¡Haftar estaría a las puertas de Argelia! La noticia ha corrido como la pólvora y ha sido retransmitida por los medios de comunicación árabes y occidentales. El peligro parece inminente, nos dicen.
En el embrollo libio, es muy difícil detectar las señales, comprender las alianzas y enemistades, ya que se hacen y deshacen en función de los intereses inmediatos de cada clan. Todo parece ir muy rápido en el antiguo imperio de Muamar el Gadafi, excepto esta guerra que se prolonga en un país que se está desgarrando.
El mariscal de campo Haftar ha provocado a menudo problemas en los círculos políticos. Un destierro infrecuente por parte de la comunidad internacional que aún consiguió coquetear con Francia, aunque el presidente Macron siga negándolo. Una “aventura” rápidamente olvidada y que habrá durado el momento de una transacción.
Sin embargo, entre las constantes de este conflicto, el apoyo de Putin ha demostrado ser infalible.
Pero ¿por qué iba a estar el mariscal a las puertas de Argelia, a quien le cuesta llegar a Trípoli?
El poderoso hombre del este de Libia se posicionó con sus Ejércitos hacia la zona fronteriza argelina, cerca de la ciudad de Ghat, que fue así declarada “zona militar cerrada y prohibida”. Aunque la frontera ya estuviera cerrada, el gesto es muy simbólico. Haftar no ha dejado de poner en aprietos al Gobierno de Unión Nacional, reconocido por la ONU, que tiene su sede en la capital. En un momento en que el hombre fuerte de Trípoli, Fayez al-Sarraj, había iniciado conversaciones con Argel para abrir las fronteras con el fin de facilitar el comercio entre los dos países, pero este proyecto ya parece comprometido. “Está absolutamente prohibido reposicionar unidades militares, cualquiera que sea la naturaleza de su misión, u operar cualquier movimiento de convoyes militares con cualquier propósito, o transferir personal, armas o municiones”, advirtió Trípoli sin más a las provocaciones de Haftar, que por su parte había justificado su intervención por la lucha anti-takfirista que libra en la región y que sigue siendo su punto fuerte.
Argelia está considerada la mayor potencia militar del Magreb y la segunda de África. El mariscal Haftar es consciente de ello. Sabe de antemano que un enfrentamiento le costaría caro. Pero un conflicto también podría costar a Argelia, cuyas fronteras terrestres están amenazadas por todos lados.
En el sur, Tebboune debe desplegar sus Ejércitos para asegurar las incursiones de los grupúsculos islamistas activos en el norte de Mali, entre ellos el infame Boko Haram. Una frontera que se demostró porosa cuando los terroristas liberados a raíz de las negociaciones por los rehenes franceses pudieron viajar de vuelta a Argelia sin mucha dificultad.
En el oeste, la frontera argelino-marroquí sigue siendo intransitable e inestable, y el conflicto con el Frente Polisario impide cualquier comercio y mantiene el ‘statu quo’ entre Rabat y Argel.
La seguridad de sus fronteras es un verdadero quebradero de cabeza para Argel, que en los últimos años ha seguido aumentando el presupuesto de su Ejército.
En 2020, el país gastó 9.700 millones de dólares en armamento, un aumento del 64 % en cinco años. Este aumento está en consonancia con la nueva doctrina deseada por el nuevo presidente argelino, Abdelmadjid Tebboune. Argelia, que siempre ha adoptado la postura de no intervenir nunca fuera de su suelo, votó el 1 de noviembre de 2020 la nueva Constitución que permite el despliegue de sus Ejércitos en el extranjero. Este cambio radical en la política exterior se vio refrendado recientemente en una entrevista concedida por el presidente argelino al canal qatarí Al-Jazeera, cuando dijo: “No aceptamos que la capital de un país magrebí y africano esté ocupada por mercenarios. Intervendremos”, advirtió a Haftar antes de precisar que “Trípoli es una línea roja”. ¿Impedirá la línea de demarcación impuesta por Argel que el mariscal tome la capital libia? ¿Argelia se verá envuelta en guerras extranjeras en Libia, en Mali, mientras en su territorio vive una grave crisis política? El futuro nos lo dirá.
Fuente: Atalayar.