Resumen Latinoamericano, 10 de julio de 2021.
foto: Comisaría de Petion Ville donde fueron trasladados algunos de los detenidos acusados de haber matado a Jovenel Moise.
Desde Haití, el periodista argentino Lautaro Rivara transmitió por twitter las siguientes informaciones sobre el pedido de intervención estadounidense en el país:
Máxima alerta a toda la comunidad internacional y los organismos de derechos humanos. Se está fraguando una intervención violatoria de los principios más elementales del derecho internacional: la soberanía y autodeterminación de las naciones. Dicha intervención tendría por fin «proteger el puerto, el aeropuerto, las reservas de gasolina y otras infraestructuras clave». Sin embargo, Jalina Porter, vocera adjunta del Departamento de Estado no confirmó la solicitud.
También, la ocupación militar norteamericana tendría por fin proteger al país de los «terroristas urbanos» que asesinaron a Moïse, ¡terroristas precisamente de origen estadounidense y colombiano!
La trama detrás de la trama del magnicidio, es la estrategia de caos que habilite una ocupación internacional. Según The New York Times y Reuters, el ministro Mathias Pierre habría solicitado a #EEUU el envío de tropas norteamericanas.
La imagen de caos y violencia generalizada entre la población que pretenden instalar las grandes agencias corporativas e imperialistas de prensa ES FALSA. La casi totalidad de la población permanece en sus casas expectante y en acatamiento al estado de sitio.
Hasta aquí lo planteado por el colega Rivara. Por otra parte, el siguiente es un cuadro de situación reconstruido por nuestra redacción en base a información llegada desde diversas fuentes:
Haití pide tropas estadounidenses después de una jornada de tiroteos y sospechas
Al menos 20 personas —18 colombianos y 2 estadounidenses de origen haitiano— han sido arrestadas por el asesinato del presidente haitiano, un misterio que se profundiza.
Después de 24 horas de enfrentamientos armados con los sospechosos del asesinato del presidente de Haití, las autoridades anunciaron el arresto de 20 personas y pidieron a Estados Unidos el envío de tropas para ayudar a proteger la infraestructura clave.
El singular pedido de Haití de asistencia militar de Estados Unidos, ex señor colonial que repetidamente ha intervenido en los asuntos de la isla, es una muestra del profundo impacto que estos días de intriga han tenido en el país. Junto con el vertiginoso ritmo con el que se desencadenaron los acontecimientos el viernes se profundizó el misterio en torno a quién ha estado detrás del magnicidio.
Policías recorrían las calles en busca de sospechosos y en ese recorrido abatieron al menos a tres personas durante enfrentamientos a balazos. La mayoría de los arrestados han resultado ser originarios de Colombia —exmilitares que son ahora mercenarios— mientras que surgían dudas sobre por qué había sido tan fácil irrumpir en el hogar del presidente Jovenel Moïse y matarlo sin que, al parecer, su personal de seguridad disparara ni un arma.
Y en la crisis política que se está gestando, la sospecha ha provocado una tensión que podría convertirse en un enfrentamiento entre gobiernos paralelos.
De las 20 personas detenidas por la policía, 18 fueron identificados como colombianos y dos como estadounidenses de origen haitiano. Se dice que hay cinco sospechosos más que no han sido apresados.
Funcionarios de Colombia dijeron que al menos 13 de los hombres pertenecieron al ejército colombiano y que dos de ellos habían sido abatidos. Los dos estadounidenses arrestados dijeron en una entrevista con un juez haitiano que no estaban en la habitación cuando Moïse fue asesinado y que habían trabajado únicamente como intérpretes para el escuadrón de ataque. Uno de ellos dijo que había respondido a un anuncio en internet para llevar a cabo el trabajo.
Las autoridades haitianas citaron a cuatro de los elementos de seguridad del presidente para interrogarlos la próxima semana, mientras los fiscales intentaban desentrañar exactamente cómo fue que los asesinos armados lograron haber traspasado la compleja operación de seguridad que custodiaba la residencia personal de Moïse sin encontrar demasiada resistencia.
Pero mientras los funcionarios haitianos han señalado la “participación extranjera”, funcionarios estadounidenses y muchos observadores dentro de Haití cuestionan cada vez más si el ataque no fue planeado con la cooperación del propio aparato de seguridad haitiano. El Departamento de Estado de Estados Unidos dijo recientemente a los legisladores que no existían informes de que los atacantes hirieran a algún guardia o que siquiera se registrara un enfrentamiento.
“El grupo que financió a los mercenarios quiere crear caos en el país”, dijo Mathias Pierre, el ministro a cargo de las elecciones de Haití, quien comentó que el gobierno haitiano había pedido tropas estadounidenses para ayudar a proteger el aeropuerto del país, los puertos y las reservas de combustible, entre otros puntos estratégicos.
“Atacar las reservas de gasolina y el aeropuerto podría ser parte del plan”, dijo Pierre.
El embajador de Haití en Estados Unidos también solicitó apoyo del FBI para la investigación del magnicidio.
En Washington, un alto funcionario del gobierno de Joe Biden dijo que el FBI y los funcionarios del Departamento de Seguridad Nacional irían a Puerto Príncipe “lo antes posible” para evaluar cómo ayudar. El funcionario también dijo: “No hay planes para brindar asistencia militar estadounidense en este momento”.
Haití se dirigía hacia una batalla interna por el poder el viernes cuando los partidos políticos desafiaron directamente al primer ministro en funciones al declarar que deseaban formar un gobierno para reemplazarlo, liderado por el presidente del Senado, solo uno de los 10 parlamentarios en funciones en el país. Otro grupo de activistas civiles planeaba una gran reunión el sábado para crear un consenso sobre el futuro del país.
El senador Patrice Dumont acusó al primer ministro interino, Claude Joseph, de planear un golpe de Estado: “No era un primer ministro normal, se impuso a sí mismo, no podemos aceptar esto”, dijo en una estación de radio local, Kiskeya.
La confusión que ahora se ha instalado en Haití solo ha agudizado las tensiones internas que se han ido acumulando en los últimos meses. La actividad de las pandillas ha aumentado: se llevan a cabo secuestros y ataques armados en barrios pobres de la capital, lo que ha causado que miles huyan de sus hogares. En algún momento del mes pasado, el crimen organizado bloqueó la principal arteria vial de la capital hacia el sur del país e impidió el acceso tanto a las reservas petroleras como al resto del país, observó Pierre.
En ausencia de información clara sobre quién era el responsable, algunos haitianos intentaron hacer justicia por sus propias manos: incendiaron automóviles que pensaban que habían sido utilizados en el ataque y detuvieron a las personas que creían sospechosas.
Después de varios enfrentamientos a balazos con la policía, al menos tres hombres murieron. Dos de sus cuerpos, alcanzados por las balas, fueron recogidos en la vía principal que conduce al barrio de la residencia del presidente y un tercero fue encontrado muerto en el techo de una vivienda privada en una zona de Pétionville, un suburbio de la capital.
La mañana del jueves, el personal de seguridad de la embajada de Taiwán descubrió a un grupo de “individuos armados y de apariencia sospechosa” que intentaban ingresar al complejo, indicó Joanne Ou, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de Taiwán. La policía haitiana arrestó a los 11 “mercenarios”, según un comunicado emitido el viernes por la embajada taiwanesa, aunque no quedó claro inmediatamente cómo estaban vinculados con el ataque.
Clément Noël, un juez que participa en la investigación, comentó que había entrevistado a los dos estadounidenses poco después de su arresto. Los identificó como James J. Solages, un ciudadano estadounidense residenciado en el sur de Florida y que anteriormente trabajó como guardia de seguridad en la embajada de Canadá en Haití; y Joseph Vincent, de 55 años. El gobierno de Estados Unidos ha estado en comunicación con Solages, según dos personas que han estado en contacto con el Departamento de Estado y hablaron bajo condición de anonimato.
El juez Noël dijo por teléfono que los dos estadounidenses sostuvieron que el complot había sido planeado intensamente a lo largo de un mes. Comentó que los estadounidenses se habían reunido con otros integrantes del escuadrón en un hotel de lujo en Pétionville para preparar el ataque. Aseguró que le habían dicho que el objetivo no era matar al presidente, sino llevarlo al palacio nacional.
El juez Noël dijo que Solanges le contó que al principio del ataque gritó por un altavoz que los atacantes eran agentes de la DEA.
Vincent contó que había estado en el país durante seis meses y que se hospedaba con un primo. Solages dijo que había estado en Haití durante un mes. Los hombres dijeron que los colombianos involucrados en el complot llevaban alrededor de tres meses en el país.
Sobre el plan general, lo único que Vincent pudo decir fue que el cerebro detrás era un extranjero llamado “Mike” que hablaba español e inglés. Solages dijo que encontró la oportunidad de trabajar como intérprete para el escuadrón en un aviso publicado en línea. No indicó cuánto le habían pagado.
El juez Noël dijo que Solages había “respondido de forma muy evasiva”.