Resumen Medio Oriente /08 de julio de 2021 –
Contra la censura, director israelí habla alto y claro en el filme ‘La rodilla de Ahed’, en liza en Cannes
En Israel los cineastas deben firmar un formulario «de sumisión»: debe comprometerse a tratar en sus filmes temas no polémicos o bien a la gloria de Israel y su pueblo. La censura se convierte en parte del alma israelí que vive con esta victimización sin fin…
La política ha vuelto «enfermos y ciegos» a los israelíes, asegura sobre sus conciudadanos el director Nadav Lapid, en liza por la Palma de Oro en Cannes con el filme La rodilla de Ahed, una colérica denuncia contra la censura del gobierno de Israel.
Lapid, que vive principalmente en París, es una figura ascendente del cine israelí. En 2019, fue recompensado con el Oso de Oro de la Berlinale por Sinónimos, un paseo existencial y autobiográfico por las calles de la capital francesa.
En La rodilla de Ahed, el director, de 46 años, sigue explorando la difícil relación que mantiene con su país, pero esta vez dispara directo contra las autoridades.
La trama discurre en la pequeña aldea de Sapir, en la región desértica de Arava, adonde llega un director carcomido por la ira para proyectar uno de sus filmes de éxito en el extranjero.
Al bajarse del avión, le está esperando una joven enviada del ministerio de Cultura para hacerle firmar un formulario que el director (interpretado por Avshalom Pollak) define «de sumisión»: debe comprometerse a tratar en sus filmes temas no polémicos o bien a la gloria de Israel y su pueblo para recibir financiamiento.
«Lo que es triste en Israel es que no es necesario enviar tanques frente al Israeli Film Fund», fondo de apoyo al cine nacional, explica a la AFP Lapid. «No hay necesidad de detener a un director y meterlo en prisión como en Rusia. Basta con decir +Ya vale de hablar de política, hablemos de familia+».
Para el director, esta censura sobre el cine se instaló con los últimos gobiernos de derecha. Antes el Estado «ejercía una fuerte presión sobre parte de su población, pero a la vez los directores disfrutaban de una total libertad».
Los pimientos de España
Lo peor es «cuando la censura se convierte en parte de tu alma», «te acompaña como una sombra», dice Lapid, que en Cannes presenta también un cortometraje, The Star.
El cineasta tampoco espera que las cosas mejoren con el nuevo gobierno de coalición, liderado por el primer ministro Naftali Bennett (derecha radical).
«La enfermedad sigue ahí, la gente sigue estando completamente ciega. El alma israelí vive con esta victimización sin fin», asegura.
El título de la cinta, La rodilla de Ahed, alude al nuevo trabajo que prepara el protagonista sobre Ahed Tamimi, la adolescente palestina que se hizo famosa por abofetear a un soldado israelí, unas imágenes que dieron la vuelta al mundo gracias a internet.
Más allá de una explosión de cólera y desesperación, el filme de Lapid es también una denuncia contra el cambio climático. En Arava, sus habitantes han llegado «hasta el suicidio» al haber perdido su sustento económico: el cultivo de pimientos, antaño «los mejores del mundo».
Según la película, el aumento de las temperaturas benefició su producción en países como España y a los habitantes de la región desértica no les ha quedado otra que dedicarse a la instalación de paneles solares.
La rodilla de Ahed es una de las 24 películas en liza por la Palma de Oro del Festival de Cannes, que otorgará el próximo 17 de julio el jurado presidido por el director estadounidense Spike Lee.
Fuente: www.la-razon.com
Cineasta israelí Nadav Lapid denuncia en Cannes la violencia de Israel en contra los palestinos
El director israelí se presenta en la Competición Oficial de Cannes con una nueva denuncia del militarismo israelí en un filme que sirve para denunciar la violencia policial de Israel contra los palestinos, , donde «la violencia de Israel no empezó ayer desgraciadamente y no va a acabar mañana».
División de opiniones en Cannes sobre «Ahed’s Knee«, el filme en el que el israelí Navad Lapid denuncia la violencia de Israel y con el que compite en la sección oficial del festival, aunque aseguró en una rueda de prensa que su cine no es político.
«No sé si la gente debe amar sus países. No soy un embajador de mi país», aseguró Lapid, que rechazó una y otra vez que su cine sea político, aunque trate sobre la violencia israelí contra los palestinos, donde «la violencia de Israel no empezó ayer desgraciadamente y no va a acabar mañana».
En su opinión, la historia que presenta este año en Cannes es sobre la intimidad, sobre las almas, una combinación de «gran resistencia y de gran intimidad».
«Ahed’s Knee» cuenta la historia de Y, un cineasta israelí que llega a un pueblo en medio del desierto para la proyección de una de sus películas. Y lucha contra la muerte de la libertad de su país y contra la muerte de su madre. Una historia que sirve para denunciar la violencia policial de Israel contra los palestinos.
«No soy un político, no creo estar haciendo grandes películas políticas, aunque hay gente que sí lo piensa», afirmó Lapid, quien apuntó que «la violencia de Israel no empezó ayer desgraciadamente y no va a acabar mañana».
«En cualquier lugar del mundo, pero especialmente en Israel, cualquier intento de diferenciar lo personal, privado, lo público y lo político es totalmente ridículo. En mis películas, los personajes dan discursos políticos en el sentido más personal», indicó.
Por eso, para él «todos los gobiernos (israelíes) son iguales» y manifestó que lo que le preocupa es «el alma de la gente», quizás como una presentación de su propia alma.
Lo importante es ahondar en la situación que se vive ahora en Israel y ver «ver cuánta gente está atormentada».
El ganador del Oso de Oro de Berlín por «Synonymes» («Sinónimos»), un filme sobre un israelí de identidad perdida, un tema que en cierta manera aparece de nuevo en «Ahed’s knee», donde el protagonista no tiene ni nombre.
Y una película que está situada en el desierto como metáfora de la importancia de la geografía. En Israel ‑señaló- «nos chocamos contra un muro pero el muro también somos nosotros porque nada es más fuerte que la geografía. Solo somos un detalle en el desierto».
Con los colores y los trazos de Jackson Pollock en la cabeza, el realizador ha construido un filme a retazos, que recupera la historia de la activista palestina Ahed Tamimi, símbolo de la resistencia por abofetear a un soldado.
Fuente: Swiss Info