Hai­tí. El muro y la espe­ran­za que aún vive

Por Lilliam Ovie­do, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 30 de agos­to de 2021.

La decla­ra­ción del emba­ja­dor de Hai­tí en San­to Domin­go, Smith Agus­tín, apo­yan­do la cons­truc­ción del muro en la fron­te­ra, evi­den­cia que el redi­se­ño de los méto­dos de vigi­lan­cia y con­trol de la lega­li­dad cons­ti­tu­ye un pro­yec­to común de los sec­to­res domi­nan­tes en ambos países.

La tute­la impe­ria­lis­ta se alcan­za a ver. El pre­si­den­te domi­ni­cano, Luis Abi­na­der, no levan­ta­ría el muro des­obe­de­cien­do las órde­nes del poder esta­dou­ni­den­se y los gru­pos gober­nan­tes de ambos paí­ses no hubie­sen lle­ga­do a ese acuer­do sin el apa­dri­na­mien­to de los estra­te­gas de las gran­des potencias.

El can­ci­ller domi­ni­cano, Rober­to Álva­rez, infor­mó al ini­cio de este año que la empre­sa israe­lí Advan­ced Defen­ce Sys­tems tra­ba­ja en el dise­ño del muro, que se advier­te como ins­ta­la­ción para el espio­na­je, las labo­res mili­ta­res y el queha­cer de inteligencia.

Son elo­cuen­tes las infor­ma­cio­nes sobre una inver­sión de más de 100 millo­nes de dóla­res y deta­lles secre­tos que admi­nis­tra y mane­ja el Minis­te­rio de Defen­sa, dota­do por Abi­na­der median­te decre­to de auto­ri­za­ción para hacer com­pras sin some­ter­las a con­si­de­ra­ción en otros organismos.

No se ha infor­ma­do acer­ca de la par­ti­ci­pa­ción de orga­nis­mos de inte­li­gen­cia de fac­tu­ra yan­qui, israe­lí, fran­ce­sa o cana­dien­se. A espal­das del pue­blo se hace todo esto.

Top secret o secret abso­lu, como el que Hipó­li­to Mejía (sien­do pre­si­den­te) pro­me­tió guar­dar en el año 2003, cuan­do dijo que había lle­ga­do a impor­tan­tes acuer­dos con Esta­dos Uni­dos acer­ca de la fron­te­ra, secre­tos no reve­la­dos por quien le suce­dió (Leo­nel Fer­nán­dez) ni por Dani­lo Medi­na. ¿De ante­ce­den­tes habla­mos? Habrá que espe­rar la des­cla­si­fi­ca­ción de cier­tos docu­men­tos o una espec­ta­cu­lar infil­tra­ción para saberlo.

HAITÍ Y LA REALIDAD

No cabe en muro alguno la enu­me­ra­ción de los más de 2,200 hai­tia­nos muer­tos a con­se­cuen­cia del terre­mo­to del pasa­do 14 de agos­to. Y el des­tino de los más de 15 mil heri­dos no podrá escri­bir­se por­que para ela­bo­rar la cró­ni­ca hay que dar segui­mien­to a una reali­dad con muchas aris­tas. Pero el nom­bre de Hai­tí ocu­pa los espa­cios prin­ci­pa­les de noti­cia­rios y de sitios de Inter­net cuan­do un desas­tre lla­ma la aten­ción del mun­do o cuan­do se ele­va la cifra de muer­tos por una catástrofe.

Se pre­sen­ta en cifras que ape­nas mere­cen comen­ta­rio la reali­dad de que más del 60 por cien­to de la pobla­ción vive con ingre­sos infe­rio­res a los 2 dóla­res por día, más de las dos ter­ce­ras par­tes de la fuer­za labo­ral está des­ocu­pa­da y la tasa de mor­ta­li­dad infan­til en el año 2019 (cifra del Ban­co Mun­dial) superó los 62 por cada mil naci­dos vivos.

Cuan­do una catás­tro­fe cap­ta las mira­das que se des­vían ante la des­igual­dad, la injus­ti­cia y el saqueo, los ana­lis­tas de dere­cha en Espa­ña, en Fran­cia, en Sura­mé­ri­ca y en Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na aña­den al nom­bre de Hai­tí tér­mi­nos como ‘país invia­ble’, y dicen que nada hay en Hai­tí que pue­da inte­re­sar a las gran­des potencias.

Tie­nen el com­pro­mi­so de no reco­no­cer como invia­ble el ‘orden’ mun­dial vigen­te, que lega­li­za la domi­na­ción impe­rial, el saqueo, el abu­so, la explo­ta­ción y la sobreexplotación.

Con­sor­cios mine­ros con intere­ses en ambos Esta­dos de la isla mue­ven sus influen­cias para modi­fi­car las for­mas de con­trol de la ‘lega­li­dad’.

¿No está, aca­so, sufi­cien­te­men­te docu­men­ta­da la rique­za que guar­da en sus entra­ñas el terri­to­rio haitiano?

¿No han sido tes­ti­gos la pre­sen­te y la ante­rior gene­ra­ción de la con­fluen­cia en Hai­tí de las gran­des poten­cias impe­ria­lis­tas? La ubi­ca­ción geo­grá­fi­ca y la debi­li­dad ins­ti­tu­cio­nal se con­ju­gan para el ejer­ci­cio des­ca­ra­do y abier­to de la injerencia.

Con tro­pas extran­je­ras, con fuer­zas de ocu­pa­ción ves­ti­das de civil y con el arbi­tra­je de las gran­des poten­cias, el cri­men orga­ni­za­do ha teni­do influen­cia deci­si­va en Hai­tí, ocu­pan­do los prin­ci­pa­les des­pa­chos y con­tro­lan­do gran­des capi­ta­les. Eso no es secreto.

Des­de Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na, los poli­ti­que­ros millo­na­rios y los gru­pos que con­tro­lan los capi­ta­les de más cues­tio­na­ble pro­ce­den­cia extien­den hacia Hai­tí su nada lim­pio queha­cer para pre­sen­tar­se lue­go como entes solidarios.

A Luis Abi­na­der le corres­pon­dió ser pre­si­den­te en el momen­to en que se deci­dió levan­tar el muro fron­te­ri­zo que los gru­pos recal­ci­tran­tes de Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na soli­ci­ta­ban des­de hace tiem­po. Y ha asu­mi­do la pre­sen­ta­ción como idea suya y de sus colaboradores.

Es sucio el tra­ba­jo de laca­yo, y se tor­na difí­cil ocul­tar esa condición.

La reali­dad polí­ti­ca de Hai­tí es la con­ti­nui­dad de la que exis­tía antes del terre­mo­to y antes de la eje­cu­ción del pre­si­den­te Jove­nel Moï­se. Y están lla­ma­dos a admi­nis­trar la readap­ta­da lega­li­dad los poli­ti­que­ros (esta­dis­tas ni en cari­ca­tu­ra) entre­guis­tas de Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na y de Haití.

El muro, sin embar­go, está lla­ma­do a con­ver­tir­se en sím­bo­lo de unión de quie­nes en ambos lados de la isla han lle­va­do duran­te déca­das el sello de ile­ga­les. El alcan­ce, la fuer­za y el nivel de cohe­sión de las futu­ras movi­li­za­cio­nes no es predecible.

El ‘final feliz’ con elec­cio­nes y otras zaran­da­jas de la fal­sa lega­li­dad que dibu­jan los estra­te­gas impe­ria­lis­tas des­pués de la eje­cu­ción de Moï­se es el com­po­nen­te bus­ca­do de la con­ti­nui­dad en mate­ria polí­ti­ca, pero hay que citar tam­bién las movi­li­za­cio­nes en las calles de Puer­to Prín­ci­pe antes de la eje­cu­ción de Moï­se. La con­ti­nui­dad de las luchas es, para los agen­tes de divi­sión, el com­po­nen­te no deseado.

Estra­te­gas y poli­ti­que­ros pre­fie­ren olvi­dar que hay tra­di­ción de lucha en ambos lados de la isla.

En esa tra­di­ción resi­de la espe­ran­za… La lega­li­dad readap­ta­da hará más visi­ble la ile­gi­ti­mi­dad del ejer­ci­cio polí­ti­co de los sus­ten­ta­do­res del sis­te­ma. Serán ellos quie­nes no encon­tra­rán refu­gio cuan­do la fuer­za de los pue­blos los expul­se de una isla que más tem­prano que tar­de se enca­mi­na­rá hacia la equi­dad y la justicia.

Fuen­te: Rebelión

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