El Gobierno español, que tantos negocios hace con el régimen saudí, hace unos días acusó al Gobierno de Cuba de antidemocrático y, en un acceso de estúpida injerencia, le exigió a éste que respetará el derecho a manifestación de la población cubana. Vamos, que todavía no han asimilado que Cuba dejó de ser colonia española en 1898.
La indecencia del Gobierno de derechas español (malamente disfrazado de izquierdas) es sin duda mayúscula, pues todo el mundo sabe cómo reprimen infinidad de manifestaciones en el Reino de España. Todo el mundo sabe, también, cómo al régimen saudí, con el que tan bien se llevan, nunca le exige el respeto de los derechos humanos, a pesar que son vulnerados de manera sistemática y brutal.
Este doble rasero se ha vuelto a poner de manifiesto ahora, cuando dicho régimen ha vuelto a ejecutar a otra persona y desde el Ejecutivo español guardan cómplice silencio.
La noticia
El régimen de Arabia Saudí ha ejecutado a un joven por haber participado en protestas antigubernamentales en la provincia oriental de Al-Qatif, de mayoría chií.
El portal de noticias libanés Al-Ahed, citando este martes al Ministerio del Interior saudí, ha informado que la víctima, identificada como Ahmad bin Said bin Ali al-Janabi, había recibido una sentencia preliminar en su contra por los cargos de presunta insurrección contra el gobierno e insatisfacción con las autoridades gubernamentales. Sin embargo, el medio describe como “repentina” su ejecución.
En este sentido, el destacado abogado saudí y activista de derechos humanos Taha al-Hayi ha señalado que no se había dictado sentencia de muerte contra Al-Janabi en el tribunal de primera instancia, y mucho menos una sentencia de ese tipo confirmada por los tribunales de apelación y supremo del reino árabe.
El activista ha alertado que Riad se niega a divulgar información sobre la situación de muchas personas que habían sido amenazadas con la ejecución, “bajo una política de «intimidar a sus familias”.
Los musulmanes chiíes constituyen la mayoría de la población de Al-Qatif que a lo largo de los años ha sido protagonista de atrevidas protestas frente a una campaña de marginación liderada por Riad contra los fieles chiíes.
En 2019, Riad decapitó silenciosamente a 37 personas, en su mayoría hombres chiíes de esta provincia. Ninguno de los cuerpos fue devuelto a las familias, a quienes se les advirtió que no realizaran funerales. Dos de ellos fueron clavados en público para que la gente los viera.
Desde que Muhamad bin Salman Al Saud se convirtiera en el jefe de Estado in pectore de Arabia Saudí en 2017, el reino ha incrementado las detenciones de activistas, blogueros, intelectuales y otras personas consideradas opositores políticos, mostrando una tolerancia casi nula con la disidencia, incluso ante las condenas internacionales de la represión.
Eruditos musulmanes han sido ejecutados y defensores de los derechos de las mujeres han sido encarcelados y torturados, mientras se siguen negando derechos básicos como la libertad de expresión, de asociación y creencia.
El caso más destacado en cuanto a las ejecuciones del régimen de Al Saud contra los chiíes podría ser la del prominente clérigo chií, el sheij Baqer Nimr al-Nimr, y de otras 46 personas, todos ellos por cargos de “terrorismo”, a principios de 2016.
Fuente: Insurgente.
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