Perú. La crisis gremial del empresariado

Perú. La cri­sis gre­mial del empresariado

Por Fran­cis­co Durand, Resu­men Lati­no­ame­ri­cano, 3 de agos­to de 2021

Se veía venir y no me sor­pren­de. Los empre­sa­rios están divi­di­dos y en cri­sis gre­mial des­de hace rato. De un tiem­po a esta par­te, de a pocos, una serie de gre­mios empre­sa­ria­les impor­tan­tes se vie­nen salien­do de CONFIEP o, habien­do sido crea­dos sin afi­liar­se a esta gran con­fe­de­ra­ción, se están agru­pan­do aho­ra en un nue­vo orga­nis­mo cúpu­la lla­ma­do Unión de Gre­mios del Perú (UGP). En reali­dad, estas dos cúpu­las empre­sa­ria­les, la CONFIEP y la UGP, indi­can la diver­si­dad actual, así como las pug­nas, de gre­mios empre­sa­ria­les que quie­ren tener voz, expre­san­do posi­cio­nes distintas. 

Vaya­mos un poco atrás pues nun­ca esta demás hacer un poco de his­to­ria. La pri­me­ra gran cri­sis que sufrió CONFIEP ocu­rrió en 1998, momen­to en el cual se reti­ra­ron tres gre­mios fun­da­do­res: la Aso­cia­ción de Expor­ta­do­res (ADEX), la Socie­dad Nacio­nal de Indus­trias (SNI) y la Cáma­ra de Comer­cio de Lima, (CCL). La prin­ci­pal razón del reti­ro fue que CONFIEP había ter­mi­na­do sien­do diri­gi­da por “ban­que­ros y mine­ros”, es decir, por los intere­ses finan­cie­ros y pri­ma­rio-expor­ta­do­res que se desa­rro­lla­ron duran­te los 90s, y que des­pla­za­ron a esos tres gre­mios fun­da­do­res de las deci­sio­nes más impor­tan­tes. Hay más. 1998 tam­bién fue un año de cri­sis inter­na­cio­nal, que afec­tó par­ti­cu­lar­men­te a las empre­sas de los gre­mios salien­tes, mien­tras que el gobierno de Fuji­mo­ri corrió al res­ca­te de los ban­cos, gas­tan­do dine­ro públi­co para sal­var a enti­da­des falli­das pri­va­das. Una razón adi­cio­nal fue la polí­ti­ca. La CONFIEP se había pega­do al gobierno de Fuji­mo­ri, defen­día “la con­ti­nui­dad”, esos 5 años extra de gobierno que que­ría el pre­si­den­te y su ase­sor Vla­di­mi­ro Mon­te­si­nos, acu­sa­dos de corrup­ción y vio­la­ción de dere­chos huma­nos. Esta aso­cia­ción gre­mio-gobierno polu­ta fue ade­más dema­sia­do estre­cha y com­pro­me­te­do­ra para muchos empre­sa­rios media­nos nacio­na­les. El gru­po de gre­mios rebel­de no com­par­tía el ofi­cia­lis­mo que mos­tra­ra la CONFIEP bajo la direc­ción de Roque Bena­vi­des, el mine­ro más rico e influ­yen­te del país. Otros gre­mios fun­da­do­res se fue­ron salien­do des­pués, caso de la anti­gua Con­fe­de­ra­ción de Cáma­ras de Comer­cio del Perú, que reu­nía a los gre­mios de Are­qui­pa, Tru­ji­llo, Cus­co y otras ciu­da­des. Tam­bién se fue la Cáma­ra Nacio­nal de Turis­mo (CANATUR) por no sen­tir­se repre­sen­ta­da. En para­le­lo, gre­mios de nue­vas acti­vi­da­des se fue­ron suman­do a la CONFIEP, com­pen­san­do así las caí­das mas no resol­vien­do el pro­ble­ma de super repre­sen­ta­ti­vi­dad de mine­ros y banqueros.

La segun­da gran cri­sis aca­ba de ocu­rrir en este 2021 al for­mar­se la UGP con 11 gre­mios. Aun­que hay muchos nue­vos, la UGP la lide­ran los vie­jos gre­mios que se fue­ron salien­do de CONFIEP (ADEX, SNI, CANATUR, y Perú Cáma­ras, que reúne a los gre­mios regio­na­les antes con­fe­de­ra­dos). Esta últi­ma está diri­gi­da por la Cáma­ra de Comer­cio de Lima, la más anti­gua del país, otra fun­da­do­ra de la CONFIEP. UGP ha sabi­do ade­más reu­nir a 5 gre­mios de trans­por­tis­tas de diver­sas regio­nes (ANATEC, CTT, URG y GNTC de Are­qui­pa), moles­tos por el alza de los pea­jes pri­va­ti­za­dos y el cos­to de la gaso­li­na, apar­te de los efec­tos de la para­li­za­ción pro­duc­to de la pan­de­mia. Se suman dos gre­mios más, uno de peque­ña y media­na empre­sa, y un nue­vo gre­mio, la Aso­cia­ción Perua­na de Desa­rro­llo de Soft­wa­re. La UGP recla­ma millo­nes de empre­sa­rios repre­sen­ta­dos, lo cual resul­ta a todas luces exa­ge­ra­do, pero cier­ta­men­te es más nume­ro­sa que la CONFIEP que tie­ne de gre­mios con voz y voto con solo cua­tro miem­bros, caso de la Aso­cia­ción de AFP.

Esta divi­sión gre­mial empre­sa­rial, que hace que el país ten­ga no uno sino dos orga­nis­mos empre­sa­ria­les cúpu­la, es pro­duc­to de la mane­ra como la CONFIEP se ha mane­ja­do polí­ti­ca­men­te en los últi­mos años en medio de la cri­sis de gobierno divi­di­do (Eje­cu­ti­vo v. Legis­la­ti­vo) y las ten­sio­nes pro­pias de la terri­ble cri­sis eco­nó­mi­co-sani­ta­ria que vive el país. Su mane­jo gre­mial ha sido errá­ti­co, poco opor­tuno, y carac­te­ri­za­do por no tomar en con­si­de­ra­ción la diver­si­dad de opi­nio­nes empre­sa­ria­les existentes. 

CONFIEP estu­vo diri­gi­da en el perio­do 2019 – 2020 por María Isa­bel León, repre­sen­tan­te de un gre­mio menor que reúne a cole­gios pri­va­dos pero que gozó del apo­yo de ban­que­ros y mine­ros, estos últi­mos siem­pre lide­ra­dos por Roque Bena­vi­des, quien le pasó la pos­ta. León, en medio del escán­da­lo Lava Jato que azo­tó a los cons­truc­to­res, y que ter­mi­nó en la sali­da de CAPECO de la CONFIEP, y de denun­cias de finan­cia­ción de cam­pa­ñas bajo la mesa (gru­po Rome­ro), se tomó la liber­tad de pedir la renun­cia de Dio­ni­sio Rome­ro Pao­let­ti nada menos que en el CADE, el con­cla­ve anual de eje­cu­ti­vos. Lue­go, pro­ba­ble­men­te por su cer­ca­nía con el fuji­mo­ris­mo, León ter­mi­nó apo­yan­do el gol­pe par­la­men­ta­rio con­tra Viz­ca­rra para poner a la pre­si­den­cia a Mer­ce­des Araoz en la cri­sis de setiem­bre del 2019. Los des­acier­tos de León con­ti­nua­ron cuan­do no con­de­nó el gol­pe de Merino con­tra Viz­ca­rra, que die­ra lugar a una mani­fes­ta­ción popu­lar juve­nil que lo sacó del car­go en noviem­bre del 2020. En ese día his­tó­ri­co de la caí­da de Merino, tan­to Ali­corp como el Ban­co de Cré­di­to del Perú tui­tea­ron en medio de la revuel­ta, mos­tran­do su preo­cu­pa­ción por la vio­len­cia y toman­do dis­tan­cia del gobierno usur­pa­dor apo­ya­do por la CONFIEP. 

Duran­te las elec­cio­nes, en medio de la pola­ri­za­ción de la segun­da vuel­ta entre las izquier­das y las dere­chas, la CONFIEP pasó a ser diri­gi­da por Oscar Cai­po, de la con­sul­to­ra tras­na­cio­nal KPMG que ase­so­ra gran­des empre­sas. Cai­po guar­dó dema­sia­do silen­cio, pero, según se lo recuer­dan aho­ra varios gre­mios de la UGP, no se la jugó por el sec­tor pri­va­do y per­dió opor­tu­ni­da­des de con­tac­to polí­ti­co. En ese momen­to gre­mios como ADEX, SNI, CAPECO se mos­tra­ron dis­pues­tos a dia­lo­gar con el can­di­da­to Cas­ti­llo. Final­men­te, el rol de los gran­des medios de radio y tele­vi­sión, que se entro­me­tie­ron en las elec­cio­nes y desa­rro­lla­ron una cam­pa­ña de sata­ni­za­ción con­tra Pedro Cas­ti­llo, agre­mia­dos en la SRTV, ha divi­di­do inne­ce­sa­ria­men­te el país y gene­ra­do un ambien­te poco ade­cua­do para dia­lo­gar con el nue­vo presidente. 

Con­fiep aho­ra se que­da con 22 gre­mios. De ese total, los cla­ves son nue­ve, empe­zan­do por los extrac­ti­vo-expor­ta­do­res, don­de está la SNMPE, SNP, COMEX, y AGAP, que agre­mian res­pec­ti­va­men­te a gran­des empre­sas del sec­tor mine­ro-ener­gé­ti­co, pes­ca, comer­cio exte­rior y agro­ex­por­ta­do­ras. A este blo­que de cua­tro se suma otro blo­que fuer­te, el finan­cie­ro, coman­da­do por las pode­ro­sas ASBANC (ban­ca) y AAFP (pen­sio­nes pri­va­das), segui­das de APESEG (segu­ros), ASEPRI y Bol­sa de Valo­res de Lima, que tie­nen intere­ses comu­nes e inver­sio­nes cru­za­das. El res­to está com­pues­to por gre­mios de empre­sa­rios de infra­es­truc­tu­ra (AFIN, muy vin­cu­la­da a Ode­brecht), dos gre­mios inmo­bi­lia­rios (ASEI Y ADI), la Aso­cia­ción de Trans­por­te Aéreo (AETAI), el gre­mio de la salud con fines de lucro (APEPS), un vie­jo gre­mio de labo­ra­to­rios (ALAFARPE), los audi­to­res inde­pen­dien­tes (IPAI), el gre­mio de edu­ca­ción supe­rior con fines de lucro (FIPES) y, para ter­mi­nar, un solo gre­mio de peque­ña y media­na empre­sa, la Aso­cia­ción MYPE Perú.

Mas allá de los núme­ros y las siglas, el fac­tor dis­tin­ti­vo en tér­mi­nos de repre­sen­ta­ción de los dos orga­nis­mos cúpu­la empre­sa­ria­les es el siguien­te: CONFIEP repre­sen­ta sobre todo el gran capi­tal, don­de hay pre­do­mi­nio extran­je­ro, sien­do gober­na­da bási­ca­men­te por mine­ros y ban­que­ros. Esa es su base real de repre­sen­ta­ción. UGP más bien repre­sen­ta a los empre­sa­rios media­nos y peque­ños del país, don­de pre­do­mi­na el capi­tal nacio­nal; tie­ne más base “pro­vin­cia­na” y es más modes­ta que la orgu­llo­sa y capi­ta­li­na CONFIEP.

La con­se­cuen­cia más impor­tan­te de esta divi­sión es que el pre­si­den­te Cas­ti­llo pue­de con­vo­car a varios gre­mios cúpu­la para dia­lo­gar las nue­vas polí­ti­cas públi­cas que empe­za­ran (con las limi­ta­cio­nes del caso, la opo­si­ción del Con­gre­so, la afie­bra­da cam­pa­ña de los medios, don­de des­ta­ca el ultra­con­ser­va­dor gru­po Miró Que­sa­da que diri­ge el mayor con­glo­me­ra­do) ape­nas inau­gu­re su gobierno. CONFIEP pues ha per­di­do la repre­sen­ta­ción del empre­sa­ria­do que tuvo des­de su for­ma­ción en 1984. 

Lo suce­di­do es pro­pio de tiem­pos de cri­sis y fallas de repre­sen­ta­ción en este tipo de orga­ni­za­cio­nes. No me extra­ña. His­tó­ri­ca­men­te la ten­den­cia en el Perú ha sido de divi­sión empre­sa­rial, don­de solo se unen en tiem­pos difí­ci­les y lue­go se disuel­ven. Esa fue la ten­den­cia en la cri­sis de 1930, cuan­do sur­gió la Unión Social, coman­da­da por la pode­ro­sa Socie­dad Nacio­nal Agra­ria. Acto segui­do vino el Comi­té Nacio­nal del Comer­cio y la Pro­duc­ción, cuan­do ganó Bus­ta­man­te y Rive­ro en 1945 con apo­yo del APRA y los comu­nis­tas. Lue­go, duran­te el gobierno mili­tar revo­lu­cio­na­rio, sur­gie­ron dos: el Fren­te de Defen­sa de la Pro­pie­dad Pri­va­da en 1973, en pleno ciclo de expro­pia­cio­nes, y la Unión de Empre­sa­rios Pri­va­dos del Perú en 1977, duran­te el comien­zo de la cri­sis rece­si­va e inflacionaria. 

Esta ten­den­cia his­tó­ri­ca cam­bió en 1984, en medio del con­flic­to interno que unió final­men­te a los empre­sa­rios, cuan­do sur­gió la CONFIEP, atra­yen­do a gran par­te de los gre­mios empre­sa­ria­les del momen­to. Fue el pri­mer orga­nis­mo cúpu­la que no se disol­vió al poco tiem­po. Pero, como hemos vis­to, fue sufrien­do deser­cio­nes, y per­dió repre­sen­ta­ción. Así está­ba­mos, has­ta que se for­mó hace poco la UGP como un segun­do gre­mio cúpula.

Cas­ti­llo pue­de apro­ve­char estas ten­den­cias para “hablar con todos” abier­ta­men­te, no aten­der a lobis­tas ni tener reunio­nes pala­cie­gas secre­tas, esta­ble­cien­do una correa de trans­mi­sión gobierno-empre­sa­rios de todas las san­gres y todos los tamaños. 

Sería un gran cam­bio. Pue­de tam­bién esti­mu­lar la for­ma­ción de gre­mios de PYMES, que toda­vía no son sufi­cien­te­men­te fuer­tes ni repre­sen­ta­ti­vos. Pue­de ser tam­bién una tarea del gobierno para mejo­rar la repre­sen­ta­ti­vi­dad empre­sa­rial en la ancha base que tie­ne. Seria ade­más revo­lu­cio­na­rio (en el buen sen­ti­do de la palabra).

FUENTE: Otra Mirada

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