Cuba. Un ejér­ci­to de robots con­tra la revolución

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 15 de julio de 2021.

A junio, Cuba denun­ció que, de cara a 2022, la admi­nis­tra­ción de Biden había soli­ci­ta­do 58.500 millo­nes de dola­res para el nego­cio sub­ver­si­vo: un aumen­to del 10% sobre el pre­su­pues­to de este año. Des­pués los even­tos del 11 de julio, uno de los prin­ci­pa­les recep­to­res de fon­dos esta­dou­ni­den­ses, en el cen­tro de la cam­pa­ña de des­es­ta­bi­li­za­ción, resul­tó Proac­ti­vo Mia­mi Fou­da­tion Inc.

Para que la eti­que­ta #SOS­Cu­ba se con­vier­ta en una ten­den­cia glo­bal, como se hizo duran­te las gua­rim­bas en Vene­zue­la con #SOS­Ve­ne­zue­la, se empleó un ejér­ci­to de robots que colo­ca­ron millo­nes de men­sa­jes y empu­ja­ron a los «influen­cers» a pro­mo­cio­nar la eti­que­ta y cam­biar de ubi­ca­ción para que pare­cie­ra que esta­ban en Cuba. Tam­bién hay muchas pági­nas fal­sa­men­te posi­cio­na­das en la izquier­da que difun­den crí­ti­cas a los «erro­res» de Cuba y la supues­ta «dic­ta­du­ra» para ocul­tar la acción geno­ci­da del bloqueo.

Des­de 1960, la admi­nis­tra­ción esta­dou­ni­den­se ha expre­sa­do el pro­pó­si­to de lo que la pren­sa occi­den­tal lla­ma inde­bi­da­men­te «embar­go» y que en cam­bio es un blo­queo asfi­xian­te, des­ti­na­do a pro­vo­car «ham­bre y deses­pe­ra­ción» para lograr el famo­so «cam­bio de régi­men». Los pos­te­rio­res endu­re­ci­mien­tos, inclu­so de carác­ter retro­ac­ti­vo, impues­tos tras la caí­da de la Unión Sovié­ti­ca, han vio­la­do el dere­cho inter­na­cio­nal, exten­dien­do el poder coer­ci­ti­vo de Esta­dos Uni­dos sobre todos los paí­ses del mundo.

EE.UU. impo­nen mul­tas de miles de millo­nes de dóla­res a los ban­cos y empre­sas que comer­cian con Cuba, obli­ga­da a pagar en efec­ti­vo y a un pre­cio mayor por las mer­can­cías que logran ingre­sar. Jun­to con las medi­das coer­ci­ti­vas uni­la­te­ra­les, hay otra pode­ro­sa arma: la comu­ni­ca­ción en digi­tal, que los grin­gos quie­re hege­mo­ni­zar con­tro­lan­do los algo­rit­mos. El desa­rro­llo de nue­vas tec­no­lo­gías en Cuba ha mul­ti­pli­ca­do las opor­tu­ni­da­des de ataque.

Las «revo­lu­cio­nes de color» se con­vo­can a tra­vés de las redes socia­les. Así se inten­tó aho­ra en Cuba. El blan­co pre­fe­ri­do de la gue­rra ideo­ló­gi­ca son los jóve­nes, que hacen vida en las redes socia­les. En 2011, EE.UU. creó en secre­to una red social simi­lar a Twit­ter lla­ma­da Zun­Zu­neo, impul­sa­da por men­sa­jes de tex­to, tan­to para pro­bar el con­trol tec­no­ló­gi­co como para con­vo­car a los jóve­nes a mani­fes­ta­cio­nes anti­gu­ber­na­men­ta­les de la mis­ma mane­ra que la lla­ma­da «Pri­ma­ve­ra Árabe».

El pro­yec­to, que había cap­ta­do a unos 40.000 usua­rios, ha des­apa­re­ci­do a la mitad de 2012 debi­do a denun­cias inter­na­cio­na­les que habían des­ta­ca­do el papel de los con­tra­tis­tas pri­va­dos y el de la Agen­cia de Desa­rro­llo Inter­na­cio­nal, que dis­tri­bu­ye ayu­da huma­ni­ta­ria. Pero, si en la épo­ca de Zun­Zu­neo, el gobierno USA negó tener res­pon­sa­bi­li­dad direc­ta en la ope­ra­ción encu­bier­ta, aho­ra, en cam­bio, está recla­man­do el «dere­cho» a inter­fe­rir a tra­vés de las redes socia­les, uti­li­za­do por los lla­ma­dos artis­tas de San Isi­dro como pla­ta­for­mas de sub­ver­sión ideológica.

Las agen­cias de segu­ri­dad esta­dou­ni­den­ses han esta­do moni­to­rean­do el desa­rro­llo de la comu­ni­ca­ción digi­tal en Cuba que, des­de 2013, cuan­do el gobierno ins­ta­ló fibra ópti­ca a tra­vés de zonas wifi y ciber­ca­fé, en 2017 había aumen­ta­do en un 346%. En 2019, la ONG Free­dom Hou­se indi­có que los cen­tros de inter­net eran 682, y los pun­tos de wifi 1.513. En 2020, dijo, inter­net había lle­ga­do al 18% de los hoga­res y había 3,18 millo­nes de telé­fo­nos móvi­les con con capa­ci­dad de navegación.

Bas­ta mirar las imá­ge­nes fal­sas de las mani­fes­ta­cio­nes con­tra el gobierno cubano para ver el alcan­ce de la cam­pa­ña de into­xi­ca­ción mediá­ti­ca, ya vis­ta ante­rior­men­te con­tra Vene­zue­la, rea­li­za­da a tra­vés de las nue­vas tec­no­lo­gías. ¿Por qué gas­tar millo­nes de dóla­res para evi­tar el libre desa­rro­llo de una nación que nun­ca ha ata­ca­do a nadie? En la mira, no solo hay jóve­nes cuba­nos, sino tam­bién aque­llos sin futu­ro en los paí­ses capi­ta­lis­tas a los que hay que impe­dir que sepan de qué lado de la barri­ca­da tomar posi­ción. Algu­nos de ellos, en los últi­mos días, res­pon­den al lla­ma­do impe­ria­lis­ta y se diri­gen a las emba­ja­das nor­te­ame­ri­ca­nas en Euro­pa para pedir una inva­sión arma­da a Cuba.

Inme­dia­ta­men­te des­pués de la caí­da de la Unión Sovié­ti­ca, en el toda­vía muy actual libro-entre­vis­ta con Fidel (Un grano de maíz), el coman­dan­te san­di­nis­ta Tomás Bor­ge escri­bió en el capí­tu­lo dedi­ca­do a las rela­cio­nes entre Cuba y Esta­dos Uni­dos: “Cuan­do el pue­blo cubano tomó el poder, los revo­lu­cio­na­rios de todo el mun­do olfa­tea­mos la mag­ni­tud del cam­bio, el entie­rro del deter­mi­nis­mo geo­grá­fi­co y el par­to del diri­gen­te más atrac­ti­vo y elo­cuen­te de la épo­ca contemporánea.

Cuba se vol­có, como nin­gu­na otra expe­rien­cia his­tó­ri­ca, en la más apa­sio­na­da y des­me­di­da soli­da­ri­dad hacia cau­sas que fue­sen o que pare­cie­sen jus­tas. Son tan­tos los paí­ses y tan­tos los seres huma­nos favo­re­ci­dos por el afec­to que, en las actua­les cir­cuns­tan­cias de la isla, debe­rían ser incon­ta­bles los que están – o debie­ran estar – agradecidos.

Cuba donó petró­leo y cuer­das de gui­ta­rra; donó san­gre para los heri­dos en los terre­mo­tos y san­gre en los cam­pos de bata­lla de Amé­ri­ca Lati­na y África.

Cuba can­tó can­cio­nes de cuna, bole­ros, him­nos de amor y de pelea en los oídos de los pue­blos, dis­tri­bu­yó metá­fo­ras y medi­ci­nas incor­po­rán­do­se, sin atra­sos, a cual­quier recla­mo. Ese esti­lo lo creó Fidel Castro.

La even­tual des­apa­re­ción de la Revo­lu­ción Cuba­na sería un gol­pe demo­le­dor para las espe­ran­zas de nues­tro pue­blos. Tam­bién sería desas­tro­so para los gobier­nos del hemis­fe­rio, que verían redu­ci­dos sus espa­cios de inde­pen­den­cia y sobe­ra­nía fren­te a los Esta­dos Unidos…”

Y pare­ce estar escri­ta hoy la sacro­san­ta exhor­ta­ción del coman­dan­te san­di­nis­ta cuan­do dice:

“Lo más her­mo­so de Cuba ha sido su gene­ro­si­dad y lo más admi­ra­ble su gallardía.

Esta­mos obli­ga­dos a retri­buir, sin demo­ra, al menos un déci­mo de su illi­mi­ta­da entre­ga. Y creo que don­de pode­mos ser úti­les es en la denun­cia del inhu­mano blo­queo nor­te­ame­ri­cano. Hay que con­ven­cer a la opi­nión públi­ca inter­na­cio­nal y, sobre todo, a la de Esta­dos Uni­dos, para que el gobierno de ese país cam­bie su polí­ti­ca arcai­ca, irra­cio­nal y cruel con­tra Cuba. Es nues­tra úni­ca for­ma de ser decentes”.

Itu­rria /​Fuen­te

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