Perú. Desa­fíos de Pedro Cas­ti­llo ante una dere­cha voraz

Por Adrián Fer­nán­dez, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 20 de julio de 2021

Pedro Cas­ti­llo asu­mi­rá como Pre­si­den­te el 28 de julio tras ser some­ti­do a un pro­ce­so de des­gas­te ins­ti­tu­cio­nal iné­di­to para el país y con pocos ante­ce­den­tes en Lati­noa­mé­ri­ca. Sin aún haber sido ungi­do Pre­si­den­te, reci­bió el bom­bar­deo de una dere­cha que no des­can­só. Una cosa es lo que se dijo en cam­pa­ña y otra es el irres­pe­to a quien ganó una elec­ción sin cues­tio­na­mien­tos de la jus­ti­cia elec­to­ral ni de los vee­do­res inter­na­cio­na­les. Así comienza.

Este 28 de julio se abri­rá, enton­ces, un perío­do dife­ren­te en la his­to­ria recien­te del Perú, con un Gobierno cla­ra­men­te defi­ni­do de izquier­da aun­que en pleno pro­ce­so de cons­truc­ción polí­ti­ca. Hacia aden­tro, el fren­te polí­ti­co y social que lo acom­pa­ña debe­rá mos­trar soli­dez y cohesión.

No corres­pon­de hacer futu­ris­mo sino de revi­sar obje­ti­va­men­te la situa­ción de este Perú en pan­de­mia, debi­li­dad ins­ti­tu­cio­nal, emer­gen­cia popu­lar, ofen­si­va dere­chis­ta, altos índi­ces de pobre­za, des­em­pleo y tra­ba­jo irre­gu­lar; extrac­ti­vis­mo a bene­fi­cio de las mul­ti­na­cio­na­les y en detri­men­to de los pue­blos, con con­ta­mi­na­ción ambiental.

Las cir­cuns­tan­cias y la urgen­cia de aten­der la gra­ve situa­ción hicie­ron que Cas­ti­llo tran­si­te los días has­ta su asun­ción rede­fi­nien­do su pro­gra­ma de gobierno, cam­bian­do algu­nas prio­ri­da­des que apun­tan a cómo dar solu­ción a la pan­de­mia, median­te la con­ti­nua­ción de la vacu­na­ción masi­va; reac­ti­va­ción de la eco­no­mía, con inci­den­cia en el agro; prio­ri­zar la edu­ca­ción en todos los nive­les y espe­cial­men­te en los pue­blos más olvidados.

Mien­tras atien­de las urgen­cias, Cas­ti­llo reafir­mó recien­te­men­te su inten­ción de poner en mar­cha su (difí­cil) gran obje­ti­vo: pedir al Con­gre­so que con­vo­que a una Asam­blea Cons­ti­tu­yen­te para refor­mar la Cons­ti­tu­ción. La tarea es com­ple­ja por la corre­la­ción de fuerzas.

Las com­pa­ra­cio­nes no siem­pre sir­ven pero algún dato siem­pre apor­tan: Rafael Correa ganó las elec­cio­nes en Ecua­dor en 2007, con ape­nas el 23% de apo­yo en la pri­me­ra vuel­ta y 56% en la segun­da. Aún sin legis­la­do­res pro­pios, esta­ble­ció alian­zas pro­gra­má­ti­cas con dife­ren­tes sec­to­res polí­ti­cos y logró una con­vo­ca­to­ria a elec­cio­nes cons­ti­tu­yen­tes que le per­mi­tie­ron trans­for­mar los 10 años siguien­tes del país.

Para cual­quier trans­for­ma­ción pro­fun­da –se sabe- es nece­sa­rio, ade­más de los votos y los acuer­dos polí­ti­cos, la movi­li­za­ción popu­lar. El pue­blo en las calles para hacer ver que los cam­bios son inexo­ra­bles, aun­que tome dos años redac­tar una nue­va Cons­ti­tu­ción (lo sabe el pue­blo ecua­to­riano, tam­bién el boli­viano y el chi­leno). La anun­cia­da reco­lec­ción de fir­mas para exi­gir una con­sul­ta ciu­da­da­na sobre la refor­ma total de la Cons­ti­tu­ción será un pri­mer paso.

Legi­ti­mi­dad y poder popular

Aho­ra que Cas­ti­llo es pre­si­den­te elec­to, las eli­tes polí­ti­cas, mediá­ti­cas y eco­nó­mi­cas, inclu­yen­do mili­ta­res reti­ra­dos y a la mafia fuji­mo­ris­ta, segui­rán estan­do al ace­cho. En este Perú que en seis años tuvo cua­tro pre­si­den­tes el pro­ble­ma de fon­do es la rela­ción de fuer­zas y el poder popu­lar para ejer­cer el Gobierno, que será men­su­ra­do casi día a día. La ile­gi­ti­mi­dad pro­mo­vi­da por el gol­pis­mo debe­rá ser res­pon­di­da por la legi­ti­mi­dad social, popu­lar, de las orga­ni­za­cio­nes que tie­nen por delan­te tan­to o más desa­fíos que el futu­ro Gobierno.

El Con­gre­so peruano, uni­ca­me­ral, tie­ne un peso impor­tan­te, como lo dejó entre­ver en estos años de con­vul­sión polí­ti­ca e ins­ti­tu­cio­nal. Pue­de cen­su­rar minis­tros, decla­rar la vacan­cia pre­si­den­cial e inclu­so sus­ti­tuir al Pre­si­den­te den­tro de los pre­cep­tos de la Cons­ti­tu­ción actual.

Pero hay un dato que no se pue­de sos­la­yar: la putre­fac­ción polí­ti­ca tam­bién alcan­za al Poder Legis­la­ti­vo, como bien lo mar­can los son­deos de opi­nión y como lo regis­tran las pro­tes­tas del año pasa­do y de 2019.

Cas­ti­llo ten­drá pocos legis­la­do­res pro­pios, 37 sobre 130, que pue­den lle­gar a 42, suman­do a los pro­gre­sis­tas de Veró­ni­ka Men­do­za, con quien el pre­si­den­te elec­to reali­zó un acuer­do antes del balo­ta­je. La mayo­ría del res­to de los dipu­tados (88) per­te­ne­cen a la dere­cha. Aun­que el fren­te con­ser­va­dor está frag­men­ta­do, es fac­ti­ble que se uni­fi­quen en su vota­ción fren­te a un Gobierno de izquierda.

Es cier­to que, en los últi­mos seis años, pasa­ron por la Pre­si­den­cia de Perú cua­tro per­so­nas: Pedro Pablo Kuczyns­ki, Mar­tín Viz­ca­rra, Manuel Merino y el actual «Gobierno de tran­si­ción y emer­gen­cia» que enca­be­za Fran­cis­co Sagas­ti. Pero tam­bién es cier­to que las caí­das de quie­nes ante­ce­die­ron al actual man­da­ta­rio están rela­cio­na­das con corrup­ción, pla­nes de ajus­te eco­nó­mi­co y social, gober­nar de espal­das al pue­blo y repri­mir las pro­tes­tas sociales.

Nin­guno de los últi­mos tres asun­tos pare­ce estar en la agen­da de Cas­ti­llo, pero el pri­me­ro de ellos –la corrup­ción- es inhe­ren­te al pro­pio sis­te­ma en el que se mue­ve Perú. La corrup­ción será un ele­men­to sin ate­nuan­tes que uti­li­za­rá la dere­cha para dina­mi­tar al nue­vo Gobierno ante un pue­blo hastiado.

Heren­cia de la matriz neoliberal

Por fue­ra de los con­di­cio­na­mien­tos que even­tual­men­te pudie­ran sur­gir den­tro de la gober­na­bi­li­dad (lo dicho, for­ta­le­za del Poder Eje­cu­ti­vo, poder popu­lar y rela­ción con el Con­gre­so), el prin­ci­pal tema de agen­da de Cas­ti­llo será la esta­bi­li­za­ción eco­nó­mi­ca y social.

Tras trein­ta años de neo­li­be­ra­lis­mo, el Esta­do peruano es débil fren­te al poder eco­nó­mi­co, las mul­ti­na­cio­na­les y los gru­pos finan­cie­ros. Has­ta la pan­de­mia, la eco­no­mía se encon­tra­ba en cre­ci­mien­to, con pocos sec­to­res favo­re­ci­dos pero otros muy gran­des sumi­dos en el tra­ba­jo irre­gu­lar, el empleo infor­mal y la pobreza.

Un comu­ni­ca­do de orga­ni­za­cio­nes socia­les, indí­ge­nas y cam­pe­si­nas, lo denun­ció con cla­ri­dad en noviem­bre de 2020: “el mode­lo eco­nó­mi­co neo­li­be­ral extrac­ti­vis­ta peruano ha gene­ra­do una pro­fun­da des­igual­dad, don­de unos pocos se enri­que­cen y las gran­des mayo­rías se encuen­tran empobrecidas”.

Ade­más, “se han fle­xi­bi­li­za­do nor­mas para ins­ti­tu­cio­na­li­zar el tra­ba­jo pre­ca­rio y el tra­ba­jo escla­vo, se pro­mue­ven aso­cia­cio­nes públi­co pri­va­das para poner a todas las ins­ti­tu­cio­nes públi­cas y el pre­su­pues­to públi­co para favo­re­cer los intere­ses de las gran­des empre­sas, dejan­do a la mayo­ría de perua­nas y perua­nos sumi­dos en la pobre­za, el ham­bre y la des­nu­tri­ción, hacién­do­los más vul­ne­ra­bles ante cual­quier pan­de­mia o epidemias”.

En junio de 2017 se pro­du­jo un incen­dio en la lime­ña Gale­rías Nico­li­ni que evi­den­ció bue­na par­te de la «matriz pro­duc­ti­va» del Perú urbano: cua­tro jóve­nes tra­ba­ja­do­res murie­ron mien­tras esta­ban ence­rra­dos bajo lla­ve en con­te­ne­do­res don­de, duran­te 12 horas por día se dedi­ca­ban a cam­biar eti­que­tas y emba­la­jes de mer­ca­de­ría impor­ta­da para ade­cuar­la al mer­ca­do peruano. No hace mucho tiem­po de eso, ape­nas trans­cu­rría un año de Gobierno de Kuczyns­ki. Aquel hecho mos­tró que cer­ca de 50 mil per­so­nas rea­li­zan esa tarea sólo en Lima y que el Esta­do peruano con­tro­la sólo el 10% de las casi 500 mil empre­sas for­ma­les del país, sin con­tar las ile­ga­les ni las informales.

Perú tie­ne unos 10 millo­nes de per­so­nas bajo el lími­te de la pobre­za; casi 4 millo­nes de tra­ba­ja­do­res infor­ma­les; muy altos por­cen­ta­jes de niños con des­nu­tri­ción cró­ni­ca y anal­fa­be­tis­mo. Se esti­ma que el 19 % de la pobla­ción perua­na entre los 15 y 24 años, casi un millón de per­so­nas, no estu­dia ni trabaja.

Aquí tam­bién se espe­ra un fren­te de resis­ten­cia fuer­te que sólo podrá con­tra­rres­tar­se con mejo­ras y cons­cien­cia de los sec­to­res popu­la­res. El com­por­ta­mien­to del poder eco­nó­mi­co en Amé­ri­ca Lati­na tie­ne sus rece­tas ya pro­ba­das: noti­cias fal­sas para gene­rar ten­sión eco­nó­mi­ca, pre­sión para deva­luar, con­cen­tra­ción de ali­men­tos para gene­rar esca­sez y aumen­tos de pre­cios, pro­vo­car ten­sión social e inten­si­fi­ca­ción de la fuga de capitales.

Será cla­ve, en este esce­na­rio, que Cas­ti­llo avan­ce con el pro­yec­to de trans­for­ma­ción pro­fun­da que el pue­blo espe­ra para, de esa mane­ra, gene­rar el apo­yo social nece­sa­rio para sor­tear estas ten­sio­nes. En su pla­ta­for­ma se encuen­tra, ade­más de la refor­ma de la Cons­ti­tu­ción, dis­mi­nuir la pobre­za, for­ta­le­cer el Esta­do, nacio­na­li­zar áreas estra­té­gi­cas, hacer fren­te a la exclu­sión social y for­ta­le­cer salud y educación.

Asu­mir un gobierno en Amé­ri­ca Lati­na en tiem­pos de pan­de­mia tras­cien­de lo esta­ble­ci­do en los manua­les. Cam­bian las prio­ri­da­des eco­nó­mi­cas, aumen­tan expo­nen­cial­men­te las nece­si­da­des socia­les, des­nu­dan las estruc­tu­ras opre­so­ras del capi­ta­lis­mo y, ade­más, dila­pi­dan mucho más rápi­do el poder polí­ti­co de gestión.

El aumen­to de la pobre­za en pan­de­mia pro­vo­có el cre­ci­mien­to del núme­ro de per­so­nas sin hogar y, con ello, la ocu­pa­ción de tie­rras para levan­tar allí cam­pa­men­tos impro­vi­sa­dos. En algu­nos paí­ses de la región se las lla­ma “tomas de tie­rra”, en otras “ocu­pa­ción”, en otras “asen­ta­mien­tos”. Todo refie­re a lo mis­mo: espa­cios sin los ser­vi­cios nece­sa­rios, en las afue­ras de las gran­des ciu­da­des y, por vivien­das, el uso de car­to­nes, cha­pas metá­li­cas, plás­ti­cos y made­ras. El pro­fe­sor Cas­ti­llo sabe que el país nun­ca tuvo un plan de vivien­das para el pue­blo. Vene­zue­la y Boli­via así como movi­mien­tos socia­les y coope­ra­ti­vos de Uru­guay y Argen­ti­na tie­nen expe­rien­cia para aportar.

Mul­ti­na­cio­na­les, terri­to­rio y pueblo

La región mine­ra del Perú es foco per­ma­nen­te de recla­mos, movi­li­za­cio­nes y pro­tes­tas; son las más pobres como bien sabe Pedro Cas­ti­llo, naci­do y cria­do en el depar­ta­men­to de Cajamarca.

La región Caja­mar­ca tie­ne un enor­me poten­cial mine­ro. Sufre una invo­lu­ción en mate­ria eco­nó­mi­ca y social, en con­tra­po­si­ción a los gran­des nego­cios de las mul­ti­na­cio­na­les. A ini­cios de los 2000, su ingre­so por habi­tan­te era el segun­do más alto del Perú, solo por deba­jo de Lima. Actual­men­te, casi 5 de cada 10 habi­tan­tes de la región es pobre. El Ins­ti­tu­to Nacio­nal de Esta­dís­ti­ca e Infor­má­ti­ca (INEI) reve­ló en 2020 que 16 de los 20 dis­tri­tos más pobres del Perú están en Cajamarca.

La explo­ta­ción de recur­sos en la zona andi­na tie­ne su corre­la­to en la zona de la Ama­zo­nía perua­na, don­de se encuen­tran altos nive­les de plo­mo en la san­gre de pobla­cio­nes indí­ge­nas que viven cer­ca de áreas de extrac­ción de petróleo.

La región andi­na y la Ama­zo­nía, prin­ci­pal­men­te el cen­tro y sur del país, con­cen­tran casi todos los pro­yec­tos extrac­ti­vos y tam­bién los gran­des focos de resis­ten­cia. La extrac­ción de oro, pla­ta, cobre y otros mine­ra­les dis­pa­ra las prin­ci­pa­les pro­tes­tas socia­les en Perú. Pobla­cio­nes ente­ras se alzan con­tra las mul­ti­na­cio­na­les y los gobier­nos en defen­sa del medio ambien­te; denun­cian que no son con­sul­ta­das pre­via­men­te, ade­más del incum­pli­mien­to de las pro­me­sas de obras de infra­es­truc­tu­ra, y piden resar­ci­mien­tos eco­nó­mi­cos por los daños irreversibles.

Este país es el ter­cer mayor pro­duc­tor mun­dial de cobre, zinc y esta­ño, con cre­cien­tes inver­sio­nes de las mul­ti­na­cio­na­les alia­das a empre­sas loca­les. La mitad de los 30 pro­yec­tos mine­ros más impor­tan­tes se encuen­tran en zonas habi­ta­das por comu­ni­da­des indí­ge­nas (mayor­men­te aima­ras y que­chuas). Se dis­tri­bu­yen prin­ci­pal­men­te en Apu­rí­mac, Áncash, Lam­ba­ye­que, Huá­nu­co, Aya­cu­cho y el Cusco.

La dere­cha en Perú se fro­ta las manos pen­san­do estra­te­gias para seguir gol­pean­do duro a Cas­ti­llo. El pro­fe­sor lo sabe. Y sabe, ade­más, que en la movi­li­za­ción popu­lar (no sólo en las calles, entién­da­se tam­bién accio­nes popu­la­res des­de la ges­tión coti­dia­na) resi­de bue­na par­te de su consolidación.

No es tiem­po de pro­nós­ti­cos ni de intri­gas futu­ris­tas. Alla­na­do el camino de la con­sa­gra­ción elec­to­ral, para el pro­fe­sor Pedro Cas­ti­llo y el pue­blo que lo acom­pa­ña habrá comen­za­do la bata­lla cru­cial. Perua­nas y perua­nos son pro­ta­go­nis­tas de un ciclo en el cual Amé­ri­ca Lati­na tie­ne pues­ta la mirada.

FUENTE: Ame­ri­ca XXI

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