El Programa Mundial de Alimentos (PMA) anunció ayer que había recibido 50 millones de euros del KSrelief – King Salman Humanitarian Aid and Relief Center – una organización benéfica fundada y gestionada por la misma monarquía saudí que desde hace seis años comete crímenes de guerra contra el población yemení.
La agresión saudí, que ha matado a más de 130.000 personas y causado millones de personas desplazadas, bombardeó intencionalmente objetivos civiles como mercados y campos de refugiados, así como hospitales gestionados por organizaciones de solidaridad como Médicos Sin Fronteras.
Algunos de estos ataques recurrieron al uso de bombas de racimo, fabricadas por Estados Unidos, que fueron blanco, en 2008, de una convención internacional contra su uso, ratificada por Portugal, pero rechazada linealmente tanto por Arabia Saudita como por Estados Unidos, que continúa usándolos como parte de su esfuerzo de guerra.
La misma ONU que denunció los diversos crímenes de guerra cometidos en la agresión contra Yemen, acoge ahora, a través del PMA, el magro apoyo brindado por los saudíes, en respuesta a las «urgentes necesidades alimentarias en Yemen» ‑como reconoce la comunidad del PMA- y de los cuales son los principales responsables.
Y el Reino Unido han contribuido, bajo una ola de críticas, al asalto saudí, no solo a través de la venta de armas, sino también a través del apoyo logístico, político y técnico para mantener el bloqueo marítimo, terrestre y aéreo del país. La provisión de informes de inteligencia ha sido fundamental para intensificar el conflicto.
Desde 2015, se estima que 20 millones de personas en Yemen necesitan ayuda humanitaria, más de 16 millones padecen inseguridad alimentaria y cinco millones corren el riesgo de morir de hambre.
Fuente: Abril Abril.