Por Alberto Adrianzén M., Resumen Latinoamericano, 17 de agosto de 2021
El jueves 12 de agosto en que se realizó una de las primeras sesiones del nuevo Congreso, ha sido, acaso, uno de los días más nefastos de estos últimos 21 años de democracia, solo comparable al hecho de haber tenido cuatro presidentes y dos congresos en estos últimos cinco años.
Aprobar una comisión para que investigue las últimas elecciones y antes otra comisión para investigar los primeros cinco días del gobierno, es una mezcla de locura, chantaje y golpismo. El mundo nos debe mirar con pena y sorpresa como un país donde hay un grupo de políticos y congresistas que se niegan aceptar que perdieron; que ganó Pedro Castillo, y que por ello solo les queda como argumento echar sombras sobre una elección reconocida por el mundo como limpia y legal. O hay que estar loco o ser un redomado golpista para votar a favor de estas propuestas.
Lo que estamos viendo es un claro chantaje para imponerle al presidente un gabinete a gusto de la derecha, de los grandes propietarios y de los grupos de ultraderecha anticomunistas. Una manera violenta de capturar un Estado que cada vez controlan menos y un gobierno que definitivamente no controlan como lo demuestra el intento inconstitucional de censurar al Canciller Héctor Béjar cuando se sabe que es prerrogativa del propio presidente (artículo 118 de la Constitución Política) el de «dirigir la política exterior y las relaciones internacionales…».
Parte de este chantaje golpista es amenazar al presidente y promover una simbólica «tercera vuelta electoral», pero esta vez en el Congreso, deslegitimando tanto al presidente como a las elecciones últimas, y luego gritar fraude para que en caso que Pedro Castillo no acepte su chantaje, traerse abajo al gobierno y convocar a nuevas elecciones generales para desaparecer al progresismo y a los que llaman «comunistas».
Estamos, pues, ante una clara estrategia ilegal, golpista y autoritaria. Espero, sinceramente, que aquellos que defienden la democracia se opongan rotundamente a este intento golpista. Hoy un fujimorismo derrotado por tercera vez en elecciones limpias, apoyado por una derecha anticomunista y por sectores que promueven el regreso del militarismo en nuestro país, quieren volver al poder entrando por la ventana o rompiendo a patadas la puerta como hacen los grupos paramilitares para imponernos un régimen autoritario y «salvar» a un neoliberalismo en crisis. Por eso hay que defender a este gobierno y al presidente Pedro Castillo, reconociendo sus errores y limitaciones. No podemos permitir que la democracia se convierta en un circo, en un acto de hipocresía, y la política en un chantaje como hacen los mafiosos. Finalmente, la verdad que pide el congresista Cueto autor de la moción para investigar esta última elección es que perdieron. Así es la democracia: unas veces se gana y otras veces se pierde.
FUENTE: Otra Mirada