Perú. Idio­tez imperialista

Ángel Rafael Tor­to­le­ro Leal /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de junio de 2021

Me he refe­ri­do en otros artícu­los de opi­nión, al entra­ma­do mani­pu­la­dor que cons­ti­tu­ye el dis­cur­so de la dere­cha con­ser­va­do­ra subor­di­na­da al man­da­to imperial.

Sin embar­go, debo reco­no­cer que el tema no se ago­ta iden­ti­fi­can­do sus ele­men­tos cons­ti­tu­ti­vos y demos­tran­do “sus bes­tia­li­da­des depre­da­do­ras” con­tra la ver­dad pro­ba­da; pues los rela­tos dis­cur­si­vos de la men­cio­na­da dere­cha, se asu­me a sí mis­mo, como un esta­dio de nor­ma­li­dad natu­ral, inna­to a la socie­dad e inmu­ta­ble ante el con­trol del orden social que el hege­mó­ni­co occi­den­tal, impo­nen a san­gre y fue­go en sus pro­ce­sos de secu­la­ri­za­ción, devas­ta­ción y domi­na­ción de la con­cien­cia colec­ti­va de quie­nes les siguen.

Así el men­sa­je se eyec­ta como natu­ral des­de lo más pro­fun­dos de la idio­tez ilus­tra­da de sus voce­ros y es el mis­mo en cada pro­ce­so elec­to­ral en Amé­ri­ca: can­són y repe­ti­ti­vo, pero con­se­cuen­te con sus malé­vo­los objetivos:

1.- Negar la pro­pues­ta de for­ma­ción de cual­quier mode­lo alter­na­ti­vo al capitalismo.

2.- Des­ca­li­fi­car al Empo­de­ra­mien­to del Pue­blo, Agri­cul­tu­ra Urba­na, Desa­rro­llo Endó­geno, Colec­ti­vos y cual­quier for­ma de orga­ni­za­ción del poder popular.

3.- Des­co­no­cer el orden ins­ti­tu­cio­nal delos mode­los de Esta­do alter­na­ti­vos a la Dog­má­ti­ca impues­ta por el Mode­lo Libe­ral Bur­gués e irres­pe­to la legi­ti­mi­dad de los gobier­nos pro­gre­sis­tas que lo constituye.

4.- Exa­cer­bar las bon­da­des del Libre Mer­ca­do y la Pro­pie­dad Pri­va­da, en detri­men­to de las demás for­mas de propiedad.

5.- Aca­llar con vio­len­cia las voces disi­den­tes y el dere­cho a la protesta.

Quien lo quie­ra com­pro­bar, tóme­se un espa­cio de tiem­po y eva­lúe una mues­tra de los millo­nes de men­sa­jes que via­jan en las redes y los moto­res de bús­que­da o sim­ple­men­te vea y escu­che los pro­gra­mas de opi­nión y noti­cias en los cana­les pri­va­dos y sus redes des­de Cana­dá has­ta la Argen­ti­na, para que com­prue­be que todos sin excep­ción, siguen atas­ca­dos con los mis­mo pre­cep­tos dis­cur­si­vos en un inten­to deses­pe­ra­do por des­ca­li­fi­car al ser social colec­ti­vo o comu­nal que pro­po­nen las mayorías.

Así ope­ran esos medios doc­tri­na­rios de la dere­cha, y a pesar de sus con­ti­nua­das derro­tas fren­te a la reali­dad, insis­ten en des­ca­li­fi­car cual­quier corrien­te polí­ti­ca que no se les subor­di­ne. Si no fue­ra por la vio­len­cia que ins­pi­ra en sus into­xi­ca­dos segui­do­res, reiría­mos a des­ma­yar, pues los rela­tos infa­mes se caen por su pro­pio peso y no hay evi­den­cia de lo contrario.

Aho­ra bien, los obje­ti­vos estra­té­gi­cos de los medios hege­mó­ni­cos están teñi­dos de san­gre y sufri­mien­to, así fue en el XX cuan­do sal­vo Cuba y Nica­ra­gua, ellos con­tro­la­ban todos los gobier­nos de la región, y así es en el siglo XXI, con el doble de maldad.

En ese mar­co, pode­mos citar como ejem­plo, el pro­ce­so elec­to­ral de Perú. Allí el pue­blo eli­gió a Pedro Cas­ti­llo, y los medios no han esca­ti­ma­do esfuer­zos por des­ca­li­fi­car al humil­de maes­tro de escue­la y al pue­blos orga­ni­za­dos, que casa­dos del his­tó­ri­co opro­bio de los ante­rio­res gober­nan­tes, está empe­ña­do en pre­ser­var su his­to­ria y el dere­cho a ejer­cer su autodeterminación.

Esta­mos en medio de una gue­rra letal que usa lo sim­bó­li­co del men­sa­je en los medios como arma, al tiem­po que des­co­no­ce pro­ce­sos demo­crá­ti­cos cuan­do la dere­cha pier­de las elecciones.

Hoy el mun­do está a mer­ced de millo­nes de men­sa­jes, en su mayo­ría, com­po­si­cio­nes idí­li­cas que tras­la­dan al recep­tor a espa­cios sub reales para car­gar en sus con­cien­cias, la aspi­ra­ción por un ilu­so­rio esta­dio de con­fort, que pro­me­te exclu­si­vi­dad, dis­tan­cia y dis­tin­ción ante sus iguales.

De allí que, cada celu­lar, por ejem­plo, es una fuen­te del men­sa­je y cada una de las redes, las app y los pro­gra­mas de compu­tación, son una fábri­ca de sue­ños incon­men­su­ra­bles, en su mayo­ría inal­can­za­bles por las y los tra­ba­ja­do­res, pero no por ello, ino­cuos, casuís­ti­cos y naturales.

Afor­tu­na­da­men­te, este es el tiem­po de los pue­blos. Es la hora de los cam­bios sus­tan­cia­les y pro­fun­dos; allí esta Colom­bia en las calles, Chi­le cons­tru­yen­do su Nue­va Repú­bli­ca, Boli­via con­so­li­da­do la diver­si­dad plu­ri­na­cio­nal, Argen­ti­na vol­vien­do a la sen­da de la razón social, Perú rena­cien­do de las ceni­zas, Méxi­co esta­ble y avan­zan­do, mien­tras Vene­zue­la, Cuba y Nica­ra­gua, resis­ten y con­so­li­dan sus procesos.

GFUENTE: Amé­ri­ca XXI

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