Pedro Castillo asumió la Presidencia de Perú tras ser proclamado en el cargo por el Jurado Nacional de Elecciones (JNE), después de un largo y ajustado escrutinio para confirmar su triunfo en el balotaje del 6 de junio. Francesca Emanuele, socióloga y periodista peruana, nos ayuda a analizar todos los pormenores de estas conflictivas semanas.
Pasaron más de 40 días entre la segunda vuelta y la declaración oficial de los resultados ¿A qué se debió este lapso?
La razón de este retraso que trajo incertidumbre y desestabilización fue que la contrincante Keiko Fujimori se negó a aceptar su derrota y utilizó una serie de artimañas legales para dilatar la proclamación, aunque su objetivo principal fue revertir los resultados. Para eso congregó a decenas de abogados de los estudios má poderosos de Lima y presentó ante el JNE solicitudes para anular alrededor de 200 mil votos sobre la base de que eran fraudulentos, pero nunca presentó evidencias de este supuesto fraude. Al contrario, todos los observadores electorales tanto la OEA como la Unión Europea describieron a estas elecciones como limpias y transparentes.
Un dato importante es que cada una de las solicitudes cuesta alrededor de 300 dólares y es también por eso que esta maniobra es sumamente inusual porque cuesta mucho dinero. Por otro lado, este intento de eliminar votos tuvo un carácter racista y discriminatorio pues eran votos de comunidades indígenas y de las zonas más empobrecidas del Perú. El mensaje que dio Keiko es que fueron los más pobres los que produjeron el fraude y sus votos no debían ser contados. Todo esto se apoyó en un constante amedrentamiento de las autoridades electorales.
En paralelo, cientos de militares y marinos jubilados enviaron una carta al comandante de las Fuerzas Armadas del Perú amenazando con desconocer los resultados si Castillo era proclamado. Afortunadamente el presidente Francisco Sagasti salió públicamente a condenar esta amenaza y pedir una investigación exhaustiva de los responsables. La teoría del fujimorismo y aliados era que si la proclamación se dilataba hasta después del 28 de julio, el presidente del Congreso tendría que asumir y llamar a nuevas elecciones de acuerdo con una interpretación de la Constitución peruana que también es insólita porque nunca ha sucedido una situación así en Perú. La última intentona fue el 19 de julio cuando un grupo de manifestantes pro Keiko intentó ingresar al Palacio de Gobierno para forzar el derrocamiento del presidente Sagasti para tras el golpe llamar a elecciones. Eel grupo no fue lo suficientemente numeroso para alcanzar su objetivo sin embargo dos vehículos con dos ministros adentro fueron acorralados y zarandeados hasta que llegó la policía y dispersó a los manifestantes.
Keiko hizo todo lo que pudo para doblegar la voluntad popular, ella sabe que su derrota implica que las investigaciones por corrupción y lavado de dinero en su contra van a continuar. De hecho ya la Fiscalía ha pedido una sentencia de 30 años de cárcel solo para ella.
Pedro Castillo asumirá la presidencia en un contexto político y económico muy complejo. ¿Cuáles son los primeros obstáculos que le tocará enfrentar?
Castillo llega a la presidencia aupado o encumbrado por los deseos de cambio de su pueblo pero encorsetado en un país estructural, política e históricamente capturado por fuerzas enemigas de esos aires de transformación.
Sumado a esto, el país se encuentra en una de las peores crisis sanitarias de su historia con el número más alto de muertes per cápita por Covid-19 en todo el mundo y obviamente una crisis económica que ha dejado a millones de peruanos desempleados. Por un lado, Castillo carece de mayoría parlamentaria, su partido y aliados podrían eventualmente tener casi 50 congresistas de 130 en el Congreso. Como tal, tendrá que buscar otras alianzas para poder gobernar en un congreso que hoy por hoy es mayoritariamente de derecha.
Uno de los riesgos principales es que pueda ser depuesto por lo que se conoce en el Perú como una “vacancia presidencial”, es decir, un juicio político en el cual el Congreso con 87 votos podría sacarlo de la presidencia. Es una maniobra que se ha vuelto habitual en el país, de hecho así fue como Keiko y sus aliados depusieron al presidente Martín Vizcarra en el 2020 para bloquear una campaña anticorrupción que obviamente iba contra sus intereses. El otro gran obstáculo son los medios de comunicación concentrados en pocas manos, abiertamente de derecha y profundamente difamatorios. El 78% de la prensa escrita, es decir, 20 periódicos y revistas, pertenecen solo a una empresa que se llama El Comercio, ellos también son dueños del canal más visto del país y del único dedicado exclusivamente a noticias.
También están los oligopolios que controlan el país. Por ejemplo, la empresa Gloria que maneja la mayoría de los lácteos, el grupo Intercorp que tiene el 80% de todas las farmacias, la empresa Backus con 99% de las cervezas o la empresa Alicorp que concentra la importación de productos de primera necesidad. Todas ellas se van a oponer a Castillo mediante una guerra de precios apenas él busque aprobar medidas antimonopolios para hacer el mercado más competitivo y los productos más accesibles al bolsillo de la gente. Durante esta inestabilidad política de 43 días ya hemos visto una guerra de precios.
Washington no respaldó las acusaciones de “fraude” de Fujimori, sin embargo se ha opuesto implacablemente a cualquier avance progresista en la región. ¿Qué podemos esperar de EEUU face a las políticas que busca implementar Pedro Castillo?
No conozco ningún gobierno de izquierda en Latinoamérica y el Caribe que EEUU no haya intentado socavar, desestabilizar o directamente derrocar. Entonces pienso que el nuevo presidente peruano no se debe confiar, debe revisar la historia reciente de los países vecinos y avanzar hacia una integración regional apostando por la revitalización de la UNASUR para poder sobrevivir a los ataques que vengan.
También debe retirar de su Cancillería a cónsules y embajadores fujimoristas de derecha, quienes durante esta campaña de desestabilización han mostrado un favoritismo descarado por Keiko. Castillo debe reestructurar toda su Cancillería para que esta responda a sus intereses y para que estos representantes no lo traicionen en confabulación con EE.UU. o con las derechas latinoamericanas que suscribieron esta matriz falsa de fraude.
En estos momentos, EE.UU. tiene distintos caminos para debilitar al gobierno de Castillo: puede darle su apoyo directo o económico a grupos de derecha que tienen una sed insaciable de golpismo pero también usar narrativas deslegitimadoras a través de comunicados del Departamento de Estado o la OEA desprestigiando las medidas del gobierno. Y siempre puede ir más lejos y utilizar su nueva herramienta favorita: las sanciones. Nada se puede descartar.
Fuente: Investig’Action.
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