Resumen Latinoamericano, 4 de agosto de 2021.
En Guatemala confabulan varios factores para que los tratantes de personas puedan operar, y la niñez y adolescencia es el blanco perfecto.
La trata de personas tiene distintas modalidades, las más denunciadas están relacionadas con explotación sexual, laboral y prostitución ajena, el año pasado 196 denuncias encajaron en esos delitos.
El flagelo se ensaña en la población infantil y en los adolescentes, que se enfrentan a la falta de oportunidades de educación y laborales, a condiciones de pobreza, y a escasas vías para denunciar el abuso, según Justo Solorzano, especialista en Protección del Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef).
Sin obviar la impunidad que impera en el país, un factor que atrae a redes que cometen esos hechos deleznables, tal es el caso descubierto la semana pasada en Gualán, Zacapa, donde se rescató a nueve menores.
En Unicef ¿cómo ven el problema de la trata de personas en Guatemala, principalmente en la niñez?
De una forma preocupante por tres factores principales. El primero tiene que ver con la alta vulnerabilidad en que están las y los adolescentes en virtud del limitado acceso a la educación secundaria ‑de cada 10, tres pueden cursarla-. Quienes no pueden hacerlo sufren una situación socioeconómica muy grave, buscan oportunidades de trabajo.
Acá es donde el crimen organizado y los tratantes aprovechan para generar a través del engaño anuncios de “se busca de empleo”. Eso facilita que sean captados por las redes de trata con fines de explotación económica, sexual, de producción de pornografía, etc.
El segundo factor lo atribuimos a la pandemia, porque si de cada 10 únicamente tres tienen acceso a la educación secundaria, dos son del sector público y pocos tienen acceso a la educación virtual.
La pandemia también aumentó los niveles de movilidad de los adolescentes hacia los centros urbanos en busca de trabajo, también aumento la migración hacia México y Estados Unidos.
El tercero tiene que ver con la impunidad. Guatemala tiene altos niveles de impunidad, la Cicig hablaba de un 90%. Estamos ante un país donde las redes de trata o crimen organizado encuentran un paraíso de impunidad para encontrar a niños para explotarlos, ya sea económicamente o sexualmente.
Esos tres factores generan una crisis muy grave, que no se ve, porque el fenómeno de la trata tiene esa característica: ser un fenómeno que se oculta.
¿Son los adolescentes y los niños los más vulnerables a este flagelo?
Normalmente sí, por la falta de control informal, están creciendo solos, hay falta de educación segundaria, están buscando trabajo, necesitan de un ingreso económico para apoyar a sus familias.
También hay trata de personas con relación a producción de pornografía, es decir, captan a niños para pornografía. A través del engaño los captan, los trasladan, los llevan a un lugar, los niños facilitan fotografías sin comprender bien la situación. Es el caso recién detectado por investigación internacional. Interpol ya había dado noticias a Guatemala desde noviembre, allí es donde hay que agilizar la investigación criminal para ubicar a tiempo a los criminales y evitar que haya más víctimas.
Por otro lado, tenemos un alto número de niños y niñas que a diario sufre violencia y delitos graves, estamos hablando de 120 a 125 niños al día.
¿Saben cuánta población infantil y adolescente es víctima de la trata de personas?
Las cifras en este tipo de delitos, y en la época de pandemia, no reflejan la realidad, por ejemplo, este año de enero a julio hay 147 denuncias por el delito.
Si revisamos las cifras y vemos la tendencia de los últimos tres años, este año disminuyeron. En 2020 disminuyó por lo menos un 50% por las implicaciones que trajo el confinamiento. Hubo ausencia de mecanismos para denunciar.
Guatemala es de los pocos países del mundo, y creo que el único de América Latina, que no tiene una línea telefónica exclusiva para denuncias de delitos contra niñas y niños. Conversado con el Gobierno estamos viendo la manera de apoyarlos para que pongan una línea telefónica de ayuda, atendida por personal especializado, por psicólogos que dan consejos.
Durante la pandemia, en ausencia de esta línea las víctimas no han accedido a la denuncia, entonces, tenemos muchos casos de violencia que constituyen delito, pero muy pocos salen a luz.
La denuncia genera un intento de parar la violencia y de intimidar al agresor, pero no se hace, estamos hablando de un círculo de violencia fuerte.
Señaló que la impunidad que impera en el país hace de este un país atractivo para quienes cometen este delito.
En conversaciones con la Policía que investiga estos delitos en Europa y en Estados Unidos hemos detectado cómo los criminales también evalúan e investigan a los países donde hay mayor impunidad, porque pueden llegar, cometer hechos delictivos y no pasa nada.
Es un poco el caso que acaban de descubrir, donde una persona desde el extranjero viene a Guatemala, realiza trata con fines de producción de pornografía infantil, regresa a su país y no pasa nada. La investigación no surge en el país, surge a fuera, probablemente por allí hubiera seguido haciéndose daño y no nos daríamos cuenta.
Hay que decirlo, la impunidad afecta a la niñez de forma grave, terrible, porque si un agresor sexual, si un depredador sexual se da cuenta de que puede agredir a tres, cuatro o cinco niños y no lo investigan, no hacen nada, pues lo seguirá haciendo con otros ocho niños, igual sucede con los tratantes, a tal punto que arman una red.
Para realizar un delito de trata están vinculados varias personas, estamos hablando de toda una red que requiere de altos niveles de investigación criminal, que es lo que este país necesita para combatir crímenes tan deleznables contra las niñas y los niños.
¿Qué papel juega en este problema las redes sociales?
Hay otro fenómeno que hemos detectado en los estudios en Guatemala, y es que en el país todo el sistema de captar víctimas de trata a través de las redes sociales es bastante fácil.
Hay dos factores fundamentales, en primer lugar, los padres conocen poco de las redes sociales, entonces, hay una brecha digital alta, y al no conocer estos peligros les genera una falsa sensación de seguridad, entonces, los padres ven a sus hijos en un café internet, o en su casa accediendo a internet y piensa que sus hijos están seguros, y no es así. Es como que si dejáramos a un adolescente o a un niño en medio de un parque con todos los peligros que se pueden generar.
Por otro lado, los adolescentes tienen un alto nivel de confianza en las redes sociales. Es decir, el sentimiento general es de poco temor y de mucha confianza en su uso, y eso genera una actitud de ser muy abierto, de darle like a personas extrañas, subir fotografías, sin ningún temor.
De cada 10 adolescentes siete suben fotografías sin miedo, siete de cada 10 le dan like a personas extrañas, tres de cada 10 suben fotografías comprometedoras.
Viendo que el uso de las redes sociales aumenta entre esta población vulnerable, ¿qué hacer?
Como sociedad adulta debemos ser responsables de orientarlos en mejor manera, conocer los peligros de las redes sociales. Hay muy poca regulación en el país sobre ese tema.
Las redes sociales son aprovechadas por tratantes para captar y dañar adolescentes, luego los citan a un lugar, los secuestran y los llevan y comienza la explotación sexual o explotación de otro tipo, también allí hay un peligro.
No queremos genera temor, simplemente ser precavidos. La misma precaución que toma una niña, niño y adolescente al salir a un área pública es la misma que debe tomar cuando va a las redes sociales.
Dinero malhabido
El informe de la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig) denominado Trata de personas con fines de explotación sexual señala que en 2014 el valor promedio anual de la explotación sexual debido a la trata de personas y otras actividades conexas ascendió a Q21 mil 300 millones, equivalentes al 4.7% del PIB a precios corrientes.
¿La desaparición de adolescentes que se han reportado últimamente pueden estar relacionadas con la trata de personas?
Por el reporte de niños o niñas desaparecidos que se crea a través del Sistema Alba Keneth no creemos que esté aumentando el número, es sosteniendo, son alrededor de 15 niños, niñas y adolescentes diarios desaparecidos, de estos, algún porcentaje probablemente es víctima de trata.
Por eso es importante aumentar los niveles de investigación sobre estas 15 desapariciones. Muchos son ubicados, probablemente no con la prontitud que nos gustaría, pero otros no, y cada minuto que pasa después de la desaparición es fundamental.
Se debe poner la denuncia y pedir a las autoridades que actúen de inmediato. Las primeras seis horas son fundamentales en una investigación para localizar con vida a un niño y adolescente desaparecido.
¿En ocasiones, en las autoridades persiste el argumento de que se debe esperar 24 horas para hacer la denuncia?
En ese caso lo que hay es ignorancia de la ley. Lo que dice la ley Alba Keneth es que las autoridades de inmediato deben proceder a la investigación, es más, establece que si no actúan pueden ser destituidas inmediatamente sin necesidad de acudir a un procedimiento disciplinario, a una causa justificada de despido.
La no aplicación de las leyes también es impunidad. Las personas que se dedican a este tipo de ilícitos lo saben y van a estos países a cometerlos.
¿En qué departamentos se ven más casos de trata de personas?
En general todo el país es vulnerable. Sabemos en qué departamentos hay más denuncias, pero no significa que donde no hay denuncia no sean vulnerables, todo lo contrario, suceden las cosas y están ocultos. Lo que sí sabemos es que los departamento de Guatemala, Quetzaltenango, Alta Verapaz, Escuintla y Suchitepéquez son lugares donde hay problemas graves de trata con fines de explotación sexual de adolescentes, en varones y mujeres.
¿Cuáles son los principales retos para Guatemala en el tema de trata de personas?
Hay un reto fundamental y lo más barato y práctico es comenzar con la prevención. ¿Cómo hacerlo? Educando a los adultos, que sepan en qué consiste la trata de personas, cómo pueden evitarla y prevenirla, que los padres sepan de los riesgos, que sus niveles de confianza se ajusten a las realidades del país y no estén tan elevados.
Es fundamental tener programas de información constante y permanente en los idiomas locales, con pertinencia cultural.
En segundo lugar, mejorar los niveles de detección de casos, y para mejorarlo tenemos que generar un mecanismo fácil, amigable, comprensible, útil para los adolescentes. Instalar un número telefónico de tres cifras ‑son gratuitos‑, que sea atendido por una instancia de Gobierno las 24 horas, con psicólogos y profesionales de trabajo social que generen confianza en los adolescentes para dar consejería, pero también para recibir denuncias.
Otro elemento fundamental es mejorar la investigación criminal, porque de nada nos sirve que existan177 denuncias este año, sí tenemos muy pocos investigadores. Tienen que tener tecnología, vehículos, recurso humano especializado. De nada sirve tener fiscales y jueces si no hay quién investigue.
Es importante la atención a las víctimas y a sus familias. Tenemos una crisis en el país porque no hay psicólogos y trabajadores sociales suficientes para atender a las víctimas de este delito tan detestable. La salud no solo es la física sino también mental.
Con esos elementos lograremos combatir este flagelo que hace mucho daño, y que genera ganancias millonarias. Una investigación conjunta con la Cicig sobre la trata con fines de explotación sexual, refleja la cantidad millonaria de dinero que mueve, se podría duplicar el presupuesto del Ministerio de Educación con un año de ganancias de los tratantes de niños y niñas para la explotación sexual.
Fuente: Presa Libre