Hai­tí. La esce­na del crimen

Por Geral­di­na Colot­ti, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 10 de julio de 2021. 

¿Un ase­si­na­to naci­do en las cáma­ras del poder, a la som­bra de los intere­ses impe­ria­lis­tas que han deci­di­do cam­biar de caba­llo? Este es el esce­na­rio pro­ba­ble que enmar­ca el ase­si­na­to de Jove­nel Moï­se, pre­si­den­te de fac­to de Hai­tí. Para hacer­lo mate­rial­men­te, un peque­ño ejér­ci­to de mer­ce­na­rios que irrum­pió en su resi­den­cia super­con­tro­la­da en la madru­ga­da del miér­co­les fin­gien­do ser agen­tes de la agen­cia anti­dro­ga DEA, lo mató e hirió a su espo­sa. Se habla de com­pli­ci­dad inter­na con el res­pal­do del jefe poli­cial de la capi­tal Puer­to Prín­ci­pe. El coman­do fue arres­ta­do casi por com­ple­to y mos­tra­do a las cámaras.

Se tra­ta de 15 colom­bia­nos y dos esta­dou­ni­den­ses, que habrían lle­ga­do a Hai­tí en junio a tra­vés de Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na. Los dos esta­dou­ni­den­ses dije­ron que fue­ron con­tra­ta­dos a tra­vés de Inter­net como intér­pre­tes, para secues­trar y no para matar a Jove­nel Moï­se, quien debe­ría haber sido lle­va­do ante un juez por una orden de arres­to. Uno de ellos es un empre­sa­rio de Flo­ri­da que lue­go fun­dó un gru­po sin fines de lucro para brin­dar asis­ten­cia huma­ni­ta­ria en Puer­to Prín­ci­pe. Otros tres colom­bia­nos han muer­to a manos de la poli­cía y ocho mer­ce­na­rios están huyendo.

Bogo­tá con­fir­mó que 6 de los dete­ni­dos son ex sol­da­dos colom­bia­nos. El dia­rio El Tiem­po reve­ló el currí­cu­lum de uno de ellos, Manuel Anto­nio Gros­so Guarn, con­si­de­ra­do uno de los más pre­pa­ra­dos en el ejér­ci­to colom­biano has­ta 2019. Al ini­cio de su carre­ra reci­bió entre­na­mien­to espe­cial, y en 2013 fue ads­cri­to al Gru­po de Fuer­zas Espe­cia­les Urba­nas Anti­te­rro­ris­tas, los que secues­tran y matan a mani­fes­tan­tes que des­de hace meses pro­tes­tan con­tra el gobierno de Duque. Aque­llos depar­ta­men­tos que, en los últi­mos días, han reci­bi­do más refuer­zos de la CIA.

Duran­te varios días, antes de mudar­se a Hai­tí, Gros­so publi­có fotos del terri­to­rio domi­ni­cano, de él y otros miem­bros del coman­do. Estos datos, sin embar­go, no le cerra­ron la boca a Iván Duque, quien de inme­dia­to había dado alien­to a su obse­sión por la Repú­bli­ca Boli­va­ria­na de Vene­zue­la, citan­do la pre­sen­cia de dos pre­sun­tos vene­zo­la­nos en el coman­do, que lue­go resul­ta­ron ser esta­dou­ni­den­ses. Un pre­tex­to para pedir a Esta­dos Uni­dos que amplíe la ocu­pa­ción mili­tar de Hai­tí y para pedir a la Orga­ni­za­ción de Esta­dos Ame­ri­ca­nos de Luis Alma­gro que envíe una misión urgen­te para «pro­te­ger el orden democrático».

En una situa­ción simi­lar, el 28 de julio de 1915, el ase­si­na­to del pre­si­den­te Gui­llau­me Sam alla­nó el camino para el neo­co­lo­nia­lis­mo esta­dou­ni­den­se. Lue­go, los mari­nes des­em­bar­ca­ron en Puer­to Prín­ci­pe para “pro­te­ger los intere­ses esta­dou­ni­den­ses y extran­je­ros”. Aho­ra, des­de Washing­ton, la por­ta­voz pre­si­den­cial Jen Psa­ki ha cali­fi­ca­do el ase­si­na­to de «un cri­men horren­do» y ha dicho que Esta­dos Uni­dos, el prin­ci­pal finan­cis­ta de Hai­tí, está dis­pues­to a «ayu­dar» al pue­blo hai­tiano. ¿Cómo? Lo expli­ca la lar­ga cade­na de inter­ven­cio­nes neo­co­lo­nia­les, mili­ta­res, polí­ti­cas o finan­cie­ras lle­va­das a cabo des­de prin­ci­pios del siglo XX para aplas­tar el orgu­llo­so lega­do de la pri­me­ra repú­bli­ca de escla­vos libres, lide­ra­da por Tous­saint Louverture.

Un furor que se ini­ció tras la pro­cla­ma­ción de la repú­bli­ca de Hai­tí, en 1795. Fran­cia comen­zó a librar una gue­rra eco­nó­mi­ca y diplo­má­ti­ca a la joven nación impo­nien­do, en 1825, y a pesar de todos los robos lle­va­dos a cabo has­ta enton­ces, el pago de una indem­ni­za­ción a terra­te­nien­tes, bajo pena de no ser reco­no­ci­dos como repú­bli­ca. Hai­tí se vio obli­ga­do a soli­ci­tar un prés­ta­mo, pero se vio tam­bién obli­ga­do a hacer­lo sólo con los ban­cos fran­ce­ses. Cuan­do la isla inten­tó opo­ner­se, París envió bar­cos mili­ta­res a la cos­ta hai­tia­na. Hai­tí ter­mi­nó de liqui­dar ese prés­ta­mo, valo­ra­do en unos 22 billo­nes de dóla­res, un siglo después.

A prin­ci­pios del siglo pasa­do, Hai­tí fue ocu­pa­da por Esta­dos Uni­dos, que se hizo con su oro, has­ta 1934. Des­de enton­ces, el colo­nia­lis­mo no se ha ido nun­ca, median­te el con­trol direc­to o indi­rec­to de los recur­sos del país: tan­to median­te la colo­ca­ción de títe­res en el pues­to de man­do al ser­vi­cio de intere­ses supra­na­cio­na­les, y evi­tan­do cual­quier desa­rro­llo eco­nó­mi­co y polí­ti­co a favor de los sec­to­res popu­la­res. En la déca­da de 1960, duran­te el man­da­to del pre­si­den­te demó­cra­ta de Esta­dos Uni­dos, John Fitz­ge­rald Ken­nedy, la deu­da exter­na de Hai­tí se tri­pli­có median­te la polí­ti­ca de prés­ta­mos a cam­bio de con­trol polí­ti­co. El con­trol del FMI y sus pla­nes de ajus­te estruc­tu­ral se suma­ron al terri­ble terre­mo­to de 2010 (más de 250.000 muer­tos), el cóle­ra y lue­go el devas­ta­dor huracán.

El país tam­bién está pos­tra­do por la vio­len­cia inge­nio­sa­men­te ali­men­ta­da por fami­lias como la de Moï­se, que se han rami­fi­ca­do a la som­bra del impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se. Las ban­das que, según la «tra­di­ción» (recor­de­mos los infa­mes ton­ton macou­tes, al mis­mo tiem­po mili­cia y poli­cía secre­ta crea­da en 1959 por el dic­ta­dor Fra­nçois Duva­lier), hacen estra­gos en los barrios pobres, tam­bién rea­li­zan masa­cres con fines polí­ti­cos. Masa­cres cubier­tas por el esta­do, como lo docu­men­ta el año pasa­do un infor­me del Obser­va­to­rio Hai­tiano de Crí­me­nes con­tra la Huma­ni­dad. De 2018 a 2020, en los barrios don­de las pro­tes­tas con­tra Moï­se esta­ban más vivas, cau­sa­ron 240 víc­ti­mas civiles.

La Comi­sión Nacio­nal de Desar­me, Des­man­te­la­mien­to y Rein­te­gra­ción ha regis­tra­do al menos 77 gru­pos cri­mi­na­les arma­dos. En 2020, nue­va­men­te por decre­to, Moi­se siguió los pasos de Duva­lier y creó la Agen­cia Nacio­nal de Inte­li­gen­cia (ANI), una fuer­za para­po­li­cial para repri­mir la pro­tes­ta social. Según orga­ni­za­cio­nes de dere­chos huma­nos, 2020 fue el año de la ace­le­ra­da gángs­te­ri­za­ción de Hai­tí, duran­te el cual al menos mil per­so­nas fue­ron secues­tra­das y otras tan­tas murie­ron violentamente.

El mes pasa­do, algu­nos de los líde­res de estas pan­di­llas decla­ra­ron la gue­rra a las éli­tes tra­di­cio­na­les del país y lla­ma­ron a la gen­te a saquear las tien­das: «Tu dine­ro es lo que hay en los ban­cos, tien­das, super­mer­ca­dos y con­ce­sio­na­rias. Ve y recla­ma lo que te per­te­ne­ce”, dijo un cono­ci­do cri­mi­nal, Jimmy Che­ri­zier, apo­da­do Bar­be­cue, en un video difun­di­do en las redes sociales.

¿Cómo cul­par­lo? Ante la extre­ma pobre­za en la que vive la mayor par­te de la pobla­ción, aho­ra agra­va­da por el coro­na­vi­rus en un país que no ha reci­bi­do nin­gu­na dosis de vacu­nas, exis­te una mino­ría con­for­ma­da por la bur­gue­sía local, la impor­ta­da, y la éli­te de fun­cio­na­rios de las miles de ONG pre­sen­tes, que viven en el lujo. En febre­ro de 2018, Moï­se apli­có la rece­ta del FMI, lo que pro­vo­có pro­tes­tas en todo el país. Al año siguien­te esta­lló el escán­da­lo de corrup­ción. La Cor­te de Cuen­tas entre­gó al Sena­do un infor­me que mues­tra que al menos 14 exfun­cio­na­rios del gobierno habían trans­fe­ri­do en sus bol­si­llos más de $ 3.800 millo­nes lle­ga­dos des­de Vene­zue­la a tra­vés del pro­gra­ma Petro­ca­ri­be entre 2008 y 2016, y que la empre­sa de Moï­se, la Agri­tans, había bene­fi­cia­do de con­tra­tos para cons­truir pro­yec­tos que nun­ca se com­ple­ta­ron, pero para los que se había embol­sa­do el dinero.

Al empre­sa­rio Juve­nel Moï­se, el señor de los plá­ta­nos como lo lla­ma­ban, no le impor­ta­ba el agra­de­ci­mien­to de la pobla­ción, sino el de los padri­nos occi­den­ta­les, que lo habían colo­ca­do allí como suce­sor del can­tan­te Michel Mar­telly y repre­sen­tan­do a la éli­te agra­ria, a pesar de su fal­ta de expe­rien­cia polí­ti­ca. Des­de el año pasa­do, lue­go de haber sus­pen­di­do dos ter­cios del Sena­do, todo el par­la­men­to y todos los alcal­des del país por decre­to, dijo que que­ría per­ma­ne­cer en el car­go has­ta 2022, en base a su pro­pia inter­pre­ta­ción de la constitución.

Las elec­cio­nes se habían fija­do para el 29 de sep­tiem­bre, pos­pues­tas muchas veces, pero tam­bién el deci­dió un refe­rén­dum que cam­bia­ría la cons­ti­tu­ción, devol­vién­do­la a los tiem­pos de la dic­ta­du­ra de Duva­lier. Pese al recha­zo de toda la opo­si­ción popu­lar o ins­ti­tu­cio­nal y tam­bién de la Con­fe­ren­cia Epis­co­pal, Moï­se había reci­bi­do el aval del habi­tual Alma­gro, secre­ta­rio gene­ral de la OEA. En enero de 2020, Alma­gro había apo­ya­do la refor­ma cons­ti­tu­cio­nal y el refe­rén­dum, argu­men­tan­do, como Moï­se, que la cons­ti­tu­ción actual era la cau­sa de todos los pro­ble­mas del país.

Aho­ra tam­bién está pidien­do la inter­ven­ción extran­je­ra el pri­mer minis­tro salien­te, Clau­de Joseph, desig­na­do arbi­tra­ria­men­te por Moï­se sin la apro­ba­ción del par­la­men­to que, tenien­do una mayo­ría de opo­si­ción, el había disuel­to. Algu­nos acu­san aho­ra al vice­mi­nis­tro de fac­to, que quie­re per­ma­ne­cer en el car­go has­ta las elec­cio­nes y que ha decla­ra­do el esta­do de sitio, de que­rer dar un gol­pe de Esta­do y al menos haber­se bene­fi­cia­do del ase­si­na­to. De hecho, habría teni­do que ceder el car­go a otro pri­mer minis­tro de fac­to, Ariel Henry, quien tam­bién fue desig­na­do por Moï­se sin la opi­nión del par­la­men­to el 5 de julio. En cam­bio, la opo­si­ción ins­ti­tu­cio­nal pide una solu­ción com­par­ti­da que inclu­ya a reco­no­ci­das figu­ras y a los 10 sena­do­res res­tan­tes, ya que son los úni­cos elec­tos en el país.

¿Se anun­ció el ase­si­na­to de Moï­se? pre­gun­ta aho­ra la pren­sa, reto­man­do una entre­vis­ta con él en El País duran­te la cual el pre­si­den­te de fac­to dijo que había frus­tra­do un ata­que en su con­tra, mien­tras que su par­ti­do Tet Kale acu­só al «sis­te­ma» de haber finan­cia­do las mani­fes­ta­cio­nes con­tra el gobierno. Cier­ta­men­te, Moï­se había per­di­do el apo­yo de algu­nos gru­pos eco­nó­mi­cos pode­ro­sos, como el inver­sor Regi­nald Bou­los y la fami­lia Vor­be, que con­tro­la el sec­tor eléc­tri­co y que le habían pedi­do públi­ca­men­te que se fue­ra. En repre­sa­lia, el gobierno anun­ció que que­ría revi­sar algu­nos con­tra­tos de gran­des empre­sas pri­va­das, tam­bién pro­pie­dad de la fami­lia Vorbe.

Moï­se tam­bién fue un par­ti­da­rio abier­to de Donald Trump. Siguien­do su polí­ti­ca rom­pió con Vene­zue­la y Petro­ca­ri­be, pro­vo­can­do una cri­sis ener­gé­ti­ca, y reco­no­ció al auto­pro­cla­ma­do Guai­dó. Des­pués de la lle­ga­da de Biden y el con­si­guien­te movi­mien­to de peo­nes en el table­ro de aje­drez inter­na­cio­nal, más de sesen­ta dipu­tados demó­cra­tas esta­dou­ni­den­ses envia­ron una car­ta al secre­ta­rio de Esta­do, Antony Blin­ken, pidién­do­le que revi­sa­ra la polí­ti­ca con Hai­tí. En la misi­va cri­ti­can «la insis­ten­cia de Esta­dos Uni­dos en que­rer cele­brar elec­cio­nes a toda cos­ta a fina­les de este año, con el ries­go de des­atar más vio­len­cia en el país». Y le piden a Biden que use «su voz y su voto» con la ONU y la OEA para que el dine­ro de los con­tri­bu­yen­tes no se uti­li­ce para apo­yar el refe­rén­dum que bus­ca­ba Moïse.

Un mon­tón de argu­men­tos que pro­ba­ble­men­te lle­va­ron al san­grien­to «reti­ro» del rey del plátano.

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