Esta­dos Uni­dos. Bases mili­ta­res en todo el mun­do: ¿a qué costo?

Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 25 de abril de 2021.

El 14 de abril de 2021, el pre­si­den­te Joe Biden anun­ció que el ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se en Afga­nis­tán se reti­ra­rá antes del 11 de sep­tiem­bre de 2021. Su sali­da del terri­to­rio ha ocu­rri­do de for­ma des­or­de­na­da y pre­ci­pi­ta­da, lo que reve­la el fra­ca­so de la inva­sión mili­tar de hace vein­te años.

Sin embar­go, Washing­ton ha hecho ama­gue con pro­lon­gar el pro­ce­so, pues hay muchos intere­ses estra­té­gi­cos en jue­go en el terri­to­rio afgano. Allí cons­tru­ye­ron la base aérea de Shin­dand en la fron­te­ra con Irán, así como las bases aéreas de Kan­dahar y Gil­man. Hay gran­des depó­si­tos de ura­nio en el terri­to­rio de Gil­man. Ade­más, los esta­dou­ni­den­ses no que­rrán sol­tar el trá­fi­co inter­na­cio­nal de dro­gas, por­que es en las pro­vin­cias de Gil­man y Kan­dahar don­de se pro­du­ce una gran can­ti­dad de dro­gas. Tam­bién están los depó­si­tos de litio y otros mine­ra­les valiosos.

Ante esa situa­ción, el Tali­bán advir­tió recien­te­men­te sobre las con­se­cuen­cias que habrá si los paí­ses extran­je­ros no com­ple­tan la reti­ra­da de Afga­nis­tán para el 31 de agos­to, que fue el día lími­te que el gobierno esta­dou­ni­den­se fijó para la sali­da de las tropas.

Hacia dón­de irá ese con­tin­gen­te es una cues­tión dis­cu­ti­da entre ana­lis­tas, con el con­sen­so gene­ral en opi­nar que Washing­ton no quie­re per­der por com­ple­to el con­trol sobre lo que está suce­dien­do en la región. Según infor­mes de medios occi­den­ta­les, el gobierno de Biden pla­nea tras­la­dar par­te de la tro­pa mili­tar a los paí­ses veci­nos de Afga­nis­tán. El coman­do mili­tar esta­dou­ni­den­se con­si­de­ra queAsia Cen­tral es la opción más conveniente.

La eva­cua­ción de las tro­pas esta­dou­ni­den­ses en Afga­nis­tán pone sobre la mesa la siguien­te pre­gun­ta: ¿Cuál es la esca­la del des­plie­gue mili­tar esta­dou­ni­den­se a nivel global?

Infan­tes de Mari­na rea­li­zan­do ejer­ci­cios de entre­na­mien­to en Japón (Foto: Reuters)

Dece­nas de miles de sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses están ins­ta­la­dos en bases mili­ta­res en dece­nas de paí­ses de todo el mun­do, y los moti­vos varían de un país a otro. Pat­ter­son Dep­pen, miem­bro del con­se­jo edi­to­rial de E‑International Rela­tions, tra­zó un mapa de la pre­sen­cia mili­tar esta­dou­ni­den­se en todo el mun­do con la inten­ción de seña­lar que la reti­ra­da en Afga­nis­tán, aun­que en prin­ci­pio es expre­sión del decli­ve de las bases de Esta­dos Uni­dos en el extran­je­ro, no tie­ne por qué sig­ni­fi­car que dis­mi­nui­rá el des­plie­gue mili­tar a nivel global.

Al con­tra­rio, el autor plan­tea que las bases que están ope­ra­ti­vas con­ti­nua­rán con «algu­na ver­sión de las gue­rras eter­nas de Washing­ton y tam­bién podrían ayu­dar a faci­li­tar una nue­va Gue­rra Fría con China».

MÁS DE 750 BASES EN 80 PAÍSES

El artícu­lo seña­la que des­de Hon­du­ras has­ta Aus­tra­lia, Japón, Irak y Qatar, has­ta Ale­ma­nia e Ita­lia, Esta­dos Uni­dos tie­ne «más de 750 impor­tan­tes bases mili­ta­res implan­ta­das en todo el mun­do», que cubren todos los continentes.

Dep­pen fue enco­men­da­do por los fun­da­do­res de la Coa­li­ción para el Reajus­te y Cie­rre de Bases en el Extran­je­ro (OBRACC), Leah Bol­ger y David Vine, a armar una lis­ta de las bases mili­ta­res de Esta­dos Uni­dos en el extran­je­ro para enfo­car­se en futu­ros cie­rres de este tipo de instalaciones.

«Ade­más de pro­por­cio­nar la con­ta­bi­li­dad más com­ple­ta de tales bases en el extran­je­ro, nues­tra inves­ti­ga­ción tam­bién con­fir­ma que la pre­sen­cia de inclu­so una en un país pue­de con­tri­buir sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te a las pro­tes­tas anti­ame­ri­ca­nas, la des­truc­ción del medio ambien­te y cos­tos cada vez mayo­res para el con­tri­bu­yen­te estadounidense».

Según el tra­ba­jo de Dep­pen, Esta­dos Uni­dos tie­ne alre­de­dor de 750 bases mili­ta­res en más de 81 paí­ses. Es un caso extra­or­di­na­rio entre los paí­ses que impo­nen su pre­sen­cia mili­tar en el extran­je­ro, muy por enci­ma de otras poten­cias mili­ta­res impor­tan­tes, como Gran Bre­ta­ña, Fran­cia o Espa­ña, que tie­nen unas dece­nas de bases dis­tri­bui­das por todo el mundo.

Sin embar­go, la esti­ma­ción pue­de que­dar­se cor­ta. El inves­ti­ga­dor expli­ca que, debi­do a que el Pen­tá­gono usual­men­te inten­ta ocul­tar la pre­sen­cia de algu­nas de las bases mili­ta­res que tie­ne en el extran­je­ro, se hizo difí­cil deter­mi­nar con exac­ti­tud la lista.

Para la con­ta­bi­li­za­ción de los encla­ves de Esta­dos Uni­dos fue­ra de su fron­te­ra, Dep­pen uti­li­zó la pro­pia defi­ni­ción que tie­ne el Pen­tá­gono de lo que es una base mili­tar: «ubi­ca­ción geo­grá­fi­ca espe­cí­fi­ca que tie­ne par­ce­las de tie­rra o ins­ta­la­cio­nes indi­vi­dua­les asig­na­das (…) que es, o fue pro­pie­dad de, alqui­la­da o de otra mane­ra bajo la juris­dic­ción de un Com­po­nen­te del Depar­ta­men­to de Defen­sa en nom­bre de los Esta­dos Unidos».

Aun­que per­mi­tió tra­zar un radio de acción para la inves­ti­ga­ción, la defi­ni­ción dejó por fue­ra varias for­mas de pre­sen­cia mili­tar que no se ajus­ta­ban a ella, como puer­tos peque­ños, com­ple­jos de repa­ra­ción, alma­ce­nes, esta­cio­nes de ser­vi­cio e ins­ta­la­cio­nes de vigi­lan­cia con­tro­la­das por Esta­dos Uni­dos. Tam­bién que­da­ron fue­ra de la lis­ta casi 50 bases mili­ta­res que el gobierno esta­dou­ni­den­se finan­cia direc­ta­men­te para las fuer­zas arma­das de otros paí­ses, la mayo­ría de ellos ubi­ca­dos en la región de Amé­ri­ca Lati­na, prin­ci­pal­men­te en Amé­ri­ca Central.

Ni el des­car­te de esos sitios en la lis­ta ni el hecho de que Esta­dos Uni­dos ha redu­ci­do algu­nos pues­tos mili­ta­res en los últi­mos años pudie­ron cam­biar la ten­den­cia de expan­sión de la pre­sen­cia mili­tar esta­dou­ni­den­se a nivel inter­na­cio­nal. El inves­ti­ga­dor indi­ca que:

  • Duran­te la últi­ma déca­da, el núme­ro de bases mili­ta­res se ha redu­ci­do modes­ta­men­te. Des­de 2011, se cerra­ron unos «mil pues­tos de avan­za­da y un núme­ro modes­to de bases impor­tan­tes en Afga­nis­tán e Irak, así como en Somalia».
  • David Vine, de OBRACC, hace cin­co años, apro­xi­ma­da­men­te, cal­cu­ló que habían al menos 800 bases mili­ta­res en 70 paí­ses, colo­nias o terri­to­rios fue­ra de Esta­dos Unidos.
  • La inves­ti­ga­ción actual arro­ja una dis­mi­nu­ción leve, con la con­ta­bi­li­za­ción de 750 bases mili­ta­res, pero el núme­ro de paí­ses con esas ins­ta­la­cio­nes ha aumentado.
  • «Según nues­tra lis­ta, las bases mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses en el extran­je­ro aho­ra se encuen­tran dis­per­sas en 81 paí­ses, colo­nias o terri­to­rios en todos los con­ti­nen­tes excep­to la Antár­ti­da», escri­be Deppen.
  • Por lo tan­to, aun­que haya una dis­mi­nu­ción en el núme­ro de bases, el alcan­ce de las mis­mas es mayor. Entre 1989 y 2021, el ejér­ci­to esta­dou­ni­den­se ha dupli­ca­do el núme­ro de sitios en los que tie­ne pre­sen­cia mili­tar: de 40 a 81.

EL FRACASO EN AFGANISTÁN NO DETENDRÁ EL AFÁN POR LAS GUERRAS ETERNAS

Un estu­dio publi­ca­do por el pro­yec­to de inves­ti­ga­ción con­jun­to Costs of War de la Uni­ver­si­dad de Brown y la Uni­ver­si­dad de Bos­ton en los Esta­dos Uni­dos mos­tró que des­de el inci­den­te del 11 de sep­tiem­bre en 2001 has­ta el final del año fis­cal 2020, el cos­to de la gue­rra en los Esta­dos Uni­dos ha alcan­za­do 6,4 billo­nes de dóla­res. Ade­más de las ope­ra­cio­nes mili­ta­res en Pakis­tán, Yemen, Libia, Irak, Siria y paí­ses afri­ca­nos, este cos­to tam­bién inclu­ye los cos­tos de gue­rra en Afganistán.

Las esti­ma­cio­nes son de 801 mil muer­tes por esas guerras.

«El peso de tal sufri­mien­to fue, por supues­to, sopor­ta­do de mane­ra des­pro­por­cio­na­da por la gen­te de los paí­ses que se han enfren­ta­do a las inva­sio­nes, ocu­pa­cio­nes, ata­ques aéreos e inter­fe­ren­cia de Washing­ton duran­te casi dos déca­das. Más de 300 mil civi­les en esos y otros paí­ses han muer­to y se esti­ma que casi 37 millo­nes más han sido desplazados.

Tam­bién han muer­to 15 mil per­so­nas vin­cu­la­das a las fuer­zas esta­dou­ni­den­ses, inclui­dos sol­da­dos y con­tra­tis­tas privados.

Dep­pen seña­la que esas asom­bro­sas cifras de cos­tos huma­nos, polí­ti­cos y eco­nó­mi­cos suman fac­to­res a los moti­vos de la reti­ra­da esta­dou­ni­den­se en el terri­to­rio afgano, sien­do el aeró­dro­mo de Bagram el últi­mo bas­tión de impor­tan­cia que aban­do­nó, mien­tras que en Irak, de las 505 bases que lle­gó a tener a prin­ci­pios de siglo, hoy solo que­dan seis.

De nue­vo, los retro­ce­sos en la región no son indi­ca­do­res de una pro­pen­sión a las reti­ra­das, sino más bien de un reor­de­na­mien­to de las fuerzas.

Hay indi­cios de que los esta­dou­ni­den­ses no aban­do­na­rán com­ple­ta­men­te Afga­nis­tán, solo cam­bia­rán la for­ma de su pre­sen­cia, como por ejem­plo las evi­den­cia de que empre­sas de la CIA y otras empre­sas de segu­ri­dad pri­va­das occi­den­ta­les ya están en el país para pro­te­ger y ase­gu­rar las ins­ta­la­cio­nes estadounidenses.

«Si bien el núme­ro total de bases mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses en el exte­rior pue­de estar dis­mi­nu­yen­do a medi­da que se hun­de el fra­ca­so de la gue­rra con­tra el terro­ris­mo, es pro­ba­ble que las gue­rras eter­nas con­ti­núen de mane­ra más encu­bier­ta a tra­vés de las fuer­zas de ope­ra­cio­nes espe­cia­les, con­tra­tis­tas mili­ta­res pri­va­dos y ata­ques aéreos en cur­so, ya sea en Irak, Soma­lia o en cual­quier otro lugar.

El inves­ti­ga­dor des­ta­ca que aun cuan­do solo había 650 sol­da­dos esta­dou­ni­den­ses cus­to­dian­do la emba­ja­da en Kabul, los ata­ques aéreos se intensificaron.

«Lan­zó una doce­na solo en julio, y recien­te­men­te mató a 18 civi­les en la pro­vin­cia de Hel­mand en el sur de Afga­nis­tán. Según el secre­ta­rio de Defen­sa Lloyd Aus­tin, ata­ques como estos se esta­ban lle­van­do a cabo des­de una base o bases en el Medio Orien­te equi­pa­das con «capa­ci­da­des en el hori­zon­te», supues­ta­men­te ubi­ca­das en los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos y Qatar«.

En los paí­ses del Gol­fo Pér­si­co sigue pre­do­mi­nan­do la pre­sen­cia mili­tar de Esta­dos Uni­dos, allí tam­bién serán reasig­na­das par­te de las tro­pas que fue­ron reti­ra­das de Afga­nis­tán. Des­de esos bas­tio­nes pue­de, y todo apun­ta a que será así, con­ti­nuar con ope­ra­cio­nes como las des­cri­tas arri­ba por Deppen.

Del mis­mo modo, en el mar­co de con­te­ner los cam­bios en el equi­li­brio de poder que cada vez favo­re­ce más a Chi­na, el autor expli­ca que Esta­dos Uni­dos ha pues­to más de sus fichas mili­ta­res en el Pacífico.

«(…) a día de hoy, a pesar de la modes­ta dis­mi­nu­ción en su núme­ro, es pro­ba­ble que los apro­xi­ma­da­men­te 750 que que­dan jue­guen un papel vital en cual­quier con­ti­nua­ción de las ‘gue­rras eter­nas’ de Washing­ton, al tiem­po que apo­yan la expan­sión de una nue­va Gue­rra Fría con China».

Men­cio­na Camp Blaz, la nue­va base mili­tar que se está cons­tru­yen­do, en la isla de Guam, una «per­la» del Pací­fi­co estra­té­gi­ca por su posi­ción geo­grá­fi­ca. Cer­ca de la Base de la Fuer­za Aérea Ander­sen, el capa­men­to base es la pri­me­ra nue­va ins­ta­la­ción del Cuer­po de Mari­nes des­de que se encar­gó la Base Logís­ti­ca del Cuer­po de Mari­nes en Geor­gia el 1° de mar­zo de 1952. Cin­co mil miem­bros de la III Fuer­za Expe­di­cio­na­ria de la Mari­na se tras­la­da­rán a esa nue­va ins­ta­la­ción duran­te los pró­xi­mos cin­co años des­de Oki­na­wa, Japón.

Los infan­tes de mari­na esta­dou­ni­den­ses asig­na­dos a Camp Blaz del Cuer­po de Infan­te­ría de Mari­na rea­li­zan el pri­mer iza­mien­to de ban­de­ra del nue­vo coman­do, el 1 de octu­bre de 2020 (Foto: Mari­na de los EEUU)

Las islas del Pací­fi­co de Palau, Tinian y Yap tam­bién se están pro­po­nien­do como luga­res para alber­gar futu­ras bases.

La mayo­ría de la pobla­ción esta­dou­ni­den­se des­co­no­ce la infor­ma­ción res­pec­to a las inver­sio­nes mili­ta­res que el Pen­tá­gono, con dine­ro de los impues­tos que los ciu­da­da­nos pagan, hace fue­ra de las fron­te­ras para cons­truir o man­te­ner las bases mili­ta­res. De ahí que Dep­pen resal­te la impor­tan­cia de visi­bi­li­zar las bases mili­ta­res hacien­do esfuer­zos como la lis­ta, pese a los obs­tácu­los para con­se­guir infor­ma­ción oficial.

Los bene­fi­cios poten­cia­les de la expan­sión de bases mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses son mucho meno­res que los ries­gos poten­cia­les, tan­to para los paí­ses obje­ti­vos como para la pro­pia esta­bi­li­dad del poder impe­rial de Esta­dos Uni­dos. La mues­tra más evi­den­te aho­ra mis­mo es Afga­nis­tán. Pode­mos con­cluir que el úni­co pro­duc­to que gene­ran es la pro­lon­ga­ción eter­na de la guerra.

fuen­te: Misión Verdad

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