Resumen Medio Oriente /16 de agosto de 2021 – Un bombardero estratégico de EE.UU. B‑52 no alcanzó por varios kilómetros sus objetivos en Kabul (capital afgana) y solo destruyó tres cobertizos de Talibán.
Previo a la toma de Kabul por el grupo armado Talibán, Estados Unidos en una reacción no tan rápida lanzó el sábado algunas ofensivas contra los talibanes y desplegó al menos un bombardero estratégico B‑52 para sus operaciones contra los convoyes de esta banda apostados cerca de la capital.
Sin embargo, según ha informado este lunes el portal de aviación ruso Avio.pro, por alguna razón impensable, el bombardero estadounidense falló varios kilómetros y solo destruyó algunos edificios en ruinas y no causó ninguna baja entre los miembros de Talibán.
“El (bombardeo) B‑52 Stratofortress solo destruyó algunos graneros con su potente golpe. Ninguno de los talibanes resultó herido”, reza un tuit recogido por el medio ruso.
Al respecto, las fuerzas estratégicas estadounidenses fueron calificadas, en el tuit, de absolutamente inútiles, ya que, si un bombardero estratégico no puede alcanzar con éxito sus objetivos, no tiene ninguna eficacia real.
A raíz de este fiasco, Estados Unidos demostró la completa inutilidad de su B‑52, fallando contra los militantes por varios kilómetros. ¿Qué podemos decir de las capacidades de este avión en condiciones reales de combate, cuando, además de sistemas de defensa aérea, tiene instalada la más potente interferencia radioelectrónica?”, ha cuestionado un experto, conforme el medio ruso.
Cabe señalar que, a pesar del traslado de varios miles de tropas estadounidenses a Kabul, los talibanes lograron capturar la capital afgana en solo cuatro horas, mientras que los militares estadounidenses fueron advertidos de que, en caso de intervención, serían completamente destruidos.
El colapso de Afganistán ha ocurrido poco después de que las fuerzas de Estados Unidos y de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), que invadieron Afganistán en 2001, comenzaran la fase final de la retirada, entregando todas sus bases militares a los afganos.
Estados Unidos y sus aliados han pasado la mayor parte de los últimos 20 años en Afganistán, bajo el supuesto de entrenar y equipar a las fuerzas de seguridad afganas.
Un buen número de generales occidentales se ha jactado de crear un Ejército afgano poderoso y capaz. No obstante, este alarde se anula cuando se ve que las fuerzas locales no pudieron hacer frente a los talibanes. De acuerdo con analistas, las potencias occidentales han ido debilitando de manera premeditada a las tropas de Afganistán.