Resumen Latinoamericano, 4 de julio de 2021
Con el desestimado pedido de Keiko Fujimori para que Sagasti solicite una auditoría internacional, se agotan las maniobras fujimoristas para dilatar las elecciones.
El Ejecutivo desestimó el pedido que le había hecho Keiko Fujimori al presidente Sagasti para realizar una auditoría internacional al proceso electoral de segunda vuelta.
A través de una carta, el Ministro de Justicia, Eduardo Vega, le señaló que ninguna autoridad del Poder Ejecutivo puede intervenir en las elecciones para no quebrantar el principio de neutralidad.
Con esta medida rechazada, se agotan las maniobras dilatorias de los sectores fujimoristas para desconocer el resultado de las elecciones que da a Pedro Castillo como presidente electo, aunque aún no proclamado.
Contundente respuesta
En la misiva del 2 de julio, el titular del sector de Justicia expone claramente las razones jurídicas que impiden al gobierno intervenir en las elecciones.
“En virtud del principio de neutralidad que debe respetar toda institución del Estado y encontrándose el proceso de elecciones generales en curso, no resulta posible jurídicamente atender el pedido formulado”, señala el ministro.
El Poder Ejecutivo y el Presidente “no pueden intervenir en un proceso electoral atendiendo un pedido de una de las fuerzas políticas participantes en la contienda electoral”, agrega en la carta.
Carta del ministro Eduardo Vega Luna.
Días previos, en evidente maniobra dilatoria, Fujimori había dejado en Palacio de Gobierno una solicitud a Sagasti para que solicite una auditoría internacional que revise actas de votación, listado de electores, sistema informático y padrones electorales.
No obstante, como ya lo había señalado el abogado del Instituto de Defensa Legal (IDL), Juan Carlos Ruiz Molleda, la Constitución impedía a Sagasti solicitar la auditoría a la Organización de los Estados Americanos (OEA).
Reacción fujimorista
Lejos de aceptar su derrota, Keiko Fujimori cuestionó en sus redes lo que calificó como una ‘abdicación’ a sus responsabilidades frente a una “incertidumbre electoral”.
Ello resulta paradójico considerando que un mes antes, la misma Fujimori le exigió al presidente Sagasti no intervenir en el proceso electoral, en referencia a una conversación que el mandatario había sostenido con el escritor Mario Vargas Llosa.
Primero, Fujimori pidió no intervención, luego la buscó.
Dilaciones y fracasos
Pero los intentos fujimoristas por desconocer el resultado de las elecciones comenzaron al día siguiente de la segunda vuelta, con una conferencia donde denunciaron supuestas irregularidades que calificó de «fraude en mesa».
Luego, se acumularon cientos de solicitudes de nulidad de actas que fueron desestimados. Además, campañas de desinformación en redes y medios, apelaciones perdidas, cuestionamientos a las entidades electorales y sucesivas marchas golpistas de varios matices.
A estas infructuosas maniobras se le suma el fracaso de una delegación profujimorista que viajó a pedir una auditoría a la sede de la OEA, en Washington.
Luego de quedarse en la puerta de la institución americana, la aprista Nidia Vílchez, el fujimorista Nano Guerra, el electo congresista Jorge Montoya y Daniel Córdova (exministro de Kuczynski) fueron encarados en conferencia.
Mientras los sectores fujimoristas juntan maniobras antidemocráticas con el fin de dilatar el nombramiento de Pedro Castillo, el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) estima proclamar los resultados para la quincena de julio.
A todo lo anterior se suman los vladiaudios, con los que se confirma la intromisión del siniestro Vladimiro Montesinos en coordinar acciones a favor de Keiko Fujimori a pesar de hallarse en un penal de máxima seguridad en la Base Naval del Callao.
Por lo pronto este tema abre nuevas investigaciones penales, más aún si la La Marina mintió groseramente en un primer comunicado ocultando la verdad al Poder Ejecutivo. Este tema abre un nuevo capítulo del cual Keiko y otros personajes no saldrán bien librados.
FUENTE: SERVINDI