Pensamiento crítico. López Obrador, un estadista necesario para la América

Pen­sa­mien­to crí­ti­co. López Obra­dor, un esta­dis­ta nece­sa­rio para la Amé­ri­ca de este tiempo

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Por Ser­gio Rodrí­guez Gel­fens­tein, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 28 de julio de 2021.

El 13 de sep­tiem­bre de 1847, duran­te la gue­rra libra­da por Méxi­co en con­tra de la inter­ven­ción arma­da de Esta­dos Uni­dos en su terri­to­rio, se desa­rro­lló en el cerro de Cha­pul­te­pec en las cer­ca­nías de Ciu­dad de Méxi­co una des­igual bata­lla. En dicha ele­va­ción había un cas­ti­llo que fun­gía como sede del Cole­gio Mili­tar. Seis jóve­nes cade­tes de entre 12 y 20 años, entre los 46 que deci­die­ron que­dar­se a pesar de la orden de eva­cua­ción reci­bi­da de sus supe­rio­res, se inmo­la­ron en defen­sa del honor y la dig­ni­dad de Méxi­co. En este lugar, el país hace paten­te su res­pe­to per­ma­nen­te a los “Niños Héroes de Chapultepec”.

Nada más sim­bó­li­co que haya sido este lugar y ante la pre­sen­cia de los can­ci­lle­res y altos repre­sen­tan­tes de los paí­ses de Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be, que el pre­si­den­te Andrés Manuel López Obra­dor haya que­ri­do ren­dir home­na­je al Liber­ta­dor Simón Bolí­var en el 238vo. ani­ver­sa­rio de su nata­li­cio. En sus pala­bras, el man­da­ta­rio mexi­cano recor­dó que Bolí­var “cono­cía el arte de la gue­rra y era al mis­mo tiem­po un polí­ti­co con voca­ción y volun­tad trans­for­ma­do­ra: sabía de la impor­tan­cia del dis­cur­so, de la fuer­za de las ideas, de la efi­ca­cia de las pro­cla­mas y era cons­cien­te de la gran uti­li­dad del perio­dis­mo y la impren­ta como ins­tru­men­tos de lucha. Cono­cía el efec­to que cau­sa­ba la pro­mul­ga­ción de leyes en bene­fi­cio del pue­blo y, sobre todo, valo­ra­ba la impor­tan­cia de no ren­dir­se, de la per­se­ve­ran­cia y de no per­der nun­ca la fe en el triun­fo de la cau­sa por la que se lucha en bien de los demás”.

La ofren­da del pre­si­den­te mexi­cano al Liber­ta­dor no solo vino dada por la con­me­mo­ra­ción de su fecha natal. López Obra­dor hizo uso de su señe­ra figu­ra para poner en el tape­te dos temas que expre­san el idea­rio no resuel­to de Bolí­var. Por una par­te, su afán por la uni­dad de la Amé­ri­ca al sur del río Bra­vo en con­tra­po­si­ción a la doc­tri­na Mon­roe y por otra, el recha­zo a la expan­sión esta­dou­ni­den­se que entre otras cosas, sig­ni­fi­có la pér­di­da de la mitad del terri­to­rio de Méxi­co. Según el man­da­ta­rio, la “con­sa­gra­ción” de esta polí­ti­ca se pro­du­jo cuan­do Cuba cayó en manos impe­ria­les bajo la impo­si­ción de la Enmien­da Platt y la ocu­pa­ción de Guan­tá­na­mo. En sus pala­bras, “para enton­ces Esta­dos Uni­dos había ter­mi­na­do de defi­nir su espa­cio físi­co-vital en toda Amé­ri­ca”. Así mis­mo, “la con­sig­na [mon­rois­ta] de ´Amé­ri­ca para los ame­ri­ca­nos“ ter­mi­nó de desin­te­grar a los pue­blos de nues­tro con­ti­nen­te y des­truir lo edi­fi­ca­do, lo mate­rial, por Bolívar”.

A dife­ren­cia del pasa­do, la inte­gra­ción de estos tiem­pos debe ser la de los pue­blos y por ello se deben con­quis­tar gobier­nos popu­la­res que avan­ces hacia el acer­ca­mien­to, el reco­no­ci­mien­to y la soli­da­ri­dad. Las oli­gar­quías nun­ca podrán ser por­ta­do­ras del ideal boli­va­riano. Sólo se han pues­to de acuer­do para orga­ni­zar ideas tan maca­bras como el Plan Cón­dor o más recien­te­men­te, para coor­di­nar el apo­yo a la repre­sión en Boli­via a la que gus­to­sa­men­te se pres­ta­ron Mau­ri­cio Macri y Lenin Moreno. En el opues­to, el mis­mo López Obra­dor jun­to al pre­si­den­te Alber­to Fer­nán­dez de Argen­ti­na, coope­ró para sal­var a Evo Mora­les y otros líde­res boli­via­nos y per­mi­tir dar­le con­ti­nui­dad al pro­ce­so de trans­for­ma­ción de ese país que pre­ci­sa­men­te lle­va el nom­bre del Libertador.

Así, López Obra­dor apro­ve­chó la opor­tu­ni­dad en la que se reu­nían los gobier­nos de Amé­ri­ca Lati­na y el Cari­be bajo el ale­ro de CELAC, para expo­ner un cla­mo­ro­so recha­zo a la polí­ti­ca de Esta­dos Uni­dos con­tra Cuba que se expre­sa en el inhu­mano blo­queo que se extien­de por más de 60 años. Según su cri­te­rio, “… por su lucha en defen­sa de la sobe­ra­nía de su país, el pue­blo de Cuba, mere­ce el pre­mio de la dig­ni­dad y esa isla debe ser con­si­de­ra­da como la nue­va Numan­cia por su ejem­plo de resis­ten­cia, y pien­so que por esa mis­ma razón debie­ra ser decla­ra­da patri­mo­nio de la humanidad”.

“Hon­rar, hon­ra” nos ense­ñó Mar­tí. Se ha hon­ra­do López Obra­dor con estas pala­bras. Pero, ade­más, hay que reco­no­cer con cri­te­rio super­la­ti­vo el valor de este gober­nan­te que vive y labo­ra bajo la pavo­ro­sa máxi­ma de Por­fi­rio Díaz: “Pobre Méxi­co, tan lejos de Dios y tan cer­ca de los Esta­dos Uni­dos”, que lo obli­ga a ser cui­da­do­so en extre­mo, midien­do cada pala­bra que dice y cada acción que ejecuta.

Sin embar­go, el man­da­ta­rio se aco­gió a la inva­ria­ble tra­di­ción mexi­ca­na cons­trui­da bajo el ale­ro de Beni­to Juá­rez quien ya en el siglo XIX había enun­cia­do que “el res­pe­to al dere­cho ajeno es la paz”. Pos­te­rior­men­te, a media­dos del siglo XX, cuan­do los rebel­des entra­ron en La Haba­na y con­me­mo­ra­ron el 26 de julio por pri­me­ra vez en liber­tad en 1959, jun­to a Fidel y el Che subió a la tri­bu­na pre­si­den­cial el gene­ral Láza­ro Cár­de­nas dan­do “con­ti­nui­dad a una reali­dad his­tó­ri­ca” en pala­bras de Rober­to Fer­nán­dez Reta­mar. Así, Cuba tam­bién daba reco­no­ci­mien­to a ese Méxi­co que aco­gió a los com­ba­tien­tes del Mon­ca­da quie­nes des­pués de la pri­sión, encon­tra­ron cobi­jo en su terri­to­rio para recu­pe­rar fuer­zas, orga­ni­zar­se y pre­pa­rar des­de Tux­pan en Vera­cruz la expe­di­ción del Gran­ma que tra­jo al país a quie­nes habrían de con­for­mar el futu­ro ejér­ci­to rebelde.

De la mis­ma mane­ra, Méxi­co ate­so­ra entre sus valo­res el haber sido el úni­co país de la región que no cum­plió la deman­da esta­dou­ni­den­se de rom­per rela­cio­nes con Cuba des­pués de su expul­sión de la OEA en 1962.

En su dis­cur­so, López Obra­dor expre­só que: “Pode­mos estar de acuer­do o no con la Revo­lu­ción Cuba­na y con su gobierno, pero el haber resis­ti­do 62 años sin some­ti­mien­to, es toda una haza­ña”. Para­fra­sean­do al pre­si­den­te, habría que decir que pode­mos estar de acuer­do o no con López Obra­dor, pero el haber encum­bra­do la voz de Amé­ri­ca home­na­jean­do al Liber­ta­dor, haber per­se­ve­ra­do en el camino de la inte­gra­ción que soñó Bolí­var y haber recha­za­do el blo­queo con­tra Cuba, abo­gan­do por su eli­mi­na­ción como es deseo casi uná­ni­me de la huma­ni­dad… es toda una haza­ña, sobre todo en estos tiem­pos que corren. 

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