Jinre Guevara Díaz /Resumen Latinoamericano, 18 de agosto de 2021
Parece que muchos han olvidado que para hablar hay que indagar, conocer, estudiar y analizar la historia, y que sólo de ese modo podemos eliminar los prejuicios, la vulgaridad, la mediocridad, la manipulación, la psicosis, los «cucos» y el sensacionalismo.
Parece que muchos han olvidado que Héctor Béjar Rivera nació en 1935, que hoy tiene 86 años y que por tanto, muchas de las cosas que él dice no se las han contado, sino que las ha vivido en carne propia, y no de lejos, sino, de cerca, como actor político y social.
Parece que muchos han olvidado que Héctor Béjar es Dr. en Sociología y que se graduó además con rendimiento «Summa Cum Laude» (Con honores, con elogios) y que antes de ello, también obtuvo una maestría en Política Social.
Olvidan que Béjar es catedrático e investigador social desde hace muchos años y que dicta la cátedra de Políticas Sociales y Gerencia Social en la Pontificia Universidad Católica del Perú.
Olvidan que producto de sus investigaciones, Béjar ha publicado nueve (9) libros en diferentes temas sociales y políticos que gozan de gran aprecio y reconocimiento intelectual. Olvidan que sus obras y la información que maneja proviene casi exclusivamente de lo que él ha vivido personalmente, y no de lo que le han contado.
Parece que muchos olvidan que Héctor Béjar fue un guerrillero en la década del 60 del siglo pasado, o sea, cuando aún no había Reforma Agraria, cuando en el Perú aun existía esclavitud en el campo y cuando los indígenas eran obligados a arrodillarse y a bajar la cabeza frente a los hacendados y terratenientes blancos.
Muchos han olvidado que las guerrillas de esa época surgieron en un contexto de liberación continental por los grotescos abusos y explotación de millones de indígenas, campesinos y obreros por parte de la aristocracia gobernante y de capitales transnacionales. Olvidan que esas guerrillas las integraban intelectuales, poetas, estudiosos, músicos y hasta cineastas.
Olvidan que fue el mismo Mario Vargas Llosa y el gran Julio Ramón Ribeyro quienes suscribieron entonces una proclama que decía:
«Aprobamos la lucha armada iniciada por el MIR, condenamos a la prensa interesada que desvirtúa el carácter nacionalista y reivindicatorio de las guerrillas, censuramos la violenta represión gubernamental que pretende liquidar las organizaciones más progresistas y dinámicas del país, y ofrecemos nuestra caución moral a los hombres que en estos momentos entregan su vida para que todos los peruanos puedan vivir mejor» (22 de julio de 1965).
Parece que muchos han olvidado precisar que los «alzamientos en armas» populares no se iniciaron con Sendero Luminoso y el MRTA, pues mucho antes ya se habían alzado, sólo como ejemplo: Atusparia o Luis Pardo, entre muchos otros.
Parece que muchos han olvidado que la corrupción y el entreguismo en el Perú no comenzó con Belaúnde o Fujimori, sino que este se inició desde siglos atrás.
En ese mismo orden de ideas, parece que muchos han olvidado precisar también que los “Actos terroristas” tampoco se iniciaron con Sendero o MRTA, sino que estos ya se habían practicado desde mucho antes.
Parece que muchos olvidan precisar también que los actos terroristas de SL y MRTA, fueron iniciados efectivamente por ellos en 1980 y que se extendieron hasta el año 2000, fundamentalmente.
Parece que muchos han olvidado que Héctor Béjar junto al poeta Javier Heraud, fundaron en 1962 el ELN (Ejército de Liberación Nacional), una «guerrilla» que tuvo el propósito de luchar contra la abusiva esclavitud indígena, contra la explotación de trabajadores y contra el saqueo de nuestros recursos por parte de capitales extranjeros, y que en ese intento, el Poeta Joven del Perú murió cruelmente baleado en Puerto Maldonado.
Parece que muchos han olvidado que por ese motivo, la gran compositora Chabuca Granda le dedica años después uno de sus más hermosos trabajos musicales al joven poeta guerrillero, titulado: «Las flores buenas de Javier».
Muchos han olvidado que en homenaje al joven poeta, Héctor Béjar fundó la guerrilla «Javier Heraud» en Bolivia y que después, por tal motivo, fue capturado y denunciado por «sedición».
Parece que muchos han olvidado que Béjar estuvo preso entre 1966 y 1970 por sedición y que luego fue amnistiado por la junta militar de Juan Velasco quien atendió el pedido de muchos intelectuales del mundo entre los que se encontraba Jean Paul Sartre y Simón de Beauvoir.
Parece que muchos han olvidado que tiempo después Héctor Béjar trabajó en el SINAMOS, institución oficial creada en el régimen de Velasco desde donde vivió, analizó e investigó la compleja realidad social y política peruana, tanto urbana como rural.
Parece que muchos han olvidado que en la época de Velasco, ocurrieron serios enfrentamientos y disputas en las Fuerzas Armadas, principalmente entre La Marina y el Ejército (por posiciones de clase y visiones contrarias) y que fueron precisamente miembros de la Marina de Guerra del Perú quienes en 1974 cometieron varios ataques y actos de sabotaje que fueron calificados como «actos terroristas» contra miembros del gobierno de entonces e incluso de su propia institución; en esos actos, detonaron bombas y ejecutaron disparos como parte de las disputas políticas militares (ver libro, «La caída de Velasco…», del historiador Antonio Zapata), todo ello, mucho antes que apareciera Sendero Luminoso o el MRTA.
Parece que muchos han olvidado que para hablar hay que indagar, conocer, estudiar y analizar la historia, y que sólo de ese modo podemos eliminar los prejuicios, la vulgaridad, la mediocridad, la manipulación, la psicosis, los «cucos» y el sensacionalismo.