La Olimpiada Popular Antifascista: un sueño frustrado por la guerra

La Olim­pia­da Popu­lar Anti­fas­cis­ta: un sue­ño frus­tra­do por la guerra

Entre el 19 y el 26 de julio de 1936, en la ciu­dad de Bar­ce­lo­na, se iba a rea­li­zar la Olim­pia­da Popu­lar, un even­to alter­na­ti­vo a los ofi­cia­les Jue­gos Olím­pi­cos orga­ni­za­dos en Ber­lín duran­te el gobierno de Adolf Hitler, con leyes racis­tas. El even­to fue can­ce­la­do un día antes de su ini­cio, lue­go del alza­mien­to de Fran­co con­tra la Repú­bli­ca. Varios depor­tis­tas que habían lle­ga­do para com­pe­tir se suma­ron a las bri­ga­das internacionales.

En 1931 Bar­ce­lo­na se había pos­tu­la­do para orga­ni­zar los jue­gos ofi­cia­les, pero ante el mie­do del Comi­té Olím­pi­co Inter­na­cio­nal por la pro­cla­ma­ción de la repú­bli­ca, resul­tó gana­do­ra la pro­pues­ta de la Ale­ma­nia nazi. Dicha pro­pues­ta impe­día par­ti­ci­par a depor­tis­tas judíos.

Orga­ni­za­da en con­jun­to por la Spor­tin­tern y la Inter­na­cio­nal Depor­ti­va Obre­ro Socia­lis­ta, que venía rea­li­zan­do los jue­gos olím­pi­cos obre­ros con­tra­po­nién­do­los con los jue­gos olím­pi­cos bur­gue­ses del COI duran­te los años 20´s y 30´s, se finan­cia­ron por una espe­cie de colec­ta soli­da­ria para aco­ger a los atle­tas que, por cier­to, se paga­rían sus gas­tos de via­je a la capi­tal catalana.

Los even­tos orga­ni­za­dos por la Inter­na­cio­nal Depor­ti­va Obre­ro Socia­lis­ta tenían 5 pun­tos que las caracterizaban:

1.- No se bus­ca­ba la com­pe­ti­ción en for­ma extre­ma, sino el espí­ri­tu de superación.

2.- El cul­to a los/​as depor­tis­tas per se era per­ju­di­cial y se evitaba.

3.- Fuer­te recha­zo de la comer­cia­li­za­ción del depor­te y pro­mo­ción del ama­teu­ris­mo de los/​as deportistas.

4.- El depor­te debe ser­vir a la masa, lo que sig­ni­fi­ca que todas las per­so­nas deben tener la posi­bi­li­dad de hacer deporte.

5.- Por medio del depor­te y de los con­si­guien­tes con­tac­tos inter­na­cio­na­les alcan­zar la paz mundial.

Se ins­cri­bie­ron 6.000 atle­tas de 23 dele­ga­cio­nes dife­ren­tes que inclu­yó a dele­ga­cio­nes sin nacio­na­li­dad enton­ces reco­no­ci­da, como Arge­lia, que aún no era inde­pen­dien­te, Pales­ti­na, Alsa­cia y un equi­po de judíos emigrados.

En dicha com­pe­ten­cia tam­bién esta­ba la inten­ción de fomen­tar la par­ti­ci­pa­ción feme­ni­na, des­de la orga­ni­za­ción. Cana­dá pre­sen­tó 5 muje­res de cada 6 depor­tis­tas en su dele­ga­ción. Tam­bién hubo pre­sen­cia feme­ni­na en los equi­pos de Arge­lia, Pales­ti­na y los judíos emi­gra­dos. Es impor­tan­te recor­dar que has­ta ese enton­ces la par­ti­ci­pa­ción feme­ni­na en los Jue­gos Olím­pi­cos ofi­cia­les era casi nula. No hubo muje­res en la pri­mer edi­ción de Jue­gos Olím­pi­cos en la era mode­ra en 1896. Entre 1900 y 1924, la par­ti­ci­pa­ción feme­ni­na fue infe­rior al 5% del total y recién des­pués de la segun­da gue­rra mun­dial el % de muje­res ten­dría una cifra de dos dígitos.

La inau­gu­ra­ción de la Olim­pía­da el 19 de julio 1936 iba a ser en el Tea­tre Grec, con un con­cier­to de la Orques­ta de Pau Casals, diri­gi­da por él mis­mo inter­pre­tan­do la nove­na sin­fo­nía de Beetho­ven. Pero un día antes del ini­cio, Fran­cis­co Fran­co alzó en armas el Ejér­ci­to de Áfri­ca con­tra la Repú­bli­ca, ini­cian­do la gue­rra civil. «No sé cuán­do nos vol­ve­re­mos a ver, por lo que pro­pon­go, antes de sepa­rar­nos, toque­mos la sin­fo­nía», habría dicho Casals quien lue­go recor­da­ría que le fue difí­cil ver la par­ti­tu­ra entre lágri­mas, diri­gien­do un himno a la paz, mien­tras en la calle empe­za­ba la gue­rra que tan­ta san­gre derramó.

El even­to de espí­ri­tu inter­na­cio­na­lis­ta, soli­da­rio y femi­nis­ta, no pudo rea­li­zar­se. No hubo tor­neos de ping pong o pelo­ta vas­ca, ni actua­cio­nes fol­kló­ri­cas pre­vis­tas como el bai­le esco­cés o el can­to tiro­lés. La gue­rra se impu­so, y con ella la cul­tu­ra del nego­cio y la codicia.

Tras la sus­pen­sión más de 200 atle­tas se que­da­ron a luchar en lo que lue­go serían las Bri­ga­das Inter­na­cio­na­les. Al año siguien­te, se orga­ni­za­ron otras Olim­pia­das Obre­ras en Ambe­res y la dele­ga­ción espa­ño­la par­ti­ci­pa­ría con el lema “¡No pasarán!”.

Los afi­ches de la cita olím­pi­ca obrera:

Rami­ro Giganti

La entra­da La Olim­pia­da Popu­lar Anti­fas­cis­ta: un sue­ño frus­tra­do por la gue­rra se publi­có pri­me­ro en La otra Anda­lu­cía.

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