Argen­ti­na. Pobres y ham­brientxs, labo­ra­to­rio a cie­lo abier­to: el expe­ri­men­to que hicie­ron con infan­cias wichi

Por Patri­cio Elei­se­gui, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano 8 de agos­to de 2021

El gobierno de Sal­ta uti­li­zó a meno­res de una comu­ni­dad ori­gi­na­ria para tes­tear una mez­cla de trans­gé­ni­cos, azú­ca­res y con­ser­van­tes que pre­ten­de ins­ta­lar en los come­do­res bonae­ren­ses. Sus pro­mo­to­res pro­mo­cio­nan a esta bom­ba ultra­pro­ce­sa­da como una rece­ta antidesnutrición. 

Eli­gie­ron a 30 de los más pobres. De los más des­nu­tri­dos. No se con­sul­tó a nin­gu­na orga­ni­za­ción liga­da a ese seg­men­to de la pobla­ción: tan­to des­de la dele­ga­ción sal­te­ña de la Socie­dad Argen­ti­na de Pedia­tría como del local Cole­gio de Nutri­cio­nis­tas ase­gu­ran no haber sido inter­pe­la­dos.
Sin embar­go, duran­te al menos un mes y por exi­gen­cia del gobierno de la pro­vin­cia de Sal­ta, los chi­cos comie­ron. Día tras día, mas­ti­ca­ron y tra­ga­ron esa mez­cla de soja trans­gé­ni­ca –OGM, en la jer­ga – , hari­na de tri­go, pro­teí­na lác­tea, colo­ran­tes, azú­ca­res y con­ser­van­tes. Las niñas y niños some­ti­dos al expe­ri­men­to per­te­ne­cen a la comu­ni­dad wichi de Alto La Sie­rra, depar­ta­men­to Riva­da­via, en el lími­te de Sal­ta con For­mo­sa.
La prue­ba con los meno­res se lle­vó a cabo entre los meses de junio y julio. De este año, sí. 
En for­ma de mag­da­le­na, los chi­cos ingi­rie­ron entre dos y tres dosis dia­rias de esa fór­mu­la. Al pro­duc­to se lo bau­ti­zó Blo­que Nutri­cio­nal. A la par de lo funes­to del ensa­yo con la niñez wichi hay un hecho tam­bién gra­ve: las auto­ri­da­des de la pro­vin­cia de Bue­nos Aires ya apro­ba­ron su ela­bo­ra­ción y comer­cia­li­za­ción a ins­tan­cias de estos tes­teos en Sal­ta.
La inten­ción de la ges­tión que enca­be­za Axel Kici­llof es incluir la mag­da­le­na basa­da en soja trans­gé­ni­ca –por ende, en ins­tan­cias de cul­ti­vo, some­ti­da a reite­ra­dos baños con agro­tó­xi­cos como el can­ce­rí­geno gli­fo­sa­to– en escue­las, come­do­res y meren­de­ros comu­ni­ta­rios. 
Hacia ade­lan­te, la pro­duc­ción a gran esca­la corre­rá por cuen­ta de Mon­te Lirio, una com­pa­ñía orien­ta­da mayor­men­te a la ela­bo­ra­ción indus­trial de pas­tas con sede en Lobos, pro­vin­cia de Bue­nos Aires.
Un ultra­pro­ce­sa­do a base de pro­duc­tos de labo­ra­to­rio mani­pu­la­dos gené­ti­ca­men­te para fun­cio­nar con bom­bas quí­mi­cas: eso se pla­nea que con­su­man niñas y niños bonae­ren­ses de los sec­to­res más pobres. 

Trans­gé­ni­co fumi­ga­do para aten­der la des­nu­tri­ción infan­til.
En un comu­ni­ca­do emi­ti­do a fines de julio, el gobierno de Sal­ta se ufa­nó del examen y sus resul­ta­dos. 
“Lue­go de un mes de con­su­mi­do el ali­men­to pro­tei­co, se con­tro­la­ron los datos bio­mé­tri­cos, talla y peso y los datos fue­ron con­tun­den­tes: los niños que reci­bie­ron Blo­que Nutri­cio­nal en for­ma de mag­da­le­nas, subie­ron de peso y mejo­ra­ron los nive­les de con­di­ción nutri­cio­nal ana­li­za­dos por el equi­po de salud”, se infor­mó de mane­ra ofi­cial.
Para ense­gui­da anti­ci­par que se vie­nen más expe­ri­men­tos en pobla­cio­nes ances­tra­les. “Las auto­ri­da­des sani­ta­rias eva­lúan exten­der la exi­to­sa ini­cia­ti­va a otras comu­ni­da­des ori­gi­na­rias”, avi­só el Eje­cu­ti­vo sal­te­ño.
El tex­to expo­ne dichos de Gabrie­la Dori­ga­to, sub­se­cre­ta­ria de Medi­ci­na Social en esa pro­vin­cia, que apor­tan deta­lles adi­cio­na­les de la prue­ba con niños. 
“Hici­mos una prue­ba en el nor­te para ver la acep­ta­bi­li­dad. Pri­me­ro eran unas galle­ti­tas que resul­ta­ban muy duras, así que tuvi­mos una entre­vis­ta con la empre­sa pidien­do que fue­ran más espon­jo­sas, con menor líqui­do para que tuvie­ra más dura­bi­li­dad. Les expli­ca­mos la tem­pe­ra­tu­ra del área, y todo eso fue mejo­ran­do el pro­duc­to”, comen­tó la funcionaria.

Las por­cio­nes del veneno
“Pro­ba­ron con dos gru­pos de chi­cos. A unos les die­ron de comer esas mag­da­le­nas, varias por día. A otros direc­ta­men­te no les die­ron nada. Los que impul­sa­ron el expe­ri­men­to dicen que los niños que comie­ron eso, bueno, subie­ron de peso. Pero eso es algo lógi­co por­que esta­mos hablan­do de chi­cos que prác­ti­ca­men­te no comen. Cual­quier hari­na que se les de ten­drá ese efec­to, lo cual no impli­ca que se les esté apor­tan­do ali­men­to”, expli­có Medar­do Ávi­la Váz­quez, espe­cia­lis­ta de labor médi­ca incan­sa­ble en los terri­to­rios fumi­ga­dos y refe­ren­te de la Red Uni­ver­si­ta­ria de Ambien­te y Salud.
“Median­te ese pro­ce­sa­do se les dio de comer soja en varias dosis, lo cual es un peli­gro para los niños por sus fito­es­tró­ge­nos. En el caso de los más chi­cos, la cien­cia ha pro­ba­do que el con­su­mo de soja tien­de a femi­ni­zar a los varo­nes y pro­vo­ca dis­fun­cio­nes hor­mo­na­les en las nenas. Por ejem­plo, menar­quía pre­coz”, aña­dió.
Medar­do pre­ci­só que el expe­ri­men­to se lle­vó a cabo con “des­nu­tri­dos de muy bajo peso, prác­ti­ca­men­te en ins­tan­cia de inter­na­ción”. 
“Y se reali­zó sin nin­gún tipo de auto­ri­za­ción en bio­éti­ca y des­car­tan­do por com­ple­to las reco­men­da­cio­nes de la Orga­ni­za­ción Mun­dial de la Salud (OMS) y tam­bién de Médi­cos sin Fron­te­ras, que cuen­tan con tra­ba­jos exten­sos sobre cómo favo­re­cer la recu­pe­ra­ción de peso en niños sin caer en estas car­gas tóxi­cas”, pun­tua­li­zó el médi­co.
En nues­tro inter­cam­bio, Ávi­la Váz­quez afir­mó que tam­po­co hubo prue­bas para cons­ta­tar la pre­sen­cia o no de agro­tó­xi­cos en las mag­da­le­nas. 
“No sé midió cuán­ta pre­sen­cia de gli­fo­sa­to tie­ne el lla­ma­do Blo­que Nutri­cio­nal. Las peque­ñas dosis del her­bi­ci­da, pues­tas en ese pro­duc­to que se les dio de comer duran­te tan­tos días a los chi­cos, por supues­to que tie­nen con­se­cuen­cias nega­ti­vas. Los efec­tos de los agro­tó­xi­cos en lo que hace a la gene­ra­ción de pro­ble­mas cog­ni­ti­vos, autis­mo, están por demás de com­pro­ba­dos por cien­tí­fi­cos y médi­cos”, expre­só.
Refe­ren­te de la Sobe­ra­nía Ali­men­ta­ria en Argen­ti­na y la región, Mir­yam Gor­ban tam­bién cri­ti­có con dure­za las prue­bas rea­li­za­das en Sal­ta y la deci­sión polí­ti­ca de incluir las mag­da­le­nas a base de trans­gé­ni­cos en come­do­res y meren­de­ros.
“Nun­ca expe­ri­men­tan en la Reco­le­ta, don­de tam­bién hay des­nu­tri­dos. A las pobla­cio­nes ori­gi­na­rias siem­pre las uti­li­zan de coba­yos”, me comen­tó vía tele­fó­ni­ca. 
Ense­gui­da esta­ble­ció un para­le­lo con el plan “Soja Soli­da­ria”, una ini­cia­ti­va pro­mo­vi­da en 2002 por AAPRESID, la aso­cia­ción que inte­gra a los pro­mo­to­res de la siem­bra direc­ta para agro­ex­por­ta­ción, que pro­cu­ra­ba ins­ta­lar el con­su­mo mul­ti­pli­ca­do de la olea­gi­no­sa OGM sobre todo en los sec­to­res de meno­res ingre­sos.
“Ya en ese enton­ces la Socie­dad de Pedia­tría se pro­nun­ció sobre la soja en gene­ral, no sólo la trans­gé­ni­ca. Con­fir­mó que ese cul­ti­vo tie­ne dis­rup­to­res endo­cri­nos, estos actúan como fal­sas hor­mo­nas. Enton­ces, su con­su­mo debe estar prohi­bi­do para meno­res de 2 años, en pleno cre­ci­mien­to, y no es reco­men­da­do para niñas y niños de entre 2 y 5. La soja tie­ne estos dis­rup­to­res endo­cri­nos que alte­ran el meta­bo­lis­mo de los chi­cos. Es una afec­ta­ción direc­ta”, remar­có Gorban.

Ampli­tud de recha­zos
A prin­ci­pios de esta sema­na, más de 85 orga­ni­za­cio­nes socia­les, sani­ta­rias y ambien­ta­les divul­ga­ron una car­ta en la que exi­gen a los gobier­nos bonae­ren­se, sal­te­ño y nacio­nal se reti­re Blo­que Nutri­cio­nal y no se avan­ce con los pla­nes para expan­dir el expe­ri­men­to.
“La soja trans­gé­ni­ca que uti­li­zan para este pro­duc­to tie­ne una car­ga de resi­duos de agro­tó­xi­cos que no fue tes­tea­da y que con­ver­ti­rá el con­su­mo del suple­men­to nutri­cio­nal en un micro enve­ne­na­mien­to con­ti­nuo”, sos­tu­vie­ron los fir­man­tes del docu­men­to.
Aña­die­ron, tam­bién, que “la SAP –sigla que hace refe­ren­cia a la Socie­dad Argen­ti­na de Pedia­tría– aca­ba de emi­tir un cla­rí­si­mo y con­tun­den­te infor­me sobre los efec­tos de los agro­tó­xi­cos sobre la salud infan­til, la expo­si­ción a bají­si­mas dosis de agro­tó­xi­cos daña el desa­rro­llo cere­bral infan­til entre otras cosas, esta ini­cia­ti­va gene­ra más ries­gos que bene­fi­cios”.
“Des­de el pun­to de vis­ta nutri­cio­nal el ham­bre no se solu­cio­na dan­do este tipo de pro­duc­tos ultra­pro­ce­sa­dos; lo que se nece­si­ta es varie­dad de ali­men­tos, es nece­sa­rio que las polí­ti­cas públi­cas tomen el con­cep­to de sobe­ra­nía ali­men­ta­ria y no se pres­ten a estra­ta­ge­mas del agro­ne­go­cio que solo agra­va­ran situa­cio­nes ya de por sí dra­má­ti­cas”, con­clu­ye­ron.
Del otro lado, silen­cio. O, por lo menos, la ausen­cia de cual­quier res­pues­ta ofi­cial direc­ta a estos argu­men­tos. En estos días, la polí­ti­ca ope­ró a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción pro trans­gé­ni­cos, que no aho­rra­ron adje­ti­vos cele­bra­to­rios a la hora de refe­rir­se al ultra­pro­ce­sa­do.
Algu­nos dia­rios y por­ta­les inclu­so agre­ga­ron un ingre­dien­te que, des­de hace algu­nos años, actúa casi como un afro­di­sía­co en la men­te y el espí­ri­tu de gran par­te del colec­ti­vo social: la expre­sión “desa­rro­llo nacio­nal”. La eti­que­ta, el sello patrio­ta, pare­ce, todo lo habi­li­ta. 
Caí­dos de los párra­fos de ala­ban­za que­da­ron las niñas y niños wichi. A los ojos de auto­ri­da­des polí­ti­cas, judi­cia­les y acto­res del agro­ne­go­cio, otro sacri­fi­cio que vale la pena. Entien­den que esa infan­cia ya esta­ba fue­ra del sis­te­ma. Los peque­ños que antes no comían aho­ra al menos degus­tan algo, que Blo­que Nutri­cio­nal sea una bom­ba de veneno es sólo un deta­lle: así lo ven los pro­mo­to­res de seme­jan­te locu­ra. El expe­ri­men­to está justificado. 

Fuen­te : Sudestada

Itu­rria /​Fuen­te

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