Perú. Héctor Béjar, excanciller: «Los grupos ultras del Congreso quieren la destitución de Pedro Castillo»

Perú. Héc­tor Béjar, excan­ci­ller: «Los gru­pos ultras del Con­gre­so quie­ren la des­ti­tu­ción de Pedro Castillo»

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Car­los Norie­ga /​Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 25 de agos­to de 2021

El exgue­rri­lle­ro y soció­lo­go cuen­ta los entre­te­lo­nes de su sali­da del Minis­te­rio de Rela­cio­nes Exte­rio­res.

Béjar está con­ven­ci­do de que su for­za­da renun­cia le brin­da espa­cio polí­ti­co a la dere­cha, pero no así en la calle. «Esto ha sido el comien­zo de un gol­pe de Esta­do blan­do» afir­ma quien segui­rá apo­yan­do al gobierno de izquierda. 

Des­de Lima

En diá­lo­go con PáginaI12, el pri­mer can­ci­ller del gobierno de Pedro Cas­ti­llo, el exgue­rri­lle­ro y soció­lo­go Héc­tor Béjar, que antes de cum­plir tres sema­nas en el car­go tuvo que renun­ciar a pedi­do del gobierno por pre­sio­nes de los mili­ta­res, la dere­cha y los medios, habla sobre los entre­te­lo­nes y reper­cu­sio­nes de su sali­da, el rum­bo que está toman­do la ges­tión de Cas­ti­llo y los ries­gos para su esta­bi­li­dad. Este mar­tes, Béjar tras­pa­só la con­duc­ción de las rela­cio­nes exte­rio­res del país a su suce­sor, el diplo­má­ti­co Oscar Maúr­tua, quien ya ejer­ció el car­go en el gobierno neo­li­be­ral de Ale­jan­dro Tole­do (2001−2006). En su dis­cur­so de des­pe­di­da insis­tió en lo que había dicho cuan­do asu­mió la Can­ci­lle­ría: la nece­si­dad de cam­biar la polí­ti­ca exte­rior perua­na para apos­tar por la inte­gra­ción regional.

El excan­ci­ller reve­la que des­pués que la Mari­na emi­tie­ra un aira­do comu­ni­ca­do ata­cán­do­lo por haber dicho, en una pasa­da con­fe­ren­cia dada antes de ser minis­tro, que miem­bros de ese ins­ti­tu­to arma­do ini­cia­ron en los años seten­ta el terro­ris­mo en el país ‑hubo aten­ta­dos con­tra altos ofi­cia­les de la pro­pia Mari­na que apo­ya­ban al gobierno refor­mis­ta de izquier­da del gene­ral Juan Velas­co y sabo­ta­je con explo­si­vos con­tra dos bar­cos pes­que­ros cubanos‑, lo lla­mó el jefe del gabi­ne­te minis­te­rial, Gui­do Belli­do, para comu­ni­car­le que el gobierno que­ría su renun­cia. “Eso fue muy diver­ti­do por­que Belli­do esta­ba muy ner­vio­so y no sabía expli­car lo que que­ría decir­me”, dice, riendo.

 La Mari­na ame­na­zó denun­ciar­lo judi­cial­men­te si no se rec­ti­fi­ca y pide dis­cul­pas por sus afir­ma­cio­nes de que ese ins­ti­tu­to arma­do ini­ció el terro­ris­mo en el Perú. ¿Lo va a hacer?

– Cla­ro que no. Lo que he hecho es aco­piar más infor­ma­ción. Lo que yo he dicho en una con­fe­ren­cia del año pasa­do de que, en 1974, antes que apa­rez­ca Sen­de­ro Lumi­no­so en 1980, ele­men­tos de la Mari­na ini­cia­ron el terro­ris­mo en el Perú, es una ver­dad histórica.

– ¿En la gue­rra inter­na de los años ochen­ta y noven­ta hubo terro­ris­mo de Estado?

– Cla­ro que sí. El terro­ris­mo de Esta­do fue terri­ble. Los Andes perua­nos son una gran fosa común, hay miles de per­so­nas sepul­ta­das. En el cuar­tel gene­ral del ejér­ci­to, que aquí lla­ma­mos El Pen­ta­go­ni­to, ubi­ca­do en un barrio resi­den­cial de Lima, hay hor­nos en los que se que­ma­ron cuer­pos. Son tan tor­pes que deja­ron un dedo car­bo­ni­za­do, lo cual per­mi­tió com­pro­bar que ahí se que­ma­ban cadáveres.

– ¿Que el gobierno haya cedi­do a las pre­sio­nes de la dere­cha y los mili­ta­res para su sali­da de la Can­ci­lle­ría demues­tra su debi­li­dad y ha per­mi­ti­do que esos sec­to­res ganen un impor­tan­te espacio?

– Sí, abso­lu­ta­men­te. Lo ocu­rri­do ha sido una mues­tra de debi­li­dad del gobierno ante el poder arma­do y un pre­ce­den­te muy peli­gro­so. Aquí la dere­cha está for­ma­da por mafias com­pro­me­ti­das en diver­sos deli­tos que se cubren con una ideo­lo­gía de ultra­de­re­cha. Esos sec­to­res han gana­do muchí­si­mo espa­cio polí­ti­co, pero en la calle no han gana­do espa­cio. Esto ha sido el comien­zo de un gol­pe de Esta­do blan­do. Los gru­pos ultras del Con­gre­so lo que quie­ren es la des­ti­tu­ción del pre­si­den­te. La dere­cha pue­de sacar a Cas­ti­llo en el Par­la­men­to, otra cosa es que el Perú lo acepte.

– ¿La calle se levan­ta­ría si sacan a Castillo?

– Estos gru­pos de dere­cha están suma­men­te des­pres­ti­gia­dos y me pare­ce difí­cil que el país, más allá que la calle apo­ye o no al pre­si­den­te Cas­ti­llo, acep­te un gobierno impues­to por estos gru­pos de delincuentes.

– ¿Por qué cree que la opo­si­ción de dere­cha al gobierno apun­tó prio­ri­ta­ria­men­te con­tra usted?

– A ellos les pare­ce inacep­ta­ble que alguien que ha esta­do en la gue­rri­lla esté en el gobierno. Les pare­cía que yo era el más peli­gro­so del régi­men, por­que ten­go una posi­ción cla­ra. En mi pri­mer men­sa­je como can­ci­ller anun­cié una polí­ti­ca exte­rior inde­pen­dien­te, sobe­ra­na, eso es inacep­ta­ble para esos sectores.

– ¿Se for­zó su sali­da para blo­quear un cam­bio en la polí­ti­ca exte­rior que prio­ri­ce la inte­gra­ción regional?

– Sí. Ellos toda­vía viven la era Trump. La polí­ti­ca exte­rior perua­na ha obe­de­ci­do a la polí­ti­ca de Trump sin nin­gu­na dis­cu­sión. Trump ya no está, pero ellos siguen con esa política.

– ¿Cómo ve la polí­ti­ca exte­rior perua­na con el nue­vo can­ci­ller Oscar Maúrtua?

– Es una inte­rro­gan­te. Espe­ro que sean lo sufi­cien­te­men­te valien­tes para no acep­tar las san­cio­nes con­tra Vene­zue­la. Oja­lá se ten­ga la decen­cia de no con­ti­nuar la polí­ti­ca hos­til que ha habi­do con­tra ese país her­mano. Por cor­te­sía no quie­ro opi­nar sobre el nue­vo can­ci­ller, pero ten­go pro­fun­das dudas sobre la capa­ci­dad del gobierno de Cas­ti­llo para man­te­ner una polí­ti­ca exte­rior digna.

– ¿Cuán­ta impor­tan­cia le da Cas­ti­llo a la polí­ti­ca exte­rior, a la inte­gra­ción regional?

– Eso no está en su agen­da prio­ri­ta­ria. Creo que eso lo tie­ne asu­mi­do de mane­ra muy vaga, muy poco precisa.

– ¿El gobierno entre­gó su cabe­za a la dere­cha para inten­tar bajar sus crí­ti­cas pocos días antes que este jue­ves el gabi­ne­te minis­te­rial se pre­sen­te en el Con­gre­so para pedir el voto de confianza?

– Sí. Quie­ren hacer méri­tos para que el Con­gre­so, que está bajo la pre­sión de un gru­po de ultra­de­re­cha tipo Vox, los acep­te. Des­gra­cia­da­men­te hay una tra­di­ción de un sec­tor de la izquier­da perua­na de que­rer ser la izquier­da que la dere­cha acep­ta. Creo que esa es la con­duc­ta que el gobierno está adop­tan­do en este momento.

– ¿La estra­te­gia de la dere­cha es cen­trar sus ata­ques con­tra el sec­tor más de izquier­da del gobierno?

– Sí, coin­ci­do con eso. La estra­te­gia de estos gru­pos es pri­me­ro hacer que el gobierno se des­em­ba­ra­ce de su izquier­da más radi­cal, cosa que ya el gobierno está hacien­do, divi­dir al gobierno, que es una espe­cie de alian­za entre radi­ca­les y mode­ra­dos, y cuan­do esa divi­sión esté esta­ble­ci­da comen­zar a ata­car a los gru­pos mode­ra­dos de la izquier­da que están en el gabi­ne­te y sobre la base de este ata­que chan­ta­jear a estos gru­pos mode­ra­dos para que giren a la dere­cha. Si no logran eso, bus­ca­rán sacar al pre­si­den­te Castillo.

– ¿Cómo ha vis­to al pre­si­den­te Cas­ti­llo y al gobierno des­de aden­tro del Ejecutivo?

– Para ser fran­co, he vis­to un gobierno hete­ro­gé­neo, débil, con una esta­tu­ra menor que la nece­sa­ria. Y a un pre­si­den­te sor­pren­di­do, que des­co­no­ce los meca­nis­mos del poder esta­tal. Los gru­pos corrup­tos tie­nen ini­cia­ti­va, mucho dine­ro y sí cono­cen el Esta­do. Hay una situa­ción de des­igual­dad muy peli­gro­sa para los intere­ses del pue­blo y del país.

– ¿Sien­te des­ilu­sión por el rum­bo que está toman­do el gobierno?

– Más que des­ilu­sión, diría preo­cu­pa­ción, y peor toda­vía, más que preo­cu­pa­ción, casi ten­go la con­vic­ción que el Perú se enca­mi­na a un gobierno de cen­tro que es invia­ble, por­que la corrup­ción es tan gran­de y el poder de estos gru­pos tan feroz que ni siquie­ra eso los va a satisfacer.

– ¿Cuál es la alternativa?

– Tra­zar una línea roja que no debe pasar­se, que Cas­ti­llo man­ten­ga su alian­za con los sec­to­res más radi­ca­les y sobre la base de esa alian­za pro­yec­tar una demo­cra­cia real, con pro­ta­go­nis­mo de los sec­to­res más pobres, a los que hay que dar­les poder.

– ¿Es via­ble un gobierno radi­cal de Cas­ti­llo con la dere­cha con­tro­lan­do el Congreso?

– Creo que sí, por­que estos gru­pos de dere­cha son cobar­des y cuan­do la gen­te se movi­li­za en la calle los mato­nes corren. Se debe movi­li­zar a la gen­te, pero no solo en míti­nes y mani­fes­ta­cio­nes, sino ponien­do el poder en manos del pue­blo, en los comi­tés barria­les que ya exis­ten, dar­le poder a esa pobla­ción. Esa enor­me red de orga­ni­za­ción popu­lar que hay en el Perú que está des­ar­ti­cu­la­da, el gobierno debe­ría arti­cu­lar­la y trans­fe­rir­le poder y crear una nue­va situa­ción. Eso tie­ne que ser alre­de­dor de los pun­tos que están en la pri­me­ra agen­da de sobre­vi­ven­cia de la gen­te, que son tra­ba­jo, salud y educación.

– ¿Qué le dijo Cas­ti­llo cuan­do le ofre­ció la Cancillería?

– Nun­ca antes había habla­do con él. Me dijo que que­ría nom­brar­me can­ci­ller en home­na­je a lo que repre­sen­to. El home­na­je no era a mí, sino a todos los que lucha­ron con­mi­go, sobre todo a ellos. Cómo iba a decir que no. No espe­ra­ba esa pro­pues­ta, vaci­lé unos quin­ce segun­dos y acepté.

– ¿Cómo se sien­te aho­ra que ha teni­do que dejar la Cancillería?

– Me sien­to muy bien, libe­ra­do. Segui­ré escri­bien­do, dan­do con­fe­ren­cias. Segui­ré tra­tan­do de cola­bo­rar con el gobierno por­que esta es una opor­tu­ni­dad his­tó­ri­ca que no debe­mos per­der. Seré siem­pre un alia­do del gobierno. Cla­ro que si el gobierno se va al otro lado, enton­ces ya no seré su alia­do. He reci­bi­do una enor­me adhe­sión de miles de per­so­nas de toda Amé­ri­ca Lati­na, inclu­yen­do muchos com­pa­ñe­ros y com­pa­ñe­ras de Argen­ti­na, por lo que estoy muy agradecido.

FUENTE: Pagi­na 12

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