal de megacruceros en el muelle Adossat y el puerto de Tarragona amplía el Moll de Baleares para albergar una nueva terminal de cruceros.
A Coruña está situada a tan sólo 40 km del Corredor Marítimo de Fisterra, donde navegan 40.000 barcos anualmente, y plantea ampliar los atraques de cruceros con la desafectación de los terrenos portuarios pegados a la ciudad, lo que incrementaría las emisiones poniendo en alto riesgo la salud de la población.
Fuente: ecologisitasenaccion.org