Argen­ti­na. Cre­cer en orga­ni­za­cio­nes y de la mano del feminismo

Por Ana­be­lla Anto­ne­lli y Nad­ya Scher­bovsky, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 18 de agos­to de 2021.

¿Cómo es cre­cer en movi­mien­tos socia­les y espa­cios colec­ti­vos? Agos­to trae fes­te­jos masi­vos, espec­tácu­los, golo­si­nas, jue­gos y orga­ni­za­ción barrial para que, al menos este mes, les niñes dis­fru­ten y ten­gan una viven­cia espe­cial. Niñas de dife­ren­tes barrios, que for­man par­te del Encuen­tro de Orga­ni­za­cio­nes, nos cuen­tan su experiencia.

La pro­li­fe­ra­ción de orga­ni­za­cio­nes comu­ni­ta­rias y espa­cios colec­ti­vos de las últi­mas déca­das tra­jo una nue­va reali­dad para las infan­cias de las barria­das de nues­tro terri­to­rio: cre­cer entre asam­bleas y coope­ra­ti­vas, atra­ve­sa­das por la edu­ca­ción popu­lar y la inven­ti­va veci­nal ante las situa­cio­nes más com­ple­jas. Movi­li­za­cio­nes, ollas popu­la­res, espa­cios colec­ti­vos de tra­ba­jo, xadres orga­ni­za­des y pro­pues­tas de par­ti­ci­pa­ción para las infan­cias han sido una reali­dad para muches niñes. 

El femi­nis­mo ha per­mea­do fuer­te­men­te estos espa­cios y las infan­cias tran­si­tan deba­tes con el eje pues­to en el patriar­ca­do y sus múl­ti­ples vio­len­cias. Las niñas son tam­bién las pro­ta­go­nis­tas de los Encuen­tros Plu­ri­na­cio­na­les de Muje­res, Les­bia­nas, Trans, Tra­ves­tis y No Bina­ries que, en su últi­ma edi­ción pre­sen­cial en La Pla­ta 2019, cons­tru­ye­ron su pro­pio taller.

Pusie­ron en cues­tión su reali­dad y, hoy, fes­te­jar el “Día del Niño” hace rui­do. Nom­brar y gene­ra­li­zar en mas­cu­lino ocul­ta una diver­si­dad que limi­ta las iden­ti­da­des de las infan­cias. Des­de el año 2020, la Secre­ta­ría Nacio­nal de Niñez, Ado­les­cen­cia y Fami­lia (SENAF) expre­só: “Pro­po­ne­mos dejar de decir ‘día del niño’, por­que que­re­mos cele­brar la diver­si­dad de toda la niñez. Es muy impor­tan­te que el Esta­do acom­pa­ñe las trans­for­ma­cio­nes cul­tu­ra­les que esta­mos vivien­do e impul­se cam­bios que cola­bo­ren en visi­bi­li­zar inequi­da­des y favo­rez­can prác­ti­cas más inclu­si­vas”. Así es que hoy lo nom­bran como el “Día de las Infancias”.

Los pri­me­ros años de vida se viven de diver­sas for­mas por cues­tio­nes de géne­ros, de cla­se, espa­cios de vida, cos­tum­bres y un lar­go etcé­te­ra. La crian­za en el mar­co de una orga­ni­za­ción social tie­ne su par­ti­cu­la­ri­dad. Muchas per­so­nas habi­tan estos espa­cios de for­ma inte­gral, es decir que no rea­li­zan allí solo una tarea, sino que sus vidas están fuer­te­men­te per­mea­das por los pro­yec­tos que rea­li­zan. Si bien muchas orga­ni­za­cio­nes han desa­rro­lla­do polí­ti­cas orien­ta­das a o des­de las infan­cias, en otras, les niñes lle­gan con sus xadres (sobre todo, madres), a veces can­sa­das y chin­chu­das, otras veces dis­fru­tan­do de este trans­cu­rrir y otras tan­tas abrién­do­se espa­cios pro­pios de vin­cu­la­cio­nes, afec­tos y actividades.

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(Ima­gen: Encuen­tro de Organizaciones)

Agos­ti­na tie­ne 14 años y vive en la Toma Par­que las Rosas, un barrio cons­trui­do por les pro­pies veci­nes. Se com­pa­ra con otras niñas y seña­la que para ella fue dife­ren­te cre­cer sien­do par­te de una orga­ni­za­ción: “Apren­dí muchas cosas, sabía lo que es el femi­nis­mo, sabía mis dere­chos. La orga­ni­za­ción me ayu­dó a tener un pen­sa­mien­to mejor por­que muchas niñas no saben qué sig­ni­fi­can cosas como el abor­to, ser femi­nis­ta, qué sig­ni­fi­ca­ba cada pañue­lo y, si alguien esta­ba ejer­cien­do vio­len­cias hacia ellas, tam­po­co sabían”.

Cada año, Agos­ti­na se encon­tra­ba con Bian­ca de Barrio Mal­do­na­do en los Encuen­tros Plu­ri­na­cio­na­les. Hoy, tie­ne 10 años, pero des­de muy chi­qui­ta par­ti­ci­pa de las acti­vi­da­des de la orga­ni­za­ción Libres en Lucha de su barrio. Des­cri­be la expe­rien­cia como “lin­da y her­mo­sa”, y coin­ci­de con sen­tir que le da ele­men­tos que otras niñas no tie­nen. Su toca­ya Bian­ca, de 12 años, vive en Barrio Sol Nacien­te y par­ti­ci­pa del salón comu­ni­ta­rio La Soña­da. “Fue un poco difí­cil al prin­ci­pio por­que tenía que acom­pa­ñar a mi mamá a muchas reunio­nes y me abu­rría por­que no había espa­cio para niñes”, seña­la, aun­que des­ta­ca posi­ti­va­men­te que, como su mamá está orga­ni­za­da, “noso­tras pen­sa­mos que pode­mos cam­biar el mun­do y lo que está mal”.

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(Ima­gen: Encuen­tro de Organizaciones)

En sus espa­cios comu­ni­ta­rios, se rea­li­zan acti­vi­da­des que las niñas apro­ve­chan. Así, Bian­ca apren­dió pelu­que­ría, coci­na, zum­ba y Nahia­ra, su com­pa­ñe­ra de 15 años, cono­ció sobre edu­ca­ción sexual inte­gral. En La Soña­da, Bian­ca se atre­vió a pen­sar de otra for­ma, a escu­char­se, a hablar y enten­dió la impor­tan­cia de saber que “no esta­mos solas”. Cami­la, de 9 años, resu­me que se sien­te cui­da­da, que jue­ga y estudia.

¿Qué quie­ren ellas para el día de las infan­cias? Agos­ti­na espe­ra que les niñes se invo­lu­cren más y a Bian­ca de Mal­do­na­do le gus­ta­ría que todes reci­ban un amo­ro­so abra­zo, que les quie­ran, que les den cari­ño y amor, “que reci­ban lo que nece­si­tan”, agre­ga Nahia­ra. En Sol Nacien­te, cada año, cele­bran este día jun­to al de la Pacha­ma­ma: “Siem­pre lo hace­mos con las adul­tas y nos gus­ta­ría que en cada espa­cio sea­mos escu­cha­dos, por­que sen­ti­mos que nues­tras voces no son tan escu­cha­das como las de los gran­des”, refie­re Bianca.

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(Ima­gen: Encuen­tro de Organizaciones)

Las niñas cre­cie­ron en espa­cios don­de el femi­nis­mo popu­lar se tra­du­ce en prác­ti­cas con­cre­tas y es un len­te para mirar las luchas. Acom­pa­ña­ron y atra­ve­sa­ron bata­llas coti­dia­nas pro­pias, de sus madres, veci­nes y com­pa­ñe­res. Par­ti­ci­pa­ron de la Marea Ver­de sin pre­jui­cios ni con­tra­dic­cio­nes. Nahia­ra era muy teme­ro­sa en las movi­li­za­cio­nes calle­je­ras, sobre todo, en las mar­chas masi­vas de los Encuen­tros Plu­ri­na­cio­na­les. De a poco, de la mano de sus com­pa­ñe­ras y de su mamá, se fue ani­man­do y hoy las espe­ra ansio­sa y se sien­te muy feliz en ese aque­la­rre gigan­tes­co, en el que Bian­ca de Mal­do­na­do se sien­te “libre, ale­gre, con­ten­ta de ser par­te del grupo”.

Agos­ti­na apren­dió a ser inde­pen­dien­te, a cono­cer sus dere­chos, a reco­no­cer si alguien esta­ba sien­do vio­len­to con ella o con otras muje­res. “El femi­nis­mo nos cam­bió como per­so­nas, nos ayu­dó a apren­der sobre la vio­len­cia que una no sabía, o sí, pero no que­ría acep­tar­lo. El femi­nis­mo, para mí, sig­ni­fi­ca mucho, es ayu­dar a todas las per­so­nas que están en vio­len­cia y acom­pa­ñar­las”, expresa.

Bian­ca, de Sol Nacien­te, coin­ci­de y agre­ga que las ayu­dó a acom­pa­ñar a otras niñas. “En nues­tra fami­lia, el femi­nis­mo tam­bién cam­bió muchas cosas que no esta­ban bue­nas. En las mar­chas, siem­pre estoy pre­sen­te para gri­tar que no haya más mal­tra­tos hacia las muje­res”, concluye.

Fuen­te: La tinta

Itu­rria /​Fuen­te

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