Resumen Latinoamericano, 24 de junio de 2021
En el marco del Día Mundial de los Refugiados, integrantes de la organización Las Abejas de Acteal pidieron a la delegación zapatista que el pasado martes desembarcó en Puerto Vigo, Galicia, que den a conocer su denuncia de desplazamiento forzado de sus tierras originarias en Chenalhó, Chiapas.
A más de 23 años de que grupos paramilitares priístas enviados por el gobierno federal, estatal y municipal asesinaran a 45 integrantes del pueblo tsotsil, más cuatro bebés no nacidos, la organización aseguró que la Masacre de Acteal fue un acto de desplazamiento forzado y pidió a la delegación marítima del Escuadrón 421 zapatista que “lleven nuestra palabra a todos los refugiados que encuentren en Europa para que sepan nuestro pensamiento”: que nadie tiene derecho a mandar sobre la tierra, a despojar a otros o a forzarlos a desplazarse o reubicarse.
“No podemos olvidar que todos nuestros mártires y sobrevivientes de la masacre tuvieron que abandonar sus casas en 1997 para escapar de la violencia paramilitar”, afirmaron Las Abejas de Acteal en un comunicado, publicado con el fin de que “nuestra palabra vuele lejos, a donde quiera que haya desplazados forzados en el mundo”.
La organización formada tras la masacre en el Campamento Civil por la Paz “Los Naranjos” denunció que “el problema de desplazamiento forzado en Chenalhó no es cosa del pasado”, ya que actualmente, según el comunicado, “los partidistas tienen armas y no están contentos con la existencia de organizaciones independientes como la nuestra”.
Las Abejas de Acteal señalaron la historia de desplazamiento forzado que han vivido sus comunidades en Chiapas y enfatizaron que a principio de mayo fue desplazada una comunidad entera del vecino municipio de Pantelhó, que “lleva meses viviendo en el terror porque la crisis de la violencia política en el proceso electoral se ha convertido en una espiral de violencia expresada en desplazamientos forzados y asesinatos”.
Finalmente, exigieron un alto a los desplazamientos forzados, así como a la guerra en las comunidades y a la impunidad para los autores materiales e intelectuales de la masacre de Acteal y del resto de los casos de desplazamiento forzado de la comunidad tsotsil en Chiapas.
A continuación el comunicado completo:
Queremos que nuestra palabra vuele lejos, a donde quiera que haya desplazados forzados en el mundo.
Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal
Tierra Sagrada de los Mártires de Acteal
Municipio de Chenalhó, Chiapas, México.
22 de junio de 2021
Al Congreso Nacional Indígena
Al Concejo Indígena de Gobierno
A la Comisión Interamericana de Derechos Humanos
A las y los defensores de los derechos humanos
A los medios libres y alternativos
A los medios de comunicación nacional e internacional
A la Sociedad Civil Nacional e Internacional
Hermanas y hermanos:
En el marco del Día Mundial del refugiado, nos reunimos como cada mes en esta Casa de la Memoria y la Esperanza, para traer de nuevo a nuestro corazón el recuerdo de lo ocurrido en esta tierra regada con la sangre de nuestros 45 hermanas, hermanos, hermanitas y hermanitos, más 4 bebés a quienes les quitaron el derecho a nacer, pues todas y todos fueron víctimas de desplazamiento forzado. Ellas y ellos fueron cruelmente masacrados mientras intentaban protegerse de la violencia de los grupos paramilitares priístas que el Gobierno federal, estatal, municipal y el Ejército mexicano, de manera coordinada, organizó, entrenó, financió, abasteció de armas, protegió y encubrió en Chiapas para acabar con la lucha de nuestros hermanos zapatistas. No podemos olvidar que todos nuestros Mártires y sobrevivientes de la Masacre, tanto los que vinieron de Quextic Centro y Quextic Poblado, como los originarios de Acteal –entre ellos nuestro hermano catequista y jefe de zona Alonso Vázquez y su familia– tuvieron que abandonar sus casas en 1997 para escapar de la violencia paramilitar y habían estado resistiendo juntos, enfrentando el conflicto de manera no violenta (principalmente con oración intensa y ayunos) en el Campamento Civil por la Paz “Los Naranjos”, cuando fueron cobardemente masacrados, hace ya 23 años y medio.
Los miembros de la Organización de la Sociedad Civil Las Abejas de Acteal hemos sido víctimas de desplazamiento forzado en varias ocasiones, siempre por la misma razón: por negarnos a colaborar con el gobierno en sus estrategias de dominación en nuestros pueblos. Siempre hemos pagado con sufrimiento el castigo por no obedecer las órdenes injustas del gobierno y sus aliados partidistas en nuestras comunidades, evitando enfrentarnos violentamente con ellos, denunciando los actos violentos que han cometido y tratando de organizar acciones no violentas en favor de la paz.
Por eso hoy hemos escuchado a dos sobrevivientes y dos hermanos que sufrieron el desplazamiento, dos hombres y dos mujeres, quienes con su palabra nos recuerdan lo que han resistido y nos animan a seguir luchando por justicia para que estos acontecimientos no queden en la impunidad.
Queremos que no se olvide nunca cuál fue el origen de los grupos paramilitares que han causado tanto sufrimiento en nuestro estado, y que aún hoy siguen alimentando la violencia generalizada por conflictos electorales, por tierras o por disputas entre cárteles del narco en Chiapas, sin que esos paramilitares hayan sido jamás desarticulados o desarmados por el gobierno que los formó y los ha protegido desde entonces.
Recordemos que el experimento de crear grupos paramilitares en Chiapas comenzó en 1995 en la Zona Norte del estado (con el grupo paramilitar Paz y Justicia en Tila, Salto de Agua y El Limar), como una estrategia del estado mexicano para acabar con las fuerzas zapatistas mientras que fingían dialogar con ellos. Esto, junto con la militarización extensa del territorio, era parte de un plan bien pensado por el Ejército mexicano que se llamó Plan de campaña Chiapas 941 y que dejó como saldo inicial operativos policiacos, cientos de desalojados, asesinatos, secuestros, promoción de la división y miedo en las comunidades, expulsión de sacerdotes y penetración policiaca-militar en las comunidades.2 Todo esto para seguir las enseñanzas del método inventado en Estados Unidos para aislar, desgastar, dividir y desorganizar a los movimientos sociales que buscan el cambio social, económico y político. Y tras la organización de estos grupos paramilitares en la Zona Altos de Chiapas (como los priístas cardenistas en Chenalhó ‑ahora verdeecologistas-), MIRA en Oxchuk, Huixtán, Chanal y Cancuc) y en la Zona Selva (Los Chinchulines en Bachajón y Las Cañadas) desde 1996 y sobre todo durante 1997, la violencia se comenzó a ver en forma de amenazas, robos, homicidios, desapariciones, despojos, secuestros y quema de casas que provocaron el desplazamiento forzado de miles de personas que huían de estas agresiones, pues los paramilitares obligaban a la población a cometer todos estos crímenes contra los zapatistas y contra todos los que no estaban de acuerdo con el gobierno.
El Plan Chiapas se perfeccionó en Chenalhó y la violencia se agudizó tras la creación del Concejo Autónomo Zapatista en San Pedro Polhó en agosto de 1996. En 1997 se comenzaron a crear Comités de seguridad pública en las comunidades de Chenalhó, integrados con los miembros de los grupos armados antizapatistas, a las órdenes del Consejo de Seguridad Pública Estatal, que estaba dirigido en los hechos por la Séptima Región Militar, bajo el mando del general Mario Renán Castillo. Protegidos por la policía estatal y por el Ejército, estos comités establecieron un régimen de terror, mientras que también promovían los programas y repartían la ayuda estatal y federal.
Los primeros en buscar refugio en Chenalhó para huir de una balacera entre zapatistas y paramilitares priístas, fueron habitantes de la comunidad de Yaxgemel, el 27 de mayo de 1997. Un día antes, las Abejas fuimos a advertir al entonces presidente municipal Jacinto Arias Cruz del problema, pero él sólo contestó que ya pronto iba a llegar el Ejército a “exterminar al EZLN de la región”, que eran los que estaban provocando los problemas. Una vez más, en agosto de 1997, Las Abejas fuimos a hablar con el presidente para decirle que ya no queríamos más problemas, ni más muertos, pero no nos hicieron caso.3
Entre septiembre y diciembre, los paramilitares lanzaron varios ataques armados contra simpatizantes zapatistas, que se defendieron en Majomut y Chimix. Curiosamente, la policía estableció campamentos en esos pueblos después de los ataques. Tras la violencia en Chimix, en octubre, donde quemaron y saquearon casas, una patrulla militar detuvo a los priístas con rifles AK-47 en la mano, pero el capitán Germán Parra los liberó por ser del PRI.44
Desde mayo hasta diciembre de 1997 tuvieron que desplazarse más de 6,000 personas, entre bases de apoyo zapatistas e integrantes de nuestra organización para evitar morir, ser encarcelados o ser obligados a participar en el saqueo de pertenencias y quema de casas de los zapatistas en sus comunidades, o a cooperar económicamente para la compra de armas y municiones para combatir a los zapatistas. Algunos de nosotros vimos arder nuestras casas y todos sufrimos el robo de las pertenencias y animalitos que tuvimos que dejar atrás cuando decidimos escapar. Las condiciones para salir huyendo fueron muy duras, de noche, en medio de la lluvia, el lodo y el frío, cargando a bebés y niños pequeños. Cuando por fin llegamos a buscar refugio en comunidades que se consideraban más seguras, no teníamos dónde guarecernos, qué comer ni con qué taparnos. El único consuelo era poder rezar juntos a nuestro Dios Padre-Madre para que nos protegiera y llorar en su presencia para recibir su consuelo. Fue así como poco a poco, la Organización Sociedad Civil Las Abejas organizamos 4 Campamentos Civiles por la Paz para recibir a las familias que necesitaban ponerse a salvo de los paramilitares, pensando en que estando ahí, el Ejército mexicano y el gobierno nos iba a respetar por acogernos a las Leyes internacionales de la Guerra, incluyendo el Convenio de Ginebra relativo a la protección debida a las personas civiles en tiempo de guerra: el Campamento San Juan Diego en X’oyep, donde llegaron familias de Yibeljoj, Los Chorros, Ch’uchtik, Colonia Puebla y Yaxgemel; el Campamento Esperanza en Tzajalch’en (donde estuvieron congregadas por algunos meses las familias abejas de esa comunidad y de Tzanembolom); el Campamento Los Naranjos en Acteal (donde se refugiaron familias de Quextic Centro, Quextic Poblado, Tzajaluk’um, La Esperanza, Acteal y brevemente C’anolal); y un Campamento más en Chojoló (que no fue necesario, ya que el nivel de acoso no fue tan grave en las comunidades Abejas cercanas como Bach’en y Quexaluk’um). También algunas familias Abejas buscaron refugio en otros dos Campamentos por la Paz que se organizaron en San Cristóbal de las Casas con el apoyo de la Diócesis, sobre todo varias familias de Los Chorros que se desplazaron en la Nueva Primavera y las familias de C’anolal que se desplazaron en Don Bosco.
Hoy queremos recordar que los que fueron sometidos a todo ese sufrimiento eran inocentes de todo delito y que las consecuencias de incertidumbre, terror, hacinamiento, falta de agua, falta de leña y proliferación de enfermedades que tuvieron que soportar los desplazados estando fuera de su tierra, fueron terribles e irreversibles. Sobre todo en el caso de nuestros hermanos y hermanas masacrados, y de cinco hermanos y hermanas más de nuestra Organización que murieron en el Campamento San Juan Diego X’oyep durante el desplazamiento: un anciano y dos bebés de Los Chorros; y un anciano y una anciana de Yibeljoj. Todas estas ánimas claman en el cielo por justicia. Es por eso que nunca nos cansaremos de denunciar lo que pasó y de exigir justicia, pues aunque muchas familias abejas pudieron retornar después de tres y cuatro años a sus tierras, los culpables de este sufrimiento siguen impunes, por lo que nada asegura que no puedan repetir sus actos.
Otros de nuestros hermanos y hermanas Abejas tuvieron que soportar también el desplazamiento forzado y sus consecuencias en 2013, algunos por segunda vez, en el caso del conflicto generado por los paramilitares bautistas para despojar a los católicos –muchos de ellos Abejas- de su ermita en la Colonia Puebla en 2013. Es así como el Campamento Civil por la Paz “Los Naranjos” en Acteal volvió a recibir por poco más de un año a todas las 14 familias desplazadas en aquel entonces (a quienes también les saquearon las casas), y después en agosto de 2019 a 5 familias de Abejas provenientes de la Colonia Miguel Ultrilla “Los Chorros”, quienes sólo después de un año y ocho meses han podido volver a sus hogares, algunos de los cuales habían quedado destruidos o en muy malas condiciones.
Sabemos que no somos los únicos que hemos sufrido desplazamiento forzado en nuestro municipio, en nuestro estado, en nuestro país o en el mundo. Por eso hoy queremos enviar la palabra de Las Abejas a todos nuestros hermanos que sufren el desplazamiento forzado, para que sepan que no están solos, que los comprendemos y que los acompañamos en su lucha por justicia.
Comenzando con nuestros hermanos del vecino municipio de Pantelhó, quienes llevan meses viviendo en el terror porque la crisis de la violencia política en el proceso electoral se ha convertido en una espiral de violencia expresada en desplazamientos forzados y asesinatos.5 A consecuencia de esto, a principio de mayo fue desplazada una comunidad entera en Pantelhó. Y muchos de nuestros hermanos que viven cerca de los accesos a esta comunidad permanecen con miedo a los enfrentamientos armados, haciendo muy difícil el transporte para salir y regresar a sus comunidades, en algunos casos teniendo problemas para solucionar necesidades básicas como comprar su maíz.
Tampoco nos olvidamos de nuestros hermanos que han tenido que huir de las zonas de enfrentamiento entre los partidarios armados de Santa Marta y Aldama, dejando sus casas, tierras y animales por tiempos largos o cortos, pero que ya llevan más de 3 años sin poder vivir en paz. Nos referimos a ancianos, ancianas, hombres, mujeres, niños y niñas de las comunidades tanto de Aldama (Cocó, Tabac, Xuxch’en, San Pedro Cotzilnam, Chayomte’, Juxton, Tselejpotobtic, Yeton, Chivit, Sepelton, Yoctontik y Cabecera de Aldama) así como de Santa Martha, Chenalhó (Saklum y Atzamilhó), que viven entre el fuego cruzado y con miedo por no poder trabajar normalmente para poder subsistir. Llamamos a todos los que disparan, a los que atacan y los que se defienden, a que abran caminos para la reconciliación y la paz.
Para nosotros el problema del desplazamiento forzado en Chenalhó no es cosa del pasado. Sabemos que los partidistas que comen de lo que les da el gobierno muchas veces tienen armas y no están contentos con la existencia de organizaciones independientes como la nuestra, porque denunciamos las injusticias que cometen y los proyectos de dominación a los que sirven. Es por eso que comienzan a difundir rumores sobre nosotros, a decir que somos flojos, que no queremos trabajar por la comunidad, que sólo buscamos problemas, y comienzan a amenazar con quitarnos el agua o la luz, para poner a la demás gente de nuestra comunidad en nuestra contra.
Nosotros los hombres y mujeres, niños y niñas, ancianos y ancianas de la Organización Sociedad Civil Las Abejas de Acteal queremos que haya armonía y respeto en nuestras comunidades, que ya no haya violencia y ataques entre nosotros. Y llamamos a nuestros hermanos tsotsiles que están en los diferentes partidos a que se pongan a pensar ¿por qué debemos enfrentarnos entre nosotros?, ¿por qué debemos dedicarnos a agredir a los que piensan diferente o no quieren organizarse con nosotros?
Y queremos que nuestra palabra vuele lejos, a donde quiera que haya desplazados forzados en el mundo. Hoy les pedimos especialmente a nuestros hermanos zapatistas que están desembarcando en el Puerto de Vigo, en Galicia, que lleven también nuestra palabra a todos los refugiados que encuentren en Europa, para que sepan nuestro pensamiento: que nadie tiene derecho a sacar a otro de su tierra. Porque nadie es dueño de la tierra, la tierra no es de nadie, por eso nadie tiene derecho a mandar sobre ella, a despojar a otros o forzar a sus compañeros a desplazarse o reubicarse (como están haciendo con los pueblos los dueños del dinero en complicidad con los malos gobiernos). Quien quiera que tenga partido, religión u organización, que participe ahí y crea en sus principios pero que respete a los demás, que no trate de imponer lo que cree y lo que quiere a los demás.
¡Alto a los desplazamientos forzados!
¡Alto a la guerra en nuestras comunidades!
¡No más impunidad!
¡Castigo a los autores materiales e intelectuales de la masacre de Acteal!
¡Pedimos a la CIDH atienda el tema de desplazamiento forzado en el caso 12.790 Manuel Sántiz Culebra y otros (masacre de Acteal) y enliste y emita informe de fondo en el caso!
Atentamente
La Voz de la Organización sociedad Civil Las Abejas de Acteal.
1 Plan de Campaña, SEDENA, 1994, Disponible en: http://www.frayba.org.mx/archivo/articulos/941001_plan %20de_campana_chiapas94_sedena.pdf
2 Los grupos paramilitares en Chiapas, Frayba. Cuadernillo disponible en: https://frayba.org.mx/wp-content/uploads/2017/02/990110_los_grupos_paramilitares_en_chiapas_frayba.pdf
3 Camino a la Masacre, Informe especial sobre Chenalhó, Frayba, diciembre 1997.
4 “La masacre de Acteal, culminación de una política de Estado contra indígenas”, La Jornada, 22 de diciembre de 2007. Disponible en: https://www.jornada.com.mx/2007/12/22/index.php?article=007n1pol§ion=politica
5 Comunicado de Agentes de animación y coordinación pastoral de las 11 parroquias que conforman el equipo Tsotsil de la Diócesis de San Cristóbal de Las Casas, 2 de junio de 2021.
FUENTE: desInformemonos