Resumen Latinoamericano, 1 de agosto de 2021.
Proyecto Nuestra América
Somos jóvenes de procedencia diversa que buscamos combinar el accionar colectivo con la promoción de una identidad nuestramericana de todas y todos aquellos que comparten el horizonte revolucionario y socialista. Promovemos la construcción del socialismo desde las raíces culturales, espirituales, históricas y políticas de nuestros pueblos.
Valoramos que los sucesos del pasado 11 de julio fueron provocados por una combinación de hechos políticos, ideológicos, económicos, sociales y sanitarios.
La insularidad de Cuba no nos protege de la arremetida de la derecha neoliberal en el continente latinoamericano. Nuestro país, junto con el hermano pueblo de Venezuela, conforma un eje estratégico de la resistencia y de la experiencia práctica de que otro mundo es posible, de ahí la agresividad escalonada de la campaña contrarrevolucionaria trasnacional articulada por el imperialismo norteamericano.
Los intentos por apropiarse del territorio cubano se remontan a la conformación de las trece colonias. Los mecanismos han sido diversos. El bloqueo es una política genocida que el gobierno norteamericano impone sobre Cuba. Consiste en un ataque sistemático y prologando a la vida cotidiana. Afecta directamente la producción y reproducción espiritual y material del pueblo cubano. El gobierno de Trump firmó un conjunto de medidas (243) que robustecen el bloqueo y con ello el intento de asfixiar a la población y el estado. Este instrumento de opresión es contrario a la opinión de la comunidad internacional que lo ha condenado de año en año con una aplastante mayoría. Los cubanos y cubanas nacidos bajo sus consecuencias en ocasiones naturalizamos su impacto y tendemos a responsabilizar al gobierno cubano de muchos de los males que en realidad aquel provoca.
Al recrudecimiento del bloqueo se le suma las consecuencias de la Pandemia por la COVID-19. Preservar la vida ha sido la palabra de orden, se han invertido muchos recursos en la prevención, diagnóstico temprano y tratamiento de la enfermedad, así como en la protección de la población en tiempos de aislamiento social. Las políticas de salud pública implementadas durante más de sesenta años permitieron que cubanas y cubanos no vivan con el temor a enfermarse, varias enfermedades infectocontagiosas que prevalecían en el territorio fueron eliminadas. Cada enfermo o fallecido genera alta sensibilidad en el país. Al empeorar los indicadores epidemiológicos en algunos territorios, hubo una percepción desesperanzada en las personas, a pesar de estar muy por debajo de las cifras internacionales. Se continúa trabajando por la vida creando vacunas propias para la inmunidad poblacional, un gran ejemplo de todo lo que se puede hacer con soberanía en condiciones tan hostiles.
La Pandemia profundiza las afectaciones económicas, impide la captación de divisas por un renglón económico tan fundamental en nuestra economía como es el turismo.
La contrarrevolución capitalizó necesidades de franjas de la población que son ajenas a la Revolución, sectores que han quedado en desventaja. Al mismo tiempo, convergen la escasa participación social en la solución colectiva de los problemas y la inadecuada y poco sistemática respuesta en los canales institucionales y sociales. Sobre esa base se incentivan fracturas respecto al Estado, al proyecto socialista y al interior del pueblo.
En una situación de desgaste y descontento, la oposición imperialista logró cierta masividad a sus convocatorias en distintos lugares del país e instrumentalizó las protestas con sus consignas. Montaron la matriz mediática de un supuesto gobierno sin respaldo popular, que ha traicionado al pueblo.
En medio de insuficiencias, desafíos, contradicciones, y de una severa crisis económica, se ha sostenido la naturaleza social de nuestro modelo con una extraordinaria voluntad política, poniendo la vida humana como centro. En estos momentos tienen lugar discusiones dentro de las fuerzas revolucionarias que deben contribuir a trabajar sobre las causas de los acontecimientos.
En nuestra perspectiva, la respuesta debe ser ampliar y fortalecer el poder popular, mayor organización y movilización de los cubanos y cubanas en la resolución de los problemas concretos. Mayor control popular sobre la gestión institucional. Más creatividad y transparencia que construya el horizonte socialista con justicia social.
Es necesario rescatar, fortalecer y re-significar la política liberadora, anticapitalista, y socialista para las generaciones actuales y futuras, recrear sujetos sociales que se organicen conscientemente en diferentes espacios de luchas, capaces de oponerse al sistema capitalista de dominación múltiple desde una perspectiva emancipadora radical que contiene la liberación de género, étnica, sexual, económica y ambiental.
También entendemos que la unidad de la Revolución se construye en dinamismo desde la diversidad social, no es un elemento dado. Debe ser fortalecida con la crítica comprometida y la práctica revolucionaria. Insistimos en trabajar sobre los acumulados de la Revolución para desde ahí reconstruir simbologías, subjetividades y prácticas asociadas al proyecto socialista.
Rescatamos como eje estratégico el internacionalismo y la solidaridad, como deber y necesidad del campo popular latinoamericano.
Instamos a las organizaciones hermanas y personas solidarias con nuestro país a continuar acompañándonos en la lucha contra el bloqueo. Agradecemos las muestras de apoyo y desprendimiento que hemos recibido, como las donaciones de insumos médicos.
En esta resistencia creadora nos pueden acompañar los movimientos populares con sus experiencias de acción comunitaria, sus formas novedosas de organización social, sus paradigmas descolonizadores, antipatriarcales y de alternativas al capitalismo. Por eso invitamos al intercambio de experiencias. Tendamos puentes de aprendizaje mutuo y de articulación estratégica. Cuba necesita la Patria Grande.
fuente: La Tizza