Pen­sa­mien­to crí­ti­co. Encla­ves, mer­ce­na­rios y exter­mi­nios: lo común entre Colom­bia e Israel

Por Eder Peña. Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de agos­to de 2021.

Tiem­po hace des­de que se escu­cha decir que Colom­bia es el Israel de Lati­noa­mé­ri­ca, esta afir­ma­ción la han hecho dis­tin­tos ana­lis­tas y per­so­na­jes polí­ti­cos, más cuan­do en la últi­ma déca­da se ha pro­fun­di­za­do su papel de base nor­te­ame­ri­ca­na que sir­ve de expe­ri­men­to y de foco para des­es­ta­bi­li­zar la zona.

En dicho país se han empla­za­do un núme­ro nun­ca pre­ci­sa­do de bases mili­ta­res que real­men­te han ser­vi­do como tro­pas de con­tra­in­sur­gen­cia, por­que en lo refe­ren­te al nar­co­trá­fi­co son más que evi­den­tes, y has­ta con­tun­den­tes, sus fra­ca­sos. Nada más ver las noti­cias de esta sema­na res­pec­to a la coor­di­na­ción entre algu­nos ofi­cia­les de alto ran­go del Ejér­ci­to y gru­pos nar­co­pa­ra­mi­li­ta­res, en par­ti­cu­lar prote­gían las accio­nes del Clan Barros, un clan gua­ji­ro alia­do del Clan del Gol­fo dedi­ca­do al nar­co­trá­fi­co y al con­tra­ban­do de gaso­li­na en los depar­ta­men­tos de la Gua­ji­ra, Cesar, Mag­da­le­na, Atlán­ti­co y el sur de Bolívar.

Colom­bia es el pri­mer pro­vee­dor de cocaí­na de Esta­dos Uni­dos, cada año bate su pro­pio récord como país pro­duc­tor del alca­loi­de y este dato está vin­cu­la­do estre­cha­men­te con dos aspec­tos en los que su coin­ci­den­cia con Israel es total: la gue­rra como meca­nis­mo per­ma­nen­te de una éli­te para ejer­cer supre­ma­cía y la para­mi­li­ta­ri­za­ción de ese mecanismo.

Sin embar­go, en el tema nar­co­trá­fi­co, que hoy en día es vital para la eco­no­mía capi­ta­lis­ta, no se ase­me­jan ambos encla­ves impe­ria­les. En esa «divi­sión del tra­ba­jo» no jue­gan el mis­mo rol por­que Colom­bia pone la mate­ria pri­ma mien­tras Israel apor­ta las armas y estra­te­gias geno­ci­das para pro­te­ger la producción.

Encla­ves del con­trol impe­rial y arie­tes de la militarización

Ambos encla­ves tie­nen la misión de impo­ner la gue­rra que lle­va Esta­dos Uni­dos en Lati­noa­mé­ri­ca y Asia Occi­den­tal res­pec­ti­va­men­te. En el caso del país vecino y su Plan Colom­bia el fra­ca­so ha sido evi­den­te debi­do a que no se logra­ron los obje­ti­vos reales de «pre­ve­nir el flu­jo de dro­gas ile­ga­les hacia los Esta­dos Unidos».

El úni­co logro fue debi­li­tar al movi­mien­to gue­rri­lle­ro de las FARC ensa­yan­do todo tipo de estra­te­gias has­ta incu­bar un mode­lo de con­tra­in­sur­gen­cia que pudie­ra apli­car­se en otras lati­tu­des como Méxi­co o Afga­nis­tán, don­de los resul­ta­dos han sido tan­to o más desastrosos.

La mili­ta­ri­za­ción de la socie­dad colom­bia­na ha impac­ta­do más a la insur­gen­cia gue­rri­lle­ra y la opo­si­ción polí­ti­ca al neo­li­be­ra­lis­mo que al nar­co­trá­fi­co, cuyas cifras aumen­tan de mane­ra inde­te­ni­ble (Foto: AP Photo)

Mien­tras tan­to, un Esta­do que sur­gió sobre la base de la expul­sión vio­len­ta de la pobla­ción pales­ti­na que habi­ta­ba des­de muchos siglos atrás ese terri­to­rio, lla­ma­do «Israel», ensa­ya en un labo­ra­to­rio a cie­lo abier­to tan­to la repre­sión como las prue­bas de armas más gran­des del mun­do en la ocu­pa­da Cis­jor­da­nia y la Fran­ja de Gaza. Allí tie­ne a una pobla­ción cau­ti­va de varios millo­nes de pales­ti­nos mien­tras dice que son los movi­mien­tos de resis­ten­cia quie­nes ejer­cen dicho secuestro.

Sus orí­ge­nes son disí­mi­les, pero los pla­nes cor­po­ra­ti­vos ema­na­dos des­de Esta­dos Uni­dos han hecho que las coin­ci­den­cias sean más que evi­den­tes, las éli­tes de ambos paí­ses han pro­cu­ra­do hacer­los amplia­men­te arma­dos y finan­cia­dos. Israel con un arse­nal nuclear impor­tan­te ha bus­ca­do aplas­tar cuan­ta expre­sión revo­lu­cio­na­ria ára­be le ha sido posi­ble, tam­bién ha inva­di­do a sus veci­nos Egip­to, Siria y Líbano ane­xán­do­se terri­to­rios estra­té­gi­cos como la Fran­ja de Gaza, la penín­su­la del Sinaí, los Altos del Golán, Cis­jor­da­nia y Jerusalén.

Es tal la sim­bio­sis de Colom­bia con Esta­dos Uni­dos que el uri­bis­mo, en el gobierno des­de hace casi 20 años, ace­le­ró los pla­nes de man­te­ner el con­trol de la región ins­ta­lan­do bases mili­ta­res esta­dou­ni­den­ses. Los resul­ta­dos que­dan plas­ma­dos en el infor­me de un miem­bro de la Fun­da­ción Pro­cla­de, pro­mo­vi­da por los misio­ne­ros cla­re­tia­nos, «Bases Mili­ta­res Nor­te­ame­ri­ca­nas en Colom­bia», que destaca:

«Des­de el ini­cio del Plan Colom­bia y lue­go el Plan Patrio­ta las bases de Tres Esqui­nas y de Laran­dia, ubi­ca­das en el Depar­ta­men­to de Caque­tá, venían sien­do uti­li­za­das para la ope­ra­ción de avio­nes y de inte­li­gen­cia téc­ni­ca nor­te­ame­ri­ca­na. Des­de allí se con­tro­la­ron las fumi­ga­cio­nes con gli­fo­sa­to y se man­tu­vo el con­trol sobre la pobla­ción, dán­do­se un incre­men­to de la gue­rra y aumen­tan­do el núme­ro de des­pla­za­mien­tos. Como en el caso de las comu­ni­da­des del Bajo Aria­ri en el Depar­ta­men­to del Meta, o las comu­ni­da­des de Puer­to Asís en el Putu­ma­yo, se evi­den­cian las ver­da­de­ras inten­cio­nes: en estas regio­nes el con­trol mili­tar estu­vo diri­gi­do hacia la pobla­ción civil, se pre­sen­ta­ron ase­si­na­tos y des­apa­ri­cio­nes bajo la res­pon­sa­bi­li­dad de las Fuer­zas Militares».

Colom­bia, lue­go del lla­ma­do Plan para la Paz y el For­ta­le­ci­mien­to del Esta­do (alias Plan Colom­bia), que le ha pro­di­ga­do a la pobla­ción menos paz y menos Esta­do, ha ido en direc­ción opues­ta al obje­ti­vo pos­tu­la­do por la admi­nis­tra­ción Pas­tra­na en 1998: pro­mo­ver la paz, el desa­rro­llo eco­nó­mi­co, incre­men­tar la segu­ri­dad y ter­mi­nar con el trá­fi­co ile­gal de dro­gas. Lo que sí ha logra­do es for­ta­le­cer al ejér­ci­to que con­ta­ba con 35 heli­cóp­te­ros en 1999 y lle­gó a tener más de 200 aero­na­ves en 2015, lue­go de la supues­ta fina­li­za­ción del plan.

El núme­ro de efec­ti­vos mili­ta­res se incre­men­tó en 50 mil sol­da­dos y se incor­po­ra­ron 80 mil nue­vos miem­bros a la Poli­cía Nacio­nal, que depen­de del Minis­te­rio de Defen­sa aun cuan­do su fun­ción es civil, supuestamente.

Afir­ma Eduar­do Gior­dano que tras el acuer­do de paz, el Pen­tá­gono bus­có que los mili­ta­res colom­bia­nos sus­ti­tu­ye­ran a sus mari­nes esta­ble­cien­do nexos entre el Plan Colom­bia, la Ini­cia­ti­va Méri­da y la Ini­cia­ti­va para la Segu­ri­dad Regio­nal de Cen­troa­mé­ri­ca. Es así cómo el Ejér­ci­to colom­biano ha sido entre­na­do en téc­ni­cas anti­gue­rri­lle­ras por el Coman­do Sur y, a su vez, estos han entre­na­do a fuer­zas de otros paí­ses como a la Fuer­za de Tarea Con­jun­ta (FTC) del ejér­ci­to paraguayo.

Este apo­yo coin­ci­dió con la masa­cre de dos niñas argen­ti­nas de 12 y 11 años res­pec­ti­va­men­te en noviem­bre pasa­do, esta­ban alo­ja­das en un cam­pa­men­to del Ejér­ci­to del Pue­blo Para­gua­yo (EPP), orga­ni­za­ción gue­rri­lle­ra con­for­ma­da en 2006 que se afian­zó en algu­nos terri­to­rios rura­les lue­go del gol­pe legis­la­ti­vo con­tra el expre­si­den­te Fer­nan­do Lugo en 2012. El pre­si­den­te Abdo Bení­tez, al esti­lo de cual­quier gobierno colom­biano recien­te, las repor­tó como bajas de las fuer­zas gue­rri­lle­ras en combate.

Gen­dar­mes del saqueo

Múl­ti­ples inves­ti­ga­cio­nes rela­tan los resul­ta­dos de la mili­ta­ri­za­ción del encla­ve en que se ha con­ver­ti­do Colom­bia, cómo se ha enfo­ca­do en terri­to­rios rura­les y su corre­la­ción con intere­ses extrac­ti­vos, es decir, con el orde­na­mien­to del mun­do en fun­ción de la ape­ten­cia saquea­do­ra del Nor­te Global.

La resis­ten­cia de las pobla­cio­nes rura­les, expre­sa­da en luchas cam­pe­si­nas, indí­ge­nas y afro­co­lom­bia­nas, es com­ba­ti­da a san­gre y fue­go por el Esta­do colom­biano que, cual gen­dar­me de una gran mina, impo­ne un régi­men de terror que orde­ne la acu­mu­la­ción pri­ma­ria de capi­tal, tan­to del mono­cul­ti­vo (que inclu­ye la coca), como de la mine­ría y la gana­de­ría extensiva.

Colom­bia es un país don­de, según Oxfam, el 1% de pro­pie­ta­rios tie­nen en su poder el 81% de las tie­rras, mien­tras tan­to, el 19% res­tan­te ‑que pro­du­ce el 78% de los ali­men­tos– se repar­te entre el 99% de los peque­ños pro­pie­ta­rios; la mili­ta­ri­za­ción ha inten­si­fi­ca­do la con­cen­tra­ción de la pro­pie­dad rural, el para­mi­li­ta­ris­mo y el des­pla­za­mien­to forzado.

Tan solo en la región del Cata­tum­bo del Depar­ta­men­to Nor­te de San­tan­der, fron­te­ri­zo con Vene­zue­la y con mayor exten­sión de cul­ti­vos de coca, hay des­ta­ca­dos 9 mil 200 efec­ti­vos de las Fuer­zas Mili­ta­res (sin sumar a la poli­cía) y habi­tan casi 300 mil per­so­nas. Esto sig­ni­fi­ca un mili­tar por cada 33 habitantes.

Ello no se tra­du­ce en segu­ri­dad para las comu­ni­da­des, la Fun­da­ción Inde­paz geo­rre­fe­ren­ció el ries­go tan­to para líde­res o lide­re­sas socia­les como polí­ti­cos de opo­si­ción, y halló que es mayor en los terri­to­rios con mayor con­cen­tra­ción de mili­ta­res y con­clu­yó que los muni­ci­pios más vio­len­tos para la socie­dad orga­ni­za­da están en Cata­tum­bo, Cau­ca y Arauca.

En para­le­lo, el gobierno de Iván Duque ha sos­te­ni­do la gue­rra para man­te­ner las polí­ti­cas auto­ri­ta­rias y geno­ci­das de su men­tor Álva­ro Uri­be con la excu­sa de un enemi­go interno, ha hecho de todo para sabo­tear la opor­tu­ni­dad de erra­di­car la gue­rra como códi­go polí­ti­co en Colombia.

Ha incum­pli­do el acuer­do de paz, prin­ci­pal­men­te la refor­ma rural inte­gral que per­mi­tía expro­piar tie­rras de los gran­des terra­te­nien­tes para entre­gár­se­las a los cam­pe­si­nos, que pudie­ran recu­pe­rar­las, y vol­ver a sus terri­to­rios. Ha inver­ti­do la lógi­ca de la Ena­je­na­ción del Dere­cho de Domi­nio, figu­ra legal con­tem­pla­da en la Cons­ti­tu­ción de 1992 para poder expro­piar tie­rras a los gran­des y dár­se­las a los cam­pe­si­nos, ponien­do cada vez más tie­rras en manos de trans­na­cio­na­les median­te el des­pla­za­mien­to interno.

Comu­ni­da­des indí­ge­nas se han movi­li­za­do para que el gobierno uri­bis­ta de Duque resuel­va con­cre­ta­men­te la vio­len­cia y el des­pla­za­mien­to en sus terri­to­rios (Foto: La República)

Ade­más, en agos­to de 2020 fir­mó el Tra­ta­do de Libre Comer­cio entre Colom­bia e Israel que ha sido cri­ti­ca­do por diver­sos sec­to­res, entre ellos la orga­ni­za­ción BDS, por­que vio­la el Dere­cho Inter­na­cio­nal Huma­ni­ta­rio. Cua­tro de las 312 empre­sas israe­líes que expor­ta­ron sus pro­duc­tos a Colom­bia entre agos­to de 2014 y agos­to de 2015 tie­nen sus sedes en terri­to­rios ocu­pa­dos ile­gal­men­te por Israel des­de 1967, por lo que, más que coin­ci­den­cia, se tra­ta de una coexis­ten­cia basa­da en el des­po­jo y la subordinación.

Las expor­ta­cio­nes colom­bia­nas serán meno­res que las de Israel, lo que gene­ra­ría una com­pe­ten­cia des­igual. En mate­ria de tele­co­mu­ni­ca­cio­nes Colom­bia se abri­rá a las empre­sas israe­líes, mien­tras que Israel se cie­rra a la par­ti­ci­pa­ción de las colom­bia­nas en su mercado.

Docu­men­tos ofi­cia­les del Minis­te­rio de Comer­cio con­fir­man el aumen­to de las impor­ta­cio­nes de armas y equi­po mili­tar, el cual fue de 49,6% en el 2010, y con el tra­ta­do, ase­gu­ran que la impor­ta­ción cre­ce­rá con mayor faci­li­dad, lo que pue­de afec­tar la ya com­pli­ca­da tran­si­ción hacia el pos­con­flic­to del país.

Acuer­dos de paz como impul­so para más exterminio

Otra coin­ci­den­cia (o coexis­ten­cia) es que, en ambos paí­ses, el diá­lo­go es solo una mane­ra de ganar tiem­po para orga­ni­zar el exter­mi­nio de quien se resis­ta al saqueo y ocu­pa­ción. La Orga­ni­za­ción para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na (OLP), fun­da­da en 1969 como repre­sen­ta­ción de una nación sin terri­to­rio, Pales­ti­na, bus­có uni­fi­car a quie­nes viven en los terri­to­rios ocu­pa­dos y en los cam­pos de refugiados.

Des­de su naci­mien­to rei­vin­di­có una Pales­ti­na demo­crá­ti­ca, lai­ca y no racis­ta, y su diri­gen­te Yas­ser Ara­fat, lue­go de años de enca­be­zar la resis­ten­cia con­tra el ente sio­nis­ta, acep­tó la Reso­lu­ción 242 de la ONU que reco­no­ce su exis­ten­cia como Esta­do de Israel; lue­go tam­bién acce­dió a nego­ciar los Acuer­dos de Oslo.

En dichos acuer­dos, fir­ma­dos en 1993 entre Ara­fat, el pri­mer minis­tro israe­lí Yitzhak Rabin, el pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos Bill Clin­ton y el can­ci­ller ruso Andréi Kozy­rev, se acor­dó crear un Esta­do pales­tino aco­ta­do a Cis­jor­da­nia y la Fran­ja de Gaza que ape­nas exis­te en una limi­ta­da admi­nis­tra­ción de la actual Auto­ri­dad Nacio­nal Pales­ti­na (ANP), en una Cis­jor­da­nia ocu­pa­da por las tro­pas sio­nis­tas y sus colo­nias ilegales.

Mien­tras Ara­fat fue enve­ne­na­do con polo­nio 210, la polí­ti­ca de dos Esta­dos no evi­tó el pro­ce­so de des­pla­za­mien­to for­za­do del pue­blo pales­tino sino que Israel ha tra­ta­do de ocu­par todo el terri­to­rio de la Pales­ti­na histórica.

En Colom­bia, según datos pre­sen­ta­dos a la Comi­sión Inter­ame­ri­ca­na de Dere­chos Huma­nos, el Esta­do colom­biano pro­du­jo 6 mil víc­ti­mas lue­go de un acuer­do de paz fir­ma­do en 1985 entre el enton­ces pre­si­den­te con­ser­va­dor, Beli­sa­rio Betan­cur, y las FARC para poner fin a casi tres déca­das de con­flic­to arma­do. A la par que las nego­cia­cio­nes avan­za­ban esta­ban sien­do ase­si­na­dos o huían los miem­bros de la Unión Patrió­ti­ca (UP), como se lla­mó a la for­ma­ción polí­ti­ca que con­for­ma­ron ex gue­rri­lle­ros, comu­nis­tas, sin­di­ca­lis­tas, jun­tas de acción comu­nal e inte­lec­tua­les de izquierda.

Ase­si­na­tos, des­apa­ri­cio­nes, tor­tu­ras, des­pla­za­mien­tos for­za­dos y otros atro­pe­llos con­tri­bu­ye­ron a la cifra, entre mayo de 1984 y diciem­bre de 2002 fue­ron ase­si­na­dos al menos 4 mil 153 miem­bros ple­nos del par­ti­do. Esta cifra inclu­ye a 2 can­di­da­tos a la pre­si­den­cia, 14 par­la­men­ta­rios, 15 alcal­des, 9 can­di­da­tos a alcal­de, 3 miem­bros de la cáma­ra de repre­sen­tan­tes y 3 sena­do­res. No pasó ni un mes sin un ase­si­na­to o des­apa­ri­ción de un militante.

A los 14 meses de asu­mir la pre­si­den­cia el libe­ral Vir­gi­lio Bar­co Var­gas, en mayo de 1986, unos 400 miem­bros de la UP fue­ron ase­si­na­dos. El perio­dis­ta Dan Cohen cita una inves­ti­ga­ción del perio­dis­ta colom­biano Alber­to Dona­dio que afir­ma que el «Bai­le Rojo» fue idea­do por Bar­co Var­gas, imple­men­tan­do un plan ela­bo­ra­do por el con­de­co­ra­do espía israe­lí Rafael «Rafi» Eitan.

El exter­mi­nio masi­vo de gru­pos opo­si­to­res paci­fi­ca­dos es una his­to­ria que se repi­te den­tro de Colom­bia pero que tam­bién le es común a Israel
(Foto: Archi­vo)

Des­de la fir­ma del acuer­do de paz de 2016 has­ta la actua­li­dad se han regis­tra­do 1 mil 219 ase­si­na­tos de líde­res socia­les con una alta con­cen­tra­ción en las zonas más mili­ta­ri­za­das. Ade­más van 278 fir­man­tes del acuer­do de paz ase­si­na­dos y en la cár­cel toda­vía per­ma­ne­cen 400 ex com­ba­tien­tes a quie­nes no se les ha apli­ca­do la amnis­tía acordada.

Tam­po­co se están rea­li­zan­do los pla­nes de desa­rro­llo com­pro­me­ti­do, que per­mi­ti­rían a los ex com­ba­tien­tes poder inte­grar­se en la socie­dad civil. La rein­cor­po­ra­ción ha deja­do de per­se­guir­los, de meter­los en la cár­cel y de matar­los, pero no les per­mi­te vivir para la integración.

Mer­ce­na­rios: Armas leta­les de alquiler

Otra coin­ci­den­cia (o coexis­ten­cia) es la expor­ta­ción de «talen­to humano» para la gue­rra. En 2019 el dia­rio israe­lí Haa­retz reve­ló que fun­cio­na­rios israe­líes esta­ban entre­nan­do a mer­ce­na­rios extran­je­ros mayo­ri­ta­ria­men­te colom­bia­nos y nepa­le­ses en cam­pa­men­tos finan­cia­dos por Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos (EAU) en el desier­to de Néguev, situa­do en el sur de los terri­to­rios ocu­pa­dos. La misión era par­ti­ci­par en la agre­sión ini­cia­da en mar­zo de 2015 con­tra Yemen, en la que la coa­li­ción sau­dí había deja­do, has­ta diciem­bre pasa­do, unos 233 mil muer­tos según la ONU, la mayo­ría por «cau­sas indi­rec­tas» como la des­nu­tri­ción gra­cias al blo­queo naval apo­ya­do por Esta­dos Unidos.

Otro israe­lí lle­gó a Colom­bia a «capa­ci­tar» mano de obra para una supues­ta segu­ri­dad, se tra­ta de Yair Klein quien cum­plió con entre­nar a nar­co­pa­ra­mi­li­ta­res sobre cómo derro­tar a las FARC. A par­tir de ex poli­cías israe­líes y uni­da­des de ope­ra­cio­nes espe­cia­les el ofi­cial mili­tar reti­ra­do fun­dó una empre­sa de mer­ce­na­rios lla­ma­da Hod Haha­nit (Pun­ta de lan­za) en 1984.

En su inves­ti­ga­ción Cohen rela­ta cómo Hod Haha­nit apo­yó a las «noto­ria­men­te bru­ta­les» mili­cias cris­tia­nas falan­gis­tas que masa­cra­ron entre 800 y 3 mil 500 refu­gia­dos pales­ti­nos en los cam­pa­men­tos de Sabra y Cha­ti­la bajo la super­vi­sión mili­tar direc­ta de Israel en sep­tiem­bre de 1982.

Klein entre­nó en Colom­bia a los her­ma­nos Car­los y Fidel Cas­ta­ño, los líde­res de las Auto­de­fen­sas Uni­das de Colom­bia (AUC) finan­cia­das por terra­te­nien­tes, nar­co­tra­fi­can­tes, gana­de­ros, polí­ti­cos y mili­ta­res colom­bia­nos, res­pon­sa­bles de masa­cres en las que se uti­li­za­ron moto­sie­rras para ase­si­nar y des­mem­brar a los cam­pe­si­nos, al pun­to de que la ONU esti­mó en 2016 que fue­ron res­pon­sa­bles del 80% de las muer­tes en el conflicto.

Las AUC fue­ron pro­mo­vi­das por la oli­gar­quía colom­bia­na y su entre­na­mien­to apun­ta­la­do por Yair Klein, ofi­cial reti­ra­do israe­lí al que el ente sio­nis­ta se nie­ga a dar en extra­di­ción por el ase­si­na­to de Luis Car­los Galán (Foto: Pedro Ugar­te /​AFP)

Las AUC fue­ron pro­mo­vi­das por la oli­gar­quía terra­te­nien­te colom­bia­na y su entre­na­mien­to apun­ta­la­do por Yair Klein, ofi­cial reti­ra­do israe­lí al que el ente sio­nis­ta se nie­ga a dar en extra­di­ción por el ase­si­na­to de Luis Car­los Galán

En 2012 decla­ró a BBC que, para su tra­ba­jo con los para­mi­li­ta­res, había con­ta­do con el apo­yo direc­to del Ejér­ci­to y otras ins­ti­tu­cio­nes esta­ta­les colom­bia­nas, ade­más de haber reci­bi­do finan­cia­mien­to de alguien que lue­go lle­ga­ría a con­ver­tir­se en pre­si­den­te del país. «Fue uno de los hacen­da­dos de la zona, que pagó como todos los hacen­da­dos para que yo pudie­ra hacer en ese momen­to los entre­na­mien­tos», afirmó.

Tam­bién entre­nó a Jai­me Eduar­do Rue­da Rocha, autor mate­rial del ase­si­na­to al can­di­da­to pre­si­den­cial del Par­ti­do Libe­ral, Luis Car­los Galán, el gran favo­ri­to para ganar las elec­cio­nes. Impor­tó el arma de fabri­ca­ción israe­lí uti­li­za­da des­de Mia­mi y per­ma­ne­ce en Israel, don­de las auto­ri­da­des se nie­gan a entre­gar­lo a Colom­bia en extradición.

El más cla­ro ejem­plo de hacia dón­de se diri­gen todas estas coin­ci­den­cias lo cons­ti­tu­ye el anun­cio de John Kirby, por­ta­voz del Depar­ta­men­to de Defen­sa de los Esta­dos Uni­dos, quien con­fir­mó que el Pen­tá­gono entre­nó al menos a sie­te de los 23 ex mili­ta­res colom­bia­nos que par­ti­ci­pa­ron en el ase­si­na­to del pre­si­den­te de Hai­tí, Jove­nel Moi­se, el pasa­do 7 de julio.

Aun­que el buró­cra­ta beli­cis­ta se negó a pro­por­cio­nar los nom­bres de los impli­ca­dos afir­mó que, sien­do efec­ti­vos mili­ta­res acti­vos, par­ti­ci­pa­ron en «cur­sos de capa­ci­ta­ción» que, según él, no bus­ca­ba alen­tar hechos como los suce­di­dos en Haití.

En el mag­ni­ci­dio par­ti­ci­pó direc­ta­men­te una red para­mi­li­tar ampa­ra­da y alen­ta­da por el Esta­do colom­biano como son las lla­ma­das «empre­sas de segu­ri­dad». Las auto­ri­da­des colom­bia­nas admi­tie­ron que cua­tro de ellas estu­vie­ron involucradas.

Cin­co esta­dou­ni­den­ses de pro­ce­den­cia hai­tia­na, los encar­ga­dos de la vigi­lan­cia del man­da­ta­rio y un médi­co hai­tiano resi­den­te en Flo­ri­da par­ti­ci­pa­ron en la ope­ra­ción en la que los mer­ce­na­rios fue­ron reclu­ta­dos por Anthony Intria­go, un anti­cha­vis­ta vene­zo­lano repre­sen­tan­te de CTU Secu­rity LLC, y Alfred San­ta­ma­ría, un colom­biano cer­cano a Uri­be y Duque.

Intria­go lle­vó a cabo jun­to al man­da­ta­rio colom­biano el con­cier­to Live Aid Vene­zue­la en Cúcu­ta en febre­ro de 2019 que bus­ca­ba pre­pa­rar el terreno para una inva­sión «huma­ni­ta­ria» a terri­to­rio vene­zo­lano y lla­ma­da la Bata­lla de los Puen­tes. Recien­te­men­te el pre­si­den­te de la Asam­blea Nacio­nal de Vene­zue­la, Jor­ge Rodrí­guez, anun­ció tener infor­ma­ción que vin­cu­la a CTU con el mag­ni­ci­dio frus­tra­do del 4 de agos­to de 2018 con­tra el pre­si­den­te Nico­lás Maduro.

La mili­ta­ri­za­ción enfo­ca­da en la repre­sión y el exter­mi­nio le es fun­cio­nal a un con­cep­to que ha pri­va­ti­za­do la gue­rra, el «talen­to humano» mili­tar colom­biano está entre­na­do para esos obje­ti­vos y es mano de obra bara­ta, o arma de alqui­ler. Las fuer­zas mili­ta­res poseen has­ta 220 mil efec­ti­vos y miles se reti­ran por fal­ta de opor­tu­ni­da­des de ascen­so, mala con­duc­ta o tras cum­plir 20 años de servicio.

Res­pec­to a Vene­zue­la, ade­más de los 153 para­mi­li­ta­res cap­tu­ra­dos en 2004 cuan­do, con el demos­tra­do apo­yo del gobierno de Uri­be, des­de Colom­bia se fra­guó un plan para ase­si­nar al enton­ces pre­si­den­te Hugo Chávez.

Recien­te­men­te mer­ce­na­rios israe­líes par­ti­ci­pa­ron en la Ope­ra­ción Gedeón con­tra el gobierno vene­zo­lano, la ope­ra­ción con par­ti­ci­pa­ción ple­na la Admi­nis­tra­ción para el Con­trol de Dro­gas esta­dou­ni­den­se (DEA) era arti­cu­la­da por el mayor vene­zo­lano Juve­nal Sequea Torres, tan­to para la entra­da a terri­to­rio vene­zo­lano de mer­ce­na­rios como parar el secues­tro y tras­la­do fue­ra del país del pre­si­den­te y del dipu­tado Dios­da­do Cabello.

Dice la sen­ten­cia N.º 89 de la Sala Penal del Tri­bu­nal Supre­mo de Jus­ti­cia que «En el gru­po de mer­ce­na­rios par­ti­ci­pa­rían dos pelo­to­nes de coman­dos israe­líes, quie­nes se encuen­tran en el mar Cari­be a bor­do de la IV Flo­ta de Esta­dos Uni­dos bajo la direc­ción del almi­ran­te Craig Faller (…) jus­ti­fi­can­do la Ope­ra­ción de acuer­do a las acu­sa­cio­nes infun­da­das en con­tra del Esta­do Vene­zo­lano como Nar­co Estado».

Ni repú­bli­cas, ni democracias

La trans­for­ma­ción de Colom­bia en un encla­ve impe­ria­lis­ta bus­ca la des­con­fi­gu­ra­ción de la esta­bi­li­dad e inte­gra­ción regio­nal. Ya se comien­za a ver su impac­to en el mag­ni­ci­dio eje­cu­ta­do en Hai­tí, en el que se ha bus­ca­do pro­fun­di­zar la cri­sis de un país al bor­de del colap­so total.

A lo interno de Colom­bia la pobla­ción rural es explo­ta­da, opri­mi­da y des­pla­za­da con méto­dos que se ase­me­jan al apartheid apli­ca­do por Israel con­tra los pales­ti­nos. Ade­más de expul­sa­da, la pobla­ción es des­po­ja­da de sus dere­chos bási­cos con­vir­tién­do­la en gen­te de segun­da o de ter­ce­ra cla­se den­tro de su pro­pio país.

La noción de Esta­do que sos­tie­ne a ambos paí­ses se basa en ser maqui­na­rias de gue­rra al ser­vi­cio de entra­ma­dos polí­ti­co-eco­nó­mi­cos que ejer­cen hege­mo­nía en detri­men­to de sec­to­res empo­bre­ci­dos. Esto lo lle­van a cabo uti­li­zan­do el des­pla­za­mien­to terri­to­rial como herra­mien­ta fundamental.

La coexis­ten­cia de Colom­bia e Israel, hoy en día, solo la jus­ti­fi­ca la gue­rra y el saqueo de recur­sos. No se tra­ta de iden­ti­dad nacio­nal, mucho menos de valo­res repu­bli­ca­nos o demo­crá­ti­cos: se tra­ta de la acu­mu­la­ción por des­po­se­sión en su pura esencia.

Fuen­te: Misión Verdad

Itu­rria /​Fuen­te

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