Argen­ti­na. Sal­mo­ne­ras en Tie­rra del Fue­go: ¿Pro­duc­tos para éli­tes o ambien­te sano para todos?

Por Nancy Fer­nán­dez*, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 2 de julio de 2021. 

En una medi­da his­tó­ria, la Legis­la­tu­ra de Tie­rra del Fue­go prohi­bió la cría indus­trial de sal­mo­nes y pri­vi­le­gió el cui­da­do del ambien­te, la pes­ca de baja esca­la y el turis­mo. Repa­so de las con­se­cuen­cias nega­ti­vas de la indus­tria sal­mo­ne­ra en Chi­le, las fal­sas pro­me­sas de desa­rro­llo y la unión entre argen­ti­nos y chi­le­nos para fre­nar la acti­vi­dad extractiva.

La acui­cul­tu­ra es la acti­vi­dad, rela­cio­na­da con la ali­men­ta­ción, en mayor expan­sión en el mun­do. Sin embar­go, muchas de estas prác­ti­cas pro­vo­can un impac­to nega­ti­vo en los eco­sis­te­mas mari­nos. En Lati­noa­mé­ri­ca se pue­den ver las con­se­cuen­cias pro­vo­cadas por esta acti­vi­dad en Chi­le, que es el segun­do pro­duc­tor mun­dial de sal­mo­nes y tru­chas de cul­ti­vo, des­pués de Noruega.

El cul­ti­vo inten­si­vo de sal­mó­ni­dos tie­ne un alto cos­to ambien­tal y el agra­van­te está dado por la cali­dad de espe­cie exó­ti­ca, lo que con­lle­va impac­tos dife­ren­cia­les a los de la prác­ti­ca en regio­nes en las que las espe­cies son nati­vas. Tie­rra del Fue­go ya cono­ce el daño que gene­ra la intro­duc­ción de espe­cies exó­ti­cas. El cas­tor es un ejem­plo. Ade­más, las aguas pata­gó­ni­cas no son el ambien­te natu­ral para estos peces.

Los prin­ci­pa­les pro­ble­mas ambien­ta­les docu­men­ta­dos y aso­cia­dos a esta indus­tria son:

  • El esca­pe de sal­mó­ni­dos, lo que impli­ca la intro­duc­ción de espe­cies exó­ti­cas, des­de las jau­las de cul­ti­vo al ambien­te natural.
  • Los sal­mo­nes cuan­do mue­ren son ver­ti­dos al océano, a veces miles de toneladas.
  • El abu­so de anti­bió­ti­cos, anti­pa­ra­si­ta­rios y otras sus­tan­cias químicas.
  • La intro­duc­ción y pro­pa­ga­ción de enfer­me­da­des y de sus agen­tes causales.
  • La acu­mu­la­ción de resi­duos sóli­dos y líqui­dos en el fon­do marino, deri­va­da de los ali­men­tos no con­su­mi­dos, fecas y mor­ta­li­dad de los salmónidos.
  • Los dese­chos indus­tria­les que las empre­sas han deja­do en los fior­dos, como jau­las aban­do­na­das, plás­ti­cos, boyas y cabos, entre otros.
  • La pre­sión pes­que­ra sobre espe­cies sil­ves­tres usa­das para hari­na y acei­te de pes­ca­do que aca­ban como ali­men­to de salmónidos.
  • Las inter­ac­cio­nes nega­ti­vas direc­tas e indi­rec­tas con mamí­fe­ros mari­nos y aves, algu­nas de estas espe­cies con esta­dos de con­ser­va­ción delicados.
  • La pre­sen­cia de marea roja y su cre­cien­te inten­si­dad en la zona don­de se ins­ta­lan sal­mo­ne­ras, tie­ne en par­te de su ori­gen en los nutrien­tes que la indus­tria está cons­tan­te­men­te incor­po­ran­do al mar.
    No se tra­tan de hechos ais­la­dos ni acci­den­tes. Son carac­te­rís­ti­cas pro­pias de un mode­lo de producción.

¿Los nego­cios pri­va­dos o el ambien­te de todos?

El 8 de mar­zo de 2018 se fir­mó un acuer­do mar­co entre el Minis­te­rio de Agro­in­dus­tria de Tie­rra del Fue­go, Antár­ti­da e Islas del Atlán­ti­co Sur, la Fun­da­ción Argen­ti­na para la Pro­mo­ción de Inver­sio­nes y Comer­cio Inter­na­cio­nal ‑agen­cia pri­va­da que coor­di­na con el sec­tor públi­co inver­sio­nes extran­je­ras- y la con­sul­to­ra Inno­va­tion Nor­way ‑agen­cia de nego­cios del gobierno norue­go- con el obje­ti­vo de esta­ble­cer los tér­mi­nos y con­di­cio­nes que regi­rán el pro­gra­ma de “acui­cul­tu­ra sus­ten­ta­ble” en la Argen­ti­na. Este con­ve­nio per­mi­ti­ría ana­li­zar la poten­cia­li­dad de la acti­vi­dad en el Canal Beagle.

A par­tir de que la comu­ni­dad local tomó cono­ci­mien­to de ese pro­yec­to, las orga­ni­za­cio­nes no guber­na­men­ta­les de la pro­vin­cia, con un masi­vo apo­yo popu­lar, ini­cia­ron una cam­pa­ña sis­te­má­ti­ca para ins­ta­lar el tema en agen­da públi­ca. A tra­vés de la movi­li­za­ción en la calle, la pro­mo­ción por redes socia­les, la judi­cia­li­za­ción y la arti­cu­la­ción con orga­ni­za­cio­nes pares (FARN y Green­pea­ce), se logró visi­bi­li­zar el con­flic­to a esca­la regio­nal y nacional.

Esta arti­cu­la­ción y las visi­tas mutuas entre acto­res argen­ti­nos, chi­le­nos, comu­ni­dad indí­ge­na Yagan de Puer­to Williams, refe­ren­tes de Green­pea­ce Chi­le; y medios de comu­ni­ca­ción pro­ce­den­tes de alcan­ce nacio­nal y de otros paí­ses, dio mayor visi­bi­li­dad a ambos con­flic­tos, vin­cu­lán­do­los como par­te de un mis­mo mode­lo pro­duc­ti­vo para la región.

La resis­ten­cia más difun­di­da se había dado en mar­zo de 2019, cuan­do los reyes de Norue­ga visi­ta­ron Puer­to Williams (Chi­le). Allí la comu­ni­dad indí­ge­na Yagan los reci­bió con mani­fes­ta­cio­nes, car­te­les y notas con cien­tos de fir­mas con un men­sa­je cla­ro: “Los Reyes son bien­ve­ni­dos, sus sal­mo­ne­ras no”. Este epi­so­dio fue cubier­to por medios de comu­ni­ca­ción norue­gos, que bau­ti­za­ron al recla­mo como un avan­ce terro­ris­ta de pue­blos indígenas.

Salmoneras- Foto de Sergio Salazar - Greepeace
Foto: Ser­gio Sala­zar /​Gree­pea­ce

Fal­sas pro­me­sas de la indus­tria salmonera

La ins­ta­la­ción de esta indus­tria en la Pata­go­nia chi­le­na alte­ró la for­ma de vida en los terri­to­rios: vació los cam­pos para lle­nar las ciu­da­des; con­vir­tió a cam­pe­si­nos, pes­ca­do­res y reco­lec­to­res de maris­cos en obre­ros asa­la­ria­dos; y modi­fi­có las diná­mi­cas inter­co­mu­ni­ta­rias. Trans­for­mó una mane­ra de vivir sin que sus pro­ta­go­nis­tas tuvie­ran otra opción distinta.

A pesar de que la indus­tria publi­ci­ta emplear a más de 60.000 per­so­nas, en los últi­mos meses sin­di­ca­tos y orga­ni­za­cio­nes medioam­bien­ta­les han cri­ti­ca­do públi­ca­men­te las con­di­cio­nes labo­ra­les de sus tra­ba­ja­do­res. Según fuen­tes de Green­pea­ce, la sal­mo­ni­cul­tu­ra en todo Chi­le, a pesar de ser segun­do pro­duc­tor a nivel glo­bal, sola­men­te gene­ra 21.462 empleos, con más de 1000 con­ce­sio­nes apro­ba­das. Por otro lado, un infor­me ela­bo­ra­do por la ONG Eco­céa­nos sos­tie­ne que 43 per­so­nas han muer­to entre 2013 y 2019 mien­tras desa­rro­lla­ban sus labores.

En rela­ción a los argu­men­tos sobre los ingre­sos y ganan­cias que este empren­di­mien­to pro­me­ten gene­rar, en la región de la Arau­ca­nía de Chi­le las zonas de mayor pobre­za mul­ti­di­men­sio­nal son Los Lagos (20,7 por cien­to), De los Ríos (19,5), la Región de Aysén (19,2 por cien­to) y Ñuble (20 por cien­to). Estos núme­ros evi­den­cian que la ecua­ción de sal­mo­ne­ras como sinó­ni­mo de más desa­rro­llo y más ingre­sos es un oxí­mo­ron cons­trui­do median­te un fal­so rela­to, que los núme­ros reba­ten abiertamente.

Un pro­duc­to selec­to y elitista

Por otro lado, el sal­món del Atlán­ti­co (ori­gi­na­rio del Atlán­ti­co Nor­te) como pro­duc­to en la mesa argen­ti­na, fue una cons­truc­ción cul­tu­ral que se intro­du­jo en nues­tro país en la déca­da de los ’90. El sal­món se con­fi­guró como un pro­duc­to selec­to y eli­tis­ta que for­mó par­te de los sec­to­res de mayor poder adqui­si­ti­vo y exclui­do de los pla­tos de las mesas de los sec­to­res popu­la­res. Así, poco a poco, se fue cons­tru­yen­do con cier­to mar­ke­ting y com­pli­ci­dad de cier­tos sec­to­res del mun­do gas­tro­nó­mi­co para ins­ta­lar un pla­to en las car­tas del país. Casi sin notar­lo, duran­te los últi­mos años, las empre­sas cons­tru­ye­ron una deman­da para hacer creer a la pobla­ción que nece­si­tá­ba­mos comer salmón.

Se mon­tó un esce­na­rio dotán­do­lo de pode­res nutri­ti­vos y salu­da­bles por sobre otras espe­cies del mar argen­tino, las cua­les pre­sen­tan igua­les o supe­rio­res con­di­cio­nes nutri­ti­vas que el salmón.

Auto­de­ter­mi­na­ción de los pueblos

Hacia media­dos de 2019, lue­go de movi­li­za­cio­nes, ampa­ros judi­cia­les, difu­sión en medios de comu­ni­ca­ción, for­ta­le­ci­mien­to de diver­sas redes socia­les, la gober­na­do­ra Rosa­na Ber­to­ne anun­ció que “la sal­mo­ni­cul­tu­ra no esta­ba en la agen­da de gobierno”. Pero el resul­ta­do elec­to­ral (per­dió su reelec­ción) dejó el mega­proey­cto de sal­mo­nes en una zona de posi­ble realización.

Sin embar­go, lo que hace más de 40 años fue un terri­to­rio en dispu­ta (entre Argen­ti­na y Chi­le), el Canal Bea­gle se trans­for­mó en un esce­na­rio de unión entre argen­ti­nos y chi­le­nos en pos de la pre­ser­va­ción de los ambien­tes natu­ra­les y en cla­ro recha­zo a la ins­ta­la­ción de las salmoneras.

La auto­de­ter­mi­na­ción de los pue­blos y la Cons­ti­tu­ción Nacio­nal per­mi­ten que la Pro­vin­cia deci­da sobre sus des­ti­nos. Y, en este caso ha deci­di­do que la pes­ca arte­sa­nal cos­te­ra, la ali­men­ta­ción a tra­vés de la pes­ca local y a baja esca­la, y el turis­mo de natu­ra­le­za (que impli­ca un impor­tan­tí­si­ma entra­da de divi­sas) son incom­pa­ti­bles con la ins­ta­la­ción de salmoneras.

Fuen­te: Tie­rra Viva – * Docen­te e inves­ti­ga­do­ra de la Uni­ve­si­dad Nacio­nal de Tie­rra del Fue­go. Pre­si­den­te de la Aso­cia­ción Mane­kenk. – Foto de por­ta­da: Mar­tín Katz/​Greepeace

Itu­rria /​Fuen­te

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *