Nación Mapuche. Newen Kura, la Comunidad que sobrevive a la contaminación en Vaca Muerta

Nación Mapu­che. Newen Kura, la Comu­ni­dad que sobre­vi­ve a la con­ta­mi­na­ción en Vaca Muerta

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Maxi Goldsch­midt /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 24 de agos­to de 2021

Foto: Pablo Piovano

El Pue­blo Mapu­che de Neu­quén sopor­ta día a día la con­ta­mi­na­ción de la indus­tria petro­lí­fe­ra. Con­vi­ven con el olor a gas per­ma­nen­te y con basu­re­ros quí­mi­cos en tie­rras que anta­ño se uti­li­za­ban para la cría de ani­ma­les. «El pro­gre­so nos ha traí­do el exter­mi­nio», afirman.

Puede ser una imagen en blanco y negro de al aire libre

La comu­ni­dad mapu­che Newen Kura, ubi­ca­da a un lado y otro de la ruta pro­vin­cial 6, que­da a 17 kiló­me­tros de Rin­cón de los Sau­ces (noroes­te de Neu­quén), una ciu­dad de tra­di­ción petro­le­ra que está mutan­do de la extrac­ción con­ven­cio­nal de hidro­car­bu­ros al frac­king. Den­tro de ese terri­to­rio ope­ran más de 40 empre­sas: el núme­ro de pozos de petró­leo y gas a esta altu­ra es incalculable.

Eduar­do Moli­na seña­la un mapa reple­to de pun­ti­tos negros. Cada pun­ti­to es un pozo. El lon­ko, máxi­mo refe­ren­te de la comu­ni­dad, se lla­ma Faus­tino Moli­na y tie­ne 97 años. No pudo par­ti­ci­par de la reco­rri­da por haber­se con­ta­gia­do de coro­na­vi­rus. Eduar­do ocu­pa su lugar mien­tras tan­to. El lon­ko Faus­tino, que pocos días des­pués se recu­pe­ró, es cuar­ta gene­ra­ción de una fami­lia que vive en estas tie­rras hace 200 años. Cuan­do era peque­ño, en las 20.000 hec­tá­reas aho­ra pobla­das de camio­nes, torres de per­fo­ra­ción y pol­vo, había más de mil ani­ma­les. La comu­ni­dad se dedi­ca­ba a la cría de ove­jas, chi­vas, vacas, caba­llos, galli­nas; tenían plan­ta­cio­nes de alfal­fa, cho­clo, toma­te, zapa­llo, melón, san­día y otras ver­du­ras. Hoy esa for­ma de vida pen­de de un hilo.

Uno de los pro­ble­mas más gra­ves es con el agua. No solo la fal­ta sino tam­bién la con­ta­mi­na­ción. Hay derra­mes per­ma­nen­tes de petró­leo. Hace años que YPF, Che­vron, Plus­Pe­trol y otras empre­sas lan­zan gases tóxi­cos al aire y dese­chan resi­duos quí­mi­cos que ter­mi­nan en el Río Colo­ra­do. Los ani­ma­les toman de esa agua con­ta­mi­na­da y se mue­ren. En la comu­ni­dad son cada vez más fre­cuen­tes las enfer­me­da­des de la piel, de la vis­ta y los tumo­res can­ce­rí­ge­nos. Estu­dios demues­tran que el agua de esta zona no es apta para consumo.

PILETAS DE PETROLEO Y BASUREROS AL AIRE LIBRE

El avan­ce de la indus­tria hidro­car­bu­rí­fe­ra, que en esta zona se desa­rro­lla hace más de 50 años, fue ocu­pan­do y con­ta­mi­nan­do las tie­rras y el agua que se uti­li­za­ba para la cría de ani­ma­les y la agri­cul­tu­ra. Newen Kura se trans­for­mó en una comu­ni­dad mix­ta, con fami­lias que viven divi­di­das entre el cam­po y la ciu­dad, don­de con los años se asien­tan definitivamente.

Adrián Ortiz tam­bién inte­gra la comu­ni­dad. Espe­ra en la esta­ción de ser­vi­cio Puma, en el ingre­so a Rin­cón de los Sau­ces. Del espe­ji­to retro­vi­sor de su Che­vro­let negro des­tar­ta­la­do cuel­ga el pañue­lo celes­te de las dos vidas. En el tra­yec­to has­ta el terri­to­rio que lo vio nacer exhi­be una car­pe­ta con denun­cias pre­sen­ta­das ante el Poder Judi­cial. Nin­gu­na prospera.

“En nues­tro terri­to­rio hay pile­tas de petró­leo a cie­lo abier­to, eso es com­ple­ta­men­te ile­gal. Tam­bién gran­des basu­re­ros sin auto­ri­za­ción. Las empre­sas no tie­nen basu­re­ros habi­li­ta­dos en la zona pero dejan todo tira­do por la comu­ni­dad. Lo hemos denun­cia­do pero no pasa nada”, dice Ortíz.

Unas horas des­pués reco­rre­mos algu­nos de esos basu­re­ros. Mon­ta­ñas de caños oxi­da­dos, empe­tro­la­dos, herra­mien­tas rotas, fle­xi­bles, cas­cos, guan­tes, acei­te por todos lados, peda­zos de máqui­nas o de moto­res, ani­ma­les muer­tos. — Te que­jás con las empre­sas que están acá y te dicen ‘andá a que­jar­te a YPF’. Pero en YPF nun­ca te atienden.

En la reco­rri­da tam­bién visi­ta­mos una pile­ta al aire libre. Esta vez no es de petró­leo. Un car­tel oxi­da­do indi­ca: “Pre­sen­cia de gas sulfhí­dri­co. Ries­go de acci­den­te fatal”.

“Está com­ple­ta­men­te prohi­bi­do en el mun­do, es muy peli­gro­so por­que no tie­ne olor pero una vez que ingre­sa en el orga­nis­mo hace un desas­tre. Esta es una de las tan­tas pile­tas que hay en el terri­to­rio”, dice Moli­na, y recuer­da que hace unos años una perio­dis­ta esta­dou­ni­den­se se acer­có a una de esas pile­tas a tomar imá­ge­nes y en pocos segun­dos per­dió el cono­ci­mien­to. Fue tras­la­da­da de urgen­cia a un hos­pi­tal don­de per­ma­ne­ció unos días internada.

Sobre las pile­tas se colo­ca­ron alam­bres de los que cuel­gan lati­tas de gaseo­sas. Por el refle­jo del sol pare­cen luces pla­tea­das. “Esa es la pro­tec­ción que puso la empre­sa, por­que las aves des­cen­dían y que­da­ban muer­tas en el acto. Esto lle­va años arma­do acá, no se han hecho ins­pec­cio­nes. Posi­ble­men­te estén rotas las capas aba­jo y este pro­duc­to debe estar pasan­do a las napas”.

GASES TOXICOS Y ENFERMEDADES

Des­pués de unos minu­tos de visi­ta en la comu­ni­dad, el olor a gas pro­vo­ca dolor de cabe­za. Quie­nes viven y tra­ba­jan en el lugar ya se acos­tum­bra­ron, aun­que los efec­tos de los gases con­ta­mi­nan­tes afec­ten día a día su salud.

El equi­po de espe­cia­lis­tas de la ONG Earth­works lle­gó al terri­to­rio en mar­zo de 2018. Toma­ron imá­ge­nes con un ter­mó­gra­fo cer­ti­fi­ca­do que per­mi­te a tra­vés de un sis­te­ma infra­rro­jo detec­tar la emi­sión de gases no visi­bles. Deja­ron un video de las emi­sio­nes de una de las plan­tas de YPF den­tro de la comunidad.

“La cáma­ra espe­cial uti­li­za­da por Earth­work pue­de ade­más regis­trar ema­na­cio­nes de ben­ceno, tolueno, etil­ben­ceno y xileno entre otros com­pues­tos orgá­ni­cos volá­ti­les (VOC, por sus siglas en inglés), que son dis­rup­to­res endo­cri­nos, es decir, que tie­nen la capa­ci­dad de inter­fe­rir con las hor­mo­nas a bajos nive­les de expo­si­ción. Entre los pro­ble­mas de salud aso­cia­dos se encuen­tran ano­ma­lías en el esper­ma, menor cre­ci­mien­to fetal, enfer­me­da­des car­dio­vas­cu­la­res y pato­lo­gías res­pi­ra­to­rias”, apun­ta Fer­nan­do Cabre­ra, en un infor­me ambien­tal del Obser­va­to­rio Petro­le­ro Sur sobre Vaca Muer­ta en 2019 en el que se hace hin­ca­pié que “en Neu­quén las ema­na­cio­nes son per­ma­nen­tes y se cuen­tan por miles las per­so­nas poten­cial­men­te afec­ta­das por esos gases”.

RESIDUOS PETROLEROS al RIO COLORADO

Des­de hace más de una déca­da den­tro del terri­to­rio de la comu­ni­dad Newen Kura se encuen­tra la plan­ta de lava­do de tubos petro­le­ros Tuboes­co­pe S.A, denun­cia­da ‑jun­to con YPF, por ser la ope­ra­do­ra del yaci­mien­to- por la comu­ni­dad y la Con­fe­de­ra­ción Mapu­che de Neuquén.

“Acá lavan las cañe­rías de toda la explo­ta­ción. Se reali­zó una denun­cia fede­ral por­que el agua que sale de ahí desem­bo­ca en el río Colo­ra­do, que tam­bién pasa por Men­do­za, La Pam­pa, Río Negro y Bue­nos Aires”, dice Eduar­do Moli­na, que cuen­ta que en 2018 Tuboes­co­pe le negó el ingre­so a Pre­fec­tu­ra, pese a con­tar con una orden de una jue­za federal.

“Hicie­ron toda la ins­pec­ción por afue­ra. Encon­tra­ron varias con­ta­mi­na­cio­nes en el río. Se dijo que iban a tra­ba­jar sobre la reme­dia­ción de una de las pile­tas, pero nun­ca ocu­rrió. Tam­bién se fir­mó un acuer­do para que cada vez que se ingre­sa­ra a la plan­ta se hicie­ra bajo la super­vi­sión de la comu­ni­dad, la fis­ca­lía ambien­tal, la empre­sa y gen­te del Muni­ci­pio. Pero la empre­sa comen­zó a tra­ba­jar sin auto­ri­za­ción”, apun­ta Adrián Ortiz, y mues­tra los pape­les de un nue­vo expe­dien­te “tam­bién para­do por la pandemia”.

DESALOJO ILEGAL Y VIOLENCIA—

Des­pués de que vino la ins­pec­ción de la Jus­ti­cia nos empe­za­ron a tirar las casas, las rucas. Venían con camio­nes. Fue como un des­alo­jo pero sin orden judi­cial. Las vol­vi­mos a armar y las tira­ron de vuel­ta. Cuan­do nos que­ja­mos, le echan la cul­pa a un super­vi­sor, dicen que ese super­vi­sor actuó sin auto­ri­za­ción de YPF. Lo tras­la­dan, vie­ne otro y al tiem­po pasa lo mis­mo. Tam­bién nos roban los animales.

Adrián Ortiz rela­ta, ade­más, que en un momen­to YPF les entre­ga­ba bido­nes de agua mine­ral, pero que a par­tir de los recla­mos tam­bién se cor­tó esa míni­ma ayu­da. “Tam­bién nos nie­gan el ten­di­do eléc­tri­co, por­que el obje­ti­vo es que nos vaya­mos del terri­to­rio. Y lamen­ta­ble­men­te es lo que pasa, cada vez más fami­lias se van. Es tris­te decir­lo, pero el pro­gre­so nos ha traí­do el exterminio”

.https://agenciatierraviva.com.ar/newen-kura-la-comunidad…/

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