Por Jorge Falcone, Resumen Latinoamericano, 1 de agosto de 2021.
Una corpachada (*) no basta para honrar la tierra.
En los últimos días, el teólogo brasileño Leonardo Boff ha alzado nuevamente su voz para advertir que las grandes inundaciones que han ocurrido en Alemania y en Bélgica durante el verano europeo causando cientos de víctimas, asociadas a una ola de calor abrupto que en algunos lugares ha llegado a más de 50 grados, nos obligan a pensar y a tomar decisiones con miras al equilibrio de la Tierra.
El calentamiento que padecemos subió en el último siglo más de un grado Celsius. Si llegase, como está previsto, a dos grados, cerca de un millón de especies vivas estarán al borde de su extinción, al cabo de millones de años de habitar el único planeta – hogar con que contamos.
La irrupción del Covid-19, al ser global, obliga a modificar conductas. Es sabido que la pandemia es consecuencia del antropoceno, es decir, del avance depredador del sistema imperante, basado en el lucro ilimitado. Ya ha sobrepasado los límites soportables de la Tierra, por la deforestación, por la implantación de monocultivos y por la contaminación general del medio ambiente, que han llegado a destruir el hábitat de los virus. Sin saber adónde ir, saltaron a otros animales, inmunes a ellos, y de éstos pasaron a nosotrxs, que no tenemos esa inmunidad.
Vale la pena detenerse a reflexionar sobre lo que significa el hecho de que todo el planeta haya sido afectado, por un lado igualándonos, y por otro aumentando las desigualdades, porque la gran mayoría no consigue mantener el aislamiento social, evitar las aglomeraciones, especialmente en el transporte colectivo y en los comercios.
La Pacha Mama, reconocida desde los años 70 del siglo pasado como un organismo vivo, y por la ONU (el 22 de abril de 2009) precisamente como Madre Tierra, envía una señal de advertencia destinada a que dejemos de agredir a todos los ecosistemas que la conforman, ya que no están disponiendo de tiempo suficiente para reponer lo que se les arrebata al cabo de un año y regenerarlo.
Dado que somos testarudxs y campea una descomunal falta de conciencia ecológica, puede que estemos transitando un camino sin retorno.
Paradojalmente, como ya ha trascendido, los exégetas del neoliberalismo están transformándose en promotores de la economía social porque, ante la catástrofe actual, piensan que ya no será posible repetir fórmulas, y que será necesario volver a los imperativos sociales. Sin embargo, lo peor que nos podría suceder es volver a lo de antes, lleno de contradicciones perversas, enemigo de la naturaleza, indiferente al destino de las grandes mayorías empobrecidas y pertrechándose con armas de destrucción masiva, absolutamente inútiles frente a los virus.
Si no logramos frenar ahora mismo la escalada de este fenómeno con la ciencia y la tecnología con que contamos, al menos quizás aún podamos mitigar sus funestos efectos y preservar todo lo que podamos de la inmensa biodiversidad planetaria.
¿Un capitalismo con estertores de pre parto?
Hasta tanto ello suceda, según el economista greco-australiano Yanis Varoufakis, el capitalismo no culmina con un estallido revolucionario sino con un murmullo evolucionario. De la misma manera que desplazó gradualmente al feudalismo, hasta que un día el grueso de las relaciones humanas estuvieron basadas en el mercado y el feudalismo caducó, el capitalismo estaría siendo suplantado por un nuevo modo económico, que este miembro del parlamento helénico denomina tecno-feudalismo.
El polémico postulado surge después de muchos pronósticos prematuros sobre la muerte del capitalismo por parte de la izquierda. Pero esta vez suena verosímil.
A su parecer, lo que estamos experimentando no sería simplemente otra metamorfosis del capitalismo sino de algo más profundo y preocupante.
El capitalismo ha experimentado cambios extremos por lo menos en dos ocasiones desde fines del siglo XIX. Su primera transformación importante, de su aspecto competitivo al oligopolio, ocurrió con la segunda revolución industrial, cuando el electromagnetismo introdujo las grandes corporaciones conectadas en red y los megabancos necesarios para financiarlas. Ford, Edison y Krupp reemplazaron al panadero, al cervecero y al carnicero de Adam Smith como los principales impulsores de la historia. El consiguiente ciclo bullicioso de mega-deudas y mega-retornos finalmente condujo a la crisis de 1929, al New Deal y, después de la Segunda Guerra Mundial, al sistema Bretton Woods, que – con todas sus restricciones a las finanzas – ofreció un extraño período de estabilidad.
El fin de Bretton Woods en 1971 dio lugar a la segunda transformación del capitalismo. Como el creciente déficit comercial de Estados Unidos se convirtió en el proveedor mundial de demanda agregada, aquel país impulsó la fase de globalización más energética del capitalismo, con un flujo constante de ganancias alemanas, japonesas y, más tarde, chinas que regresaban a Wall Street para financiarlo todo.
Sin embargo, para desempeñar su rol, las autoridades de Wall Street exigieron el levantamiento de todas las restricciones del New Deal y de Bretton Woods. Con desregulación, el capitalismo oligopólico se transformó en capitalismo financiero. Ahora los nuevos protagonistas del capitalismo pasaron a ser Goldman Sachs, JP Morgan y Lehman Brothers.
Si bien estas transformaciones radicales tuvieron repercusiones trascendentes (la Gran Depresión, la Segunda Guerra Mundial, la Gran Recesión y el Largo Estancamiento post 2009), no alteraron la característica principal del capitalismo: un sistema impulsado por ganancias y rentas privadas obtenidas a través de algún mercado.
Pero desde que los bancos centrales del G7 se unieron en abril de 2009 para utilizar su capacidad de imprimir dinero para reflotar las finanzas globales, apareció una discontinuidad profunda. Hoy, la economía global está alimentada por la generación constante de dinero de los bancos centrales, no por ganancias privadas. Mientras tanto, la obtención de valor ha virado cada vez más de los mercados a las plataformas digitales, como Facebook y Amazon, que ya no operan como empresas oligopólicas, sino como feudos o fondos privados.
En todo Occidente, los bancos centrales imprimen el dinero que los financistas les prestan a las corporaciones, que luego lo utilizan para recomprar sus acciones (cuyos precios se han desacoplado de las ganancias) En tanto, las plataformas digitales han reemplazado a los mercados como el lugar de la obtención de riqueza privada. Por primera vez en la historia, casi todos producen gratuitamente el stock de capital de las grandes corporaciones. En eso consiste subir contenido a Facebook o desplazarse con una conexión a Google Maps.
Por supuesto, no es que los sectores capitalistas tradicionales hayan desaparecido. A comienzos del siglo XIX, muchas relaciones feudales se mantuvieron intactas, pero las relaciones capitalistas habían empezado a dominar. Hoy, las relaciones capitalistas también subsisten, pero las relaciones tecno-feudales habrían comenzado a superarlas.
De confirmarse esta tendencia, cada programa de estímulo será demasiado grande y demasiado pequeño a la vez. Y la política basada en que los partidos patronales compiten contra partidos progresistas será un recuerdo del pasado.
Pero si bien el capitalismo puede extinguirse asordinado, el estallido puede venir inmediatamente después. Y si lxs principales perjudicadxs por la explotación tecno-feudal y la desigualdad abrumadora encuentran una voz colectiva, probablemente sea muy estridente.
Sin ir más lejos, según el último Índice de Paz Global, el número de disturbios, huelgas generales y manifestaciones antigubernamentales en todo el mundo ha aumentado en un asombroso 244 por ciento en la última década (https://blogs.imf.org/2021/07/13/could-renewed-social-unrest-hinder-the-recovery/) Los confinamientos por temores de contagio forzaron una pausa temporal. Pero en prácticamente todas las regiones del mundo, los manifestantes están regresando. Las causas van desde la frustración por el manejo de la crisis por parte de los gobiernos hasta el aumento de la desigualdad y la corrupción, factores que tienden a aumentar las tensiones y disparidades existentes y han provocado disturbios sociales como consecuencia de pandemias anteriores.
Argentina: un “oasis de paz” en medio de las convulsiones continentales
Según la prensa hegemónica, la falta de precipitaciones en Brasil y Uruguay ha provocado que el río Paraná, el segundo más largo de América del Sur, se seque hasta unos niveles no vistos desde 1944. Pero casi ningún medio lo atribuye a la vigencia de una matriz productiva extractivista de acumulación por desposesión, basada en el agronegocio y respetada a rajatabla por la clase política que sucedió a la dictadura oligárquico – militar genocida.
Por su parte – y hablando de cauces fluviales -, a instancias de la Vicepresidenta, el gobierno de Alberto Fernández parece haber “cambiado de caballo a mitad del río” electoral, retomando – durante un cierre de listas que dejó varixs heridxs en su frente interno – la necesidad de cumplir con los acreedores externos, cuando su promesa hasta ahora consistía en prioritar el pago de la deuda interna (contramarcha celebrada en TV ni más ni menos que por Ricardo López Murphy frente a Luis Novaresio)
Mientras, de cara a las PASO, a ambos lados de “la grieta” ha prevalecido una oferta políticamente moderada, aunque cualquier observador/a atentx de la realidad nacional advertirá que desde el escarmiento represivo contra la osadía de quienes reclamaron una parcela de tierra para vivir en Guernica, la democracia formal imperante ha demarcado claramente los límites de hasta dónde puede llegar la demanda de derechos populares.
A propósito de ello, si se repara en el carácter del entrenamiento antipiquetero brindado a la policía de Chubut, se habrá de concluir que tal proceder, al igual que el balazo en el vientre de “Chano” Moreno Carpentier disparado por un “agente del orden”, no tiene nada que envidiarle a la vapuleada “Doctrina Chocobar”. Para más dato, en medio del repudio de buena parte del arco político, el Ministro de Seguridad provincial Federico Massoni se refirió a dicho escándalo manifestando “Tenemos que cuidar la libertad de la gente y los piqueteros se la quitan”.
En semejante contexto, dirigentes sociales adscriptos al gobierno fueron invitadxs a cambiar opiniones junto a Martín Guzmán, Matías Kulfas y Daniel Arroyo en el segundo foro de “Economía social”. Tal como se había acordado durante la preparación de dicho encuentro, lxs expositores previstxs eran, entre otrxs, el secretario gremial de la UTEP y presidente de la Federación de Cooperativas de Trabajo Evita, Gildo Onorato; el referente de la Corriente Clasista y Combativa (CCC), Fredy Mariño; Emilio Pérsico, el secretario general del Movimiento Evita y Secretario de Economía Social, en la cartera donde el contrincante de La Cámpora “Juanchi” Zavaleta suplanta a Daniel Arroyo; y la dirigente del Frente Popular Darío Santillán, Dina Sánchez. El cambio de condiciones establecido por los organizadores, que redujo a una las voces habilitadas de dicho sector, lxs tomó por sorpresa. Por esa razón, el “Gringo” Castro y el resto de lxs dirigentes sociales abandonaron el foro después de las presentaciones del moderador. Tal retirada puede no ser la última ni la más significativa, si la nueva gestión al frente de Desarrollo Social, como se espera, privilegia el vínculo con lxs intendentes del conurbano. El incidente referido forma parte de otrxs gestos de descontento, como la reciente manifestación de protesta convocada por la UTEP en la Rotonda de San Justo, contra la decisión del intendente de La Matanza que dejó sin Salario Social Complementario a cientos de trabajadorxs de la economía popular, así como la inminente marcha a San Cayetano, que seguramente funcione como réplica a tanto destrato. Hechos semejantes ratifican que, más allá de lo meramente simbólico, las organizaciones sociales oficialistas vienen funcionando como rehenes del gobierno, al solo efecto de contener el creciente descontento popular.
Así, mientras desde el vértice de la pirámide social siguen haciendo su agosto potentados como Daniel Funes de Rioja, exponente del gran capital internacional, a cargo de la UIA, en su inquieta base va perdiendo la paciencia un nuevo sujeto social aún no debidamente interpretado por la militancia, que más temprano que tarde ha de sorprender a la Argentina bienpensante.-
(*) Gran fiesta que se celebra cada 1° de agosto, ceremonia tradicional en la que se ofrendan alimentos y bebidas, al tiempo que se agradece por buenas cosechas y fecundidad para los rebaños.